MadisonNo puedo evitar enarcar una ceja cuando lo escucho mencionar el nombre de Liam. Hace tanto que no sé de él, que es la última persona que se me pasa por la cabeza para pedirle ayuda.Miro a Alec con sorpresa, él me hace una seña con la mano para que espere.—¿Puedes venir ahora? Es muy urgente… muy bien, te veré aquí en una hora.Cuelga el teléfono y va a volver a llamar a alguien más, pero le detengo la mano antes de que siga.—¿Por qué has llamado a Liam?—Hace un tiempo que no hablo con él, pero hasta lo último que recuerdo, estaba formándose para ser seguridad privada. Si es así, puede portar un arma y ayudarnos a investigar. Es nuestra mejor opción sin tener que llamar a la policía, además él tiene entrenamiento militar.Lo miro desconcertada, me sorprende su capacidad para reaccionar rápido, a mí no se me había ocurrido.—¿Y ahora a quién llamas?—A Viktor, él nos puede decir qué hacer con respecto a esa loca.—Pero si le dices, le dirá a la policía.—No lo hará.Pone el
AlecManejo como un condenado hacia la prisión donde se encuentra Mason. Mientras voy en el auto muevo todos los contactos que tengo para conseguir que me dejen entrar esta misma tarde, no tengo tiempo que perder.Veo el mensaje de Madison y una horrible sensación de decepción me invade.“No estaba ahí”.Golpeo el volante del auto con furia. Me siento impotente, no sé qué hacer. Fui un estúpido al confiarme, debí saber que Jennifer no se quedaría quieta al salir.Viktor me llama por teléfono para avisarme de lo que averiguó.—Alec, ya hice mis averiguaciones, esa mujer no se ha movido de su residencia desde que salió, tiene una de esas tobilleras de la policía.—¡Por favor! Como si no pudieran hackearse.—Lo sé, pero si no tenemos pruebas de que la ha alterado, no puedo hacer nada. Fui cuidadoso para que no sepan que estuve averiguando.—Gracias de todos modos.—¿Llamarás a la policía?—Todavía tengo un as más bajo la manga.—¿Qué vas a hacer? Como tu abogado, no te aconsejo hacer alg
Madison Tener a mi pequeño bebé en brazos otra vez es como sentir que me regresa el alma al cuerpo. No he dejado de abrazarlo desde que sucedió la horrible tragedia. Jennifer era una mujer horrible, pero ni siquiera después de todo lo que pasó le he deseado una muerte así, sin embargo, el destino se encargó de darle su merecido. Alec llamó a la policía y les explicó toda la situación, nos tuvieron ahí por horas mientras tomaban las declaraciones correspondientes. Quisieron examinar a mi hijo, pero yo me negué, no pienso dejarlo en manos de desconocidos nunca más. Por suerte estuvo tranquilo, se quedó dormido en mis brazos después de tomar el pecho. Ahora estamos yendo de vuelta a la casa. El único que tuvo que quedarse a registrar todo lo referente al disparo, fue Liam. Espero que eso no lo haya causado problemas graves. Alec lleva nuestras manos entrelazadas y solo me suelta cuando es necesario tomar el volante del auto. Una vez que llegamos, mi padre me obliga prácticamente a
MadisonEl viaje se me hace eterno de camino a Hyden Park, la zona residencial donde se supone que tengo mi entrevista de trabajo. Hace muchos años que había dejado de dedicarme a ser enfermera personal para tomar uno que otro turno disponible en el hospital de la ciudad de Blanco, mi hogar natal. Un pequeño pueblo, tranquilo y cálido. Sin embargo, ya no puedo quedarme ahí, lo que gano no me alcanza para cubrir los gastos médicos de mi padre que ya está muy viejo, y tampoco para mantener a mi pequeño hijo de seis años. Es por eso que me estoy viendo obligada a migrar a Austin, la capital de Texas, con la esperanza de encontrar algo que al menos me alcance para vivir bien.Vi el anuncio en una página web y apliqué sin pensármelo dos veces.Después de ver como quedó la cosecha de mi padre, creo que era necesario.Le digo al taxi que se detenga justo en la gran casa del final del suburbio. No tengo suficiente dinero para tener un auto propio, y el que mi padre tenía ya no funciona. Con l
AlecEstoy harto de que mi mujer siga trayéndome enfermeras para aprobar, en realidad, estoy harto de todo esto, desde que perdí mi capacidad para moverme por mí mismo en ese maldito accidente, mi vida no ha vuelto a ser la misma. No entiendo por qué a Jennifer le cuesta tanto entender que lo único que quiero es que sea ella quien me cuide, pero desde que eso pasó, siento que solo quiere deshacerse de mí.No puedo hacer nada para evitar que abra la puerta y eso me llena de rabia, me siento como un inútil. Pasé de ser el CEO más importante de todo Austin, a ser solo un lisiado que necesita ayuda hasta para ir al baño.Cuando escucho que la puerta corrediza se abre, giro como puedo en la silla y la veo ahí. Debo admitir que de todas las enfermeras que ha traído mi mujer, esta es la más bella de todas. Me mira atónita, como si hubiese encontrado al mismísimo presidente del país ahí.—¿Quién es usted? ¡Lárguese!Podrá ser guapa, pero eso no me interesa, no la quiero aquí. No necesito la a
MadisonAlec Fairchild es la persona más insoportable que he conocido jamás. Realmente estaba dispuesta a irme cuando me echó, pero mi sentido del deber no me dejó largarme así sin más. No pude. Sabía que él podía correr un gran riesgo solo, y no me equivoqué, pues cuando volví, lo escuché gritar y caerse.Lo que pasó después todavía me ha dejado pensando. No paré de meter la pata una y otra vez. ¡Por Dios! ¡Lo comparé con un becerro! ¿En qué estaba pensando?De cualquier forma, parece que algo de lo que le dije lo hizo retractarse de sus palabras, porque me dijo que no sería necesario que me fuese. Conseguí el trabajo, pero ¿a qué costo? Estoy segura de que el señor Fairchild no me dejará las cosas nada fáciles.Por fortuna no estuve demasiado tiempo a solas con él. Su esposa volvió bastante pronto porque temía que yo no pudiese controlar a su marido, y el enfermero de la noche, que luego supe que se llama Patrick, me reemplazó enseguida.Ahora estoy llegando al pequeño apartamento q
Alec No es que quiera ser un completo hijo de la mala madre con ella, es que simplemente hay días en los que no me tolero ni a mí mismo. Esta mañana mi esposa se fue sin despedirse de mí; como se le está haciendo usual en estos últimos meses. Ni siquiera me ha contado lo que se habló de la reunión con los accionistas de la empresa el día de ayer, y ni hablar del dolor que estoy sintiendo ahora mismo en mis músculos. La verdad es que no lo entiendo, se supone que no puedo moverme, que no siento nada, ni siquiera el tacto de una pluma, o la caricia de mi mujer, pero a la misma vez, tengo un maldito dolor crónico todo el tiempo. Uno que empeoró desde ayer, cuando me caí. He sido tan irritante que la he hecho salir de la habitación y solo tiene un par de minutos aquí. Admito que se me pasó la mano, un poco tal vez. Dejo mi celular a un lado para tratar de escuchar lo que está diciendo detrás de la puerta. Me pareció haber escuchado que la llamaron por teléfono. Estoy un poco lejos, pe
MadisonMe quedo sorprendida ante la propuesta de Alec. ¿De verdad me está ofreciendo dormir en su casa? Después de todo lo mal que me ha tratado, es lo menos que me imaginé de él. No pensaba decirle lo que me pasa, pero por alguna razón, me hizo sentir una extraña sensación de familiaridad en la que puedo contarle casi todo.—Oh, pues… muchas gracias, se… Alec —corrijo—, pero no creo que sea apropiado.—Lo que no es apropiado es que pases la noche en una banca del parque, o peor, durmiendo en una cama convertida en barco flotante —contradice aguantando la risa—. Aquí hay suficiente espacio para que se quede, mi esposa ni siquiera tiene que enterarse de ello.—Ah… no lo sé, es que…Debo reconocer que su propuesta es como una especie de milagro, una salvación a mi precaria situación. No puedo volver a Blanco, aunque me encantaría, pues tengo mucho tiempo sin ver a mi pequeño hijo, pero el viaje de ida y vuelta me queda demasiado lejos, tendría que salir en la madrugada para volver a es