88 Pasando la página

En la mañana, Isabella se estiró como un gato para desperezarse.

Había despertado con una enorme sonrisa en los labios, y una sensación de bienestar y felicidad tan especial que, francamente, no recordaba cuando había sido la última vez que se había sentido de esa forma.

Era diferente a la primera vez que intentó tener una relación con James, seguramente por aquello de que las reconciliaciones saben mejor.

Alargó los brazos hacia un lado, tanteando con cuidado en busca de James, pero la almohada estaba sola y el espacio vacío.

Tomó la almohada y la abrazó contra su cuerpo, inhalando profundamente el delicioso aroma del perfume masculino de James antes de levantarse.

Se dio una ducha y se arregló con un vestido corto, vaporoso y sandalias bajas y cómodas.

Se aventuró a caminar por la propiedad y se impresionó al ver el paisaj

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