En la mañana, Isabella se estiró como un gato para desperezarse.Había despertado con una enorme sonrisa en los labios, y una sensación de bienestar y felicidad tan especial que, francamente, no recordaba cuando había sido la última vez que se había sentido de esa forma.Era diferente a la primera vez que intentó tener una relación con James, seguramente por aquello de que las reconciliaciones saben mejor.Alargó los brazos hacia un lado, tanteando con cuidado en busca de James, pero la almohada estaba sola y el espacio vacío.Tomó la almohada y la abrazó contra su cuerpo, inhalando profundamente el delicioso aroma del perfume masculino de James antes de levantarse.Se dio una ducha y se arregló con un vestido corto, vaporoso y sandalias bajas y cómodas.Se aventuró a caminar por la propiedad y se impresionó al ver el paisaj
¡Ese sábado fue mágico! James llevó a Isabella a recorrer el pueblo por la mañana, y luego por la tarde pasearon en bote.La arena blanca, las olas rompiendo en la playa, el suave sonido del viento y el ambiente costero hicieron mucho bien en ella, que dejaba perder su mirada sobre el hermosísimo paisaje de Nerja frente al mar. Pero lo que más disfrutó, fue la compañía y el amor de James, un amor que la colmaba de gustos y atenciones.Un amor como el que siempre soñó, y ahora parecía que todo iba a estar bien. Pero ella no podía saber que el viaje descubriera ciertas inseguridades que creía desaparecidas y ocultas.— ¿Te gusta el paseo en mar? — el le dijo atrayéndola hacia su cuerpo con un tierno abrazo.— ¡Me encanta! ¡Hacía tantos años que no lo visitaba, que hasta se me había olv
Isabella continuaba con sus dudas. Se quitó el traje de baño y lo puso a un lado para meterse a la ducha y sacar el salitre de su piel mientras seguía repitiéndose que solo sería cuestión de tiempo para que una flacuchenta sin curvas se le metiera a James por los ojos.— Debo ser sincera conmigo misma, esto durará mientras pueda mantener esta figura, en cuanto comience a subir de peso ya no será igual — se dijo mientras se enjuagaba el jabón.Salió de la ducha y buscó que ponerse, pero su vestido vaporoso estaba sudado, así que lo lavó en el lavamanos junto con sus bragas y lo extendió en la puerta de la ducha.— Hace calor, amanecerá seco — pensó.Regresó a la habitación a buscar algo para ponerse y encontró unas camisas de James.Se puso una camisa blanca con las mangas largas, le quedaba gra
El lunes por la mañana, cuando Isabella se levantó, parecía flotar en las nubes. Acababa de pasar el mejor fin de semana de su vida y había llegado con las baterías recargadas para enfrentar lo que fuera por recuperar a su hijo, ahora estaba totalmente segura de los sentimientos y del amor de James por ella, así usaría eso como muleta de apoyo para sentirse un poquito más segura.Se apresuró para estar lista temprano y poder compartir el desayuno con James, pero comieron fuera, así podrían tener libertad de conversar, reír y de tratarse como pareja sin que nadie los viera. Ese tema de fingir ser hermanos los obligaba a ser en extremo prudentes, si no querían ocasionar incomodidades entre la servidumbre.— De nuevo, gracias, James, el fin de semana fue una maravilla.Él sonrió, tomando sus manos entre las suyas.— Me alegra mucho haber aclarado las cosas contigo, quiero que sepas que te amo, y que ahora tú eres mi prioridad.Isabella le devolvió la
— Siéntese, por favor — señalándole el sillón — ¿Qué quiere hablar conmigo?Hubo algo en ese timbre de voz que a Astrid no le gustó, algo en ella era demasiado familiar, pero todavía no sabía qué, y eso, no saber, la enojaba más que cualquier otra cosa.¿Acaso conocía a la zorra de otro lugar? O ¿Habría sido una de las antiguas amantes de Mikel que ahora se mostraba en persona?, estaba confundida, y no le gustaba sentirse así, necesitaba seguridad para actuar. Inspiró profundo y mantuvo la sonrisa impoluta como si no estuviera partiéndose el cráneo.« ¡Ya lo pilló!, sabe que algo raro en mí, ¡Pero no se ha dado cuenta qué es! », Isabella caviló tomando asintió frente a ella sin quitarle el ojo de encima mientras ponía en práctico todo a
— Aún no me dice a qué ha venido, Astrid. ¿Puedo llamarla Astrid? ¿No es así? — sin dejar de lado su actitud de mujer ganadora.Astrid le devolvió una sonrisa hipócrita, un gesto que le trajo amargos recuerdos a Isabella:Estaba en la casa de la playa luego de haber pasado toda la tormenta del divorcio, hacía apenas unas semanas que Mikel había interpuesto la demanda y con su dinero y las fotografías de su supuesta traición matrimonial todo se había agilizado a favor de él.Se había levantado con el rostro cansado y los ojos inflamados de tanto llorar, el cabello despeinado y ninguna motivación para vivir más que pensar en un plan para poder ver a Maty.Había puesto la cafetera, necesitaba un trago muy oscuro de cafeína para despabilarse y poner su cabeza en orden, revisó el teléfono y no halló más mensajes que los de Astrid en los que le preguntaba los próximos pasos a tomar y le recomendaba no hacer nada que pudiera invocar la furia de los Wolf contra ella.La mujer había exhalado un
Astrid seguía mirando a la otra mujer con más confusión que otra cosa, casi había estado segura de que era Elisa, por un momento lo pensó de verdad, ¿Y si se había equivocado? ¡Oh, no, Mikel! ¡Mikel la odiaría, estaba acabada!— No comprendo su risa, ¿Qué es tan gracioso?— Es que es tan improbable que suceda una cosa así, esa mujer de la que me habla debió ser muy estúpida para no darse cuenta de que varios de sus amantes la esperaban en el mismo lugar, sinceramente, la historia es buena, ¡Pero es totalmente inverosímil! — Comentó de forma tan casual que Astrid continuaba llena de interrogantes y ninguna aclaratoria.— ¿No me cree? — La pregunta retumbó más en su propia cabeza que en la Isabella Lennox, rindiéndose al fin a lo evidente: ¡Se había equivocado! Esa mujer no
Mikel tomó asiento e inmediatamente Astrid rodeó sus hombros con el brazo, como marcando terreno. Isabella notó el gesto que gritaba “propiedad privada” y le causó gracia, así que desvió un poco la mirada y se rio por lo bajo.« Astrid es una idiota si cree que en realidad estoy genuinamente interesada en ese pelele, nunca volvería a verlo de esa forma, ¡No hay nada que pueda hacer para que le perdone tanto dolor! »— Sé que voy a arrepentirme de preguntar esto, pero… ¿De qué hablaban? — Miel dijo a modo de broma.— Tu esposa me contaba una historia muy variopinta, Mikel, algo sobre una vieja amiga suya — Mirando a Astrid e interpelándola a soltar la lengua, quería ver que tan atrevida sería con el tema, si hablaría abiertamente sobre la trampa que le había puesto hacía muchos años, o