Capítulo Treinta y Tres

Los últimos dos días han sido un sube y baja de emociones.

Una parte de mí se sentía feliz de ver los avances que tenía con Renzo.

Pero la otra quería saber cuáles eran los sentimientos que este albergaba por mí.

Hablábamos, reíamos y hacíamos el amor con frecuencia, También había encuentros algo salvajes. Pero amaba cada una de esas facetas.

Lorenzo y Renzo cambiaron la salida a las carreras, por un día en el mar.

Renzo tienen un catamarán en el muelle.

El Olimpo.

Así que, ahora estoy acostada sobre la cubierta y tomo el sol mientras estamos en medio del mar.

Esto es vida.

—Eres una puta obra de arte en ese bikini, ¿Lo sabes?

Llevo un traje de baño, color rojo, que no deja mucho a la imaginación.

En principio, estaba algo cohibida. Pero la misma Gianna me pidió que me lo pusiera y no me preocupara.

Así que, le tome la palabra y lo hice.

—¿Quieres untarme protector? —susurro, me volteo.

—Alguien debe hacer el trabajo sucio.

—Eres el hombre —susurro.

Por unos segundos, no dice nada
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