La Protegida Del Mafioso. Un Contrato Con El Dragón Plateado
La Protegida Del Mafioso. Un Contrato Con El Dragón Plateado
Por: MONICAGHC
Capítulo 1

Varna, Bulgaria.-

Nadia.-

Siento el sudor deslizándose por mí frente a medida que avanzo, mis piernas comienzan a sentir el agotamiento mientras corro por las calles de Varna, miro mi reloj y frente a mí la luz neón del nombre del bar ilumina mi rostro.

— Nuevamente tarde –Ruedo mis ojos, intento recuperar el aliento después de la maratón que me acabo de echar para llegar a tiempo a mi turno, fracasando estrepitosamente, en la entrada se encuentra Boris, el guardia de seguridad de este lugar. –Boris

— Nadia –Su semblante es serio, sus brazos fuertes y musculosos, llenos de tatuajes, están cruzados sobre su pecho, todo para infundir miedo, pero detrás de esa fachada dura es solo un enorme oso de felpa o por lo menos conmigo lo es. –Llegas tarde.

— ¡Lo sé, lo sé! –Salto dejando un beso en su mejilla, que medio lo hace sonreír, de inmediato vuelve a su postura de ogro.

Entro como un huracán al bar, la oscuridad del interior es característico, los rostros que visitan este lugar no son los mejores, ¿hay turistas? si, debido a que la ciudad pertenece a la costa de Bulgaria, pero en los rincones más apartados se ven ciertas personas que pertenecen a las mafias del este de Europa, la Odessa, las tríadas todas queriendo tener el control de esta zona.

Entro de inmediato al bar, recojo mi cabello en una cola de caballo y coloco mi delantal. Mi jefe está de espaldas, así que intentaré engañarlo. Rápidamente, comienzan a pedirme tragos. Ofrezco unas cuantas sonrisas a algunos de los clientes, eso me asegura unas buenas propinas.

— No creas que no me di cuenta de que llegaste hoy también tarde —mi jefe me dice sonriendo.

— Lo siento, Niko, solo fueron cinco minutos —suelto haciendo un puchero, vuelve a sonreír y niega pasando un pañuelo sobre la barra, se aleja de mí rápidamente, cuando un hombre de traje negro se acerca haciéndole una seña.

— Nadia lleva una botella de The Macallan Valerio Adami 60 años, a la sala VIP cinco –Giro sorprendida, porque esa es la botella más cara de… todo el mundo y se encuentra en su oficina en una caja fuerte. –No te tardes –Extendió sobre mi mano las llaves de su oficina, asentí sin objetar nada, eso significaba que había gente importante en el bar y peligrosa.

Entré a la oficina, como era persona de confianza, me sabía la clave de la caja fuerte. Niko no solo era mi jefe, era el mejor amigo de mi hermano mayor, nos habíamos criado juntos. Saqué la caja de madera que guardaba la botella, las manos me temblaban, la coloqué sobre la bandeja con una cubeta de hielo y dos vasos, suspiré y me puse en marcha hacia las salas VIP.

El pasillo hacía estas salas era oscuro, iluminado solo por una tenue luz roja un poco de película de terror, pero dadas las visitas que suelen pagar estas salas la decoración es comprensible, no puedo evitar sentir un nudo en mi estómago a medida que voy acercándome a la última sala, alzo mi mano para tocar, pero mi movimiento se detiene de inmediato al escuchar los gritos desesperados de un hombre suplicando por su vida, mi cuerpo se paraliza por completo, esa sensación, esa desesperación de suplicar por tu vida la conozco perfectamente.

— Voy a preguntarlo una vez más –La voz que se escuchó luego me hizo temblar, lúgubre, tan sombría. – ¿Quién?

— ¡Se lo dije ya! ¡Señor por favor tengo un hijo, no me mate, ya le dije lo que sé!

— Respuesta equivocada –Luego de esas palabras un grito desgarrador se escuchó después, lo que me hizo pegar un brinco, la bandeja sobre mi mano se tambaleó, pude evitar que la costosa botella cayera, pero todo lo demás ocasionó un estruendoso ruido, la puerta se abrió de par en par, la imagen que se mostraba frente a mí era espantosa, el hombre que suplicaba por su vida tenía el rostro ensangrentado, uno de sus ojos estaba cerrado producto de la hinchazón, sentí ganas de vomitar.

Me repuse con la botella en mis manos, dos hombres vestidos de negro se pararon frente a mí, pero lo que más captó mi atención fue el otro hombre uno de aspecto tenebroso alto, tenía la camisa blanca arremangada hasta los codos llena de sangre, sus brazos tenían varios tatuajes, en sus manos llevaba una cosa metálica que rodeaba sus nudillos, pero lo más impactante fueron sus ojos, me miraban fijamente, no podía siquiera mover un solo músculo, la manera en como veía era aterradora podía ver la perversidad en sus ojos, daba miedo, mucho miedo, era un hombre peligroso, pero no se podía negar lo apuesto que también es.

— ¿Señor nos deshacemos de ella? —las palabras de uno de los hombres me hicieron reaccionar, volví a mirar al hombre, tenía la mirada clavada en mí.

— ¡Nadia te dije que no te tardaras! —Niko se acercó, de reojo pude ver cómo su rostro palideció al ver al hombre que no dejaba de mirarme  – ¿Qué sucede? —preguntó a mi jefe con una valentía un poco dudosa.

— No sabía que a tu personal le gustaba chismear, Niko —El hombre dio dos pasos hacia nosotros, seguía sin dejar de mirarme, me sentía expuesta ante sus ojos, es como si quisiera descubrir mis más oscuros y profundos secretos.

— Nunca señor Emil, Nadia suele ser un poco torpe. Esto tiene una explicación, ¿Nadia? —Niko aprieta mi brazo.

— ¿Torpe? ¿Envías a una persona torpe a traer la botella de Whisky más costosa? Decide, ¿A quién debo matar a ti o a ella?

El agarre de Niko sobre mi brazo se intensificó podía sentir como su cuerpo temblaba, puedo jurar que no sé de donde saqué la valentía, pero comencé a sentirme enojada y exploté.

— ¡Si quiere máteme! Pero hágalo usted mismo, no sea cobarde de mandar a sus secuaces, los hombres como usted dan asco –mi pecho bajaba y subía de manera agitada —Mucho coraje torturando a alguien que no puede defenderse, hágalo en las mismas condiciones si se cree tan macho.

— ¡NADIA! —Niko pegó un grito ahogado lleno de miedo, pero no le di importancia. Mis ojos llenos de rabia estaban clavados en ese cobarde, era el jefe claro que sí, sabía quien era Emil Petrov unos de los mafiosos más temidos en el este de Europa, su fama lo precede, pero no dejaba de ser un cobarde que torturaba estando la persona en desventaja —Cierra la boca—. La advertencia de Niko escapó de sus labios apretados.

Lo que el hombre hizo después me dejó sin palabras, sacó el arma que tenía en la espalda y disparó dos veces al hombre torturado, su cabeza quedó colgando, luego el tal Emil nuevamente posó sus ojos sobre mí con más furia, se movió poniéndose frente a mí, la fragancia de su colonia amaderada inundó mis fosas nasales, era muy alto me llevaba una cabeza y media de altura, pero no dejé que su imagen imponente me intimidará aunque por dentro estaba a punto de desmayarme.

— ¿Te atreves a repetir cada palabra de nuevo? Pero esta vez con esta belleza —acercó su arma poniéndola sobre mí cien. – ¿Sobre tu cabeza?

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