MadisonMientras voy de camino a encontrarme con Tania, no puedo dejar de pensar en esa bendita llamada. ¿Por qué esperar cuatro años para dar alguna señal de vida? ¿Por qué precisamente ahora?Las consecuencias de todo el daño que esa mujer nos había hecho no se nos olvidarían nunca. Por su culpa Alec casi pierde todo, pero creo que lo que nunca le perdonaré es el hecho de haberle provocado ese accidente.Ella fue la única causante de que él estuviese en silla de ruedas por tanto tiempo. Cuando me enteré de eso sentí un odio terrible hacia esa mujer, pero ahora no sé si le guardo rencor.—Señora Madison, ya hemos llegado al centro comercial —avisa Harry.Voy tan distraída mirando hacia la ventana que no me percato de eso.—Oh, gracias.Bajo y de inmediato veo a Tania, que me espera con una enorme sonrisa.—Creí que no llegarías —dice después de saludarme.—Lo siento, me retrasé un poco.—Seguramente fue obra de Alec, ¿no es así? —bromea codeándome de forma amistosa.Me echo a reír y
Alec Tengo dos noches sin poder dormir. Tan solo de saber que esa mujer podría salir libre, un nudo en mí estómago me impide poder comer, descansar, o incluso pensar con claridad. Sé que a Madison también le está afectando, está muy extraña desde esa llamada. Después de haber vuelto de las compras con Tania, su actitud es mucho más distante. No quiero creer que me oculta algo, pero es lo que percibo de ella. Ahora mismo está distraída mirando al infinito mientras le dan de comer a Thomas. La cuchara está a dos metros del bebé. Me echo a reír y llamo su atención. —Mads, la boca de Thomas está por allá —indico empujando su mano suavemente. Ella sacude la cabeza y se ríe. —Lo siento, amor. No sé dónde tengo la cabeza. —Quizá tenga que ver con lo de cierta llamada —menciono como si no fuese nada. De verdad quisiera pensar que no significa nada. Después de todo, ¿Por qué tendría que perder la cabeza por el hecho de que mí exmujer salga de prisión? Estará encerrada en su casa hasta
MadisonSiento como si literalmente, hubiesen arrancado un pedazo de mi corazón. Me duele incluso respirar. Por un breve instante imagino que todo esto es un mal sueño, uno del que deseo despertar ya mismo.Pero no es así.La niñera estuvo con él todo el tiempo, solo se volteó dos malditos minutos para botar la basura y de pronto el bebé ya no estaba en su coche.Mi padre, Alec, Caleb y yo lo buscamos por todos los rincones del parque, de inmediato activamos la alerta del lugar, y los encargados nos ayudaron a localizarlo, sin embargo, no obtuvimos ningún resultado positivo. Mi pequeño Thomas ha desaparecido.La niñera está tan pálida que pareciese que no ha tomado el sol en diez años. Las manos le tiemblan y obviamente está muy nerviosa.Yo estoy igual o peor que ella, porque solo puedo pensar en la angustia que debe estar sintiendo mi pequeño bebé. La culpa me carcome por dentro. Debí estar más pendiente de él, no debí confiar en ella para cuidarlo en un lugar tan grande como este.
MadisonNo puedo evitar enarcar una ceja cuando lo escucho mencionar el nombre de Liam. Hace tanto que no sé de él, que es la última persona que se me pasa por la cabeza para pedirle ayuda.Miro a Alec con sorpresa, él me hace una seña con la mano para que espere.—¿Puedes venir ahora? Es muy urgente… muy bien, te veré aquí en una hora.Cuelga el teléfono y va a volver a llamar a alguien más, pero le detengo la mano antes de que siga.—¿Por qué has llamado a Liam?—Hace un tiempo que no hablo con él, pero hasta lo último que recuerdo, estaba formándose para ser seguridad privada. Si es así, puede portar un arma y ayudarnos a investigar. Es nuestra mejor opción sin tener que llamar a la policía, además él tiene entrenamiento militar.Lo miro desconcertada, me sorprende su capacidad para reaccionar rápido, a mí no se me había ocurrido.—¿Y ahora a quién llamas?—A Viktor, él nos puede decir qué hacer con respecto a esa loca.—Pero si le dices, le dirá a la policía.—No lo hará.Pone el
AlecManejo como un condenado hacia la prisión donde se encuentra Mason. Mientras voy en el auto muevo todos los contactos que tengo para conseguir que me dejen entrar esta misma tarde, no tengo tiempo que perder.Veo el mensaje de Madison y una horrible sensación de decepción me invade.“No estaba ahí”.Golpeo el volante del auto con furia. Me siento impotente, no sé qué hacer. Fui un estúpido al confiarme, debí saber que Jennifer no se quedaría quieta al salir.Viktor me llama por teléfono para avisarme de lo que averiguó.—Alec, ya hice mis averiguaciones, esa mujer no se ha movido de su residencia desde que salió, tiene una de esas tobilleras de la policía.—¡Por favor! Como si no pudieran hackearse.—Lo sé, pero si no tenemos pruebas de que la ha alterado, no puedo hacer nada. Fui cuidadoso para que no sepan que estuve averiguando.—Gracias de todos modos.—¿Llamarás a la policía?—Todavía tengo un as más bajo la manga.—¿Qué vas a hacer? Como tu abogado, no te aconsejo hacer alg
Madison Tener a mi pequeño bebé en brazos otra vez es como sentir que me regresa el alma al cuerpo. No he dejado de abrazarlo desde que sucedió la horrible tragedia. Jennifer era una mujer horrible, pero ni siquiera después de todo lo que pasó le he deseado una muerte así, sin embargo, el destino se encargó de darle su merecido. Alec llamó a la policía y les explicó toda la situación, nos tuvieron ahí por horas mientras tomaban las declaraciones correspondientes. Quisieron examinar a mi hijo, pero yo me negué, no pienso dejarlo en manos de desconocidos nunca más. Por suerte estuvo tranquilo, se quedó dormido en mis brazos después de tomar el pecho. Ahora estamos yendo de vuelta a la casa. El único que tuvo que quedarse a registrar todo lo referente al disparo, fue Liam. Espero que eso no lo haya causado problemas graves. Alec lleva nuestras manos entrelazadas y solo me suelta cuando es necesario tomar el volante del auto. Una vez que llegamos, mi padre me obliga prácticamente a
MadisonEl viaje se me hace eterno de camino a Hyden Park, la zona residencial donde se supone que tengo mi entrevista de trabajo. Hace muchos años que había dejado de dedicarme a ser enfermera personal para tomar uno que otro turno disponible en el hospital de la ciudad de Blanco, mi hogar natal. Un pequeño pueblo, tranquilo y cálido. Sin embargo, ya no puedo quedarme ahí, lo que gano no me alcanza para cubrir los gastos médicos de mi padre que ya está muy viejo, y tampoco para mantener a mi pequeño hijo de seis años. Es por eso que me estoy viendo obligada a migrar a Austin, la capital de Texas, con la esperanza de encontrar algo que al menos me alcance para vivir bien.Vi el anuncio en una página web y apliqué sin pensármelo dos veces.Después de ver como quedó la cosecha de mi padre, creo que era necesario.Le digo al taxi que se detenga justo en la gran casa del final del suburbio. No tengo suficiente dinero para tener un auto propio, y el que mi padre tenía ya no funciona. Con l
AlecEstoy harto de que mi mujer siga trayéndome enfermeras para aprobar, en realidad, estoy harto de todo esto, desde que perdí mi capacidad para moverme por mí mismo en ese maldito accidente, mi vida no ha vuelto a ser la misma. No entiendo por qué a Jennifer le cuesta tanto entender que lo único que quiero es que sea ella quien me cuide, pero desde que eso pasó, siento que solo quiere deshacerse de mí.No puedo hacer nada para evitar que abra la puerta y eso me llena de rabia, me siento como un inútil. Pasé de ser el CEO más importante de todo Austin, a ser solo un lisiado que necesita ayuda hasta para ir al baño.Cuando escucho que la puerta corrediza se abre, giro como puedo en la silla y la veo ahí. Debo admitir que de todas las enfermeras que ha traído mi mujer, esta es la más bella de todas. Me mira atónita, como si hubiese encontrado al mismísimo presidente del país ahí.—¿Quién es usted? ¡Lárguese!Podrá ser guapa, pero eso no me interesa, no la quiero aquí. No necesito la a