Siempre tuve la mala fortuna de verme envuelta en líos por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, era algo gracioso, porque yo era tan despistada que podrían estar cometiendo un delito junto a mí y yo ni por enterada me daba.
No lo sé, quizás el vivir con mil cosas en la cabeza a la vez me desconectaban a tal punto del mundo que no notaba con facilidad lo que pasaba a mi alrededor, fue así como un día resulté castigada en clase educación física, por haber estado en el mismo lugar que unos chicos que rompieron un par de cristales.
El maestro Botero, nos puso a darle 1.000 vueltas a la cancha de básquet, no importó cuántas veces dijera que no tuve nada que ver.
Mis piernas me dolían mucho, el esfuerzo que estaba haciendo era demasiado para mí regordete cuerpo, debo decir, que jamás fui amiga del ejercicio, además, desde muy niña, sufría de fuertes crisis asmáticas.
Como cosa rara, los malandros del asunto eran Joel, Ariel y Marcos... Los de siempre.
Llevé mi cuerpo al límite, Marcos me gritaba todo tipo de improperios mientras corríamos...
—Corre gordita, eso te hará bien para rebajar tu rechoncho trasero.
Él y Ariel se reían de mí y seguían llamándome gorda floja, de repente, la escena se puso en cámara lenta, pude ver una patada voladora que venía hacia ellos, Joel los golpeó inesperadamente y ya teniéndolos en el piso los pateó.
Esto estaba yendo mal, muy mal.
—¿Qué te pasa Marcos? ¿Muy macho burlándote de una chica por su cuerpo? ¿Qué diría tu mamá si sabe esto? Con el cuerpo que ella tiene no le haría gracia lo que haces imbécil.
¿Me defendió? Me pregunté en ese momento, quedé en shock, Joel los seguía golpeando y hasta los escupió, sentí que las cosas se salían de control así que me puse en medio.
—Joel por favor cálmate, no vale la pena que ensucies tus manos con este par de tontos, —le dije mientras le agarraba como podía para que no los golpeara más.
—Odio a los tipos que denigran a las mujeres, ¡Los odio!
Pude ver un fuego intenso y violento en su mirada, puse mi mano en su mejilla y traté de hacerle entrar en razón.
—Joel, por favor, vámonos.
En tanto, el profe se acercaba a ver qué sucedía, Joel aceptó haberlos golpeado pero no dijo la razón, ellos tampoco y los llevaron a la dirección y a mi como testigo.
—Si te preguntan, no sabes por qué fue la pelea, tengo una reputación que cuidar, —susurró en mi oído mientras caminábamos hacia la oficina de la superiora.
Respiré hondo cuando estuve frente a la puerta, ensayé un parlamento mentalmente una y otra vez para no hablar más de la cuenta.
En menos de un minuto esta se abrió, dejándome ver a una monja de avanzada edad, con cara de puño y ceño fruncido, notablemente irritada por la gran magnitud del problema presentado.
—¿De nuevo ustedes? No hay un solo día en que no tenga queja de su proceder señores. Y usted señorita López Luján, últimamente la he tenido aquí, ¿Qué pasa? ¿Está dejándose influenciar por estos desadaptados jóvenes?
—No señora, yo iba pasando por dónde rompieron los vidrios y el maestro sin preguntar me castigó solo por el hecho de verme ahí, pero le juro madre superiora que no tuve nada que ver, después me puso a darle 1.000 vueltas a la cancha y la verdad estoy muy fatigada.
—¿Tiene usted pruebas que la señorita López Luján tuvo que ver en el daño de los vidrios? —preguntó al profesor.
—Verá usted madre superiora, yo escuché el ruido y me asomé desde mi salón, ví al señor Vásquez y compañía, emprender la huída y a la joven López Luján en medio del patio.
—Le repito la pregunta, ¿Tiene pruebas? Recuerde que tenemos circuito cerrado de tv, ¿Revisó usted las cámaras?
—No señora.
—Perfecto, señorita, puede usted retirarse, en cuanto a usted maestro Botero, vaya revise los vídeos y viene y me cuenta; y ustedes tres, se me quedan aquí hasta que el profesor regrese.
Me sentí aliviada, porque un reporte negativo, no ayudaba a mi beca.
—Espero que la próxima vez no se encuentra usted en el momento y lugar equivocado señorita, —Dijo mientras me dirigía hacia la salida.
Regresé al salón de clase y no podía dejar de pensar que pasaría con Joel, después de casi 1 hora, los tres regresaron al salón como si nada, como los grandes amigos, me desconcertaba su actitud.
Mientras se dirigía a su asiento me miró de reojo e hizo una breve y retorcida sonrisa. Ahora me encontraba en un dilema, ¿Debía agradecerle? Terminada la clase, me acerqué a su lugar e intenté hablarle, pero no me permitió decir una sola palabra.
—Esto te va a costar niña, ya en su momento sabrás cómo quiero que me pagues —dijo mientras tomaba sus libros para salir, ¡Me dejó con la palabra en la boca! Intenté seguirlo pero fue inútil.
Pude apreciar que ente sus planes no estaba escucharme o hablarme hasta que el lo creyera pertinente, mientras tanto, yo me mataría la cabeza pensando que quería de mi, una idea empezó a rondar mi cabeza y me negaba a creer que así fuera... ¿Y si todo había sido un plan suyo y de sus amigos?
Por su bien esperaba que no, porque no iba permitir que se burlaran así de mi.
Sin más que esperar a que se acercará a mi, dejé pasar los días...
Mamá me notó más pensativa que de costumbre y me asediaba con preguntas una y otra vez, pero siempre respondía que teníamos mucho trabajo en el colegio y eso me tenía en ese estado.
Papá también me interrogó un par de veces y me dijo que no me exigiera tanto, que él sabía que yo era una chica dedicada e inteligente y que nada me quedaría grande.
Mientras, yo pensando que este Joel me iba a pedir algo de índole sexual, a lo cual no accedería de ninguna manera.
Entre ideas, teorías y conspiraciones, estaba durmiendo poco y una mañana que mamá no estaba se me hizo tarde, jamás en mi vida había llegado tarde al colegio, precisamente, tenía clase de educación física y el maestro ese me dejó por fuera, esta era la primera vez que no me dejaban entrar a una clase, me sentía parásito.
El maestro Mora apareció de la nada y se sorprendió al verme fuera.
—Señorita López Luján, ¿qué hace usted aquí?
—Llegué tarde.
—Que tristeza, últimamente he visto como las malas influencias le están afectando, espero que reflexione y corrija su camino.
—Si señor, no volverá a pasar.
Viejo estúpido ese, me molesta que todos crean que soy una persona influenciable.
Obviamente todos creían que de alguna u otra manera Joel y sus amigos estaban generando una influencia negativa en mi, cosa que no era cierta.
Lamentablemente, tuve la desgracia de verme involucrada en un par de eventos con ellos pero eso no quería decir que yo estuviera haciendo parte de su grupo, el maestro Mora, me llevó al salón de castigos donde me encontré con nada más y nada menos que el líder de ese trío de patanes... Joel.
—Vaya, vaya, miren a quien tenemos aquí, la intachable, perfecta y muy bien portada Alexa López Luján, —Vociferó a los cuatro vientos al verme entrar al aula, —¿Qué pasó nena, rompiste el lápiz de tu compañerita de puesto?
Lo miré muy molesta con ganas de decirle hasta de que se iba a morir, pero mejor respiré profundo y seguí mi camino hacia un pupitre al fondo del salón, no quería dejarme llevar por sus intimidaciones y burlas.
—Veo que te estás convirtiendo en la mujer de mis sueños, así me gustan bravas y rebeldes.
No le preste más atención y me senté, se supone que en un momento iba a llegar algún maestro a ponernos hacer algo, un tonto taller acorde a cada una de las faltas que habíamos cometido, o a darnos un sermón de buen comportamiento y de la importancia de cumplir las normas de la institución, pero habían pasado más de 15 minutos y nadie llegaba, todo se empezó a salir de control cuándo empezaron a lanzarse cosas los unos a los otros, mientras yo me mantenía en un rincón para evitarme más problemas.
—Oye tú, —me gritó Joel desde el otro extremo del salón sosteniendo un balón en las manos, —¡piensa rápido!
Eso es lo último que recuerdo...
Desperté en la enfermería del colegio con un fuerte dolor de cabeza, a mi alrededor estaban la madre superiora, la enfermera y Joel.—¿Qué pasó? —pregunté muy confundida.La madre superiora tomó mi mano.—Recibiste un fuerte golpe en la cabeza, pero no te preocupes, no es grave, todo estará bien.—No siento mi cara.—Es temporal, ahora debes descansar, necesito evaluar un par de cosas antes de llevarte al hospital —me dijo la enfermera.—¿Hospital? ¿No se supone que no es grave?—Por protocolos de la escuela y por ser un golpe en la cabeza, es imprescindible llevarte a hacer un chequeo para descartar cualquier eventualidad que se pueda presentar más adelante, como un hematoma interno o alguna secuela.La enfermera y la madre superiora se salieron de la enfermería y me quedé con Joel, quién no podía ocultar la preocupación de su rostro, lo último que recuerdo fue verlo a él con un balón en las manos con la intención de tirarlo hacia mí, así que decidí preguntarle sí era el quien me hab
Al siguiente día, me desperté casi a las 10:00AM con una sensación muy extraña, la cabeza muy pesada y apresar de dormir más de 12 horas, tenía sueño, intenté desayunar pero simplemente no me provocó, la pasé tirada en el sofá toda la mañana.Muy puntual, posterior a la salida del colegio, Joel llegó a mi puerta nuevamente, pero yo me sentía mal, abrí la puerta tambaleándome y caí en sus brazos.—Alexa, ¿Estás bien?—Tengo mareo.No sé de dónde sacó fuerzas para cargar mis casi 80 kilos de peso, pero me tomó entre sus brazos y me puso sobre el sofá. Entre dormida lo escuché hablando por celular dando la dirección de mi casa.Después de un rato tocaron a la puerta y Joel atendió, un hombre de considerada edad entró, era un doctor, me examinó y me tomó una muestra de sangre, quedó de hablarle cuando tuviera algún resultado concreto.—Alexa, el número de tu mamá, dámelo.—No, llama a mi papá, el puede salir más fácil, búscalo en mi celular, la clave es 1031.Recuerdo escuchar la voz de p
Me levanté temprano al siguiente día para ir a la escuela, mamá vió que ya estaba mejor y no objetó nada, ella salió para su trabajo y yo me quedé desayunando, salí a prisa y llegué media hora antes al colegio y aún no había nadie por ahí.Me dirigí hacia la cancha y me senté en una de las graderías, pude ver a tres chicos que pasaron corriendo y se metieron detrás de ellas, era Joel y sus amigos, me acerqué sigilosamente para ver qué estaban haciendo, a una prudente distancia, donde no pudieran verme, observé detenidamente sus actividades, uno de ellos se encontraba sentado dándole la espalda al campo, vacío, la escena se me hizo llamativa, pero como estaban de espaldas no podía ver bien lo que pasaba, así que intenté acercarme más por un costado y me llevé una gran decepción, estaban armando cigarrillos de hierba; regresé por dónde venía con tan mala fortuna de enredar mi bolso con unos barriles, al intentar sacarlo, los tumbé e hice un ruido impresionante... Me descubrieron.—¡Mier
Era la primera clase de cocina, hoy se prepararía un lomo saltado, la maestra Demm, asignaría parejas para todo el año por sorteo, de una bolsa saldrían los papelitos con nuestros nombres y mi fortuna no pudo ser peor, a darme cuenta que me tocaba con Joel.—El destino nos quiere juntos nena, deja de hacerte la rogada y acepta ser mi novia.—Espero que te comportes correctamente.—Claro que sí jefa, —dijo en tono burlón.Ya estaba, tenía que aguantarlo todo el año.Iniciamos bien, todo marchaba justo como la maestra quería y como Joel era tan hábil, no teníamos mayor dificultad, venía ahora lo difícil, flamear, ambos debíamos hacerlo, él lo hizo sin problema, pero yo... Hice un desastre, regué el vino y una enorme llama salió, me agarró de inmediato, pasando un brazo por encima de mi, acercándome a su cuerpo, brindándome protección, su reacción fue muy rápida.Nuevamente ví en él que sus ojos denotaban preocupación, me sentí segura entre sus brazos.—Lo siento, —le susurré.—No te pr
Estaba intentando evitarlo y por lo que pude ver, el a mí también, era lo mejor, pero era inevitable no tenerlo frente a frente en los extracurriculares.El maestro Mora llegó al salón tarde, cosa que era muy recurrente en él, como siempre con una excusa.—Jóvenes, disculpen la demora, estaba resolviendo un inconveniente de urgencia, López, Vásquez, vengan acá.Me sorprendió un poco que nos llamara, mire a Joel buscando apoyo, pero el evitó mi mirada, nos acercamos a su escritorio para saber qué sucedía.—Muchachos, hubo un inconveniente en la cocina, así que por esta semana no tendrán clases, luego se repondrán los días sábados.—Perfecto profesor, —dijo Joel y se retiró a su puesto.Yo agradecí la información y me senté en mi lugar.Por unos días no tendría que estar cerca de él y eso me aliviaba.En el receso, como por variar no pude comprar nada, cuando llegué a la cafetería, la fila era interminable, yo miraba con tristeza lo poco bueno que había en la vitrina, resignada, fui a s
Fue difícil dormir esa noche, por más que me las diera de valiente, me daba miedo estar sola en casa, cualquier ruido o sombra me asustaba, tal vez había Sido mala idea ahuyentar a Joel.Apenas asomó el sol llamé a mis padres, ya habían llegado y estaban bien, eso me reconfortaba un poco.—Hija, buenos días, ¿Qué tal noche pasaste? Tu papá y yo llegamos bien gracias a Dios.—Bien mamá, ninguna novedad.—Me alegra mucho hija, aunque ya seas una mujer, nos preocupas, dime, ¿Ya comiste? —No mamá, aún no, voy a poner a lavar la ropa primero.—Bueno, no te quedes sin comer, nosotros vamos a desayunar y luego nos organizamos para ir a casa de Lola.—Ok mamá, me mantienes informada de lo que suceda, saludos a papá.—Cuídate, adiós.Puse a funcionar la lavadora y mientras tanto organicé un poco la casa, estaba revisando la alacena y lo más fácil de hacer era un sándwich y un huevo frito, en el refrigerador tenía leche achocolatada así que el desayuno estaba cubierto.Recibí un mensaje en mi
Desperté casi a las 10:00 am y Joel no estaba en la cama, bajé y lo encontré en la cocina.—Buenos días mujer hermosa, ¿Cómo amaneces? —se acercó y me dió un beso.—Me duele la cabeza.—Con justa razón, entre el alcohol y lo que te dieron, admiro que estés de pie.—¿Qué haces?—Nuestro desayuno mi amor, debes tener mucha hambre y yo también, me comería el mundo entero si me lo sirven.—¿Te ayudo en algo?—No te preocupes ya está todo listo, pasa a la mesa, empecemos con un juguito de naranja para el guayabo.—¿En qué momento hiciste todo esto?—Desperté temprano.Había hecho caldito de costilla, huevos con mazorca, salchicha, cebolla y tomate, compró mucho pan, la mesa de llenó de comida.Parecíamos marranitos, pasábamos entera la comida, pero no dejamos ni las migajas.—¿Has hablado con tus padres?—No, no han llamado ni escrito nada.—Deberías llamarlos.—Tienes razón, lo haré.Los llamé pero no respondieron, unos minutos después recibí un mensaje de mi papá dónde decía que ya venía
Fue dificil poder dormir, mi cabeza llena de ideas no me lo permitió, se me estaba haciendo tarde para salir, cuando escuché un carro que pitaba afuera, era Joel...—¿Qué haces aquí?—Buenos días, si, yo amanecí muy bien, gracias por preguntar.—Disculpame, es que me sorprende verte aquí.—¿Qué clase de novio sería si permito que mi chica vaya sola al colegio, teniendo la facilidad de llevarla?—Pues gracias por pensar en mi.—Siempre nena, ¿ya estás lista?—Espérame un momento, ya salgo.Me apuré para terminar de organizarme y salir, subí a su auto, me saludó de beso y emprendimos camino.—¿Cómo amaneciste nena?—No muy bien, no pasé buena noche.—Me imagino, pero no te preocupes por eso ahora, vamos a concentrarnos en las clases de hoy.Arribamos sobre el tiempo, muy empoderado me tomó de la mano, cosa de que a nadie le quedara duda que estábamos juntos, los cuchicheos de pasillo no se hicieron esperar, me apretó fuerte la mano, como intentando darme valor, demostrándome que ahí est