LENI
Me remuevo inquieta, siento una ola de calor recorrer mi cuerpo, el dolor estalla en mi cabeza y me siento mareada aun estando dormida, hay una sensación casi asfixiante que aplasta mi pecho, remojo mis labios antes de despertar poco a poco, diviso mi habitación tomando una larga respiración.
—En casa —susurro sin saber por qué he dicho eso.
Al incorporarme, me agarro la curvatura derecha de mi cuello, me arde, me duele, es punzante y no dudo en ponerme de pie, correr al baño y ver mi reflejo en el espejo opacado. No hay rastro de un golpe, nada, mi piel está perfecta, aunque la siento como quemadura palpitante.
—Me estoy volviendo loca —niego casi en silencio.
Me doy una ducha de agua caliente, reviso que mis cosas estén en orden para irme a trabajar a Dollcrow, la agencia de niñeras para la que trabajo, saliendo, reviso la nevera, no hay nada, saliendo del trabajo tendré que hacer las compras, no espero a que mi padre y hermano estén despiertos a esta hora.
Saliendo, la brisa gélida que anuncia la pronta llegada del otoño golpea mi rostro, un escalofrío recorre mi espina dorsal, me siento extraña, es como si algo me faltara, como si un hueco en el pecho estuviera tragando mis emociones, un ligero mareo hace que pierda el equilibrio al dar el primer paso.
Los oídos me zumban y sudo frío, me siento vigilada, volteo a todas partes, no hay nada, ni personas que me miren fijamente.
—Debe ser mi imaginación —susurro para mí misma.
Llegando a la agencia, corro a la recepción para llenar mi hoja de entrada, no lo logro, llego cerca de cinco minutos tarde.
—Leni, la jefa quiere verte —me dice Alicia, una de las chicas con las que trabajo, lleva una pañalera colgando del brazo—. Lo sé, esto es una m****a, me toca cuidar a un bebé recién nacido, ¿no es mala suerte la mía?
Sonrío y niego con la cabeza.
—Te tocan los mejores.
—Eso es porque todos te quieren, Leni.
“Eres mía, Leni, no lo olvides”
Me congelo cuando escucho esa voz en mi cabeza.
—¿Te sientes bien?
Espabilo.
—Sí, lo siento, es solo que… no es nada, he estado un poco ocupada.
—Vale, nos vemos luego.
Alicia se marcha y me preparo para entrar al despacho de la jefa de agencia, una mujer de 38 años de edad, menudita, de cabello rubio corto por encima de los hombros, y unos enormes ojos azul cielo.
—Pasa.
—Siento llegar tarde, yo…
—¿Tarde? Faltar más de tres días no es llegar tarde, Leni, escucha, eres una de las mejores chicas que tenemos, la única razón por la que no te despido por tu falta de compromiso, es porque estamos siempre con demasiado trabajo como para darnos el lujo de disponer tiempo para contratar a otra chica —me explica sin apartar la mirada de los documentos que firma.
—¿Tres días? —inquiero con el ceño fruncido.
—No voy a discutir esto conmigo, te doy una última oportunidad, Leni, eres una chica demasiado inteligente, y siempre lo he dicho, eres más que esto, mereces más que todo esto que nos rodea, pero tienes que hacer un esfuerzo.
Proceso cada una de las palabras que me dice Annora, la jefa, debe haber una equivocación, es decir, yo no he faltado ni un día, ayer todavía vine.
“Aunque se siente que no, ella nunca se equivoca”
—Puedes irte, llena el papeleo y te avisaremos en veinte minutos si hay un trabajo hoy para ti.
—Gracias —musito con incertidumbre.
Paso la siguiente hora despistada, hasta que Annora me manda llamar, cuando entro a su despacho por segunda ocasión en este día, noto la hostilidad en el ambiente, un hombre vestido de traje costoso, moreno, de ojos grises y cabello oscuro, está delante de ella.
—Pensé que te habías ido ya —me dice Annora y la miro con confusión.
—Tú me dijiste que…
—No importa —me interrumpe—. Te presento al señor Roberts, tiene un hijo de cinco años que necesita de cuidado solo hoy.
—Está bien, es un placer —me dirijo al hombre que clava sus ojos de manera intensa y lasciva sobre mí—. Soy Leni Marshall.
El hombre se pone de pie de manera inmediata, un escalofrío recorre mi cuerpo en cuanto estrecha su mano contra la mía, hay algo en su mirada que inquieta mi interior, trago grueso sin saber qué decir, en especial porque no entiendo por qué de la nada, Annora se pone en modo defensivo, soy consciente de que sus ojos se clavan en mi cuello, precisamente en dirección en donde siento ardor y dolor.
—El placer es mío, señorita Marshall —sisea—. Le decía a su jefa, que hoy tengo una junta de negocios muy importante, por lo que me es imposible cuidar de Luciano, en especial por qué no encontré a tiempo alguien que me ayudara, su nana está de vacaciones y he oído buenas reseñas de esta agencia.
Abro la boca para responder, sin embargo, es Annora quien lo hace.
—Y cómo le dije, Leni está demasiado ocupada.
—No es cierto, la verdad es que me vendría bien el trabajo —musito con el ceño fruncido, ella está actuando demasiado extraño.
—Leni —una sonrisa falsa y juguetona surca sus labios, miente—. La verdad es que tengo otro trabajo para ti, estaba a punto de dártelo, antes de que el señor Roberts llegara.
En esos momentos, el señor saca un fajo de dinero, dándole la espalda a mi jefa.
—Sé que es mucho dinero, y que no es lo que usualmente cobran, pero como les repito, estoy desesperado porque alguien cuide a mi pequeño, solo será un día, no más.
Me muerdo el labio inferior, mi jefa me dice con la mirada que lo rechace, pero lo cierto es que el dinero me hace falta, y mucho, sopeso cada una de mis opciones hasta que me decido.
—Creo que puedo hacerlo —confirmo sin mirar a mi jefa.
—Excelente —el tipo se lame los labios con un extraño brillo en los ojos.
Annora termina por arreglar el asunto del pago con el señor Roberts, quien me da la dirección para que llegue, antes de salir, mi rubia jefa me detiene tirando de mi brazo.
—Ten cuidado, quiero que me llames en cuanto llegues a la casa.
—¿Sucede algo malo?
—No, bueno… tal vez, no lo sé, llámalo intuición, eso es todo.
Asiento, no muy convencida, está actuando de un modo extraño y no entiendo por qué, no es la primera vez que vienen personas a buscarnos solo por un día debido a alguna emergencia. Luego de firmar el papeleo ya habitual, me entregan la llave del auto de la agencia, uno que se usa en casos como estos, donde la casa de la persona queda retirada de la ciudad.
Y así es, en cuanto llego, me doy cuenta de que se trata de una hermosa casa en medio del bosque, estaciono, pero antes de llamar a la puerta, el señor Roberts es quien me abre.
—Te agradezco mucho que hayas podido venir —observa la hora en su reloj.
Detrás de él se asoma un pequeño niño, cabello oscuro y los mismos ojos grises del hombre, se abraza a su pierna mirándome como si yo fuera una especia de animal o de monstruo que lo va a devorar, le sonrío, aunque él se esconde más.
—Él es Alan, me gustaría presentarlos como es debido, pero llego tarde a la junta.
—Pierda cuidado, yo me hago cargo, puede estar tranquilo.
El señor Roberts le lanza una mirada de advertencia al pequeño, quien poco a poco parece entender su silencio y se aparta de él, cuando por fin se marcha después de darme sus números personales, tanto de la empresa y su secretaria, entro a la casa.
—Hola, pequeño, mi nombre es…
El niño no espera a que termine de presentarme, sale corriendo y se encierra en una de las habitaciones de la segunda planta, maldigo para mis adentros, pasando más de cuatro horas tratando de que salga, no importan los ruegos o mis sobornos de dulces, no sale, sin darme cuenta, un extraño sueño me vence, y cuando por fin despierto, alarmada compruebo que se ha hecho noche, y todas las luces están apagadas.
—Maldición.
Saco mi celular, no tengo señal, bajo con cuidado las escaleras, buscando a tientas en la cocina, dentro de los cajones de la encimera una vela, para mi buena suerte encuentro una lámpara, entonces, golpean la puerta tres veces, me estremezco, camino lento hasta la entrada, abro la puerta y caigo de bruces con lo que aparece delante de mí.
Un enorme lobo negro con ojos amarillos me gruñe, su tamaño me impresiona, jamás había visto lobos de ese tamaño, retrocedo un paso cayendo de bruces, es ahí cuando un nuevo gruñido llama mi atención a mis espaldas, volteo, es otro lobo, aunque este parece uno más pequeño, me tienen acorralada.
—Tranquilo —trato de que el lobomayor se aleje, en vano.Entonces, el lobo más grande se me viene encima al tiempoque mi cuello arde, pica y solo puedo esperar lo peor, cierro los ojos esperandomi muerte, no llega, los abro y casi me desmayo al ver a otro lobo, más grandede tamaño, pelaje negro, con ojos rojo carmín, rompiéndole el cuello, como sime estuviera protegiendo.Poco a poco me arrastro hacia atrás, sin apartar mi miradade los dos enormes lobos que están luchando, es el equivalente a ver una luchade titanes lobuna. El segundo gruñido a mis espaldas hace que me gire, elpequeño lobo se acerca a mí y me congelo.—Tranquilo, ya me voy… —musito porlo bajo, con el miedo invadiendo mi sistema.Dentro de la casa todo se empieza a romper debido a losenormes lobos, quisiera observarlos un poco más, ya que parecen irreales, noobstante, estoy en mi propia lucha. Llego corriendo hasta las escaleras, elpequeño lobo me pisa los talones, enseñándome sus pequeños colmillos, veo la
LENI—No puedo creer que seas tú —me dice Dax. Observo con ojos curiosos al chico que era mi vecino hace años, el mismo que un día, de la noche a la mañana, él y su padre desaparecieron como si nada hubiera pasado, como si jamás hubiesen vivido en la casa de al lado. Su cabello castaño es tal y como lo recuerdo, algo alborotado, y sus ojos grises… ¿Toda la vida los ha tenido de ese color? Recuerdo que los niños le hacían burla, porque decían que tenía los ojos de un gris que era casi blanco. En mi opinión, siempre supe que eran los ojos más hermosos que he visto en la vida. —La última vez que nos vimos, fue… —A los once años —me interrumpe con premura. Sopeso su respuesta. Cierto, haciendo un poco de memoria, fue en mi cumpleaños número once, intenté localizarlo, sin embargo, mi padre me informó que se habían marchado, en ese momento me sentí mal porque mi único mejor amigo me había abandonado. —Siento no haber asistido a tu cumpleaños ese día —su mirada se oscurece—. Todo suced
LENINo puedo respirar, siento que me ahogo y nadie me ayuda, mil agujas son clavadas por todo mi cuerpo, ¿por qué me tuvo que suceder algo así? Hasta hace un par de semanas atrás yo era una chica normal, viviendo una vida normal, no puedo decir que era la mejor, pero sí que esto es todo lo que necesitaba para sobrevivir.Ahora, me encuentro encerrada en una habitación sin salida, dentro de un mundo que sigue pareciendo una fantasía, me cuesta trabajo entender que todo esto sea real y no un producto de mi imaginación.Los hombres lobo existen, este mundo lo hace, el problema es… Qué significa el que Ardian King me haya mordido.—¿Has entendido todo lo que te he contado?Su voz ronca me saca de mi ensimismamiento, sigo sin recordar muchas cosas de las que me acaba de decir, pero estoy haciendo el esfuerzo por darle una oportunidad de explicarme toda esta locura salida de un libro de fantasía tétrica.—Lo siento, me distraje —musito por lo bajo.Abrazando mis rodillas, él se encuentra s
DAXLa vi, de nuevo la pude tener delante de mí, ya no es una niña, han pasado demasiados años desde la última vez que nos vimos, y, aun así, puedo decir que tiene los mismos ojos curiosos, los mismos ojos que me impresionaron tanto desde el primer momento en que estuvimos frente a frente.Se convirtió en una mujer hermosa, fuerte, pero hay un tinte de oscuridad en sus pupilas, uno que me erizó la piel cuando chocamos. Muy pocas cosas me han hecho feliz en la vida, de hecho, las puedo contar con una sola mano, me alegró volver a verla, lo que me tiene ardido y confundido, es la marca que tenía en el cuello, una que claramente era territorial, una de la que ella parecía no estar consciente.Pude haberme metido en su mente, escabullirme entre sus recuerdos, y debo confesar que hubo un segundo en el que quise hacerlo, no obstante, había una barrera protegiendo esos recuerdos, algo que solo los Betas del clan Baker, pueden hacer, las respuestas llegaron con solo hablar con ella.—¿Y bien?
ARDIAN—¿Y bien? Si no vas a decir nada, entonces no veo la razón de esta reunión de emergencia. Observo a detalle a Nimue, un verdadero dolor de cabeza, le lanzo una mirada rencorosa a mi madre, ella es la culpable por haberla invitado con la falsa esperanza de que yo le diera una oportunidad, casarme con ella jamás será una opción. —Silencio —demando y mi voz dura resuena por toda la estancia, tanto, que mi propia madre se estremece—. No tienes derecho a hablar, la única razón por la que estás aquí, en esta reunión, es por lo que hiciste, no eres importante ni para los King, mucho menos para mí. —¡Ardian! —exclama mi madre—. No le puedes hablar así, ella… —Debería estar en una de las mazmorras por intento de asesinato a mi mate —la interrumpo.Los ojos de Nimue centellean, sin embargo, cierra la boca, sabe lo que le conviene, y en estos momentos es no enfadarme más de lo que estoy ahora, dentro de la estancia principal nos encontramos mis padres, Nimue, Reinhold y Silver, dejé a
LENICamino de un lado a otro, cansada, he estado buscando mil maneras de entender todo lo que ha estado ocurriendo, Ardian es un hombre lobo, es increíble que todas esas historias de fantasía, sean una realidad aplastante. Hago un recuento de los daños, estoy secuestrada en un mundo que parece salido de un cuento de hadas. Me tienen encerrada sin comunicación, Ardian, un chico al que no conozco, no deja de llamarme Mate, Luna, y ahora, una chica que no conozco, me apuñala y la herida cicatriza como por arte de magia. Sin contar que ahora tengo un extraño lunar que abarca todo mi ombligo, en forma de media luna. —Tengo miedo —me susurro a mí misma—. Demasiado.Ese chico me mostró en menos de un segundo, como si fuese una película en mi cabeza, todo lo que tenía que saber sobre él, como el hecho de que soy su pareja destinada, algo que sigo sin creer, yo jamás he tenido novio, nunca he salido con alguien, la falta de tiempo y las incesables deudas, me lo han impedido. La puerta se a
LENI—Yo no estoy segura, no te conozco —trago grueso. —Para eso es la cita, para conocernos mejor —su aliento mentolado hace que la cabeza me dé vueltas, no tengo más opciones, al menos no, por ahora. Coloco las palmas de mis manos sobre su firme pecho, con la intensión de alejarlo al darme cuenta de que comienza a acercarse más y más a mi rostro, me pierdo en el halo rojo intenso con el que se van tiñendo sus pupilas grises, el roce de sus labios me descontrola hasta que de pronto, una voz femenina rompe el hechizo en el que me encontraba. —Oh, aquí están —una castaña de ojos verdes que mantiene una postura demasiado rígida en mi opinión, se acerca a nosotros. El repiqueteo de los tacones de sus zapatillas contra el suelo, hace que me duela la cabeza. —Silver —gruñe Ardian, apartándose de mí. Agradezco el que me libre de sus garras. —Me dijeron que ibas a salir. —Sí, tengo una ci…—Perfecto —pasa de largo sin siquiera mirarme—. Tengo que hacer un par de compras en el pueblo,
NARRADOR OMNISCIENTEMientras Silver le contaba todo lo que estaba ocurriendo a una muy confundida Leni, concentrada en cada una de sus palabras, no se dio cuenta de que, agazapado entre las sombras, como cualquier ser que pertenece a la oscuridad, se encontraba el pequeño Donomie, atento a cada cosa que le decía la niñera, a la chica que quería a su lado. —¿Por qué me quieren matar? Yo no les he hecho nada, ni siquiera sabía de su existencia, tengo una vida, familia, amigos, un trabajo —exclamó exasperada Leni. —Ardian no te ha dicho nada, ¿verdad? —¿Nada sobre qué? Solo ha dicho que soy… Donomie se alejó, ya no tenía caso alguno intentar salvarla por ahora, Silver le estaba clavando las garras profundo, por lo que corrió saliendo de la mansión sin que nadie se diera cuenta, era un niño pequeño, pero eso no quitaba el hecho de que fuese un lobo y de que estaba siendo entrenado para ser letal, como lo era cada miembro de la familia King. —Voy a salvar a mi nueva mami —se dijo a s