—Queridos hermanos, estamos aquí reunidos para celebrar la boda entre la señorita Becca Van Dijk y nuestro excelente joven y ejemplo a seguir, el primogénito de la familia Dickman, Siem Dickman —escuché que anunció el sacerdote.Si bien oía a la perfección el discurso del sacerdote, no prestaba mayor atención, estaba nerviosa, ni me atreví a mirar a los lados para no tener que enfrentar el tumulto de personas que entre invitados y curiosos llenaron la Catedral San Juan Evangelista. La boda se estaba celebrando en ese lugar porque la familia de Siem es apegada a sus creencias. Accedí a pasar por esta fase solo porque lo amo, o eso creí sentir, estaba ahí solo por eso, no creo en formalidades y menos religiosas, no soy como él, no siento ese apego ciego a la espiritualidad que su familia profesa. La vida no me ha dado oportunidad para hacerlo, tampoco me interesa, pienso que es pura hipocresía. Desde muy pequeñas tanto Lotte como yo hemos sido solo las dos, solo hemos estado la una pa
Para Lotte, Siem no era el hombre que me iba a dar lo que yo necesitaba, ella lo afirmaba siempre, porque ella experimentó lo mismo que yo sentí cuando perdimos a nuestros padres, ella sintió como nos desprendieron el alma cuando nos bajaron del auto para llevarnos a la delegación y de ahí más nunca los volvimos a ver, ni sabemos si fueron sepultados dignamente, solo nos alejaron y nadie nos dio explicaciones. Al día de hoy aún buscamos respuestas sin preguntar a nadie. Aprendimos que es mejor no hablar sobre ese tema con nadie más que la una con la otra. La vida nos ha convertido en dos chicas hermosas, pero reservadas y tristes, tanto que en nuestros ojos se refleja el vacío del alma.Estuvimos trece años encerradas en un internado en Inglaterra, hasta que ella cumplió diecisiete años, que logró independizarse y con el fideicomiso que ellos nos dejaron, ella pudo comprar un departamento en una zona exclusiva de Ámsterdam, cumplió su sueño de comenzar a estudiar arquitectura en la Aca
No podía creer lo que nos estaba pasando. A lo lejos escuché un grito ahogado de dolor que desgarró mi alma.—Sieeem —la voz de su madre retumbó en toda la catedral y fuera de ella.Mis oídos y todo mi ser registró ese grito de dolor, imaginé que jamás podría olvidarlo. Estaba tan sorprendida que ni ganas de llorar sentí. Debería estar ahogada de tanto llorar, y al contrario, como si estuviera procesando todo lo que sucedió mi mente no conectaba con mi corazón. No pude sentir dolor. No del tipo del que debía estar sintiendo la madre de Siem allí adentro. No sabía qué sentir.Y claro que no podía sentir nada distinto si estaba siendo arrastrada a un lugar incierto y mi hermana iba mucho más adelante de mí. Sentí más preocupación por Lotte que por mi misma y el mismo Siem que desde que lo vi tirado ahí al pie del altar supe que estaba muerto.Hice un movimiento brusco para buscar soltarme del desconocido, y la respuesta que recibí fue un leve golpe y luego oscuridad en mi cabeza. Horas
—Lotte, bienvenida.La veo nerviosa, aunque aparenta una tranquilidad silente, el movimiento de sus dedos me lo dice. Es normal este tipo de reacción, más en ella que es tan centrada, a diferencia del ciclón que dejé encerrado en la habitación.—¿Quién es usted? ¿Por qué estoy aquí? —la sutileza de su voz hasta era curiosa.«¿Cómo pueden dos seres que han vivido la vida pegadas la una a la otra como siamesas ser tan brutalmente distintas?» pregunté en mi cabeza molesto por todo lo que tuve que dejar de hacer para estar aquí parado en frente de dos adultas que parecen niñas de kinder, bueno, más una que la otra. —¿Quién soy? ya lo vas a saber —le advertí y con la misma sutileza con la que me respondió estiré mi mano invitándola a tomar asiento en el sillón que estaba frente a mí. Esperé a que hiciera caso a mi petición, la imité y cruce mis piernas y uní mis manos para apoyar mi mentón sobre los nudillos de mis manos mientras la observaba con atención.La belleza de ambas chicas era
Pasé todo el día amarrada como si fuera un puerquito preparado para llevarlo al matadero, con las manos atadas hacia atrás, mis pies unidos por una soga que me estaba causando un ardor tremendo y ni hablar de la mordaza con la que me impidieron toda posibilidad de expresarme.Odiaba a ese hombre, odiaba a esos dos que se atrevieron a desafiarme, odiaba al mundo y a la vida misma por tratarme de la forma en la que lo estaba haciendo en este momento.Sentí mucha ira, Siem era la tercera persona importante en la vida que me quitaron de las manos, no había comenzado a vivir ni siquiera una mínima porción de la felicidad que teníamos prometida cuando ese hombre le puso término a su vida.Sentimientos confusos, todos negativos recorrieron mi cuerpo. Dejar pasar esto era algo que no iba a hacer.No sé cuánto tiempo me mantuvieron allí en esa habitación tirada sobre esa cama. El hecho es que de un momento a otro escuché que la puerta se abrió.—Vamos a desatarla, pero compórtese, señorita —esc
—Sígame —me dijo un hombre que parecía una muralla infranqueable de lo alto, ancho y fuerte que se veía, ni hablar de sus ojos, su mirada transmitía temor.No le respondí, solamente caminé a paso lento detrás de él, el maltrato en mis pies tampoco me permitía hacerlo con más rapidez. Bajé las mismas escaleras que subí y luego otras más para llegar a una planta baja. Me pareció estar en el internado por lo inmensa que a simple vista se veía esa propiedad.Después de pasar varias áreas, el hombre me indicó con una seña de su mano traspasar un arco alto, avancé y al ingresar en el espacio me encontré no solo con una enorme mesa de unos doce puestos de los cuales solo uno estaba ocupado, y precisamente por el hombre que me había jurado cobrarle una cuenta que había revivido heridas del pasado, una herida que no había sanado y que solo fue despertada como el monstruo más enfurecido al serle interrumpido su descanso.Una calentura rabia subió por mi cuerpo al verlo sentado en total tranquili
—¡No puedes estar diciendo la verdad! —me dice dejando ver la incredulidad que se gasta la tonta.Llevo meses al borde con sus decisiones imprudentes, me ha tenido corriendo y poniendo a correr a mis hombres detrás de ella como si fuera una niña de un año recién comenzando a caminar. Nunca pasó por mi mente tener tanto problema o más de los que debo enfrentar en mi mundo al pendiente de mis negocios y de mis enemigos. Becca en solo nueve meses ha desestabilizado toda la planificación con la que he venido llevando mi vida. A fuerza me hizo enfocar la atención en ella. Ni siquiera cuando era niña había logrado tanta atención. A una semana de estar en la calle, como cuál presa recién liberada desestabilizó a mis hombres al punto de que no les dejó más opción que recurrir a mí, cuando les había encomendado de manera radical y exclusiva el cuidado de ella y de Lotte. Lotte con un año que tiene llevando una vida de adulto ni se ha sentido, parece más bien una niña reprimida, juiciosa en sus
—¿Cómo te atreves a mencionar a mi padre para decir semejante mentira? —cuestionó Becca totalmente enfadada—. No acepto que pretendas engañarnos de esa manera.Hans solo la miraba fijamente, la dejé vomitar todo lo que tiene en su interior, por las facciones de su rostro se notaba toda la amargura que era evidente tenía contenida.—Siempre hemos estado solas, nunca nadie ha estado ahí para Lotte ni para mí, no te atrevas a mencionar a mi papá y mucho menos decir que has cuidado de nosotras, eres un maldito desgraciado, asesinaste a Siem, también a mis padres y ahora pretendes que te creamos semejante mentira. No nos creas tan tontas, sabemos perfectamente quién ha estado a nuestro lado en todos estos años, es decir, nadie —me dijo con coraje. Su rostro estaba enrojecido de la rabia.—Becca, por favor —le pidió Lotte.—No, ya basta, deja de ser tan boba, este desgraciado es el típico manipulador, nos quiere hacer algo, no sé qué, porque no tenemos nada —gritó totalmente fuera de sí.—F