Nunca he sido una chica que piense y analice las situaciones con cabeza fría, la mayoría de las veces, me dejó llevar por las emociones del momento y por lo general, me equivoco.
Mis padres siempre me sermoneaban al respecto, que debía aprender a actuar con calma, que por acelerada era que me salían las cosas mal, que consultara siempre con alguien idóneo y de confianza antes de tomar una decisión final, que dejará de ser tan terca y voluntariosa y me dejara ayudar.
Crecí y viví en un pequeño pueblo aledaño a la ciudad, en un país latinoamericano que podría ser cualquiera... en ese país donde tenemos el más exquisito café, el de paisajes maravillosos, el de culturas indígenas, el de acentos y dialectos diferentes, el de variedad de comidas según la región.
Con fauna y flora envidiable, el país de las más hermosas flores que cada San Valentín inundan el mundo entero, soy orgullosamente Colombiana, de mi país se habla mucho en el exterior, lamentablemente de las cosas malas, de narcotráfico y violencia, pero somos más que eso.
Mi casa, podría ser la tuya, una casa básica, en un barrio estrato medio, con gente trabajadora, como la de muchos.
Vivía en ese entonces con mis papás, me encontraba cursando ya el onceavo y último grado en el colegio mayor Juan Bautista, (dirigido por unas monjitas inmamables), dónde tenía una beca por rendimiento académico, mi disciplina dejaba mucho que desear pero hasta el momento no había cometido ninguna falta grave que ameritara perder mis beneficios o ser expulsada.
Admiro mucho a mis padres, porque contra viento y marea defendieron su amor, aunque papá nunca fue profesional, con mucho esfuerzo y trabajo duro, ha logrado darnos una vida digna con algunos privilegios.
Se puede decir que nosotros éramos esa parte desagradable de la familia que no encajaba en sus estúpidos estándares sociales; desde pequeña pude ver como nos hacían el feo, les parecía poca cosa que mi padre se desmpeñara como mecánico, cuando los "hombres de la casa" eran gerentes, abogados, ingenieros...
Poco a poco nos alejamos de ellos, dejamos de asistir a las reuniones familiares a las que nos invitaban por "protocolo" y en las cuales no desaprovechaban la oportunidad de pordebajear a mi padre, mamá les puso un alto en una navidad hace 3 años...
—¿Y cuéntanos López, que se dice en los suburbios? ¿Si llega al menos la luz por allá? —Preguntó mi tío Javier, hermano de mi madre, un poco ético abogado que defiende a los pillos de este país.
—Sabes algo Javier, —Dijo mamá,—Puede que la luz no llegue, pero si nos llegan los chismes, te felicito hermano mío, me enteré que Yolanda tu secretaria y amante va a tener un hijo tuyo, ¡un bastardo en la familia, tendremos un bastardo en la familia!
—¡Es falso! —Gritó ofuscado.
—Esperemos a qué nazca, aunque para un abogado corrupto como tú, debe ser muy fácil comprar un resultado falso de ADN para eximir la responsabilidad.
Aída, la esposa de mi tío no dijo una sola palabra, ella había perdido 3 embarazos y para nadie era un secreto que por conveniencias económicas no se habían divorciado, los rumores de las andanzas del prestigioso abogado eran del dominio público, pero su habilidad y persuasión, lograba mantener los escándalos lejos del escarnio público.
Mamá bebió mucho ese día y a todos les sacó sus secreticos a la luz, sin importarle que mis abuelos y tíos no le volvieran a dirigir la palabra jamás, ella amaba en ese entonces y ama aún tanto a mi papá, que no permitiría de ninguna manera que quisieran humillarlo.
—¿De qué les sirve tener títulos y dinero si no son felices? ¿Cuántos de ustedes pueden dormir tranquilos y con la certeza que nadie a su alrededor los engaña o traiciona? ¡Nadie! Porque todos son cortados con la misma tijera.
Ese día, mi mamá se convirtió en mi heroína, quería ser como ella, no dejarme de nadie y defender firmemente mis convicciones.
Éste último año de colegio estuvo lejos de ser tranquilo y normal como los anteriores, el estrés del proyecto de grado, el baile de fin de año invención de las niñas que se creen gringas y la presión de lograr un cupo en alguna universidad de prestigio, nos tenían a todos con las emociones al límite.
Yo aún no tenía claro que carrera estudiar, pues varias me llamaban la atención, pero debía consultar el bolsillo de mis padres, si bien ellos estaban dispuestos a apoyarme, yo era consiente de la apretada economía que tendríamos a partir de mi entrada a la universidad. Quiería estudiar algo relacionado con el diseño o ser maestra, había tenido varias conversaciones con mis padres acerca de las licenciaturas, evaluando la viabilidad y rentabilidad de estudiar una.
Mamá consiguió un trabajo de medio tiempo para ayudar con los gastos de la casa en un supermercado, una semana trabajaba en la mañana y la otra en la tarde, yo siempre valoré todo lo que hacían por mi y quería que ellos se sintieran orgullosos de lo que yo hiciera.
Fue duro acostumbrarme a ir sola al colegio cuando ella tenía turno de mañana, porque quedaba retirado de la casa y ella siempre me llevaba en el modesto auto familiar, como se encontraba a las afueras de la ciudad y cerca de la carretera principal, temía cruzar porque los tráileres y camiones muchas veces desobedecían las señales de tránsito y recurrentemente se presentaban accidentes, el exceso de la velocidad era evidente y como cosa rara, no se veía un policía de tránsito en kilómetros, el peatón era el perjudicado, ya que no había un puente peatonal cerca y tenía uno que atravesar la vía corriendo.
En un par de ocasiones en modo protesta bloqueamos la salida principal exigiendo un puente, pero jamás obtuvimos respuesta, porque fuimos pocos los que nos manifestamos, al ser un colegio de élite, todos tenían carro o viajaban en una ruta particular, así que nuestras palabras y actos no tuvieron impacto alguno.Aunque nunca fui la más brillante, me esforzaba por cumplir con todos mis trabajos y mantener mis notas altas para no perder mi beca, el dinero que se ahorraba de las mensualidades, papá lo guardaba para mí universidad.
Así había empezado ese año, que sería fundamental para el futuro de muchos, sobretodo para mí, más a nivel emocional que otra cosa, lo que me esperaba era poco para lo que me imaginé y la llegada de Joel partiría mi vida en dos y mi corazón en mil pedazos.
Siempre tuve la mala fortuna de verme envuelta en líos por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, era algo gracioso, porque yo era tan despistada que podrían estar cometiendo un delito junto a mí y yo ni por enterada me daba. No lo sé, quizás el vivir con mil cosas en la cabeza a la vez me desconectaban a tal punto del mundo que no notaba con facilidad lo que pasaba a mi alrededor, fue así como un día resulté castigada en clase educación física, por haber estado en el mismo lugar que unos chicos que rompieron un par de cristales. El maestro Botero, nos puso a darle 1.000 vueltas a la cancha de básquet, no importó cuántas veces dijera que no tuve nada que ver. Mis piernas me dolían mucho, el esfuerzo que estaba haciendo era demasiado para mí regordete cuerpo, debo decir, que jamás fui amiga del ejercicio, además, desde muy niña, sufría de fuertes crisis asmáticas. Como cosa rara, los malandros del asunto eran Joel, Ariel y Marcos... Los de siempre. Llevé mi cuerpo
Desperté en la enfermería del colegio con un fuerte dolor de cabeza, a mi alrededor estaban la madre superiora, la enfermera y Joel.—¿Qué pasó? —pregunté muy confundida.La madre superiora tomó mi mano.—Recibiste un fuerte golpe en la cabeza, pero no te preocupes, no es grave, todo estará bien.—No siento mi cara.—Es temporal, ahora debes descansar, necesito evaluar un par de cosas antes de llevarte al hospital —me dijo la enfermera.—¿Hospital? ¿No se supone que no es grave?—Por protocolos de la escuela y por ser un golpe en la cabeza, es imprescindible llevarte a hacer un chequeo para descartar cualquier eventualidad que se pueda presentar más adelante, como un hematoma interno o alguna secuela.La enfermera y la madre superiora se salieron de la enfermería y me quedé con Joel, quién no podía ocultar la preocupación de su rostro, lo último que recuerdo fue verlo a él con un balón en las manos con la intención de tirarlo hacia mí, así que decidí preguntarle sí era el quien me hab
Al siguiente día, me desperté casi a las 10:00AM con una sensación muy extraña, la cabeza muy pesada y apresar de dormir más de 12 horas, tenía sueño, intenté desayunar pero simplemente no me provocó, la pasé tirada en el sofá toda la mañana.Muy puntual, posterior a la salida del colegio, Joel llegó a mi puerta nuevamente, pero yo me sentía mal, abrí la puerta tambaleándome y caí en sus brazos.—Alexa, ¿Estás bien?—Tengo mareo.No sé de dónde sacó fuerzas para cargar mis casi 80 kilos de peso, pero me tomó entre sus brazos y me puso sobre el sofá. Entre dormida lo escuché hablando por celular dando la dirección de mi casa.Después de un rato tocaron a la puerta y Joel atendió, un hombre de considerada edad entró, era un doctor, me examinó y me tomó una muestra de sangre, quedó de hablarle cuando tuviera algún resultado concreto.—Alexa, el número de tu mamá, dámelo.—No, llama a mi papá, el puede salir más fácil, búscalo en mi celular, la clave es 1031.Recuerdo escuchar la voz de p
Me levanté temprano al siguiente día para ir a la escuela, mamá vió que ya estaba mejor y no objetó nada, ella salió para su trabajo y yo me quedé desayunando, salí a prisa y llegué media hora antes al colegio y aún no había nadie por ahí.Me dirigí hacia la cancha y me senté en una de las graderías, pude ver a tres chicos que pasaron corriendo y se metieron detrás de ellas, era Joel y sus amigos, me acerqué sigilosamente para ver qué estaban haciendo, a una prudente distancia, donde no pudieran verme, observé detenidamente sus actividades, uno de ellos se encontraba sentado dándole la espalda al campo, vacío, la escena se me hizo llamativa, pero como estaban de espaldas no podía ver bien lo que pasaba, así que intenté acercarme más por un costado y me llevé una gran decepción, estaban armando cigarrillos de hierba; regresé por dónde venía con tan mala fortuna de enredar mi bolso con unos barriles, al intentar sacarlo, los tumbé e hice un ruido impresionante... Me descubrieron.—¡Mier
Era la primera clase de cocina, hoy se prepararía un lomo saltado, la maestra Demm, asignaría parejas para todo el año por sorteo, de una bolsa saldrían los papelitos con nuestros nombres y mi fortuna no pudo ser peor, a darme cuenta que me tocaba con Joel.—El destino nos quiere juntos nena, deja de hacerte la rogada y acepta ser mi novia.—Espero que te comportes correctamente.—Claro que sí jefa, —dijo en tono burlón.Ya estaba, tenía que aguantarlo todo el año.Iniciamos bien, todo marchaba justo como la maestra quería y como Joel era tan hábil, no teníamos mayor dificultad, venía ahora lo difícil, flamear, ambos debíamos hacerlo, él lo hizo sin problema, pero yo... Hice un desastre, regué el vino y una enorme llama salió, me agarró de inmediato, pasando un brazo por encima de mi, acercándome a su cuerpo, brindándome protección, su reacción fue muy rápida.Nuevamente ví en él que sus ojos denotaban preocupación, me sentí segura entre sus brazos.—Lo siento, —le susurré.—No te pr
Estaba intentando evitarlo y por lo que pude ver, el a mí también, era lo mejor, pero era inevitable no tenerlo frente a frente en los extracurriculares.El maestro Mora llegó al salón tarde, cosa que era muy recurrente en él, como siempre con una excusa.—Jóvenes, disculpen la demora, estaba resolviendo un inconveniente de urgencia, López, Vásquez, vengan acá.Me sorprendió un poco que nos llamara, mire a Joel buscando apoyo, pero el evitó mi mirada, nos acercamos a su escritorio para saber qué sucedía.—Muchachos, hubo un inconveniente en la cocina, así que por esta semana no tendrán clases, luego se repondrán los días sábados.—Perfecto profesor, —dijo Joel y se retiró a su puesto.Yo agradecí la información y me senté en mi lugar.Por unos días no tendría que estar cerca de él y eso me aliviaba.En el receso, como por variar no pude comprar nada, cuando llegué a la cafetería, la fila era interminable, yo miraba con tristeza lo poco bueno que había en la vitrina, resignada, fui a s
Fue difícil dormir esa noche, por más que me las diera de valiente, me daba miedo estar sola en casa, cualquier ruido o sombra me asustaba, tal vez había Sido mala idea ahuyentar a Joel.Apenas asomó el sol llamé a mis padres, ya habían llegado y estaban bien, eso me reconfortaba un poco.—Hija, buenos días, ¿Qué tal noche pasaste? Tu papá y yo llegamos bien gracias a Dios.—Bien mamá, ninguna novedad.—Me alegra mucho hija, aunque ya seas una mujer, nos preocupas, dime, ¿Ya comiste? —No mamá, aún no, voy a poner a lavar la ropa primero.—Bueno, no te quedes sin comer, nosotros vamos a desayunar y luego nos organizamos para ir a casa de Lola.—Ok mamá, me mantienes informada de lo que suceda, saludos a papá.—Cuídate, adiós.Puse a funcionar la lavadora y mientras tanto organicé un poco la casa, estaba revisando la alacena y lo más fácil de hacer era un sándwich y un huevo frito, en el refrigerador tenía leche achocolatada así que el desayuno estaba cubierto.Recibí un mensaje en mi
Desperté casi a las 10:00 am y Joel no estaba en la cama, bajé y lo encontré en la cocina.—Buenos días mujer hermosa, ¿Cómo amaneces? —se acercó y me dió un beso.—Me duele la cabeza.—Con justa razón, entre el alcohol y lo que te dieron, admiro que estés de pie.—¿Qué haces?—Nuestro desayuno mi amor, debes tener mucha hambre y yo también, me comería el mundo entero si me lo sirven.—¿Te ayudo en algo?—No te preocupes ya está todo listo, pasa a la mesa, empecemos con un juguito de naranja para el guayabo.—¿En qué momento hiciste todo esto?—Desperté temprano.Había hecho caldito de costilla, huevos con mazorca, salchicha, cebolla y tomate, compró mucho pan, la mesa de llenó de comida.Parecíamos marranitos, pasábamos entera la comida, pero no dejamos ni las migajas.—¿Has hablado con tus padres?—No, no han llamado ni escrito nada.—Deberías llamarlos.—Tienes razón, lo haré.Los llamé pero no respondieron, unos minutos después recibí un mensaje de mi papá dónde decía que ya venía