Capítulo 10
Eurides estaba furiosa mientras caminaba hacia la habitación de su hijo, golpeó la puerta con rabia. Eros abrió la puerta y, al ver el rostro enojado de su madre, frunció el ceño y soltó un gran suspiro antes de apartarse para dejarla entrar.

—Eros, quiero que pongas un freno a esa perra sarnosa de Lamia —Eurides no andaba con rodeos.

—Madre, te he dicho que no le digas así. Está aquí por petición del concejo de lobos.

—Fue a la habitación de la reina para ofenderla. Esa loba estúpida que se la tira de grandeza quería que Danna bajara la cabeza delante de ella —gruñó Eurides con ira.

Eros cambió la expresión en su rostro y su mirada se oscureció mientras pasaba por su mente. "Había sido una odisea para que mi madre consiguiera que la reina viniera a nuestras tierras y Lamia va a echarlo todo a perder".

—¿Cómo se atrevió? —murmuró, yendo de un lado a otro y pasándose la mano por el cabello.

—Espero que le pongas un alto. Si dependiera de mí, la habría expulsado de esta manada hace tiemp
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