Capítulo 5

Nadia.-

La ciudad estaba tomada con hombres que llevaban armas largas, Yuri había movilizado a todos los hombres que tenía y hasta ahora me daba cuenta de que eran muchos, comenzaba a dudar si podíamos salir de esta.

Debo aprovechar la oscuridad de la noche para ocultarnos, le coloqué la capucha de la sudadera a Aleksi cubriendo su rostro lo que más podía lo mismo hice yo. Mi primer lugar seguro sería el bar con Niko, pero lo pondría en riesgo, Yuri seguramente lo debe tener vigilado y siendo sincera no puedo soportar ser la culpable de otra muerte, menos la de Niko que fue capaz de arriesgarse por mí.

— Mantén la cabeza baja, tenemos que irnos de la ciudad, vamos a tomar un taxi

Mientras nos manteníamos ocultos en un callejón, divisé un taxi, extendí mi brazo, por suerte se detuvo tomé de la mano a Aleksi y nos subimos, miré al taxista con tranquilidad ocultando mi nerviosismo, para nadie era un secreto que la ciudad era de los Araña Roja.

— Por favor hasta Asparuhov –Le pedí al taxista que me miraba de manera inquisitiva por el espejo, aferrándome a Aleksi.

Mi padre tenía un amigo que se crío con él, vivía alejado de la ciudad, por lo que estaba casi segura que no había llegado la oferta de Yuri sobre la recompensa por nosotros hasta ese lugar.

(…)

Me bajé del taxi una cuadra antes necesitaba llegar con el amigo de mi padre antes que aclarara, me encontraba sumamente agotada, por fin Aleksi y yo llegamos a la pequeña casa, toqué sin hacer mucho escándalo, lo menos que quería era llamar la atención aunque el vecino más cercano estaba a treinta metros.

— ¿Nadia? –Un hombre canoso y corpulento abrió la puerta.

— Señor Astor, disculpe la hora, pero no tenía a donde más ir –dije con un tono de voz cargado de súplica.

— Pasa niña hace frío ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Dónde está tu hermano? –pregunta al vernos a ambos.

— ¿Podría permitirle a Aleksi irse a descansar? Por favor

— Claro, ven por aquí muchacho –lo llevó hasta una pequeña habitación, me senté en la mesa del comedor, me sirvió un té y le confesé todo lo que le había pasado o bueno casi todo, las palabras de mi hermano “No confíes en nadie” rebotaban en mi mente así que obvié el tema del mapa de Kosov –hasta donde tenía entendido tu hermano les era leal a La Araña Roja ¿Por qué le hicieron eso? –bajé la mirada, meditando y cuidando cada una de mis palabras, antes de llegar aquí le ordené a Aleksi nunca decir nada a nadie, aunque él tampoco sabía sobre la carta de nuestro hermano.

— Usted sabe que nunca estuve de acuerdo con esa… ocupación, trabajar para la mafia es un arma de doble filo.

— Tienes razón niña, han pasado una noche difícil, ve a descansar mañana con más calma pensaremos en qué hacer.

— Se lo agradezco, de verdad.

Me recosté al lado de mi hermano besando su hermoso cabello rubio, consideré teñir el cabello de Aleksi, dos chicos rubios de ojos claros llamaban mucho la atención sobre todo mi hermano, su cabello era liso un poco largo y con un rubio dorado hermoso que cualquier mujer daría lo que no tiene por tener un cabello así, en unas horas compraría un tinte y lo teñiría, tomé la mochila usándola como almohada y lentamente mis ojos se cerraron debido al cansancio.

(…)

Abro mis ojos cuando escucho el rugir de varios autos a lo lejos, salto de la cama acercándome a la ventana, el corazón se me congela ¡Astor me había traicionado! cuanta razón tenía Andrey. Regresé a la cama y agité el cuerpo de Aleksi.

— ¡Despierta tenemos que irnos! —mi hermano aún adormilado se levanta — ¡Rápido! Astor nos traicionó Yuri viene por nosotros –el rostro de mi pequeño palideció, terminándolo de despertar.

Recogimos todo y bajamos las escaleras, las camionetas habían aparcado afuera, halé por el brazo a Aleksi hasta la puerta trasera, había una terreno extenso que daba hasta un bosque y luego a un pequeño pueblo.

Aleksi y yo corrimos rápidamente cuando giré los hombres de Yuri ya nos habían visto uno de ellos disparó en nuestra dirección, pero no logró darnos.

— ¡NADIA! –escuché el grito de Yuri.

Aleksi y yo nos adentramos en el bosque y aunque había prometido no separarme de Aleksi era la única manera para mantenerlo a salvo, puesto que ya tenía un plan.

— ¡Aleksi! Tenemos que separarnos

— ¡¿Qué?! ¡No hermana, no puedes dejarme!

— Escúchame Aleksi, es la única oportunidad que tenemos, por ese camino vas a correr sin detenerte y vas a llegar a un pueblo, ten –le metí en los bolsillos un poco de dinero en efectivo –en la primera tienda compraras algo de comer y beber y compraras un tinte para teñirte el cabello –abrió los ojos sorprendido. –Tú ya sabes cómo hacerlo me has visto varias veces practicando, yo te buscaré al anochecer, debes ocultarte bien y no llamar la atención.

— No sé si podré hacerlo yo… –sus ojos llenan de lágrimas.

— Si puedes, claro que puedes, eres un Koleva recuérdalo, ahora ve corre.

Con la duda atravesando su rostro asintió y comenzó a correr con fuerza, cuando lo vi lo suficientemente lejos yo lo hice hacia el lado contrario, hacia el puente, con suerte los hombres de Yuri me seguirían, hice mi mayor esfuerzo para hacer todo el ruido posible y que me siguieran y así sucedió.

— ¡Allá va! –podía escuchar las ramas rompiéndose bajos sus pisadas, mis piernas comenzaban a sentir dolor, pero no iba a detenerme, iba a cumplir mi promesa de vengarme de Yuri.

Cuando llegué a la mitad del puente me detuve a propósito, para tomar un poco de aire, del otro lado vi a varios hombres cercándome, giré hacia atrás y vi a Yuri.

— ¡NO TIENES ESCAPATORIA! –gritó apuntándome con su arma —dame lo que busco y te dejaré vivir.

— ¿Crees que soy estúpida? Sí te lo doy lo que crees que tengo, que no es así me vas a matar igual —lentamente me acerque al pasamanos.

— ¿Matarte? —una risa cruel junto a una mirada lujuriosa me escaneó de pies a cabeza. —No hermosa, podría considerar dejarte vivir solo para convertirte en mi esclava sexual.

— Es una propuesta tentadora —veo como baja lentamente su arma y relaja su cuerpo —pero prefiero morir —sin más me lancé sobre el pasa manos y saltando del puente.

— ¡NO! —escuché a lo lejos.

Sentí el impacto del agua helada en todo mi cuerpo me sumergí nadando por debajo, dejando un poco que la corriente me arrastrara, el agua me comenzaba a congelarme los huesos, sin poder contener más la respiración, me dejé llevar.

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