Nadia.-Estoy sentada sobre el borde de la terraza con la foto de Aleksi, no puedo aceptar su muerte, la culpa me está consumiendo, si no lo hubiera dejado solo, estaría aún vivo.— ¿Por qué, por qué tuve que dejarte? –le hablo a la foto empapándola de mis lágrimas. –pero no dejaré que el culpable siga respirando, haré que Yuri pague por todo lo que los hizo, lo haré sufrir más de lo que hizo con nosotros, escucho la puerta de mi habitación abrirse, ni siquiera me inmuto, sé que es Emil ¿Quién más podría ser? aunque ya comienzo a reconocer sus pasos, no volteo a verlo, pero su presencia es imponente es inevitable no sentirla.— Lamento mucho lo de Aleksi y lo de Andrey –nunca pensé escuchar ese tono considerado de un asesino desalmado como lo es Emil. –Y lamento haberte fallado –giré mirándolo sorprendida. –no soy el hombre más familiar, pero cuando tu padre me hizo jurarle por mi vida, sabía que lo hacía por algo más, ahora entiendo que fue por ustedes, se estaba asegurando de cierto
Nadia.-Estaba en la mesa junto a Emil, cada bocado pasaba con dificultad, me sentía como una niña de cinco años siendo obligada por su padre para comer sus vegetales.— ¿Qué significa la mariposa? –rompí el silencio viendo la sorpresa en sus ojos por mi interrogante, su mandíbula se tensó desviando la mirada.— No significa nada –respondió con la misma dureza, con la mirada perdida entre sus pensamientos. –necesitas descansar, quiero que duermas, mañana no quiero ver ojeras debajo de esos ojos. –dijo sin más levantándose y saliendo del comedor en silencio, pero algo significaba ese tatuaje o tal vez alguien.No pude evitar sentir un poco de decepción, ese alguien pudiera ser una mujer, un hombre como él ¿alguna vez se ha enamorado? Me pregunté mientras subía las escaleras lentamente, antes de volverse el demonio que ahora es, seguro fue un chico dulce y tierno, mi padre debió ver algo en él para arriesgarse a traicionar a los araña roja y salvarle la vida, hoy que pude detallarlo más
Nadia.-Bajaba las escaleras después de tomar mi desayuno en la habitación y rápidamente mis ojos captaron el revuelo que había en la mansión, en la entrada estaba Desmond dando órdenes a tres hombres. — Desmond –llamé haciéndolo girar, su mirada se suavizó. – ¿pasa algo? — Señora buen día, ¿descansó bien? — Sí… ¿Dónde está Emil? Dijo que comenzaríamos mi entrenamiento temprano –cruzo mis brazos frente a mi pecho. — Uhm… el señor salió, pero estoy seguro que no tarda. — ¡¿Es una broma?! Anoche me trató como una niña pequeña y ahora simplemente… ¿se va? –me quejó dándome la vuelta para regresar a mi habitación.— Si me permite señora –el tono de voz de Desmond me detiene, al verlo noto que algo en su expresión al mirarme cambió, en su mirada hay consideración y una amabilidad extrema que en días anteriores no vi, ya no me mira con desconfianza. –yo podría enseñarle algunas cosas. — ¿En serio? –abrí los ojos sorprendida. –Pero Emil… — Puedo enseñarle lo básico de igual manera pri
Emil.-Rodé mis ojos ante el comentario estúpido de Lina, me abrí paso hasta entrar a su departamento, uno pequeño, escuálido y con prendas de ropa tiradas por todos lados, ¿no conoce el orden esta mujer?— No lo invité a pasar –comentó cerrando la puerta detrás de mí. –dígame si no mato a la chica ¿entonces que hace aquí? Si busca información, perdió su tiempo ella no me dio casi nada.— Puedes dejar de hablar por un momento –exigí con los dientes apretados. –me exasperas con tu cacareo, necesito de tu ayuda –abrió la boca y enarcó sus cejas, parpadeando como caricatura de anime. –pude notar que eres la única persona en la que Nadia mínimamente confía ¿Qué te contó sobre su vida?— Pues… solo me dijo lo que le pasó a sus hermanos y a su familia –asentí en silencio, sabía que Nadia lo que diría a Lina lo que vivió con Marko Stefano.— Voy a contarte algo, cuento con tu discreción, pero no debes hacerle saber a Nadia que lo sabes, no ahora. –frunció su ceño, pero no dudo en asentir, me
Nadia.-Siento unos dedos acariciando mi mejilla con suavidad aunque su piel es callosa, pero la manera tan tierna en cómo me acaricia me hace disfrutarlo, la yema de su dedo pulgar pasa por mi labio inferior, puedo percibir su aliento caliente sobre mi rostro, puedo sentir como un gemido suena en mi interior, percibo como la temperatura de mi cuerpo va en aumento, la humedad en mi entrepierna me hace abrir los ojos de inmediato, mi visión se aclara y veo sentada a Lina a mi lado sonriendo. — ¿Estabas teniendo un lindo sueño? –tenía su ceja enarcada con esa sonrisa burlesca en su rostro. — Pero… –parpadee varias veces solo para cerciorarme de que no estaba alucinando. – ¿Lina? — La misma que vive y canta –ella nota la confusión reflejándose en mi rostro. –tu esposo me invitó a pasar una temporada en esta preciosa mansión. –mi silencio expresa que estoy aun más confundida. – ¡Ay! ¿podrías si quiera emocionarte un poco porque estoy aquí? — Lo siento es solo qué, Emil — ¿Emil? –enar
Nadia.-Observo como cae el atardecer las palabras de Lina retumban en mi mente “tener la esperanza de un nuevo amor” ¿puede ser posible? Bajo la mirada hacia mi dedo donde la alianza de matrimonio reluce ¿Emil? no imposible, la imagen de la rubia sangrona vuelve a mi memoria, mala sangre si era, pero no puedo negar que era una mujer muy bonita, con buen cuerpo, piel hermosa todo lo que yo no soy y menos con este cabello. Escucho el rugido del motor de dos camionetas estacionándose en la entrada principal, me asomo un poco más para ver quien llegó abro mis ojos cuando veo a Lina bajándose con un lindo vestido y unas botas largas preciosas un montón de bolsas en ambas manos sonriendo feliz detrás de ella. — ¿Desmond? –chasqueó los dedos a sus hombres todos se movieron rápidamente hacia ambas camionetas, miro con atención todo el despliegue, en pocas horas mi amiga… sonrío asintiendo, creo que por ahora puedo considerarla así mandonea a todos esos hombres corpulentos y caras de mafios
Emil.- — ¿Crees que lograrás que ella sienta algo mientras la provocas de esa manera? –comenta Desmond caminando detrás de mí, camino hacia el rincón de licores y sirvo dos tragos. — Tal vez –me encojo de hombros. –necesito que Nadia salga de su trance.— Perdió a su familia — Y estoy al tanto de eso y lo lamento mucho, pero una guerra se avecina después de mi nombramiento, necesito una guerrera que me acompañe no un venadito desvalido llorando en cada esquina. –Desmond asiente en silencio bebiendo un sorbo del trago que le serví, tenía la mirada pensativa. — ¿Por eso trajiste a Lina? –enarqué la ceja sonriendo divertido. — ¿Lina? Veo que ya tomaron confianza –vuelvo a sonreír burlándome. –ella está súper prendada de ti.— No estoy interesado –aclara su garganta desviando su mirada. –solo digo que no sé si sea conveniente dejarla con tu esposa cerca, esa mujer es… desesperante –suelta alargando con un suspiro la última palabra. — Si lo es, pero es inteligente, astuta y leal como
Nadia.-Termino de anudar la pequeña cola de caballo, hago una mueca al verme en el espejo, parezco un hombre afeminado con el cabello corto, suelto un suspiro de resignación, ni siquiera sé porque busco verme bien. — ¿Ya estás lista? –Lina entra y la miro de arriba abajo, lleva unos pantalones de yoga en color verde oscuro y un top súper corto que resalta su amplio busto, en general mi amiga tiene un cuerpo de infarto y sin todo ese maquillaje exagerado se ve muy linda, una aparte de mi comienza a sentirse insegura.— Uhm… ¿eso te ibas a poner con… Emil? –apenas las palabras salieron de mis labios me arrepentí de hacer la pregunta. — Pues sí, es ropa para hacer ejercicios –se encogió de hombros restándole importancia. – ¿estás bien? — Sí, vamos tú ve al gimnasio mientras yo voy a la camioneta. –dije un poco cabreada, solo pensar a Emil con Lina solos y ella vestida así, me enoja.Ambas habíamos madrugado, en la entrada una camioneta me esperaba para ir al campo de tiro. (…) El c