VERACRUZ 1942JENNIE A inicios de verano hay una fiesta celebrada en el puerto. Muchos jóvenes asisten a ella con la determinación de conocer a su futuro … infelices para siempre.Ah, ¿Por qué tenemos que soportar esto?Las mujeres aquí parece que solo tenemos cuatro etapas en el desarrollo: nacemos, nos preparamos para el matrimonio, sucede y mueres.Crecí en una buyuhan gajog o como se dice por aquí, familia acomodada, descendientes de migrantes asiáticos, cuyos primeros ancestros datan de 1810, más o menos.La verdad es que no me interesa tanto la historia familiar y tampoco mi ardua instrucción por demanda nupcial, qué pésimo.—Jennie, ven aquí—me llamó mi hermana mayor—¿Por qué no te has vestido?—No quiero ir—gruñí, arrastrándome debajo de mi cama.—Por dios, Jen—entró de lleno a mi habitación y tiró de mi pie arrastrándome por la alfombra—, deja ese viejo diario y vístete porque debemos irnos.—No quiero ir a pasearme como una res en venta.—¿Ese vocabulario tuyo nunca va a me
JENNIEAsí que era él.—Señor Kim, le presento a mi hijo, Víctor Gabriel Salazar de la Rosa, teniente de corveta y futuro alférez.Apenas pude observarlo, mi padre me miró inquisidor, así que no tuve más remedio que hacer la ceremonia. Me incliné ante ellos, arrodillándome al suelo, mi madre y mis hermanas a mi lado hicieron la reverencia.—Es un honor conocer a mi honorable prometido—posé mi cabeza sobre mis manos. Sentí mi estómago hervir y de pronto unas náuseas terribles, ¿Cómo puede ser que un gesto tan complejo como mi reverencia me llevé a la esclavitud eterna? Y no solo con este tipo tan desagradable, sino que con un hombre mentiroso.—Oh, por favor, levántense—exclamó el alférez, lo escuché sorprendido.Pero mi padre intervino.—Es una tradición, dar la bienvenida a la familia del novio—probablemente haya hecho su reverencia de aceptación—, por favor, pasemos al comedor.No levanté la cabeza hasta que escuché los pasos alejarse.—Levántense, niñas—indicó mi madre—¿Cómo es qu
JENNIE —Según dicen, el ave de paraíso, es una flor tropical traída desde Sudamérica, su nombre real es Strelizia reginae y simboliza la libertad y la alegría—me sorprendió que una de las chicas hablara sobre las flores—, lo leí en una revista—ah, era eso.Observé aquella flor, yo no le veía nada de hermosa, admito que sus colores eran llamativos, el naranja y el azul profundo, si observaba a detalle, en realidad si tenía un poco de forma a un ave.Pero no es mi tipo de flor.Las amigas de Shinae tiraban de mi popular hermana, parloteando sobre las flores, lo bonito y cuidado que estaban los jardines de Club Paraíso.Por mi parte siempre preferí las flores aromáticas, como el jazmín, por eso tengo una maceta en mi habitación.Una de las amigas de mi hermana había venido también con su hermana, ella miraba hacia todos lados, sorprendida, ¿tal vez es su primera vez aquí?Shinae se acercó a mí.—¿Por qué no hablas con ella?, es su primer día aquí, quizá le sorprenda vernos a todas en tr
VÍCTOR4 meses antes. Arrojé las flores al hoyo.Tres metros de profundidad dividían el mundo, la muerte y la vida.Los cánticos resonaron y algunas mujeres lloraban profundamente, lamentándose.Apreté los puños, esas mujeres comieron de la palma de su mano y en su lecho de muerte ninguna estuvo ahí con ella.Lloraban de amargura y culpa.Mi madre.Pensé que mi madre ayudaba a estas mujeres por caridad, quienes pretendía ser buenas con ella, pero pelaban los dientes por la espalda.Solamente al crecer me di cuenta de quienes en realidad eran.Las tres amantes de mi padre, a quienes mi madre conocía perfectamente, ella las había buscado, fue ella quien hizo de lado su orgullo femenino para hacer que mi padre tuviera lo que quisiera.¿A cambio de qué?—Ahora no tienes nada—mascullé cuando el féretro fue cubierto de tierra.Aunque quizá, la única satisfacción que mi madre tuvo es que soy el único hijo reconocido por mi padre.Esas tres mujeres tienen hijos, hijos que son de mi padre, pe
JENNIE—No me sorprende que lo que hiciste, Jennie—reclamó mi padre—, pero has hecho de tu prometido el hazmerreír del pueblo.Erguí la espalda.—Me ofendió.—Debiste hablarlo en privado.—Papá ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué yo pasara por la burla de las personas, cuando se enteren de que soy la prometida de ese hombre? ¡Yo, la hija de Daeyang Kim! ¿Sabes lo que pensarán de mí? —lo miré fijamente—, una mujer Kim no toleraría ese tipo de tratos, somos mejor que ellos.Mi padre resopló.—Si fueras hombre, tu reputación sería impecable, y ese carácter tuyo te llevaría a la sima.—Pero no lo soy—repliqué—, así que, si quieres seguir con la reputación intachable de la familia, vas a apoyarme.—Que insolente hija tengo—resopló, pero me tranquilicé cuando vi que no estaba molesto—, pero tienes razón— se dejó caer en su sillón—. Espero que pronto asientes la posición de nuestra familia en la sociedad. Escuché muy buenos comentarios de ti, ahora todos parecen estar curiosos por “la otra hija d
JENNIEMe atrevo a decir que la conversación con este extraño fue reconfortante.Charlar con un hombre que tiene líquido encefaloraquideo y no faldas en la cabeza, es mejor que nada.—Debo admitir que tiene un buen gusto literario, señorita.—Ese si es un buen halago.—Además de un refinado sentido del humor.—Entiendo que este elogiándome, pero no es necesario, se lo aseguro.—Deduzco que no recibe este tipo de elogios, sino no los declinaría—No son los elogios, sino el hecho de que somos un par de completos extraños, además dice cosas que ya conosco.Soltó una risilla. —Dice que por ser extraño, no puedo darle elogios.—Aun no puede hacer una deducción tan acertada como para dar un elogio certero.Se detuvo, mirando hacia el mar.—No debemos ir tan lejos, hasta aquí basta—miró hacia atrás, no habíamos avanzado tanto, pero tenía razón, no podía ir más allá con un desconocido.—Aquí está bien.—¿Alguna vez ha pensado en lo que hay más allá de donde el sol se oculta?—Solo mar y una
VÍCTOREn todos mis años como hijo del alférez he recibido toda clase de elogios, nadie podía hablar nada sobre mí.Ahora… ahora estoy siendo el hazme reír, solo porque Jennie decidió abofetearme frente a mis colegas, frente a las mujeres mayores de la sociedad. Es la primera mujer, de la que hablan, que no ha sucumbido a mis encantos.Aunque, pegaba como patada de mula.Y lo peor es que no solo me ofendió frente a todos, sino que escuchó mi conversación con Lucía.Mientras me daba de tumbos en la cama, girando de un lado a otro, de solo pensar en que ella nos escuchó. Aún no he oído ninguna noticia sobre ello, tal vez se lo esté guardando para dios sabe que artimaña.¿Y si estaba considerando a Lucia como parte de su tonta lista de amantes?Enterré el rostro en la almohada.¿Qué puedo hacer?Cerré los ojos con fuerza.Jennie Kim.Es insufrible, es salvaje e irreverente, esa tenacidad que mostró el día del compromiso, esa ambición mostrada al enfrentarse a mi padre, ¡al mismo alférez!
JENNIECuando me aseguré de que el teniente Víctor ya se hubiese ido fui corriendo con mi padre.Quien ya me esperaba en su despacho, había encedido su fuerte habano.—¿Perdiste la cabeza? —le reproché.—Tuve que presionarlo, jamás hubiese declarado por su cuenta apresurar la boda ¿no crees?—Pero… me pegaste.—Y te defendió, aún conmigo, con tu padre, significa que le interesas—se regodeó—, algo hiciste bien.—Yo siempre hago las cosas bien—lo miré entrecerrando los ojos—. Casí me lo creo, de verdad—me sobé la mejilla—, eso me dolió mucho.Papá chasqueó la lengua. —Ve con Juana que te de algo para ese golpe, no debemos dejar que te veas mal—di media vuelta—, espera, lo haces luego, tengo que hablar contigo.Lo miré de mala gana.—Ya hiciste mucho drama hoy, papá.Enfurruñada fui a sentarme cerca de él. —Investigué al tipo ese con el que te reuniste—fue al grano.Me sorprendió.—¿Estás siguiéndome?—A las dos, tengo que tenerlas vijiladas ¿no? —le dio una calada a su habano—. No e