Ha llegado el día de partir a Sicilia.La boda es en dos días, y hay mucho que preparar. Puedo sentir el ambiente festivo, mientras mis esperanzas mueren poco a poco.—¿Sam? —cierro los ojos cuando Renzo entra a la habitación de avión privado.—¿Si? —Murmuro de mala gana sin apartar la vista de mis libros.Había corrido a la habitación a penas subimos al avión. Y pensé que estaría segura.Como pasa últimamente, me equivoque.—Esto no puede seguir así.Lo miro de soslayo.—Tú fuiste el que marco la distancia. Tú. Eres el que está haciendo esto difícil—. Ladeó la cabeza— Tú, eres el que está huyendo de lo que siente.Estoy siendo directa y no me importa.Su gesto se cierra más, cuando digo lo último.—Soy consiente —asiente con gesto ceñudo. —Pero, debes cumplir con tu parte del trato.—Mi parte del trato, en verme a tu lado feliz y radiante— comento en tono seco. —Lo estaba haciendo perfecto hasta que arruinarte todo.—¿Yo? —se inclina un poco— ¿Yo lo arruiné? —niega —Tú eres la que se
Hoy es el día. En la casa de la familia Vitale, puede respirarse un ambiente feliz y lleno de entusiasmo. En cambio, para mí, es el final de todo. Mi trabajo se ha acabado, y es momento de regresar a la realidad.Respiro profundo y salgo de mi autocompasión cuando escucho las risas.Mis ojos arden ante la visión de Bianca en su vestido de novia, mientras las mujeres alrededor de esta la ayudan a terminar de prepararse.Renzo no subió a la habitación anoche. Al parecer, los hombres decidieron seguir la fiesta y se quedaron en el jardín.Yo creo que fue la excusa perfecta para no lidiar conmigo.¡Ya basta, Sam!—Espera a que tu papá te vea —Gianna junta sus manos y mira a su hija con una expresión de orgullo.—Darío se va a morir —secunda Loreta.—Esperemos que no —dice, está con una sonrisa genuina en su bonito rostro. Su mirada se encuentra con la mía.—Te ves radiante —asiento.—¡Es hora, señoras! —María, anuncia para que todas salgamos.Todas bajamos, y dejamos de última a Bianc
El silencio es sepulcral.La cara de Lorenzo es de furia. Mientras que, la de Gianna es de decepción total.—Bien. Estoy esperando —habla Lorenzo entre dientes.Levanta un documento.—Sabía que ocultaban algo, y lo reafirme cuando fuimos a Miami. Pero, la llegada de este documento anónimo, lo confirmo.Me renuevo.—¡Esto! —mueve el documento —Es el acuerdo que firmaron —entrecierra los ojos —Le has pagado diez mil dólares para esta farsa. —¿Quién te los hizo llegar?—No tiene remitente —niega.¡Maldición!—No me dejaron más opción —Renzo, da un paso adelante —lo hice por Bianca. Ella merecía ser feliz.—¡Por favor! No me vengas con eso.Lo corta.—Es cierto. Me dieron un ultimátum, y yo hice lo que debía.—¿Sabes por qué hiciste está porquería? Te dio miedo que te destituyera de tu cargo.—¡No!—¡Si!—Eres un egoísta que solo piensa en sí mismo —niega.—Se burlaron de la familia —Gianna habla. —Siempre fui amable y te abrí las puertas de mi casa.—Yo te aprecio —susurro —De verdad, l
POV RENZO.Sentado en una sé las sillas al fondo del jardín, Veo a Darío intentar animar a mi hermana.También, puedo sentir los ojos de mis padres sobre Mí. Y, no dejo de mirar la maldita puerta de la casa cada minuto que pasa para verla salir.Pero no sucede.Mi familia sabe lo de nuestra farsa.Estoy a punto de perder todo por el que, he trabajado por años.Pero, lo que deja un malestar en mi estómago, son las palabras de Sam.Me enamoré de ti.Sus ojos reflejaban un dolor que no espere ver. La mujer es una mezcla de dulzura y vitalidad que había irrumpido en mi vida.Niego.No estoy enamorado. >—¡Por supuesto!—Tengo una hora viéndote aquí. Solito.Levanto la mirada y me encuentro con Antonella, enfundada en un vestido que bien podría servir para un show en las Vegas. Sus pechos están desbordando del escote.Es... tan vulgar.—Déjame en paz —me terminó mi whisky de un trago.—¿Dónde está tu adorable esposa? —pregunta en un tono empalagoso y una sonrisa satisfecha.
—Veo que tiene experiencia sólida. Asiento al hombre detrás del escritorio.Me mira.—Sin embargo, no tiene referencias de su último empleo.Levanto la barbilla.—Verá. Señor, Noriega. Fui despedida de mi último empleo porque, mi jefe, pretendía que cumpliera con tareas extracurriculares —le doy una mirada significativa.Él, se aclara la garganta.Mira de nuevo mi hija de vida.—Aprecio la sinceridad. Señorita, Holmes Se pone de pie y me tiende la mano.—Gracias por asistir a la entrevista.Le doy un apretón.—Gracias a usted por llamarme.—Esta semana estaremos escogiendo los mejores prospectos.Asiento algo triste.Sin embargo, salgo de su oficina con esperanzas renovadas.Camino hasta la parada del autobús más cercano que pueda dejarme en el centro juvenil.La vida sigue.Ayer me habían llamado para esta entrevista, y no dude en asistir. Es mi oportunidad de alejarme de todo lo que ha sucedido los últimos días. Había regresado de Italia y me sumergí en la privacidad de mi depart
Miro a Franco.—Sabes, tu ego es tan grande que me parece sorprendente que no salga por las ventanas —Anuncio con voz fría.No dice nada.De repente algo hace clic en mi cabeza.—Tú enviaste el contrato —susurro.—Deberías agradecerme. Te salvé de una pena mayor junto a Vitale.—Eres tan nefasto —niego dando media vuelta y tomando la maleta.—¿A dónde vas?—Lejos de tu absurda venganza—. Lo fulminó con mirada —Yo no tengo que ver en tu pleito con Renzo.—No es así —niega —Solo tenía curiosidad de saber que vio en ti, Renzo.—¡Nada! —abro los brazos —Nada, porque si fuera así, estaría a mi lado y no me hubiese dado una patada en el culo.—Él es un imbécil. Pero, déjame decirte que tú no te quedas tras.—¿Perdón? —doy un paso adelante.—Eres una maldita caja fuerte, Samantha. No sé qué pacto tendrá Laura. Pero no pude averiguar algo sobre ti. En cambio, conseguir la información por parte de Renzo, no me supuso problemas.Eso me da alivio.Laura no presume de ser la mejor por solo presum
Tomo una cucharada de yogur con frutos secos y mi hermana frunce el ceño.—Vamos, Leila. Solo es yogur.—Quiero salir —se inclina un poco —Estoy harta de estar aquí.Hace un par de días sufrió de nuevo otra crisis de ansiedad.Desearía que Leila superara todo eso y volviera a casa conmigo.El médico que la vio la última vez esta por decirnos si es viable una operación para intentar hacer que Leila vuelva a caminar.Es lo que deseo con todo mi corazón.No me importa cuánto me cueste, si debo continuar con Laura para lograr que mi hermana camine, lo hare.Sonrío.—Prometo que saldremos a dar un paseo. — Murmuro —Pero come algo. —Apremio.Había llegado a visitar a mi hermana, y las enfermeras me informaron que no ha querido comer nada. Estaba molesta por qué creía que, creía que la teníamos retenida en la habitación.Había dejado el departamento de Franco más temprano y decidí pasar a ver a mi hermana.La encontré enojada y renuente a desayunar.De mala gana abre la boca y come. Mastic
Definitivamente esto tiene que ser una mala broma.Ignoro el llamado de Renzo y salgo la terraza. La misma, tienen una puerta que da directamente a la playa. Así que la abro, y me deshago de mis sandalias en tiempo récord. Avanzo por la arena.—No puedes huir de mí eternamente.—Mira como lo hago —abro los brazos con chulería y sin voltear a verlo.—Detente —su voz se escucha muy cerca y lo compruebo cuando su mano me toma del brazo dándome la vuelta.—Suéltame— lo miro a los ojos con rabia.—No, hasta que hablemos.—Dejaste todo claro la última vez que estuvimos en un mismo espacio.—Te fuiste —Era lo que todos querían.Lo que tu querías.Niega y da un paso atrás. Lo cual, me da tiempo de verlo bien. Tiene el cabello algo largo, sus ojos se ven cansados, y aunque se ve guapo con el polo, color negro, ajustado.Puedo ver el estrés en él.—Veo que volviste a tu empleo.Sus palabras denotan una gran amargura.Levanto la frente.—Sí. Volví porque es lo que debo hacer. —Con Franco —s