En la noche, Lamia caminó sigilosamente hacia el calabozo. Aprovechó que el guardia estaba dormido y entró. Bajó las escaleras y, desde afuera de la celda, expresó en voz baja.—Gin, no digas que fui yo quien te instó a atacar a la princesa. Hablé con el abuelo, se comprometió a hablar con el resto de los lobos del consejo para sacarte de aquí. Él se encargará de convencer a Eros de que tú sólo querías ver si la princesa estaba bien, pero te pusiste nerviosa al ver la mano del alfa agarrándote por la muñeca. Tú no tenías intención de lastimar a nadie. Sabes que Eros obedece al consejo de ancianos.—Señora Lamia, el alfa Eros, estaba furioso. Él me matará. ¿No escuchaste cuando dijo que era su hija? Casi lastimo a su hija —Gin desesperada empezó a llorar—. No quiero vivir encerrada en este calabozo. Tampoco quiero morir comida por las ratas.—Tranquila, mi abuelo hablará con Eros —dijo Lamia con calma, luego su tono cambio de repente a rabia expulsando—. Además, la omega no estará conte
Eros dejó escapar un suspiro ahogada de tristeza. Se levantó lentamente de su asiento y caminó a pasos acelerados hacia su despacho. Mientras avanzaba, escuchó una voz chillona que lo llamaba.—Eros, espera. Necesito hablar contigo sobre Gin. Todo fue un malentendido de tu parte. Ella no tenía intención de empujar a la hija de la reina. Sabe que es un delito meterse con lobos de la realeza. Su intención simplemente fue comprobar si la niña estaba bien, porque la vio sola sin que nadie la resguardara —explicó Lamia, buscando la ayuda de Eros.—Quien eres tú para defenderla, que no descubra Lamia que tu tuviste algo que ver con lo que iba hacer Gin, yo vi claramente sus intenciones, casi la empuja al agua, si quieres abogar por ella debes dirigirte con la reina, ella decidirá su castigo. No tengo más nada de qué hablar contigo —Eros estaba dando la vuelta para seguir su camino cuando volvió a escuchar.—Eros, eres nuestro líder alfa y debes proteger a tu manada, especialmente a Gin, que
Danna y Maya entraron juntas a los calabozos. Descendieron por las escaleras. Cuando llegaron a la celda de Gin, un guardia que se encontraba allí saludó con cortesía.—Su majestad, estoy a su servicio.—Por favor, déjenos solas, vengo a darle el castigo a la loba que intento dañar a la princesa —Danna habló con autoridad.—Como ordene, su majestad —el hombre salió a grandes zancadas del lugar.Danna giro hacia Maya y le dijo, quédate aquí afuera, yo sola entrare, Maya asistió con la cabeza mientras veía como su amiga se sumergía en la celda deprimente.—Vaya, vaya, miren a quién tenemos aquí, a la valiente sirvienta que se atrevió a intentar lastimar a mi hija. ¿Pensaste que podías meterte con mi cachorra y que me quedaría de brazos cruzados? —Preguntó de manera calmada.Gin estaba sentada en una pequeña cama de cemento y se levantó de golpe al escuchar a la voz de Danna. Un sudor frío recorrió su cuerpo al ver aquellos ojos negros perforándola. Mentalmente, susurró: "¿Qué hace ella a
Fabricio había ido a la mansión, estaba furioso, los guardias le bloqueaban el paso, por órdenes del alfa no lo dejaban entrar. Sus intentos de hablar con Eros habían sido en vano; el alfa se negaba a recibirlo. Esto dejaba a Fabricio desconcertado, solo esperaba que su nieta no saliera perjudicada por las acciones que valla hacer contra la reina. Resignado, esperaría el día de la llegada de los guerreros para buscar una oportunidad de hablar con él.Danna buscaba a Eros para obtener detalles sobre el recibimiento de los guerreros de otras manadas, que se unirían a ellos para la batalla. Camino hacia la Casa de las Bestias.Dentro de la casa, Eros entraba sosteniendo la mano de Eos. Las bestias emitieron gruñidos y mostraron sus afilados dientes al ver al hombre grande con su cachorra. Eros se tensó, temiendo que lastimaran a la princesa. Hércules estaba alerta, listo para tomar el control.—Zeus y Memnón, compórtense con el alfa guapo —expresó Eos, frunciendo el ceño mientras miraba
Eros entro en el despacho acompañado de dos personas, quienes le hicieron una reverencia a la reina.—Majestad, ellos son Aragne Boss, quien llegó con un mensaje de la colonia de ninfas, y él es el alfa de la manada Regen. Ellos solicitan una reunión con la reina con urgencia.Danna se levantó se su asiento y con amabilidad expresó. —Soy Danna la reina de las tierras del norte, estoy para escucharlos.—Majestad, ha surgido un nuevo peligro para las manadas, y es imprescindible que lo sepa —dijo Eros, señalando los asientos a los recién llegados. Luego continuó—. Reina, él es Titono, el alfa de la manada Regen. Su gente fue atacada anoche.—Un placer conocerla en persona, Majestad. Soy un fiel devoto de la reina —expresó el hombre con la mirada decaída.—Solo dime Danna. Cuéntame qué ocurrió y cómo está tu gente —respondió la reina, mirando a Titono con preocupación en sus ojos.Titono dio un gran suspiro de dolor y con voz temblona comenzó a relatar:—Mi manada se encuentra cerca de l
Al día siguiente, la plaza había sido preparada para dar la bienvenida a los lobos que iban a combatir en la batalla. La gente estaba alborotada, corriendo de un lado a otro. Los alfas y sus guerreros llegaban y tomaban sus posiciones en el lugar.Danna llegó junto a sus hombres. La reina se subió a una tarima con su hija. Eurides, al verlas, les indicó sus asientos. Eos buscaba con la mirada a su padre y, cuando lo vio, se soltó de la mano de su madre y salió corriendo para abrazarlo.La gente se emocionó al ver el gesto de la pequeña, conscientes de que su prosperidad estaba vinculada a la presencia de la reina en sus tierras. Las risas brotaban entre ellos, conmovidos por la tierna escena.Sin embargo, en medio de esa alegría, Danna se sentía frustrada. Una sensación de impotencia la invadía al darse cuenta de que las palabras que dirigía a Eos parecían desvanecerse en el aire. Por su mente, se asomaba un pensamiento mientras observaba la escena. "Es evidente que las palabras que le
Danna caminó hacia Maya, quien la esperaba con una túnica en la mano.—Danna, esto fue lo único que pude encontrar para que te pongas.Danna rasgó su vestido, se quitó las mangas y unió las dos partes de abajo para que pareciera un pantalón y le fuera más cómodo moverse.—Esta ropa no será impedimento para que derrote a esa loba.En ese momento, una carcajada resonó en el lugar.—¿De qué te ríes? —preguntó Danna.—Danna, cuando ganes, Eros te pedirá que seas su luna y tendrás que casarte con él. ¿Recuerdas que lo prometiste?—¿De verdad crees que pienso en eso ahora? Ya veré cómo me zafaré de ese compromiso. Recuerda que seré la reina de la tierra de lobos y podré deshacerme de esa promesa.Maya sonrió, divertida. Sabía que Eos hacía todo lo posible para ayudar a su padre a estar con su mate; el destino los había reunido de nuevo.—Deja de reírte y vamos a la acción —reclamó Danna, con el ceño fruncido.Cuando Danna llegó al sitio acondicionado para la pelea, todos se quedaron con la b
Danna estaba cansada y se durmió en el carro. Eros la miró de reojo y sonrió con dureza, su mirada recorrió el rostro sereno de Danna mientras dormía. Para sus ojos, ella era hermosa, más bella que hace 5 años. Eros sintió un nudo en su pecho. Todavía recuerda la primera vez que conectaron, cómo sus miradas se encontraron en medio de una multitud y el mundo pareció detenerse por un momento. Sonrió con melancolía mientras recordaba cómo Danna se sonrojó esa primera vez que se miraron fijamente, cerró los ojos y susurró en voz baja.—diosa Selene, dame la oportunidad de reconquistar el corazón de Danna.Cuando llegaron a la mansión, Eros trató de despertarla, pero no se movía, dormida como una piedra. Miró a su madre para decirle.—Madre, lleva a la princesa a su habitación, que voy a llevar a Danna a la suya.Eurides asistió con la cabeza, tomó a la niña en sus brazos y salió primero del carro.Eros estaba feliz porque tendría a su mate en sus brazos, y así se la comería vivo mañana. C