La noticia me golpeó como un puño en el estómago.
Valentina se iba.
No solo de la mafia. No solo de la ciudad. Se iba de todo.
De mí.
Ferrara me lo dijo sin rodeos, como si estuviera informándome sobre el clima o sobre un negocio fallido.
—Morelli se marcha esta noche.
El cigarro entre sus dedos dejó un rastro de humo mientras me miraba con esa expresión indescifrable.
No le creí al principio.
No quise creerlo.
Pero entonces vi la confirmación en sus ojos.
Ella realmente se iba.
No pregunté cómo lo sabía. No le di el gusto de verme perder el control.
Solo asentí, como si la información no me afectara.
Pero me afectó.
Mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir.
—¿D&oa
VALENTINAEl sol se filtra por la ventana de mi pequeño apartamento, iluminando las motas de polvo que flotan en el aire. Es un departamento modesto, nada que ver con las mansiones en las que crecí, pero es mío. Por primera vez en mi vida, todo lo que me rodea me pertenece.Me levanto de la cama y estiro los músculos adoloridos. No he dormido bien, como casi todas las noches desde que dejé Italia atrás. Los fantasmas del pasado todavía me visitan en sueños, susurrándome nombres, recordándome pecados que nunca podré borrar.Muevo la cabeza para sacudirme esos pensamientos. Es un nuevo día. Una nueva vida.Camino descalza hasta la cocina y pongo a calentar agua para el café. La cafetera es vieja y tarda una eternidad, pero tiene algo reconfortante en su lentitud. Mientras espero, me acerco a la ventana y miro la ciudad. Es un lugar anónimo,
ValentinaEl murmullo del agua de la fuente central se mezcla con las risas ahogadas de las invitadas de mi madre y el sonido cristalino de las copas al brindar. La mansión Morelli está en su máximo esplendor esta noche, iluminada con cientos de luces que resaltan cada detalle de su arquitectura renacentista. Es una de las propiedades más imponentes de la región, una obra de arte que grita opulencia y poder. Para cualquiera que la vea desde fuera, es el sueño de cualquier persona. Para mí, es una jaula. Hermosa, sí, pero una jaula al fin y al cabo.Desde niña, aprendí que nuestro apellido es más que un simple conjunto de letras. Es un peso, una herencia de sangre y poder que no permite grietas. Mi padre, Alessandro Morelli, no es un hombre cualquiera. Su presencia impone respeto, su palabra es ley y su voluntad se cumple sin excepción. En nuestro mundo, él no es solo un empresario, sino el emperador de un reino construido a base de acuerdos silenciosos, lealtades compradas y amenazas
DANTE—Sabes lo que tienes que hacer, Russo. Mantente cerca, pero no demasiado. Y recuerda: es intocable.Las palabras de Alessandro Morelli resuenan en mi mente mientras me mantengo firme frente a él, sin apartar la mirada. No necesito que me repita la advertencia. Sé perfectamente cuál es mi trabajo y cómo hacerlo. No me pagan para pensar ni para cuestionar. Me pagan para proteger, vigilar y, si es necesario, matar.Asiento sin decir nada. Nunca he sido hombre de muchas palabras. Eso es algo que mi jefe aprecia. No me inmiscuyo en asuntos que no me incumben. No hago preguntas innecesarias. Simplemente obedezco.—Valentina es… especial —continúa, con ese tono de voz que no permite discusión—. Es mi única hija y, como comprenderás, no permitiré que le pase nada.Por supuesto que no lo permitirá. Los Morelli protegen lo que es suyo con uñas y dientes.—Entendido —respondo con voz firme.Morelli me observa por unos segundos más, como si intentara leer algo en mi rostro. No encontrará na
ValentinaSi hay algo que me aburre más que las reuniones de negocios de mi padre, es la maldita imperturbabilidad de Dante Russo.Llevo días intentando encontrarle una grieta. Una reacción. Un mínimo destello de humanidad. Pero no. El hombre es como una pared de hormigón con ojos oscuros y mandíbula cincelada.Y eso me irrita.No porque me importe él en sí, sino porque me niego a creer que alguien pueda ser tan jodidamente insensible.Así que, si mi vida ya está llena de reglas, prohibiciones y jaulas doradas, al menos voy a divertirme un poco en el proceso.Y mi diversión empieza hoy.El sol brilla sobre la villa Morelli cuando salgo al jardín con mi vestido ligero, el cabello suelto y mis gafas de sol en su lugar. Lista para la provocación.Dante está apoyado contra la baranda de la terraza, con los brazos cruzados y esa postura que grita que podría matarte con un solo movimiento, pero no lo hará porque es un profesional.—Qué vida tan emocionante la tuya —comento mientras paso a s
DanteControl.Disciplina.Precisión.Son las reglas que han regido mi vida desde que tengo memoria. Lo único que me ha mantenido con vida en un mundo donde una distracción puede ser la diferencia entre ver un nuevo amanecer o acabar con una bala en la cabeza.Y, sin embargo, Valentina Morelli parece determinada a poner a prueba cada uno de esos principios.Desde el primer momento en que la vi, supe que iba a ser un problema.No porque fuera la hija de Enzo Morelli.No porque su vida esté rodeada de amenazas que hacen de mi trabajo un desafío constante.Sino porque tiene algo que no había visto antes en ninguna de las personas a las que he protegido.Un fuego que no se apaga.Una rebeldía que desafía a cualquiera que intente controlarla.Y una capacidad irritante de meterse bajo mi piel.Hoy ha decidido que
ValentinaDante Russo no es inquebrantable.Tardé días en darme cuenta, pero ahora lo sé.Es una fortaleza, sí. Frío como el mármol, rígido como el acero. Pero incluso el acero se dobla si aplicas la presión adecuada.Y yo sé cómo presionar.Desde el primer momento en que nuestros caminos se cruzaron, mi objetivo ha sido claro: desafiarlo. Empujarlo más allá de sus límites. Hacerlo reaccionar.Hasta ahora, ha ganado cada uno de nuestros duelos.Pero esta noche, por primera vez, lo vi fallar.Vi la tensión en su mandíbula, la sombra de duda en sus ojos cuando lo provoqué en el jardín.Él dice que no puede jugar conmigo.Pero lo que Dante no entiende es que ya está jugando.La mansión Morelli es un laberinto de secretos.Siempre lo ha sido.Crecí en esta casa, recorriendo sus pasillos de mármol, aprendiendo qué puertas están siempre cerradas y cuáles esconden la in
DANTEProteger a Valentina Morelli debería ser un trabajo sencillo.He protegido a políticos, empresarios corruptos, incluso a líderes criminales mucho más peligrosos que su padre.Pero ninguno ha sido tan jodidamente complicado como ella.No sigue órdenes.No se queda donde debe estar.No entiende que cada vez que desafía mis límites, lo único que hace es ponerme en una situación imposible.Ella no lo ve, pero la línea entre mi deber y el desastre es más delgada cada día.
VALENTINAEl aburrimiento es mi peor enemigo.No es que me falten cosas qué hacer. Mi agenda está llena de cenas, reuniones de beneficencia y eventos de alta sociedad. Pero nada de eso me interesa. Nada de eso me pertenece.Todo es una fachada, una maldita obra de teatro escrita y dirigida por mi padre.Pero hoy… hoy tengo otros planes.Mi padre cree que su reino es impenetrable. Que su palabra es ley. Que puede tomar decisiones sin que nadie lo cuestione.Lo que no sabe es que yo ya no estoy dispuesta a seguir jugando su juego.
Último capítulo