LENI Han pasado dos meses desde que la tragedia de Greta y la pérdida de Rihannon sacudieron nuestras vidas. En este tiempo, Tafaryen ha comenzado a encontrar su ritmo nuevamente, como un río que, tras una tormenta, se ajusta a su cauce. Las decoraciones del palacio han cambiado, y la atmósfera es ahora más ligera, aunque todavía hay un eco de lo que fue. La vida sigue adelante, y en medio de todo este caos, Ardian y yo hemos asumido la responsabilidad de gobernar. El día se presentaba brillante y despejado, con un sol radiante que iluminaba las torres del castillo. Desde la ventana de nuestra habitación, podía ver a los súbditos de Tafaryen, hombres y mujeres que trabajaban en el patio, riendo y compartiendo historias. La risa de los niños resonaba en el aire, un recordatorio de que, a pesar de las sombras que habíamos enfrentado, la vida seguía su curso. —Mira, Argos —dije, girando hacia la cuna donde mi pequeño hijo dormía plácidamente. Su rostro redondo y sonrosado era un refle
LENI—Es el precio, no hay ajuste.Escucho a lo lejos una voz ronca que me eriza la piel, aúninconsciente puedo saborear la traición. Me remuevo inquieta, recordando que,al llegar a casa, después de una larga jornada, discutí con mi padre y mihermanastro por dinero, al parecer, habían encontrado el escondite en dondetenía mis ahorros, se gastaron todo lo que había juntado en un año.Después de eso, me acorralaron, mi padre me dijo que notenían opción, que lo perdonara y que todo estaría bien si me portaba como unabuena chica, ¿qué quiso decir con eso? Un golpe en mi cabeza y todo se volvióoscuro, hasta ahora.—¡Ya te dije que la mercancía no setoca!Un escalofrío recorre mi espina dorsal, al tiempo que abrolos ojos para enfocar mi entorno, los latidos de mi corazón aumentan su ritmo,poco a poco soy consciente de que estoy atada de manos y pies, dentro de unaenorme jaula.A lo lejos diviso a un hombre ,una sonrisa socarrona cuelgade las comisuras de sus labios.—Veo que has
ArdianMi instinto lobuno regresa con más fuerza, tenso la mandíbula, no, no puedo poseerla aquí.—No sé tu nombre —me las arreglo para hablar.Ella parece pensarse las cosas dos veces.—Leni Marshall —la incertidumbre se cruza por sus perfectas facciones.—Mi nombre es Ardian King —me acerco hasta ella—. Y siento mucho que nos tengamos que conocer así.Acto seguido, le doy un golpe en la nuca que la deja inconsciente, atrayéndola a mi cuerpo antes de que golpee el suelo.—Estás a salvo, Leni, lo juro —le doy un casto beso en la frente.Convirtiéndome en lobo, la llevé conmigo, cruzando los límites que separan el mundo de los humanos con el mío. Llegando a la cabaña en donde sé que estará a salvo por ahora, veo que sale una anciana que conozco muy bien, Greta.—¿Qué sucede aquí? —pregunta en cuanto nos mira a todos con cara exhausta.Olfatea y frunce el ceño.—¿Por qué has traído a una humana? ¿No se supone que deberías haber traído a una princesa? Ardian.Greta fue mi niñera hace año
LeniLas horas pasaban, se estaba haciendo tarde y estos lobos no se iban, seguían quietos, sentados alrededor del árbol, aullando. Hubo un punto muerto en el que no había avances, no comprendo por qué parecían ansiosos y desesperados. El sol se estaba poniendo, dentro de poco anochecería, levanto la mirada y noto que hay un par de frutas silvestres moradas.El hambre que me atenazaba era tanta, que no dudé en estirar la mano para arrancar una, al probarla, un sabor dulzón explotó en mi boca, le di un segundo mordisco hasta que sentí que algo no andaba bien.Un aullido más feroz llamó mi atención, todos los lobos habían dejado de aullar, pero seguían rodeando el árbol, a excepción de uno de ellos, que era el único que aullaba en dirección del bosque, su aullido era más fuerte que el resto, firme, como si estuviera esperando a alguien.Las sombras frente a mis ojos y el entumecimiento de mi cuerpo hacían que viera doble, una ola de calor recorría mi cuerpo, era como estar en llamas, se
Leni—¡Mi padre es el príncipe Ardian, y esta es nuestra casa! —dice con exceso de alegría.Me congelo. Mi corazón da un vuelco por completo, las imágenes de lo sucedido vienen a mí como película repetida, el club, el chico que me salvó, la anciana en la cabaña, recuerdo haber subido a un árbol, luego caí en los brazos de Ardian. Todo me daba vueltas.¿Me había metido con un hombre casado? Y ¿cómo es eso de que es un príncipe? Algo no encaja, necesito salir de este sitio, necesito escapar.Busco como loca cualquier salida, hace un momento probé con abrir la puerta, pero está estaba cerrada por fuera, intenté por las ventanas, pero el alma se me fue a los pies al ver que estaba muy alto, literalmente había puro bosque abajo, sin contar que alcancé a divisar a varios hombres merodeando la zona.Permanezco temerosa y callada, sentada en una de las orillas de la cama, mientras comienzo a maquinar una manera de darle una respuesta razonable a todo esto.—¿Por qué no hablas? —inquiere el pe
Rein parece darse cuenta de mi reacción.—No puedo creerlo, ¿tu lobo está prendado de ella?Asiento lento.—Demasiado, ni siquiera pude controlarme cuando la encontré en aquel club, casi la hago mía en aquel sitio, Leni me descontrola.—Puede que ya estés entrando en la bruma, es normal —se justifica Greta.—No lo creo, esta vez es distinto.Tanto Rein como Greta se miraron el uno al otro, compartieron la misma mirada llena de preocupación.—Voy a estar bien —muevo el cuello con estrés.—Solo asegúrate de que sea cierto, eres un príncipe, Ardian, el alfa de la manada, incluso la bruma te afecta más, y el que tengas una luna digna y a la altura, gobernando a tu lado, es fundamental, si Leni es en verdad para ti, lo va a entender cuando despierte —finaliza Greta, saliendo de la habitación.Rein me lanza una mirada cargada de advertencia, siguiéndole el paso. Cuando me quedo solo, no dejo de observar lo hermosa que es, me quedo de ese modo lo que parece una eternidad, sigue sin despertar
ArdianPara cuando llegamos a su mundo, es de noche, me encargo deque la zona esté bien custodiada por mis hombres, mis enemigos están al acechoy no me puedo dar el lujo de que la perciban tan fácil.Entrando a su departamento, me doy cuenta de dos cosas, una,es que la zona en la que vive es demasiado peligrosa, y el edificio en donde meinvestigaron que vivía, está demasiado deteriorado, Rein solo me lanza unamirada llena de “te lo dije, es una plebeya” lo ignoro.Entrando, compruebo de que es pobre, es una condiciónprecaria, ni siquiera los pocos muebles que tiene están en buenas condiciones,me las arreglo para llegar a su habitación, lo sé porque el sitio estáimpregnado de su olor, la dejo sobre la cama y le doy un último beso.Odio dejarla, pero es lo mejor, por el momento. Cuandollegamos a mi hogar, noto un ambiente extraño, lleno de hostilidad.—¡Por fin llegas!Levanto la mirada.—Madre —gruño de mal humor.—Hemos estado esperándote por horas—ignora mi estado y viene a
LENIMe remuevo inquieta, siento una ola de calor recorrer micuerpo, el dolor estalla en mi cabeza y me siento mareada aun estando dormida,hay una sensación casi asfixiante que aplasta mi pecho, remojo mis labios antesde despertar poco a poco, diviso mi habitación tomando una larga respiración.—En casa —susurro sin saber por quéhe dicho eso.Al incorporarme, me agarro la curvatura derecha de micuello, me arde, me duele, es punzante y no dudo en ponerme de pie, correr albaño y ver mi reflejo en el espejo opacado. No hay rastro de un golpe, nada, mipiel está perfecta, aunque la siento como quemadura palpitante.—Me estoy volviendo loca —niego casien silencio.Me doy una ducha de agua caliente, reviso que mis cosasestén en orden para irme a trabajar a Dollcrow, la agencia de niñeras para laque trabajo, saliendo, reviso la nevera, no hay nada, saliendo del trabajotendré que hacer las compras, no espero a que mi padre y hermano esténdespiertos a esta hora.Saliendo, la brisa g