Ardian
Mi instinto lobuno regresa con más fuerza, tenso la mandíbula, no, no puedo poseerla aquí.
—No sé tu nombre —me las arreglo para hablar.
Ella parece pensarse las cosas dos veces.
—Leni Marshall —la incertidumbre se cruza por sus perfectas facciones.
—Mi nombre es Ardian King —me acerco hasta ella—. Y siento mucho que nos tengamos que conocer así.
Acto seguido, le doy un golpe en la nuca que la deja inconsciente, atrayéndola a mi cuerpo antes de que golpee el suelo.
—Estás a salvo, Leni, lo juro —le doy un casto beso en la frente.
Convirtiéndome en lobo, la llevé conmigo, cruzando los límites que separan el mundo de los humanos con el mío. Llegando a la cabaña en donde sé que estará a salvo por ahora, veo que sale una anciana que conozco muy bien, Greta.
—¿Qué sucede aquí? —pregunta en cuanto nos mira a todos con cara exhausta.
Olfatea y frunce el ceño.
—¿Por qué has traído a una humana? ¿No se supone que deberías haber traído a una princesa? Ardian.
Greta fue mi niñera hace años, una mujer que ahora vive alejada del resto de las manadas por su edad, y porque se dedica a ser curandera de tiempo completo.
“Ve con los chicos e investiga más a fondo por qué nos mintieron con la información, si es necesario, mata al traidor mentiroso” Me comunico por medio del vínculo con Rein.
—Dejen de hablar con la mente, muchachos malcriados —Greta pone manos en jarra—. Mete a la chica, le curaré las heridas.
Los chicos siguen a Rein y entro dejando a Leni sobre una cama en una habitación de huéspedes.
—Es muy hermosa —dice mirando a mi mate—. Pero ella es humana, aunque veo que la has marcado.
Me incorporo.
—Por favor, cuida de ella, y no le hables de hombres lobos, no tiene idea de nada —pido caminando hasta la puerta—. Tengo que hacer algo.
No espero su respuesta, necesito pensar en muchas cosas, soy un alfa, un príncipe que tiene que heredar un trono, y manada necesita una luna que sepa dirigirlos, que sepa luchar y defenderse por sí sola, y Leni es una frágil humana, una que resultó ser mi mate, pero… ¿Estaré dispuesto a arrastrarla al caos?
Claramente, no estaba calificada para estar a mi lado, y como líder, tenía que velar por el bienestar de mi manada, de mi reino, el problema es que ahora que la había conocido, difícilmente la dejaría ir.
—¿Qué haré contigo? Leni Marshall.
LENI
Cuando abro los ojos, la realidad se estrella contra mí, sin presentaciones ni preparación, la vista de una habitación que no es blanca como la de un hospital, es tan ominosa como el líquido que se filtra lentamente en mis venas desde la vía intravenosa, intento mantener la calma, rearmando el rompecabezas que se ha vuelto mi vida en una noche.
Recordando todo, haciendo una lista mental de lo que ha pasado, mi padre y hermanastro me vendieron, estuvieron a punto de arrebatarme la virginidad, luego me salvó un chico, me mordió, me secuestró y me arrastró hasta el interior del bosque.
Dejo salir disimuladamente el aire de mis pulmones, mis manos tiemblan por el miedo que siento, me quito la intravenosa buscando mi ropa, ya que estoy solo con mis bragas y sostén. Levanto la mirada cuando encuentro un enorme espejo dentro de la habitación, mis heridas han sido curadas, me duele la cabeza, pero eso no es lo que llama mi atención, sino, la enorme marca que adorna mi cuello.
—No puede ser cierto —repito temerosa.
Fue real, el chico me mordió, por un segundo creí que se trataba de una broma de mi mente desorientada, cuando lo hizo.
—Veo que ya has despertado.
La puerta se abre y entra una anciana con cabello tan blanco como sus ojos y su tez. Retrocedo un paso, temerosa.
—¿En dónde estoy? —trago grueso.
Trato de mantener mi distancia de ella, pero parece ser que está más intrigada por mi presencia.
—A salvo —se limita a responder, luego de unos segundos—. He curado tus heridas.
Un brillo de compasión y gracia reverbera en su mirada.
—Gracias —expreso con una sonrisa obligada—. Le agradezco que me haya curado, bueno… no quiero causar molestias.
Rodeo la zona hasta llegar a la puerta, mientras ella sonríe y se aparta.
—Lo mejor será que me vaya —digo con una sombra de duda en mi voz.
Con el alma llena de incertidumbre, el miedo palpitando en mi interior, llego hasta el umbral de la puerta.
—Es mejor que te despidas de mi amo, antes de que te vayas —se da la vuelta para organizar el desorden que hice cuando desperté—. Ya que, después de todo, él te salvó la vida.
Recordar la dura mirada gris del chico, solo hace que comience a caminar a prisa fuera de esa habitación, bajo las escaleras, camino hasta la entrada y comienzo a correr, me doy cuenta de que se trata de una cabaña en medio del bosque, en la nada.
No me detengo hasta que creo que estoy lo suficientemente lejos. Busco entre mis bolsillos, no tengo nada con lo que me pueda comunicar, debieron quitarme el móvil en el club, de igual manera, dudo que tenga señal aquí, estoy temblando de frío y miedo, camino lo que me parece una eternidad.
Hasta que me desespero, no hay más que bosque, ni siquiera puedo divisar a lo lejos el sonido de la ciudad, los edificios, nada, solo hay árboles y más árboles.
No tenía idea de adónde ir o qué hora era, pero parecía mediodía, mi estómago gruñe de manera violenta, estoy cansada, sedienta, por lo que busco algo, un río, lo que sea, cuando de pronto, me detengo en seco al darme cuenta de que un grupo de enormes lobos marchaban en fila.
Sin pensarlo dos veces, me escondo rápido detrás de un enorme roble viejo, mi respiración se acelera, lo que me faltaba, si no logro salir con vida de esto, me convertiré en comida para esos lobos. Me asomo para verificar que se han ido, no es así, todos parecen estar olfateando algo en el aire.
Uno de ellos comienza a aullar con fuerza, el sonido eriza mi piel y me congela de inmediato, los demás le siguen, como un coro de lobos, no sé muy bien sobre el tema, pero algo leí en un libro alguna vez, que los lobos aúllan para llamar a su manada, cierro los ojos esperando a que se marchen, se quedan en silencio, respiro profundo, abriendo los ojos para darme cuenta de que ahora todos comienzan a dispersarse mientras olfatean desde el suelo.
Se dirigen hacia donde estoy yo, miro a mi alrededor buscando la ayuda divina que nunca llega.
—No puede ser cierto —musito por lo bajo.
Como única opción, comienzo a trepar el árbol hasta que uno de ellos me gruñe, haciendo que casi caiga, miro por encima de mi hombro hacia abajo, el alma se me cae a los pies al notar que todos ellos rodean el enorme roble, es una emboscada.
Me siento en el tronco grueso del árbol, observando alguna posibilidad para poder escapar. No hay, no existe, los demás árboles están demasiado lejos, y estos lobos permanecen en silencio, sentados, mirando cada uno de mis movimientos. Todos me miran con esos enormes ojos que parecen dos vacíos que me quieren engullir.
Un paso en falso y seré su comida.
—¡Fuera! —hago un gesto con la mano—. ¡Acaso no tienen algún cuidador que les haya enseñado modales!
Algunos lobos se miraron entre sí, como si hubiesen entendido cada una de mis palabras, me estaba volviendo loca, pero juro que vi un brillo de diversión en varios de ellos, todos comenzaron a rondar alrededor del árbol, incluso algunos estiraron las garras para trepar el árbol, pero no pudieron.
—¡Largo! —les aventé ramitas que no sirvieron de nada.
LeniLas horas pasaban, se estaba haciendo tarde y estos lobos no se iban, seguían quietos, sentados alrededor del árbol, aullando. Hubo un punto muerto en el que no había avances, no comprendo por qué parecían ansiosos y desesperados. El sol se estaba poniendo, dentro de poco anochecería, levanto la mirada y noto que hay un par de frutas silvestres moradas.El hambre que me atenazaba era tanta, que no dudé en estirar la mano para arrancar una, al probarla, un sabor dulzón explotó en mi boca, le di un segundo mordisco hasta que sentí que algo no andaba bien.Un aullido más feroz llamó mi atención, todos los lobos habían dejado de aullar, pero seguían rodeando el árbol, a excepción de uno de ellos, que era el único que aullaba en dirección del bosque, su aullido era más fuerte que el resto, firme, como si estuviera esperando a alguien.Las sombras frente a mis ojos y el entumecimiento de mi cuerpo hacían que viera doble, una ola de calor recorría mi cuerpo, era como estar en llamas, se
Leni—¡Mi padre es el príncipe Ardian, y esta es nuestra casa! —dice con exceso de alegría.Me congelo. Mi corazón da un vuelco por completo, las imágenes de lo sucedido vienen a mí como película repetida, el club, el chico que me salvó, la anciana en la cabaña, recuerdo haber subido a un árbol, luego caí en los brazos de Ardian. Todo me daba vueltas.¿Me había metido con un hombre casado? Y ¿cómo es eso de que es un príncipe? Algo no encaja, necesito salir de este sitio, necesito escapar.Busco como loca cualquier salida, hace un momento probé con abrir la puerta, pero está estaba cerrada por fuera, intenté por las ventanas, pero el alma se me fue a los pies al ver que estaba muy alto, literalmente había puro bosque abajo, sin contar que alcancé a divisar a varios hombres merodeando la zona.Permanezco temerosa y callada, sentada en una de las orillas de la cama, mientras comienzo a maquinar una manera de darle una respuesta razonable a todo esto.—¿Por qué no hablas? —inquiere el pe
Rein parece darse cuenta de mi reacción.—No puedo creerlo, ¿tu lobo está prendado de ella?Asiento lento.—Demasiado, ni siquiera pude controlarme cuando la encontré en aquel club, casi la hago mía en aquel sitio, Leni me descontrola.—Puede que ya estés entrando en la bruma, es normal —se justifica Greta.—No lo creo, esta vez es distinto.Tanto Rein como Greta se miraron el uno al otro, compartieron la misma mirada llena de preocupación.—Voy a estar bien —muevo el cuello con estrés.—Solo asegúrate de que sea cierto, eres un príncipe, Ardian, el alfa de la manada, incluso la bruma te afecta más, y el que tengas una luna digna y a la altura, gobernando a tu lado, es fundamental, si Leni es en verdad para ti, lo va a entender cuando despierte —finaliza Greta, saliendo de la habitación.Rein me lanza una mirada cargada de advertencia, siguiéndole el paso. Cuando me quedo solo, no dejo de observar lo hermosa que es, me quedo de ese modo lo que parece una eternidad, sigue sin despertar
ArdianPara cuando llegamos a su mundo, es de noche, me encargo deque la zona esté bien custodiada por mis hombres, mis enemigos están al acechoy no me puedo dar el lujo de que la perciban tan fácil.Entrando a su departamento, me doy cuenta de dos cosas, una,es que la zona en la que vive es demasiado peligrosa, y el edificio en donde meinvestigaron que vivía, está demasiado deteriorado, Rein solo me lanza unamirada llena de “te lo dije, es una plebeya” lo ignoro.Entrando, compruebo de que es pobre, es una condiciónprecaria, ni siquiera los pocos muebles que tiene están en buenas condiciones,me las arreglo para llegar a su habitación, lo sé porque el sitio estáimpregnado de su olor, la dejo sobre la cama y le doy un último beso.Odio dejarla, pero es lo mejor, por el momento. Cuandollegamos a mi hogar, noto un ambiente extraño, lleno de hostilidad.—¡Por fin llegas!Levanto la mirada.—Madre —gruño de mal humor.—Hemos estado esperándote por horas—ignora mi estado y viene a
LENIMe remuevo inquieta, siento una ola de calor recorrer micuerpo, el dolor estalla en mi cabeza y me siento mareada aun estando dormida,hay una sensación casi asfixiante que aplasta mi pecho, remojo mis labios antesde despertar poco a poco, diviso mi habitación tomando una larga respiración.—En casa —susurro sin saber por quéhe dicho eso.Al incorporarme, me agarro la curvatura derecha de micuello, me arde, me duele, es punzante y no dudo en ponerme de pie, correr albaño y ver mi reflejo en el espejo opacado. No hay rastro de un golpe, nada, mipiel está perfecta, aunque la siento como quemadura palpitante.—Me estoy volviendo loca —niego casien silencio.Me doy una ducha de agua caliente, reviso que mis cosasestén en orden para irme a trabajar a Dollcrow, la agencia de niñeras para laque trabajo, saliendo, reviso la nevera, no hay nada, saliendo del trabajotendré que hacer las compras, no espero a que mi padre y hermano esténdespiertos a esta hora.Saliendo, la brisa g
—Tranquilo —trato de que el lobomayor se aleje, en vano.Entonces, el lobo más grande se me viene encima al tiempoque mi cuello arde, pica y solo puedo esperar lo peor, cierro los ojos esperandomi muerte, no llega, los abro y casi me desmayo al ver a otro lobo, más grandede tamaño, pelaje negro, con ojos rojo carmín, rompiéndole el cuello, como sime estuviera protegiendo.Poco a poco me arrastro hacia atrás, sin apartar mi miradade los dos enormes lobos que están luchando, es el equivalente a ver una luchade titanes lobuna. El segundo gruñido a mis espaldas hace que me gire, elpequeño lobo se acerca a mí y me congelo.—Tranquilo, ya me voy… —musito porlo bajo, con el miedo invadiendo mi sistema.Dentro de la casa todo se empieza a romper debido a losenormes lobos, quisiera observarlos un poco más, ya que parecen irreales, noobstante, estoy en mi propia lucha. Llego corriendo hasta las escaleras, elpequeño lobo me pisa los talones, enseñándome sus pequeños colmillos, veo la
LENI—No puedo creer que seas tú —me dice Dax. Observo con ojos curiosos al chico que era mi vecino hace años, el mismo que un día, de la noche a la mañana, él y su padre desaparecieron como si nada hubiera pasado, como si jamás hubiesen vivido en la casa de al lado. Su cabello castaño es tal y como lo recuerdo, algo alborotado, y sus ojos grises… ¿Toda la vida los ha tenido de ese color? Recuerdo que los niños le hacían burla, porque decían que tenía los ojos de un gris que era casi blanco. En mi opinión, siempre supe que eran los ojos más hermosos que he visto en la vida. —La última vez que nos vimos, fue… —A los once años —me interrumpe con premura. Sopeso su respuesta. Cierto, haciendo un poco de memoria, fue en mi cumpleaños número once, intenté localizarlo, sin embargo, mi padre me informó que se habían marchado, en ese momento me sentí mal porque mi único mejor amigo me había abandonado. —Siento no haber asistido a tu cumpleaños ese día —su mirada se oscurece—. Todo suced
LENINo puedo respirar, siento que me ahogo y nadie me ayuda, mil agujas son clavadas por todo mi cuerpo, ¿por qué me tuvo que suceder algo así? Hasta hace un par de semanas atrás yo era una chica normal, viviendo una vida normal, no puedo decir que era la mejor, pero sí que esto es todo lo que necesitaba para sobrevivir.Ahora, me encuentro encerrada en una habitación sin salida, dentro de un mundo que sigue pareciendo una fantasía, me cuesta trabajo entender que todo esto sea real y no un producto de mi imaginación.Los hombres lobo existen, este mundo lo hace, el problema es… Qué significa el que Ardian King me haya mordido.—¿Has entendido todo lo que te he contado?Su voz ronca me saca de mi ensimismamiento, sigo sin recordar muchas cosas de las que me acaba de decir, pero estoy haciendo el esfuerzo por darle una oportunidad de explicarme toda esta locura salida de un libro de fantasía tétrica.—Lo siento, me distraje —musito por lo bajo.Abrazando mis rodillas, él se encuentra s