El reino de Eryndor está al borde de la ruina. La profecía lo dejó claro: el trono está maldito y solo una reina de sangre noble podrá salvarlo… o condenarlo para siempre. Lyria de Valendor ha sido criada para el sacrificio. Como la última descendiente de su linaje, su destino es claro: casarse con el príncipe maldito, el hombre cuyo nombre susurran con terror en los pasillos del castillo. Nadie ha visto su rostro en años. Dicen que su alma está encadenada a la oscuridad, que la maldición que corre por sus venas consume todo lo que toca. Pero Lyria no es una princesa dispuesta a seguir las reglas. Con un reino al borde del colapso y un enemigo oculto moviendo los hilos en las sombras, su única opción es entrar en la boca del lobo… y destruirlo desde dentro. Lo que no esperaba era que su enemigo más temido pudiera mirarla con el mismo anhelo con el que la luna mira al océano. Ni que, en su batalla por deshacerse de él, descubriera verdades que podrían hacerla dudar de todo lo que creía saber. Porque, a veces, los monstruos no son quienes llevan la corona, y el amor puede ser la maldición más letal de todas.
Ler maisEl vestido de novia todavía pesa sobre mi piel, cada perla bordada un recordatorio del pacto que acabo de sellar. El fuego en la chimenea proyecta sombras que parecen bailar a nuestro alrededor, como si el mismo castillo contuviera la respiración.Kairos está frente a mí, observándome con esa intensidad salvaje que me hace sentir desnuda aunque siga envuelta en metros de seda.— Deberías cambiarte. —Su voz es un arrullo oscuro, un desafío contenido en cada palabra.No hay respuesta.No me muevo.El aire entre nosotros vibra con algo denso, eléctrico
La sala del trono está repleta de sombras. No porque falte luz, sino porque el ambiente es sofocante, denso, cargado de algo invisible que se desliza entre los invitados como una serpiente. La expectación es un veneno que nos envuelve a todos.Soy la única que tiembla.No en el sentido físico. Mis pasos son firmes cuando cruzo el pasillo, mi mentón sigue en alto, mis labios no tiemblan. Pero por dentro... Por dentro estoy hecho pedazos.Hoy me caso con el príncipe maldito.El hombre al que todos temen.El que, con una sola mirada, logró sembrar algo dentro de mí
La noche anterior a mi boda, el castillo entero parece contener el aliento.Las antorchas proyectan sombras danzantes sobre los muros de piedra, mientras el aire se llena de un murmullo inquietante. Los sirvientes evitan mi mirada, los nobles me observan con una mezcla de curiosidad y lástima.Porque todos saben algo que yo aún no.El ritual es una tradición antigua, uno que se remonta a tiempos en los que las alianzas no se forjaban con palabras, sino con sangre.Y yo, Lyria de Eldoria, estoy a punto de unirme a la sombra más oscura de este reino.
La vela titilante proyecta sombras deformadas en las paredes de piedra mientras mis ojos recorren las líneas torcidas del pergamino. Es un mensaje breve, escrito con una tinta tan oscura que parece absorber la luz."La maldición puede romperse. Pero todo poder tiene un precio. Busca la reliquia en las catacumbas. No confíes en nadie."Mi pulso se acelera.Esto es una trampa. O una oportunidad. O ambas cosas a la vez.Aprieto los dientes y miro alrededor, como si la tinta misma pudiera delatar quién la envió. Nadie en este castillo me ha dado razones para confiar, y sin embargo, mis dedos se aferran al pape
No debería pensar en él.No debería recordar el calor de su aliento sobre mi piel, la forma en que su voz se deslizó en mi oído como una caricia envenenada.Y sin embargo, aquí estoy.Mi mente insiste en volver a la biblioteca, al roce invisible que casi se convirtió en algo tangible. Mi piel aún arde en los lugares donde su presencia se sintió demasiado cerca.No es deseo. No puedo serlo.Es peligro.Y el peligro tiene un sabor demasiado tentador.
La biblioteca huele a papel antiguo y a secretos olvidados.Es un espacio vasto, con estanterías que se alzan hasta el techo abovedado, sombras profundas entre los pasillos y un aire de reverencia silente. Nadie debería estar aquí a estas horas.Pero yo tampoco debería estarlo.Mis dedos recorren los lomos de los libros, cada uno etiquetado con una caligrafía impecable. Historia. Estrategia militar. Cronologías de la nobleza. Y entonces, más allá de una fila polvorienta, lo encuentro.Un libro sin título en el lomo, su encuadernación desgastada por el tiempo.Lo saco con cuidado, sintiendo el peso de lo prohibido en mis manos."Las Crónicas de la Maldición".El corazón me da un vuelco.Miro por encima del hombro. La biblioteca está en silencio, pero no me fío. La sensación de ser observada ha estado persiguiénd
El vestido que llevo es más pesado de lo que debería. Tal vez porque el peso real no está en la tela, sino en lo que representa.Estoy sentada en el centro del gran salón, rodeada por nobles y consejeros, todos con ojos atentos, algunos con falsa alegría, otros con un brillo apenas contenido de morbo.Hoy, mi compromiso es oficial.Mi matrimonio con el príncipe maldito se celebrará en una semana.Las palabras de mi padre resuenan en mi cabeza como un eco maldito."Quizás deberías temer lo que no conoces."No sé si es el matrimonio lo que me aterra o la incertidumbre de con quién lo compartiré.Los murmullos llenan el aire, los brindis resuenan, y yo mantengo una expresión imperturbable. Pero por dentro, mi mente es un torbellino de preguntas.¿Qué clase de hombre se esconde tras la maldición?¿E
El salón está lleno de rostros desconocidos, pero cada mirada es un filo cortante que me examina, mide y juzga.No debería importarme.Me he acostumbrado a las cortes, a sus juegos de poder y sus sonrisas envenenadas. Pero aquí, en esta fortaleza que no es mía, en este reino al que me han enviado como sacrificio, todo se siente diferente.Aquí, las miradas no solo son críticas. Son temerosas.No de mí.De él.Me presentan con una reverencia formal, pero el príncipe sigue ausente.Y, aun así, está en todas partes.En la forma en que las conversaciones se apagan apenas susurran su nombre. En la tensión que flota en el aire como un hilo a punto de romperse. En la manera en que nadie se atreve a mirarme demasiado tiempo, como si mi presencia me hiciera portadora de su maldición.Los nobles se deslizan a mi alrededor, analizando
El carruaje se detiene con un chirrido sobre el empedrado húmedo. Afuera, la neblina es espesa, serpenteando entre los muros de piedra ennegrecida como si la misma fortaleza exhalara su propia oscuridad.No necesito que nadie me diga dónde estoy. La energía de este lugar se siente en mi piel, se arrastra por mi columna como un presentimiento. Esta es la fortaleza de Ravka. Mi prisión.Tirito cuando la puerta se abre y una ráfaga de viento helado me golpea el rostro. No sé si es el frío lo que me hace estremecer, o la certeza de que, una vez cruce este umbral, mi vida tal como la conozco habrá terminado.Nadie me ayuda a bajar. Perfecto.Reafirmo mi agarre en mi capa y coloco un pie en el suelo con la cabeza en alto. No importa que el aire huela a humedad y a piedra antigua. No importa que las llamas de las antorchas proyecten sombras que parecen moverse con vida propia. No importa que el peso del cie