—Tranquilo —trato de que el lobomayor se aleje, en vano.Entonces, el lobo más grande se me viene encima al tiempoque mi cuello arde, pica y solo puedo esperar lo peor, cierro los ojos esperandomi muerte, no llega, los abro y casi me desmayo al ver a otro lobo, más grandede tamaño, pelaje negro, con ojos rojo carmín, rompiéndole el cuello, como sime estuviera protegiendo.Poco a poco me arrastro hacia atrás, sin apartar mi miradade los dos enormes lobos que están luchando, es el equivalente a ver una luchade titanes lobuna. El segundo gruñido a mis espaldas hace que me gire, elpequeño lobo se acerca a mí y me congelo.—Tranquilo, ya me voy… —musito porlo bajo, con el miedo invadiendo mi sistema.Dentro de la casa todo se empieza a romper debido a losenormes lobos, quisiera observarlos un poco más, ya que parecen irreales, noobstante, estoy en mi propia lucha. Llego corriendo hasta las escaleras, elpequeño lobo me pisa los talones, enseñándome sus pequeños colmillos, veo la
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