Bajo un estado de profundo enfado, me fui al night club de uno de mis socios, necesitaba drenar y olvidar los reclamos sin sentido de esa niña. Llegué al lugar y estaba lleno de gente por todos lados.—Hans —me saludó Lucas, el dueño del club—. No imaginé verte por aquí hoy.—Umm ¿por qué no habría de venir? —pregunté extrañado.—Porque se corre el rumor de que Sem Dickman dio la orden de encontrarte donde fuera —me comentó sentándose al frente de mí y al mismo tiempo le hizo seña a una mesera—. Me contaron la aventura que tuviste hoy, muchos comentan la muerte de su hijo. ¿Qué te dio para hacer esa locura?—¿Locura? —me sonreí—. Bien sabes que me tiene una deuda de años. Tarde o temprano iba a ser el momento de comenzar a cobrarla.—De verdad que hay que tenerte miedo —manifestó Lucas, desvió la mirada para poner atención a la mesera—. Tráenos una botella del mejor whisky que tengamos. —No, no es para espantarse, no sí nada me has hecho.Miré alrededor para ver el ambiente. Todo est
Para mi sorpresa, dormí bien. Pese a estar dolida por la muerte de mi novio no me di tiempo a sufrir por no tenerlo, por no estar con él en la que hubiera sido nuestra primera noche de bodas. Dormí profundamente, sobre todo porque al regresar a la habitación después de la cena, en el botiquín de primeros auxilios conseguí otros productos con los qué curar las heridas de la soga y me tomé un analgésico. Tal vez por eso fue que no me dio tiempo a pensar en Siem y sufrir su ausencia. Tan profundamente fue lo que dormí que no reparé la hora de mi despertar, en la mesa de noche había un reloj que cuando lo giré hacia a mí, luego de abrir los ojos y estirarme en la cama, me avisó que eran cerca de las diez de la mañana. Al recordar el lugar donde estaba y todo lo que sucedió el día anterior, sabiendo que este día no tenía gran cosa por hacer, suspiré, me senté en la cama y miré a mi alrededor, volví a suspirar al confirmar que el destino de Lotte y el mío no estaba resultando tan fácil
—Hans —Lotte llamó su atención—. Ignora a Becca —me pidió ahí en su cara, lo que la alteró más.—¿Cómo te atreves? —le reclamó Becca.—Deja las tonterías, no quiero perder tiempo —giró a verme—. ¿Es cierto eso que dijiste anoche?—¿A qué te refieres? —le pregunté siendo más sutil. La diferencia entre ambas es bastante grande.—A eso de que Dickman fue el que asesinó a nuestros padres, bueno, no él, sino sus hombres; y eso otro de que nuestros padres nos dejaron algunos bienes. Lo que leí anoche ¿Es real? ¿Esos documentos aparecen en algún registro?—Por supuesto —afirmé al tiempo que moví la cabeza de arriba hacia abajo—, ¿recuerdas cuando fuiste a firmar la supuesta compra del departamento? Lotte asintió subiendo y bajando la cabeza.—Bueno, en esa ocasión allí lo que hiciste fue firmar la transferencia de la propiedad de uno de esos bienes —le aclaré—. En ese registro reposan los documentos de muchos de los bienes cuya lista te di a leer. Poco a poco les iré explicando y como has d
Después que nos explicó esa grotesca verdad, se paró de la mesa y se fue al interior de la casa. Llevamos rato aquí en el jardín, sus hombres van y vienen por las áreas del jardín, siempre observándonos, al pendiente de nuestros movimientos. Desde que supo parte de la historia, Lotte quedó en silencio, no ha volteado ni siquiera a mirarme. Se mantiene con las piernas cruzadas una sobre la otra con la mirada fija hacia el fondo del jardín.¿Qué si no me preocupa la historia que ese hombre nos acababa de relatar? Claro que me preocupa. Fue mucho el contenido que explotó en una sola vociferada de su parte, ni tiempo nos dio a hacer la digestión cuando escupió una cosa tras otra, ¿si fueron verdades? No sé, no confió en nadie, y aun desconfiada no dejo de pensar en ello.¿De verdad estuve en peligro? ¿De verdad Siem era un matón? ¿De verdad se atrevió a engañarme? No podía creer en eso, se veía tan real su sentimiento que me cuesta creer. No sé qué pensar. No quiero hacerlo porque de dete
—¡Hasta exhibicionista eres! —fue la excusa que vino a mi mente en modo de reclamo para invitarla a no seguir poniendo en jugo la cordura de todos los hombres que estamos allí. Que por cierto somos muchos.Acepto que lo que ella estaba haciendo en cualquier otro momento, situación y el lugar no era nada malo. Vivimos en una época donde muchas mujeres viven la vida de una forma tan desinhibida que exponer casi la totalidad de su cuerpo desnudo no es problema para ellas y para el mundo, y si hay alguien que proteste por por ello se entiende que simplemente debe tragarse sus opiniones porque al pensar con racionalidad Becca no estaba haciendo nada malo, solo tomaba el sol. El problema era que la niñata era la debilidad en cuerpo y carne de mujer.Se me secó la boca por completo, no se diga la garganta cuando terminó de ponerse de pie y tiró a un lado la toalla, se paró frente a mi en forma desafiante. No me enojó su reacción; al contrario, tentó aún más mi cordura, mi entrepierna vibró d
—¿Para dónde crees que vas así? —escuché la voz de Lotte escandalizada al ver que ingresé a su habitación, estaba acostada y se sentó de golpe en la cama.En lugar de irme directo a la habitación para cambiarme, me desvié y después de adivinar al abrir una puerta y otra, y otra, fue que logré dar con la que estaba ocupando Lotte.—Vengo, mi amor —la corrigió—, dirás ¿de dónde vengo? —agregué divertida—. Estaba en la piscina.—¿Así? —preguntó sorprendida señalando con el dedo índice derecho.—¿Y cómo es que debía estar? —respondí fingiendo confusión—. Si no es así, ¿cómo iba a estar en una piscina? —agregué levantando los brazos y dándome la vuelta.Sabía que Lotte se escandalizaría, esta es una de las situaciones en las que no congeniamos, tenemos gustos y personalidades totalmente distintas, tanto así que parecemos el cielo y la tierra, el día y la noche, somos contrapuestos. La mirada de Lotte parecía reventar, como si de verdad yo estuviera cometiendo un delito, o peor aún el peor
¿Qué si sufrí al ver su cuerpo tan bien formado con solo tres escasas telas que cubrían las partes más excitantes? Claro que sufrí, y todavía sigo padeciendo. Casi me atraganté. Como quien ve llenó su estómago antes de llevar la comida al plato, así me pasó con esa niña. No pude ignorar mi naturaleza, instintivamente mi cuerpo y mi olfato de hombre cazador la asumió como una mujer, una verdadera mujer. Me di cuenta que que la imagen que me ofreció nada tenía que ver con su comportamiento inmaduro. Su cuerpo contradecía la forma en la que ha actuado en todo este tiempo. Pese a lo desbocado que se vio mi cerebro y toda la parte instintiva de mi ser, acepté que debo tener precaución, ya comprobé que jamás asumiré a Becca como la hija que asumí en el pasado.—Hans, hola —escuché la voz de Lotte, su hermana.Giró a verla y la encontré en la entrada de mi despacho. A diferencia de Becca iba bien cubierta,, llevaba puesto un jean y una camisa de manga tres cuartos abotonada al frente, su cab
Tres días fue el tiempo que decidí tenerla encerrada, tres días de total aislamiento que espero hayan surtido un efecto positivo en ella. Ordené que la privaran de cualquier privilegio. Si en el internado no aprendió de las carencias y limitaciones que ordené les dieran a ella y a Lotte, conmigo lo va a aprender a la fuerza, ya no es una niña, y como la mujer que se ha empeñado en hacerme ver que se convirtió, debe soportar y aprender la lección que mi decisión lleva de trasfondo. De alguna forma tengo que hacerle entender que su forma de ser tan irresponsable no le llevará a obtener respuestas positivas del entorno. Becca debe entender que la belleza no le será suficiente para que el mundo soporte su comportamiento tan irresponsable, tan desligado del orden que debo mantener. Lamentablemente para ella le toca hacer vida en mi mundo y bajo mi mando.Me puso en evidencia delante de su hermana, y aunque me importe un bledo lo que el mundo piense, procuro hacer eco de la prudencia, y eso