Alec Fairchild es CEO más importante Austin, Texas. Sus negocios van desde la industria alimentaria hasta petróleo, pero Alec no lo tiene todo, pues en una fatídica noche, un accidente cambia su vida para siempre dejándolo paralítico. Su esposa no lo soporta, de hecho, desearía que hubiera muerto aquella noche. Deseosa por separarse de él, le consigue una enfermera que lo cuide, con la esperanza de que se enamore de ella y así poder sacarle todo su dinero por el divorcio. Lo que la esposa no esperaba, es que Madison Jones es mucho más que una cara bonita, ella necesita el trabajo para mantener a su hijo; a pesar de que cuidar al insoportable CEO Fairchild es un infierno, sin embargo, pronto comienza a surgir una amistad entre los dos que amenaza con convertirse en algo más, pero ¿Alec será capaz de abandonar sus prejuicios y sus traumas por esta chica simple del campo? ¿O sucumbirá a su cruel soberbia?
Leer másMadison Tener a mi pequeño bebé en brazos otra vez es como sentir que me regresa el alma al cuerpo. No he dejado de abrazarlo desde que sucedió la horrible tragedia. Jennifer era una mujer horrible, pero ni siquiera después de todo lo que pasó le he deseado una muerte así, sin embargo, el destino se encargó de darle su merecido. Alec llamó a la policía y les explicó toda la situación, nos tuvieron ahí por horas mientras tomaban las declaraciones correspondientes. Quisieron examinar a mi hijo, pero yo me negué, no pienso dejarlo en manos de desconocidos nunca más. Por suerte estuvo tranquilo, se quedó dormido en mis brazos después de tomar el pecho. Ahora estamos yendo de vuelta a la casa. El único que tuvo que quedarse a registrar todo lo referente al disparo, fue Liam. Espero que eso no lo haya causado problemas graves. Alec lleva nuestras manos entrelazadas y solo me suelta cuando es necesario tomar el volante del auto. Una vez que llegamos, mi padre me obliga prácticamente a
AlecManejo como un condenado hacia la prisión donde se encuentra Mason. Mientras voy en el auto muevo todos los contactos que tengo para conseguir que me dejen entrar esta misma tarde, no tengo tiempo que perder.Veo el mensaje de Madison y una horrible sensación de decepción me invade.“No estaba ahí”.Golpeo el volante del auto con furia. Me siento impotente, no sé qué hacer. Fui un estúpido al confiarme, debí saber que Jennifer no se quedaría quieta al salir.Viktor me llama por teléfono para avisarme de lo que averiguó.—Alec, ya hice mis averiguaciones, esa mujer no se ha movido de su residencia desde que salió, tiene una de esas tobilleras de la policía.—¡Por favor! Como si no pudieran hackearse.—Lo sé, pero si no tenemos pruebas de que la ha alterado, no puedo hacer nada. Fui cuidadoso para que no sepan que estuve averiguando.—Gracias de todos modos.—¿Llamarás a la policía?—Todavía tengo un as más bajo la manga.—¿Qué vas a hacer? Como tu abogado, no te aconsejo hacer alg
MadisonNo puedo evitar enarcar una ceja cuando lo escucho mencionar el nombre de Liam. Hace tanto que no sé de él, que es la última persona que se me pasa por la cabeza para pedirle ayuda.Miro a Alec con sorpresa, él me hace una seña con la mano para que espere.—¿Puedes venir ahora? Es muy urgente… muy bien, te veré aquí en una hora.Cuelga el teléfono y va a volver a llamar a alguien más, pero le detengo la mano antes de que siga.—¿Por qué has llamado a Liam?—Hace un tiempo que no hablo con él, pero hasta lo último que recuerdo, estaba formándose para ser seguridad privada. Si es así, puede portar un arma y ayudarnos a investigar. Es nuestra mejor opción sin tener que llamar a la policía, además él tiene entrenamiento militar.Lo miro desconcertada, me sorprende su capacidad para reaccionar rápido, a mí no se me había ocurrido.—¿Y ahora a quién llamas?—A Viktor, él nos puede decir qué hacer con respecto a esa loca.—Pero si le dices, le dirá a la policía.—No lo hará.Pone el
MadisonSiento como si literalmente, hubiesen arrancado un pedazo de mi corazón. Me duele incluso respirar. Por un breve instante imagino que todo esto es un mal sueño, uno del que deseo despertar ya mismo.Pero no es así.La niñera estuvo con él todo el tiempo, solo se volteó dos malditos minutos para botar la basura y de pronto el bebé ya no estaba en su coche.Mi padre, Alec, Caleb y yo lo buscamos por todos los rincones del parque, de inmediato activamos la alerta del lugar, y los encargados nos ayudaron a localizarlo, sin embargo, no obtuvimos ningún resultado positivo. Mi pequeño Thomas ha desaparecido.La niñera está tan pálida que pareciese que no ha tomado el sol en diez años. Las manos le tiemblan y obviamente está muy nerviosa.Yo estoy igual o peor que ella, porque solo puedo pensar en la angustia que debe estar sintiendo mi pequeño bebé. La culpa me carcome por dentro. Debí estar más pendiente de él, no debí confiar en ella para cuidarlo en un lugar tan grande como este.
Alec Tengo dos noches sin poder dormir. Tan solo de saber que esa mujer podría salir libre, un nudo en mí estómago me impide poder comer, descansar, o incluso pensar con claridad. Sé que a Madison también le está afectando, está muy extraña desde esa llamada. Después de haber vuelto de las compras con Tania, su actitud es mucho más distante. No quiero creer que me oculta algo, pero es lo que percibo de ella. Ahora mismo está distraída mirando al infinito mientras le dan de comer a Thomas. La cuchara está a dos metros del bebé. Me echo a reír y llamo su atención. —Mads, la boca de Thomas está por allá —indico empujando su mano suavemente. Ella sacude la cabeza y se ríe. —Lo siento, amor. No sé dónde tengo la cabeza. —Quizá tenga que ver con lo de cierta llamada —menciono como si no fuese nada. De verdad quisiera pensar que no significa nada. Después de todo, ¿Por qué tendría que perder la cabeza por el hecho de que mí exmujer salga de prisión? Estará encerrada en su casa hasta
MadisonMientras voy de camino a encontrarme con Tania, no puedo dejar de pensar en esa bendita llamada. ¿Por qué esperar cuatro años para dar alguna señal de vida? ¿Por qué precisamente ahora?Las consecuencias de todo el daño que esa mujer nos había hecho no se nos olvidarían nunca. Por su culpa Alec casi pierde todo, pero creo que lo que nunca le perdonaré es el hecho de haberle provocado ese accidente.Ella fue la única causante de que él estuviese en silla de ruedas por tanto tiempo. Cuando me enteré de eso sentí un odio terrible hacia esa mujer, pero ahora no sé si le guardo rencor.—Señora Madison, ya hemos llegado al centro comercial —avisa Harry.Voy tan distraída mirando hacia la ventana que no me percato de eso.—Oh, gracias.Bajo y de inmediato veo a Tania, que me espera con una enorme sonrisa.—Creí que no llegarías —dice después de saludarme.—Lo siento, me retrasé un poco.—Seguramente fue obra de Alec, ¿no es así? —bromea codeándome de forma amistosa.Me echo a reír y
AlecVer la cara pálida de Madison y sentir su mano fría como un témpano de hielo me desconcierta y me preocupa a partes iguales. No le había visto esa expresión desde hace muchos años atrás. Solo puede significar que ha sucedido algo malo.—¿Qué… qué es lo que quieres? —pregunta con un tartamudeo.—Mads, dime quién es, ¿qué pasa? —insisto, pero ella no parece que pueda emitir más de un par de palabras.Se queda en silencio un par de segundos, y luego vuelve a hablar:—No creo que pueda hacer eso, lo siento —responde con seriedad. Se levanta de la cama y comienza a vestirse de forma apresurada. La otra persona en la línea se demora un buen rato hablando.La imito y me pongo de pie también, me calzo toda la ropa apresuradamente.Ya no me detengo tanto como antes a apreciar esas pequeñas banalidades de la vida, pero me encanta poder volver a ser yo, poder hacer lo más simple como vestirme sin ayuda. Eso y de ahí, a las cosas grandes como caminar, o hacerle el amor a la mujer que amo.Ca
1. LA PRIMERA NAVIDAD DE THOMAS Madison 4 años después… —¡Caleb! Date prisa o llegarás tarde a la escuela —reprendo por enésima vez. A veces me parece mentira lo mucho que ha crecido en estos años. Todavía lo recuerdo como mi tierno bebé de seis añitos, sin embargo, ya es todo un preadolescente de once, y con todo lo que eso implica. —Mamá, controla a Thomas —me grita en respuesta. Suspiro, algo frustrada, quién me iba a decir que tener un bebé después de tanto tiempo iba a ser como volver a ser mamá primeriza. Dejo lo que estoy haciendo en la cocina para ir a buscar al pequeño Thomas cuando veo a Alec pasar por el pasillo. —Deja, yo lo busco —dice con una sonrisa. Verlo caminar como si nunca hubiese estado en silla de ruedas siempre llena mi corazón de alegría. El tratamiento había funcionado tan bien, que hace más de dos años que él no ha tenido ni siquiera que apoyarse en una silla nunca más. Sonrío y asiento, mientras él se pierde en la vuelta hacia la habitación. Al poco
Cinco meses después…—Ahora los declaro, marido y mujer, puede besar a la novia —dice el padre.Madison me mira con esos enormes ojos marrones y su bella sonrisa. Me acerco a ella y la tomo entre mis brazos mientras le doy un suave beso en los labios.Todavía me parece que fue ayer cuando nos escapamos de otra “casi boda”, solo que el novio no era yo. Le pedí matrimonio esa misma tarde viendo la puesta de sol en el “lady bird lake”.Poder caminar a su lado y salir de la iglesia con mis dos piernas funcionales es uno de los mejores momentos de este día tan maravilloso.Los invitados aplauden y se ponen de pie ante nuestra presentación, ahora como marido y mujer.Hace cinco meses que todo en mi vida había vuelto a la normalidad.Finalmente el juez nos dio el divorcio a Jennifer y a mí, excepto que ella no logró llevarse ni un centavo, y al final, fue acusada junto al traidor de Mason por un sinfín de delitos que no puedo ni numerar.Todo había salido bien para nosotros.Caminamos de la