Tras la repentina muerte del fundador del imperio Crawford por un letal ataque al corazón, las trillizas Mina, Megan y Macey toman las riendas de MC Cosmetic International. Sin embargo, la sombra de una enfermedad hereditaria amenaza con cambiar el destino de las hermanas, desenterrando secretos familiares enterrados. Mina, la astuta presidenta; Megan, la abogada ética; y Macey, dedicada a obras benéficas, se ven envueltas en un torbellino de poder, venganza y amor. El hijo del dueño de la competencia desafía su posición, desencadenando una lucha de poder mientras un amor del pasado regresa, avivando antiguas llamas y revelando verdades ocultas. En medio de los desafíos del imperio y las sorpresas personales, las vidas de las trillizas se entrelazan en un emocionante torbellino. Descubren que el amor puede ser tanto una fuerza curativa como desestabilizadora, mientras se enfrentan a la venganza y se sumergen en las complejidades del poder.
Leer másTres años después…— ¡Me voy a comer estos cachetes regordetes! —exclamó juguetona Mina mientras cargaba a Byron en brazos, besó sus cachetes haciendo reír al pequeño, su risa era mágica, llena de vida.— ¿Estás lista? —preguntó Macey a Mina, esta asintió.—No sabía que quería una familia hasta que este pequeño llegó a nuestras vidas. —susurró nostálgica, se miró en los ojos del pequeño Byron, luego suspiró, dejó un último beso en su mejilla arrancando más risa, Macey se acercó para tomar en brazos al pequeño, este levantó sus brazos para que irse con su madre.— ¿Cómo me veo? —preguntó Mina a su hermana, ella sonrió feliz.—Eres la novia más
Meses después de la operación.Las yemas de los dedos de Macey, acariciaron aquella línea que se encontraba en su pecho, recordó con nostalgia lo sucedido, Byron había dado su corazón para que ella siguiera viviendo y que su nieto naciera con bien. A veces, lo sueña con una gran sonrisa mientras se aleja descalzo caminando por la orilla de la playa, cuando despierta, lloraba contra su almohada sin que John se diera cuenta.Macey siguió mirándose en el espejo, se veía bastante repuesta desde su operación, las ojeras habían desaparecido, los disimulados huecos de sus mejillas habían sido rellenados en el camino de su embarazo. ¿Cómo no estar tan agradecida infinitamente con él? Bajó la mirada a su vientre abultado de ocho meses y medio, ya no tardaba en llegar el pequeño John.— ¿Todo b
La camilla dónde iba acostada Macey cruzó con el personal de enfermeros directamente hasta el quirófano dónde sería preparada para el trasplante, ella solo escuchaba ruido, rostros borrosos y una luz que cayó encima de ella, era lento su parpadeo, se llevó una mano a su vientre y rogó por no perderlo.— ¿Dónde está la cirujana neonatal? Tiene que estar…—Macey escuchó la voz de una mujer a lo lejos.—Aquí estoy, —se acercó a Macey. —Soy la doctora Walsh, yo me aseguraré que el bebé esté bien, —Macey apenas podía entender lo que decía, la mujer comenzó a dar órdenes a un grupo de enfermeros, Macey cerró los ojos perdiéndose en la oscuridad.John caminó de un lado a otro en la sala de espera, luego se sentó, Mina estaba sen
John se pasó una mano por el cabello, caminó de un lado a otro desesperado, esperando noticias de Macey, Mina y Megan estaban igual que él, todos seguían vestidos de gala en el hospital, no imaginaron que podría pasar de nuevo, después de darle tranquilidad y quitarle estrés, había ocurrido, las hermanas habían optado de último momento de una ambulancia y un doctor por si pasaba algo, y eso, la había salvado.Mina se preguntó una y otra vez que hubiese pasado de no poner a los paramédicos y al doctor, ahorita se estuviera lamentándose. Jaren y Jack permanecieron apoyando a las dos, así como Byron y Eleonor.—Toma asiento, John. Cuando salga el doctor…—pero fue interrumpida Eleonor.—No quiero, no puedo estar simplemente sentado, el no saber cómo están ambos, me carcome.Byron había leíd
La música sonó en todo el lugar, había carpas blancas, una gran pista iluminada y un área de dj, los invitados seguían en sus mesas esperando que la pista fuese aperturada por los ahora, los Pierce. Macey miró su reflejo en el espejo del baño de la primera planta, intentó ocultar su episodio a todo mundo, escabulléndose por un momento, pero John la tenía vigilada, esperaba afuera del baño sin que ella se diera cuenta, sabía que sería bastante para ella y más en su condición. Se lavó las manos y las secó, se intentó mover por el vestido tan grande que no se había dado cuenta que ocupaba casi todo el espacio, maldijo entre dientes al no poder moverse con facilidad. Abrió la puerta y se encontró con John.— ¿Te encuentras mejor? —Macey suspiró, no le vendría bien mentirle ya que hab&iacut
Mina comenzó a subir el cierre de la parte de atrás del vestido de novia, tenía el nudo en la garganta, intentó ser un poco más lenta para poder reponerse y que Macey no la viera así, pero falló cuando Megan intentaba limpiar sus lágrimas sin estropear el maquillaje.—Estás…hermosa. —Dijo Megan al detenerse frente a Macey, —Eres la novia más hermosa que he visto. Nuestros padres estarán viéndote desde dónde están, caminar al altar, llenándote de bendiciones…—Mina acomodó el velo que caía de manera elegante desde el recogido de Macey. Se puso a lado de Megan para mirar a Macey finalmente ya lista.—Gracias, gracias por todo. —Susurró Macey, su labio inferior tembló por un momento, —Son mi vida, nunca lo olviden. —Mina y Megan la abrazaron con cuidado de no arruinar
Mina y Megan tenían todo listo para el gran día, Macey se sintió más agotada de lo normal, así que empezó a quedarse en el ático, John hizo lo mismo, Byron entendió que necesitaba cuidar de su futura esposa y su hijo.— ¿Necesita algo más, señor Pierce? —la asistente, Beatrice, estaba frente al escritorio esperando más pendientes. John levantó la mirada y negó.—Está todo terminado, por cierto, ¿Podrás confirmar la cancelación de los vuelos de la luna de miel? —asintió, pero él notó algo en su mirada que le hizo arrugar su ceño. — ¿Qué es lo que pasa? —Ella dudó en decirle, —Anda, sabes que puedes decirme las cosas. Habla, toma asiento. —Beatrice lo hizo, se sentó en una de las sillas frente al escritorio, dejó la tableta
Macey miró la lista de invitados para la boda, tenía una manta cubriendo sus piernas, se recargó en el respaldo del sillón que estaba en la sala del ático, John no tardaba en llegar de la oficina, el sonido del elevador le hizo levantar la mirada hacia las puertas, se levantó dejando la hoja a un lado, cuando levantó la mirada para mirar a John, se detuvo al ver que no era él. —Señor Pierce, no sabía que vendría. —Macey se tensó a su presencia inesperada. Eleonor salió de la oficina de John con un mal humor que ni ella podía aguantarse, el chófer le abrió la puerta y se subió, lanzó su bolso a lado de ella, contó mentalmente para poder tranquilizarse. El hombre vestido elegante que estaba al volante, miró discretamente por el retrovisor, su jefa estaba de malas.— ¿Está bien, señora Pierce? —Eleonor lo miró por el retrovisor.—Sí, llévame al club. —el hombre asintió y encendió el auto, luego, entró en el tráfico de la ciudad. Eleonor pensó detenidamente en las palabras de su hijo, él ahora también estaba interesado, sabía que no retiraría el dedo del renglón. Al llegar al edificio, sus tacones sonaron rudos contra el mármol negro, la mujer de recepción se paralizó.—Buenas tardes, se&Capítulo 62. Mentiras ocultas