LENI La atmósfera era densa, cargada de una mezcla de alivio y tensión. Habíamos encontrado a Viktor, pero su estado era preocupante. La luz tenue que se filtraba a través de las hojas del bosque iluminaba su rostro, pálido y sudoroso, mientras todos nos esforzábamos por ayudarlo. Rihannon, su madre, se movía con una determinación feroz, curando las heridas de su hijo con una mezcla de habilidad y amor que solo una madre puede ofrecer. Observaba cada movimiento con atención, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de mí. Sostenía a Argos entre mis brazos, su pequeño cuerpo cálido y frágil, y cada vez que miraba su rostro, el terror de lo que acababa de suceder me llenaba de un profundo dolor. La lluvia había cesado, pero el aire seguía impregnado de un olor a tierra húmeda y desolación. Los árboles susurraban en el viento, como si compartieran nuestra angustia, y el sonido del bosque se convertía en un eco de nuestras emociones. —Está bien, Viktor. Estás a salvo —decía Rihannon, s
LENI La tensión en la habitación era palpable. Las voces se alzaban, cada discusión resonando como un eco de desesperación y temor. La noticia de la muerte de los padres de Rihannon había caído como una losa sobre nosotros, y mientras los presentes debatían sobre lo que debíamos hacer, yo me sentía atrapada entre el dolor y la incredulidad. A pesar de nunca haber tenido la oportunidad de conocer a mis abuelos, su ausencia pesaba en mi corazón. La idea de que fueran asesinados por Greta me hacía sentir como si una parte de mí se desvaneciera en la oscuridad. —No podemos quedarnos de brazos cruzados —dijo Dax, su voz firme y decidida—. Debemos actuar antes de que ella haga más daño. —¿Y qué hacemos? —respondió Nadav, su frustración evidente—. No sabemos dónde está ni qué planea. En medio del caos, Rihannon se mantuvo en un silencio perturbador. La mirada en su rostro era una mezcla de dolor y determinación, y podía ver cómo luchaba por encontrar la fuerza para enfrentar lo que habí
NARRADOR OMNISCIENTE Bajo la tenue luz de la mañana, un aire cargado de anticipación envolvía el vasto salón de coronaciones en el palacio de Tafaryen. Greta se encontraba de pie, su figura erguida y elegante, rodeada por un halo de poder y determinación. Había esperado este momento durante años, había tejido intrigas y conspiraciones, eliminando a quienes se interpusieron en su camino. Hoy, finalmente, sería coronada como la reina de Tafaryen. Una sonrisa arrogante se dibujó en sus labios cuando contempló las decoraciones que adornaban la sala: banderas ondeando en honor a su llegada, y un trono de oro esperando ser ocupado por ella. —Hoy, todo lo que he deseado será finalmente mío —murmuró para sí misma, sintiendo cómo la euforia comenzaba a brotar en su interior. Mientras Greta se perdía en sus pensamientos, la puerta del salón se abrió con un crujido, interrumpiendo su ensueño. Rihannon y Trey entraron, sus figuras recortadas en el umbral, y su presencia resultó un jarro de ag
LENI Han pasado dos meses desde que la tragedia de Greta y la pérdida de Rihannon sacudieron nuestras vidas. En este tiempo, Tafaryen ha comenzado a encontrar su ritmo nuevamente, como un río que, tras una tormenta, se ajusta a su cauce. Las decoraciones del palacio han cambiado, y la atmósfera es ahora más ligera, aunque todavía hay un eco de lo que fue. La vida sigue adelante, y en medio de todo este caos, Ardian y yo hemos asumido la responsabilidad de gobernar. El día se presentaba brillante y despejado, con un sol radiante que iluminaba las torres del castillo. Desde la ventana de nuestra habitación, podía ver a los súbditos de Tafaryen, hombres y mujeres que trabajaban en el patio, riendo y compartiendo historias. La risa de los niños resonaba en el aire, un recordatorio de que, a pesar de las sombras que habíamos enfrentado, la vida seguía su curso. —Mira, Argos —dije, girando hacia la cuna donde mi pequeño hijo dormía plácidamente. Su rostro redondo y sonrosado era un refle
LENI—Es el precio, no hay ajuste.Escucho a lo lejos una voz ronca que me eriza la piel, aúninconsciente puedo saborear la traición. Me remuevo inquieta, recordando que,al llegar a casa, después de una larga jornada, discutí con mi padre y mihermanastro por dinero, al parecer, habían encontrado el escondite en dondetenía mis ahorros, se gastaron todo lo que había juntado en un año.Después de eso, me acorralaron, mi padre me dijo que notenían opción, que lo perdonara y que todo estaría bien si me portaba como unabuena chica, ¿qué quiso decir con eso? Un golpe en mi cabeza y todo se volvióoscuro, hasta ahora.—¡Ya te dije que la mercancía no setoca!Un escalofrío recorre mi espina dorsal, al tiempo que abrolos ojos para enfocar mi entorno, los latidos de mi corazón aumentan su ritmo,poco a poco soy consciente de que estoy atada de manos y pies, dentro de unaenorme jaula.A lo lejos diviso a un hombre ,una sonrisa socarrona cuelgade las comisuras de sus labios.—Veo que has
ArdianMi instinto lobuno regresa con más fuerza, tenso la mandíbula, no, no puedo poseerla aquí.—No sé tu nombre —me las arreglo para hablar.Ella parece pensarse las cosas dos veces.—Leni Marshall —la incertidumbre se cruza por sus perfectas facciones.—Mi nombre es Ardian King —me acerco hasta ella—. Y siento mucho que nos tengamos que conocer así.Acto seguido, le doy un golpe en la nuca que la deja inconsciente, atrayéndola a mi cuerpo antes de que golpee el suelo.—Estás a salvo, Leni, lo juro —le doy un casto beso en la frente.Convirtiéndome en lobo, la llevé conmigo, cruzando los límites que separan el mundo de los humanos con el mío. Llegando a la cabaña en donde sé que estará a salvo por ahora, veo que sale una anciana que conozco muy bien, Greta.—¿Qué sucede aquí? —pregunta en cuanto nos mira a todos con cara exhausta.Olfatea y frunce el ceño.—¿Por qué has traído a una humana? ¿No se supone que deberías haber traído a una princesa? Ardian.Greta fue mi niñera hace año
LeniLas horas pasaban, se estaba haciendo tarde y estos lobos no se iban, seguían quietos, sentados alrededor del árbol, aullando. Hubo un punto muerto en el que no había avances, no comprendo por qué parecían ansiosos y desesperados. El sol se estaba poniendo, dentro de poco anochecería, levanto la mirada y noto que hay un par de frutas silvestres moradas.El hambre que me atenazaba era tanta, que no dudé en estirar la mano para arrancar una, al probarla, un sabor dulzón explotó en mi boca, le di un segundo mordisco hasta que sentí que algo no andaba bien.Un aullido más feroz llamó mi atención, todos los lobos habían dejado de aullar, pero seguían rodeando el árbol, a excepción de uno de ellos, que era el único que aullaba en dirección del bosque, su aullido era más fuerte que el resto, firme, como si estuviera esperando a alguien.Las sombras frente a mis ojos y el entumecimiento de mi cuerpo hacían que viera doble, una ola de calor recorría mi cuerpo, era como estar en llamas, se
Leni—¡Mi padre es el príncipe Ardian, y esta es nuestra casa! —dice con exceso de alegría.Me congelo. Mi corazón da un vuelco por completo, las imágenes de lo sucedido vienen a mí como película repetida, el club, el chico que me salvó, la anciana en la cabaña, recuerdo haber subido a un árbol, luego caí en los brazos de Ardian. Todo me daba vueltas.¿Me había metido con un hombre casado? Y ¿cómo es eso de que es un príncipe? Algo no encaja, necesito salir de este sitio, necesito escapar.Busco como loca cualquier salida, hace un momento probé con abrir la puerta, pero está estaba cerrada por fuera, intenté por las ventanas, pero el alma se me fue a los pies al ver que estaba muy alto, literalmente había puro bosque abajo, sin contar que alcancé a divisar a varios hombres merodeando la zona.Permanezco temerosa y callada, sentada en una de las orillas de la cama, mientras comienzo a maquinar una manera de darle una respuesta razonable a todo esto.—¿Por qué no hablas? —inquiere el pe