Ardian
Para cuando llegamos a su mundo, es de noche, me encargo de que la zona esté bien custodiada por mis hombres, mis enemigos están al acecho y no me puedo dar el lujo de que la perciban tan fácil.
Entrando a su departamento, me doy cuenta de dos cosas, una, es que la zona en la que vive es demasiado peligrosa, y el edificio en donde me investigaron que vivía, está demasiado deteriorado, Rein solo me lanza una mirada llena de “te lo dije, es una plebeya” lo ignoro.
Entrando, compruebo de que es pobre, es una condición precaria, ni siquiera los pocos muebles que tiene están en buenas condiciones, me las arreglo para llegar a su habitación, lo sé porque el sitio está impregnado de su olor, la dejo sobre la cama y le doy un último beso.
Odio dejarla, pero es lo mejor, por el momento. Cuando llegamos a mi hogar, noto un ambiente extraño, lleno de hostilidad.
—¡Por fin llegas!
Levanto la mirada.
—Madre —gruño de mal humor.
—Hemos estado esperándote por horas —ignora mi estado y viene a prisa para arrastrarme hacia la biblioteca—. No la hagas esperar más.
Quiero preguntar de qué va su visita, pero las palabras se me atoran en la garganta al ver a la chica pelinegra, de ojos azules, que me sonríe en cuanto me ve llegar.
—Nimue.
—Hola, Ardian, tanto tiempo sin vernos —me sonríe y mi lobo interno enloquece.
Observo a la mujer con la que comparto cierto pasado, un brillo destella de sus ojos, sonríe mientras merma el espacio entre los dos y no duda en rodear mi cuello con sus manos.
—Es bueno volver a verte —ronronea en mi oído.
No respondo a su abrazo, al contrario, mientras lo hace, levanto la vista, mi madre tiene un rostro demasiado severo, pero al igual que parece ser una costumbre de toda la familia, solo es una fachada.
—Lo mismo digo —respondo forzado.
Su olor a perfume floral me pica, incluso antes de que se separe un poco de mí, mi madre no piensa responder a mis preguntas, por lo que la sostengo de los brazos y de manera amable, la aparto de mí.
—No sabía que vendrías, ¿acaso no está demasiado lejos tu hogar?
—Lo sé, queríamos que fuera sorpresa, aunque la idea fue de tu madre —sisea mostrándome su sonrisa.
Nimue es la hija de unos viejos amigos de mis padres, en el pasado jugábamos juntos cuando éramos niños, fuimos pareja cuando yo tenía quince años, no duramos mucho, solo un año, porque ella simplemente se metió en la cama de Reinhold. Cosa que no me molestó, fue ahí cuando descubrí que no me importaba ella.
—Así que una sorpresa —proceso sus palabras mirando de mal modo a mi madre.
—Oh, vamos, Ardian, no es para tanto, nos enteramos…
Tenso el cuerpo cuando mi padre entra en escena, toda la familia reunida aquí, siempre que pasa esto, el resultado son problemas.
—Ardian, estamos aquí para confirmar o desmentir los rumores que han llegado hasta donde vivimos —severa mi padre—. La gente anda diciendo que encontraste a tu mate, ¿eso es cierto?
—Lo es.
—¿Y qué es una humana?
—Eso también es cierto, no veo por qué el problema, no debieron haber venido hasta aquí por lo que dice la gente, bastaba con solo una llamada —escupo sin escrúpulos.
—¿Cómo puedes hablar así? —mi madre da un paso adelante, apartando a Nimue como si fuese una niña pequeña a la que quiere proteger—. Esa gente es tu manada, eres el príncipe, en unos días te convertirás en su rey, eres el alfa, por Dios.
—No me repitas lo que ya sé, madre, en cuanto a su visita, sigo sin entender por qué están aquí.
—Somos tus padres, que eso no se te olvide, recuerda que Danae era el rey, a su muerte, eres tú el siguiente.
La cabeza comienza a estallarme.
—No, lo que ustedes quieren es que deje a mi mate para que me case con la loba que ustedes quieren —miro de soslayo a Nimue—. Pero eso no va a suceder.
—¡No puedes tener como luna a una humana, eso es una vergüenza familiar! —exclama mi madre—. Ahora mismo iremos con alguna curandera para obligar a tu lobo interno a desprenderse de ella.
Mi madre no debió decir aquellas palabras, no debió, porque enseguida, mi lobo interno comienza a gruñir con fuerza, deseando salir, siento su sed de venganza, de sangre, y sus ganas de arrancarle la cabeza a mi madre, un pensamiento que compartimos en estos momentos.
—No —espeto con firmeza—. No me trates como a un niño, esa humana es mi mate y será mi luna.
—Los King jamás han tenido a una humana como luna, tienes que comprender que tus padres solo están preocupados por ti —interviene Nimue.
—Te pido que no te metas en asuntos que no te conciernen —le miro con furia durante un instante, volviendo la atención hacia mis padres—. En cuanto a ustedes, no pueden elegir con quien me caso o no, ahora comprendo por qué Danae nunca los quiso en su boda.
Eso es todo, me doy la media vuelta antes de mi madre comience a decir estupideces, saliendo, alcanzo a escuchar sus sollozos fingidos.
—Oh, Based, qué hemos hecho para merecer esto.
Cierro los puños y los abro mientras camino, alejándome de ellos, Carlota y Based King, mis padres, son los reyes del drama, una de las causas por las que mi hermano mayor, no los quería por aquí, mucho menos cerca de Don, su hijo.
—¿Qué tal la reunión familiar? —me pregunta Reinhold, al pie del último peldaño de las escaleras principales, fumando un porro.
—No deberías fumar eso —frunzo el ceño.
—Eres mi alfa, más no mi luna, y esto me mantiene relajado, créeme, no me quieres ver estresado.
—Ya lo presencié, y no, no quiero verlo.
—¿Y bien?
—Nimue —realizo una mueca.
Busco algún indicio en él que me diga lo que siente por ella, pero no es así, no hay nada, Rein es la clase de persona que sabe cómo ocultar sus emociones.
—Sabes a lo que han venido, no es tan mala opción.
—¿Me estás sugiriendo que acepte las intenciones que tienen mis padres de casarme con ella? —enarco una ceja con incredulidad.
—No puede ser tan malo.
—Lo es, tengo una mate, no tengo intenciones de hacer a Nimue mi luna.
Rein termina de fumar su porro, lo apaga y mete sus manos a los bolsillos de sus pantalones.
—Si ya terminaste de disfrutar de tu vida familiar, tenemos que hablar de cosas más importantes.
Asiento, vamos al despacho y enseguida me muestra un mapa con las secciones que hemos conquistado hasta ahora.
—La manada Yelkov hasta ahora se ha mantenido a raya, lo que es extraño.
—No creo que se hayan retirado de su último ataque contra nosotros, solo porque tuvieron miedo —sopeso.
—No, y eso es lo extraño, hablé con uno de los Sigma, dice que, en medio de la batalla, el líder del escuadrón aulló, y todos comenzaron a retirarse, desde ese momento, no se les ha visto, es como si…
—Su líder de manada, estuviera desaparecido.
—Exacto.
Me quedo callado, si esta guerra sin sentido sigue, me temo que más gente morirá, de ambas partes, son demasiados puntos rojos.
—¿Sigues pensando en llegar en un acuerdo con Dax Lancaster?
—Tengo la esperanza de que pueda cambiar su pensamiento, no entiendo por qué ha iniciado esta guerra contra nosotros, su manada.
—Ya no somos su manada, te recuerdo que ahora él es el líder de la suya, y tampoco tengo idea, supongo que era de esperarse, desde niños, él siempre te tuvo envidia, además, lo que hicieron sus padres…
Rein no termina de hablar, cuando mi padre es quien entra sin llamar, sus ojos están llenos de tanta rabia que mi lobo interno se prepara para luchar.
—Ahora mismo anunciarás que estás comprometido con Nimue —ordena.
—¿Qué te hace creer que haré eso?
Una sonrisa oscura se dibuja en su rostro.
—Porque si no lo haces, ahora mismo ordenaré a mis Sigma, que le desgarren la garganta a esa humana. ¿Crees que no sé en dónde está? No olvides que soy tu padre, era el rey y también general del ejército Targen.
Finalizando, se da la vuelta y desaparece de mi campo de visión.
—¿Qué harás? —me pregunta Rein.
Volteo a verlo.
—Hacer mía a Leni Marshall, le guste o no, tendrá que aceptar esta unión.
Por la tarde, termino el papeleo habitual, cuando llaman a mi puerta.
—Adelante —hablo sin apartar la mirada de lo que estoy haciendo.
El olfato no me falla, no hace falta que levante la mirada.
—¿Qué es lo que quieres?
—Pasar tiempo con mi viejo amigo, solo eso.
Alzo la vista por unos instantes, Nimue trae puesto un vestido de verano, uno demasiado transparente que deja a la vista sus pezones color durazno.
—¿Y es por eso que te has vestido de ese modo?
—Tal vez —susurra caminando hasta mí.
Estudio cada uno de sus movimientos, gira mi silla y en menos de un segundo, se sube a horcajadas sobre mí, moviendo las caderas de un modo provocativo.
—¿Recuerdas cuando me hacías tuya? —besa mi cuello.
No me muevo, me mantengo como una estatua.
—Lo disfrutaba mucho, y sé que tú también —me ronronea al oído.
—¿Terminaste?
Ella se detiene y me mira enfadada.
—¿Qué?
Antes de que pudiera responder, el sonido de un clic llama mi atención, Nimue se aparta de golpe y mi madre aparece debajo del umbral de la puerta, con una cámara en la mano.
—Madre —sentencio.
—Con esto bastará para calmar los rumores de nuestra familia.
—¿Qué piensas hacer con esa foto? —muevo el cuello con estrés.
—Esto estará a primera hora en todos los periódicos, lo siento hijo, pero no pienso dejar que tu humana y tu deseo irracional por hacerla tu luna, manchen a esta familia.
LENIMe remuevo inquieta, siento una ola de calor recorrer micuerpo, el dolor estalla en mi cabeza y me siento mareada aun estando dormida,hay una sensación casi asfixiante que aplasta mi pecho, remojo mis labios antesde despertar poco a poco, diviso mi habitación tomando una larga respiración.—En casa —susurro sin saber por quéhe dicho eso.Al incorporarme, me agarro la curvatura derecha de micuello, me arde, me duele, es punzante y no dudo en ponerme de pie, correr albaño y ver mi reflejo en el espejo opacado. No hay rastro de un golpe, nada, mipiel está perfecta, aunque la siento como quemadura palpitante.—Me estoy volviendo loca —niego casien silencio.Me doy una ducha de agua caliente, reviso que mis cosasestén en orden para irme a trabajar a Dollcrow, la agencia de niñeras para laque trabajo, saliendo, reviso la nevera, no hay nada, saliendo del trabajotendré que hacer las compras, no espero a que mi padre y hermano esténdespiertos a esta hora.Saliendo, la brisa g
—Tranquilo —trato de que el lobomayor se aleje, en vano.Entonces, el lobo más grande se me viene encima al tiempoque mi cuello arde, pica y solo puedo esperar lo peor, cierro los ojos esperandomi muerte, no llega, los abro y casi me desmayo al ver a otro lobo, más grandede tamaño, pelaje negro, con ojos rojo carmín, rompiéndole el cuello, como sime estuviera protegiendo.Poco a poco me arrastro hacia atrás, sin apartar mi miradade los dos enormes lobos que están luchando, es el equivalente a ver una luchade titanes lobuna. El segundo gruñido a mis espaldas hace que me gire, elpequeño lobo se acerca a mí y me congelo.—Tranquilo, ya me voy… —musito porlo bajo, con el miedo invadiendo mi sistema.Dentro de la casa todo se empieza a romper debido a losenormes lobos, quisiera observarlos un poco más, ya que parecen irreales, noobstante, estoy en mi propia lucha. Llego corriendo hasta las escaleras, elpequeño lobo me pisa los talones, enseñándome sus pequeños colmillos, veo la
LENI—No puedo creer que seas tú —me dice Dax. Observo con ojos curiosos al chico que era mi vecino hace años, el mismo que un día, de la noche a la mañana, él y su padre desaparecieron como si nada hubiera pasado, como si jamás hubiesen vivido en la casa de al lado. Su cabello castaño es tal y como lo recuerdo, algo alborotado, y sus ojos grises… ¿Toda la vida los ha tenido de ese color? Recuerdo que los niños le hacían burla, porque decían que tenía los ojos de un gris que era casi blanco. En mi opinión, siempre supe que eran los ojos más hermosos que he visto en la vida. —La última vez que nos vimos, fue… —A los once años —me interrumpe con premura. Sopeso su respuesta. Cierto, haciendo un poco de memoria, fue en mi cumpleaños número once, intenté localizarlo, sin embargo, mi padre me informó que se habían marchado, en ese momento me sentí mal porque mi único mejor amigo me había abandonado. —Siento no haber asistido a tu cumpleaños ese día —su mirada se oscurece—. Todo suced
LENINo puedo respirar, siento que me ahogo y nadie me ayuda, mil agujas son clavadas por todo mi cuerpo, ¿por qué me tuvo que suceder algo así? Hasta hace un par de semanas atrás yo era una chica normal, viviendo una vida normal, no puedo decir que era la mejor, pero sí que esto es todo lo que necesitaba para sobrevivir.Ahora, me encuentro encerrada en una habitación sin salida, dentro de un mundo que sigue pareciendo una fantasía, me cuesta trabajo entender que todo esto sea real y no un producto de mi imaginación.Los hombres lobo existen, este mundo lo hace, el problema es… Qué significa el que Ardian King me haya mordido.—¿Has entendido todo lo que te he contado?Su voz ronca me saca de mi ensimismamiento, sigo sin recordar muchas cosas de las que me acaba de decir, pero estoy haciendo el esfuerzo por darle una oportunidad de explicarme toda esta locura salida de un libro de fantasía tétrica.—Lo siento, me distraje —musito por lo bajo.Abrazando mis rodillas, él se encuentra s
DAXLa vi, de nuevo la pude tener delante de mí, ya no es una niña, han pasado demasiados años desde la última vez que nos vimos, y, aun así, puedo decir que tiene los mismos ojos curiosos, los mismos ojos que me impresionaron tanto desde el primer momento en que estuvimos frente a frente.Se convirtió en una mujer hermosa, fuerte, pero hay un tinte de oscuridad en sus pupilas, uno que me erizó la piel cuando chocamos. Muy pocas cosas me han hecho feliz en la vida, de hecho, las puedo contar con una sola mano, me alegró volver a verla, lo que me tiene ardido y confundido, es la marca que tenía en el cuello, una que claramente era territorial, una de la que ella parecía no estar consciente.Pude haberme metido en su mente, escabullirme entre sus recuerdos, y debo confesar que hubo un segundo en el que quise hacerlo, no obstante, había una barrera protegiendo esos recuerdos, algo que solo los Betas del clan Baker, pueden hacer, las respuestas llegaron con solo hablar con ella.—¿Y bien?
ARDIAN—¿Y bien? Si no vas a decir nada, entonces no veo la razón de esta reunión de emergencia. Observo a detalle a Nimue, un verdadero dolor de cabeza, le lanzo una mirada rencorosa a mi madre, ella es la culpable por haberla invitado con la falsa esperanza de que yo le diera una oportunidad, casarme con ella jamás será una opción. —Silencio —demando y mi voz dura resuena por toda la estancia, tanto, que mi propia madre se estremece—. No tienes derecho a hablar, la única razón por la que estás aquí, en esta reunión, es por lo que hiciste, no eres importante ni para los King, mucho menos para mí. —¡Ardian! —exclama mi madre—. No le puedes hablar así, ella… —Debería estar en una de las mazmorras por intento de asesinato a mi mate —la interrumpo.Los ojos de Nimue centellean, sin embargo, cierra la boca, sabe lo que le conviene, y en estos momentos es no enfadarme más de lo que estoy ahora, dentro de la estancia principal nos encontramos mis padres, Nimue, Reinhold y Silver, dejé a
LENICamino de un lado a otro, cansada, he estado buscando mil maneras de entender todo lo que ha estado ocurriendo, Ardian es un hombre lobo, es increíble que todas esas historias de fantasía, sean una realidad aplastante. Hago un recuento de los daños, estoy secuestrada en un mundo que parece salido de un cuento de hadas. Me tienen encerrada sin comunicación, Ardian, un chico al que no conozco, no deja de llamarme Mate, Luna, y ahora, una chica que no conozco, me apuñala y la herida cicatriza como por arte de magia. Sin contar que ahora tengo un extraño lunar que abarca todo mi ombligo, en forma de media luna. —Tengo miedo —me susurro a mí misma—. Demasiado.Ese chico me mostró en menos de un segundo, como si fuese una película en mi cabeza, todo lo que tenía que saber sobre él, como el hecho de que soy su pareja destinada, algo que sigo sin creer, yo jamás he tenido novio, nunca he salido con alguien, la falta de tiempo y las incesables deudas, me lo han impedido. La puerta se a
LENI—Yo no estoy segura, no te conozco —trago grueso. —Para eso es la cita, para conocernos mejor —su aliento mentolado hace que la cabeza me dé vueltas, no tengo más opciones, al menos no, por ahora. Coloco las palmas de mis manos sobre su firme pecho, con la intensión de alejarlo al darme cuenta de que comienza a acercarse más y más a mi rostro, me pierdo en el halo rojo intenso con el que se van tiñendo sus pupilas grises, el roce de sus labios me descontrola hasta que de pronto, una voz femenina rompe el hechizo en el que me encontraba. —Oh, aquí están —una castaña de ojos verdes que mantiene una postura demasiado rígida en mi opinión, se acerca a nosotros. El repiqueteo de los tacones de sus zapatillas contra el suelo, hace que me duela la cabeza. —Silver —gruñe Ardian, apartándose de mí. Agradezco el que me libre de sus garras. —Me dijeron que ibas a salir. —Sí, tengo una ci…—Perfecto —pasa de largo sin siquiera mirarme—. Tengo que hacer un par de compras en el pueblo,