Capítulo 50

Nadia.-

Como me había enseñado Lina un poco de seducción y conseguirás lo que deseas de cualquier hombre, claro Emil intentó enseñarme el arte de la seducción, pero él es hombre, no es un experto.

Así que usé mis dotes enseñados por mi mejor amiga, pero ahora…ahora había caído en las redes de mi marido, sintiendo la gloria debajo de sus labios moviéndose con tenacidad en mi punto más débil, robándome gemidos sin cesar.

Tanto que había olvidado mi propósito cuando ingresó a nuestra habitación, mi cuerpo se tensó al sentir la llegada del orgasmo, no dudo en entregarme por completo, me dejo llevar cuando cada centímetro de mi piel se eriza y mi cuerpo se fragmenta en mil pedazos.

— No te pongas cómoda mariposa, aún no termino contigo –se aleja, mi pecho sube y baja con la sensación del orgasmo recorriendo mi sistema, su mirada endemoniada, llena de deseo me escruta sonriendo por la satisfacción de haberme llevado al cielo hace solo unos segundos.

Muerdo mi labio al verlo en su máximo
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