Me gusta la condenada
Al verla salir intencionalmente me di dos fuertes golpes repetidos en la cabeza con la palma de mi mano buscando reprenderme por la idiotez que iba a terminar cometiendo al no poder controlar este maldito instinto animal que me caracteriza.

Fue algo intenso, duramente comprometedor y tentador. Becca sin mucho esfuerzo logró ponerme en el lugar que estaba buscando, fui débil, me gustó ser débil ante ella.

La m*****a niña me demostró tener lo que más me encanta de una mujer, es atrevida, desafiante y al mismo tiempo parece insaciable. Quedé con ganas de más de ella. Apenas recorrimos medio kilómetro y aun así lo poco que vi en ese breve recorrido me dejó con una ansiedad superior a la que ya me cargaba encima, lo que no era correcto. Debo poner un alto a todo esto.

Acabo de terminar de confirmar otra vez y con mayor contundencia que es necesario poner distancia entre esta niña y yo. No soy inmune a su juventud, y esa incapacidad de poder respetar los límites de ella me va a terminar de
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