En la mañana, se despertó temprano y se quedó mirando por la ventana. De repente, sintió un sofocón. Su celo parecía que se había adelantado. Había escuchado que cuando se encuentra a su mate, en algunos casos se adelanta el celo. Es una necesidad fisiológica aparearse y ser marcada por su pareja. Ella estaba sintiendo el olor refrescante y corporal de su mate. Danna trató de calmarse al sentir el sudor erizante recorrer su cuerpo. De repente, sintió cómo de golpe se abrió la puerta, haciendo que se sobresalte.
Minutos antes, Eros estaba en su despacho cuando un olor delicioso le provocó escalofríos. Se puso furioso y hechizado, salió a toda velocidad. Sin tocar, entró lamiéndose los labios y cerrando la puerta con los pies.
Danna se giró y se sonrojó por la mirada caliente que le transmitía Eros. Él estaba haciendo un esfuerzo extremo para no saltar sobre ella y comérsela entera, dando unos pasos hacia Danna vociferó.
—¿Esto es una trampa tuya, omega? ¿Estabas planeando esto para que te tome como mate? —Él notó sus mejillas rojizas, haciendo que se viera tierna y sensual. Se quedó petrificado cuando la vio directamente a sus ojos. Para Eros, ella no solo era hermosa y sensual, sino que sus ojos eran impresionantemente místicos de color azulado verdoso con destellos dorados, haciendo que Hércules aullara de deseo.
Danna negó con la cabeza, asustada. Ella tampoco lo quiere como su mate.
—Al… alfa déjeme ir —exclamó tímidamente, parpadeo varias veces y trago saliva para tomar valor y continuar—. Mi celo se ha adelantado y… sé que no soy de su agrado, así que… es mejor que me vaya.
—Escúchame bien, omega —dijo Eros con tono amenazante—. Es mi problema si me agradas o no, así que más te vale que me complazcas y sepas cuál es tu lugar en mi vida.
Él la agarró de la cadera con firmeza y le acarició el labio inferior con la lengua, buscando acceso a su boca. Ella abrió la boca y Eros introdujo la lengua, explorando y lamiendo cada rincón de su boca. Danna trató de llevarle el ritmo y liberó un gemido de placer mientras que él movía la lengua a un ritmo más calmado. El calor de sus bocas los envolvió en una sensación embriagante, haciendo que Eros soltara un sonido gutural que provocó en ella vibraciones por toda su columna vertebral y constantes palpitaciones en su parte íntima.
Eros la levantó de la cintura y la colocó en la cama, luego le quitó el vestido por la cabeza, dejando al descubierto sus senos desnudos. Sonrió con malicia y la miró a los ojos, mientras lanzaba la prenda al suelo le ordenó.
—No te muevas.
Unas chispas de emoción recorrió el cuerpo de Danna mientras observaba cómo se desvistecía rápidamente delante de ella. Se desabrochaba la camisa botón a botón. En Su mente susurró «¡Más de prisa!» El movimiento de los músculos de su pecho la hace babear.
—Mírame, omega.
Ella alzó la vista para encontrarse con dos esferas azules que la estudiaban detenidamente mientras él se quitaba los zapatos, los calcetines y los pantalones, luego se bajó el bóxer por las piernas. Su erección quedó libre bajo la mirada de Danna, haciendo que expandiera sus ojos, tragó en seco y una poderosa pulsación estallara en su intimidad.
Él se subió a la cama y se montó sobre ella, le tomó las muñecas y se las puso sobre su cabeza, le abrió las piernas con la rodilla izquierda y se acomodó entre ellas, colocando los antebrazos a cada lado de su cabeza y mirándola con ojos feroces le susurró.
—Necesito estar dentro de ti con desesperación.
Danna sintió la gruesa punta de su erección presionando la puerta de su entrada, lo que le provocaba un placer inconmensurable. Pero reaccionó al sentir un dolor punzante dentro de su intimidad.
—¡Duele! Sácalo, sácalo —el fuerte dolor hizo que quisiera escapar, pero el alfa era mucho más grande y fuerte que ella.
—No lo haré —confirmó, él la besó suavemente mientras permanecía en su ajustado interior. Él estaba confundido. No pensó que, siendo una omega, fuera virgen. Estaba sumamente satisfecho y feliz por ser su primer apareamiento; esa loba era suya, solo tendría un macho y era él. Dio un rugido de orgullo.
Danna escucho ese ronquido y automáticamente expuso su delicado cuello para el alfa.
Sin poder evitarlo, Eros empujó hacia adelante su hombría para llegar hasta el fondo en ella y saco sus caninos de lobo, luego llevo su boca al delicioso cuello y hundió sus colmillos en su piel haciendo que Danna gimiera de dolor y unas lágrimas salieran sin permiso.
Eros trató de resistirse en marcarla, pero Hércules, está descontrolado, quería a su mate a su lado y exigió marcarla. Él empezó a embestirla suavemente por ser su primera vez, no quiere ser salvaje.
A Danna se le va pasando el dolor y la sensación de tenerlo dentro de ella es maravillosa, pronto se acostumbró a su grosor y dejó escapar un suspiro placentero mientras él le lave con deseo su marca, luego se acercó a su boca y tomó sus labios con prisa, moviendo la lengua al ritmo de sus caderas.
Ella se zafa de su agarre y le clavó las uñas en los brazos.
—¿Te gusta? —preguntó mientras la penetraba con lentitud.
—Siii… —respondió jadeando sin aliento, estaba experimentó un tremendo espasmo que le recorrió su cuerpo, obligando a sus músculos a aferrarse a la firmeza de él.
Eros, al sentir su hombría presionada y al escucharla gemir en su boca mientras se liberaba, lo enloqueció y arremetió sus últimas estocadas con profundidad, sintiendo como se sacude dentro de ella, con los ojos cerrados emitió largos y graves sonidos. Sus sacudidas dentro de ella eran celestiales. Él se separó de su boca y hundió rostro en su cuello, aspirando su olor, luego se dejó caer al lado de ella, la pegó contra su torso firme y cálido.
Danna está sofocada recuperando la respiración, cuando notó que Eros la quitó de su pecho y la tumbó nuevamente en la cama, se da la vuelta y la sujeta de las manos y otra vez se coloca sobre ella.
—Eres mía lobita y quiero comerte completita.
Ella quería resistirse, pero se sintió aturdida y su cuerpo ardía en llamas ante la mirada lujuriosa de su mate. Él se apoderó de sus labios y exploró con devoción su boca, mientras una mano bajó a su zona íntima y con el dedo pulgar hizo círculos en su entrada. Eso la puso a temblar y abrió su boca para lanzar un grito de placer.
—Loba traviesa estas húmedas. ¿Lo estás disfrutando? —Él ronroneó mientras se separaba de su boca, aproximó sus labios a sus pechos y empezó a besarle el pezón izquierdo.
—Siii…—soltó con dificultad sintiendo como su pezón se enderezaba bajo su suave y juguetona lengua haciendo que se estremezca de regodeo.
Eros entre jadeos aprisionó el pezón suavemente entre los dientes y alzó la mirada, con una sonrisa malévola balbució.
—Hummm, son los senos más exquisitos que he probado en mi vida ¿Necesitas otra ronda para calmar tu celo? — sugirió y cambió su boca al pezón derecho.
—Si… ¡Por favorrr! —exclamó en un hilo de voz.
El alfa estaba más que excitado y se introdujo dentro de ella, empezó a moverse como un animal salvaje haciendo que los jadeos de Danna fueran más intensos, le gustaba la forma como lo hacía.
Eros la puso en cuanta posición se le antojó, ella no tenía control de su cuerpo, mientras la tenía en cuatro, se corrió soltando un gruñido glorioso.
Danna se restregó en su hombría, estaba embriagada por la sensación que le producía ese hombre.
—Qué rico se siente.
—Omega coqueta, ya no tendré piedad de ti —Él la volteo y la vuelve a tomar embistiéndola salvajemente.
Pasaron el día entre éxtasis y gruñidos. Después de un intenso encuentro, Danna se sintió exhausta y se quedó dormida, mientras él se levantó de la cama para pedir comida. Al regresar con una bandeja en la mano y colocarla en la mesa, se acomodó a su lado, abrazándola contra su pecho. Admiraba la belleza y dulzura que emanaba de su loba mientras acariciaba suavemente su cabello.Danna se despertó apenada y trató de alejarse, incorporándose en la cama.Eros la miró sorprendido y se levantó para agarrar la bandeja que tenía en la mesa.—¿Qué haces? Mejor vamos a comer, tengo hambre.Ella asintió con timidez y lo siguió hasta la mesa, aunque todavía se sentía un poco incómoda por la situación. Comieron en silencio, y a medida que pasaba el tiempo, Danna se sentía más avergonzada. Luego de comer él salió de la habitación, ella perezosa se acostó y se quedó dormida, no pasó mucho tiempo cuando sintió unos besos húmedos en su cuello, ella abrió los ojos sofocados y trato de quitárselo de en
Una tarde, Gin entró en la habitación de Danna y le dijo que fuera a la habitación del alfa, que él la estaba esperando. Danna se mostró incrédula por la inusual invitación, pero fue rápidamente hacia allí. Al abrir la puerta, se encontró a Lamia acostada en la cama de su mate. Refunfuñó en su interior y se preguntó a sí misma: "¿Qué hace esta mujer aquí?"—Danna, qué agradable sorpresa.Danna sintió que cerraban la puerta a su espalda y presintió que era una trampa. Sin decir nada, dio la vuelta y caminó hacia la puerta. Tomó el pomo y lo intentó abrir, pero estaba cerrado.—¿Tienes miedo de estar encerrada conmigo, estúpida omega? —murmuró Lamia con malicia.—¡No! Solo que no quiero tener problemas con el alfa —respondió Danna con nerviosismo.Lamia se levantó de la cama y se acercó a Danna con una mirada despiadada.—Oh, no te preocupes, ya me encargaré de que tengas muchos problemas con él. Estoy harta de que te entrometas en mi camino. Eros es mío, él me ama solo a mí y tú no ere
Danna, desde el piso, sollozaba mientras miraba directamente a los ojos oscuros de su mate.—Por favor, no me mates. Yo no le hice nada, caí en una trampa, por favor, créeme —imploró con desesperación.Eros sentía lástima al ver a su mate en ese estado. Había desarrollado un fuerte vínculo con ella, y le dolía hacerla sufrir, pero como alfa de alfas, también debía mantener el respeto y la autoridad entre su manada. Lo que ella había hecho no podía ser ignorado ni perdonado sin un castigo adecuado. Con la mirada seria, observó a los hombres que lo rodeaban, sabía que tendría que tomar una decisión.—Aguántenla de los hombros —él se colocó a su espalda y rasgó su camisa, luego le dio el primer latigazo.Danna soltó un grito desgarrador mientras sus lágrimas empezaron a pelearse por salir rápidamente. Eros le dio un segundo latigazo. Danna sentía el ardor insoportable en cada azote. Decidió tragarse su dolor y, a partir del segundo latigazo, levantó un poco la mirada y vio a Gin riendo c
Danna abrió los ojos poco a poco y se encontró en una cabaña de madera y paja. Estaba recostada sobre unas pieles y la chimenea ardía con un fuego cálido. Al mirar a un costado, vio a una señora de cabello blanco, piel blanca, de unos 60 años, con un tazón en la mano.—Me alegra que hayas despertado. Te trajeron inconsciente y ardiendo en fiebre. Gracias a la diosa Selene, has sanado —expresó la anciana con una amable sonrisa.—¿Quién es usted? ¿Qué hago aquí? ¿Y mi bebé? —preguntó angustiada, tocándose la barriga y con los ojos llenos de lágrimas al recordar las últimas imágenes antes de que todo se volviera negro.—Soy Hécate. Unos lobos salvajes te trajeron a la puerta de mi cabaña. Tu bebé está bien.—¿Lobos sin humanidad? —gritó asustada. Pasó por su mente: “¿Por qué no me comieron? Gracias diosa luna por salvarme de ellos”.—Tranquila, yo también me asusté. Te cuento, hace dos noches unos lobos estaban aullando en la puerta de mi cabaña. Me asomé a la ventana y vi cómo uno de el
A la mañana siguiente, Danna despertó sintiéndose mejor. Se incorporó de las pieles en las que había dormido y acomodo ese espacio. Durante la noche, había percibido los aullidos de las bestias cercanas, pero en lugar de sentir miedo, su corazón latía con curiosidad. Se cuestionaba si su rescate por esas criaturas estaba vinculado a algún propósito de la diosa luna.—¿Cómo amaneciste, mi niña? —preguntó la abuela.—Bien, abuela. Voy a salir a recorrer el área.La anciana se asustó, no quería perderla otra vez.—Afuera están los lobos merodeando la cabaña. Se van y regresan por períodos cortos. ¿No crees que sería mejor que no salgas?Con una mirada cariñosa, Danna trató de calmarla.—Siento en mi corazón que ellos no me causarán daño. Además, me rescataron de aquellos que realmente querían hacerme sufrir.Danna se dirigió con las piernas temblando hacia la puerta. Sin embargo, no era por miedo, sino por el deseo de entender por qué los lobos seguían allí afuera, como si la custodiarán
Cinco años después. La región del sur estaba en peligro debido a los ataques de renegados y humanos aliados del alfa Edon.Varios alfas y lunas que fueron en representación de sus alfas que estaban en guerra o cuyas manadas estaban bajo ataques, se presentaron en el reino del amanecer para implorar ayuda a la reina. Los atendió la Beta Maya. La luna Eurides lo invitó a una reunión de alfas en la mansión de la manada azul para buscar la manera de detener los ataques contra los hombres lobo. Maya les informó que pronto tendrían respuesta. Mientras se estaban retirando, Eos entró corriendo y chocó con una señora.—Disculpe usted, señora, no fue mi intención tropezar.Eurides tomó la mano de la niña con cariño, pero su cuerpo se estremeció. De alguna manera, sentía que llevaba su sangre. Además, esos ojos azul cielo eran iguales a los de su hijo cuando era un infante. Con timidez, le preguntó:—No pasó nada, ¿te has lastimado?—No —respondió con unos ojos chispeantes.—¿Cómo te llamas?—S
Durante aquel día, las delegaciones llegaron a la Manada Azul. Eurides había preparado la mansión para la llegada de la reina y no permitió que Lamia interviniera en sus decisiones. Para ella, la destinada como mate de su hijo, podría ser la luna de su manada y no una loba que menosprecia a las personas solo por ser hija de un alfa. Aunque Lamia no había podido ejercer como luna de la Manada Azul, estaba emocionada por conocer a la reina y destacarse entre las lobas para lograr convertirse en luna.Los todoterrenos de la delegación del Reino del Norte llegaron y recorrieron la manada hasta llegar a la mansión de Eros. Desde que Danna entró a la manada, su corazón se apretó al inundar su mente con recuerdos de su vida allí. Comenzó a sudar frío y trató de tranquilizarse, pero sus ojos se volvieron negros.Cuando informaron a Eurides que la comitiva real estaba entrando a la manada, sus ojos brillaron de emoción. Caminó hacia la entrada de la mansión y pasó por su mente: "Esto va a ser u
Eurides estaba furiosa mientras caminaba hacia la habitación de su hijo, golpeó la puerta con rabia. Eros abrió la puerta y, al ver el rostro enojado de su madre, frunció el ceño y soltó un gran suspiro antes de apartarse para dejarla entrar.—Eros, quiero que pongas un freno a esa perra sarnosa de Lamia —Eurides no andaba con rodeos.—Madre, te he dicho que no le digas así. Está aquí por petición del concejo de lobos.—Fue a la habitación de la reina para ofenderla. Esa loba estúpida que se la tira de grandeza quería que Danna bajara la cabeza delante de ella —gruñó Eurides con ira.Eros cambió la expresión en su rostro y su mirada se oscureció mientras pasaba por su mente. "Había sido una odisea para que mi madre consiguiera que la reina viniera a nuestras tierras y Lamia va a echarlo todo a perder".—¿Cómo se atrevió? —murmuró, yendo de un lado a otro y pasándose la mano por el cabello.—Espero que le pongas un alto. Si dependiera de mí, la habría expulsado de esta manada hace tiemp