John se pasó una mano por el cabello, caminó de un lado a otro desesperado, esperando noticias de Macey, Mina y Megan estaban igual que él, todos seguían vestidos de gala en el hospital, no imaginaron que podría pasar de nuevo, después de darle tranquilidad y quitarle estrés, había ocurrido, las hermanas habían optado de último momento de una ambulancia y un doctor por si pasaba algo, y eso, la había salvado.
Mina se preguntó una y otra vez que hubiese pasado de no poner a los paramédicos y al doctor, ahorita se estuviera lamentándose. Jaren y Jack permanecieron apoyando a las dos, así como Byron y Eleonor.
—Toma asiento, John. Cuando salga el doctor…—pero fue interrumpida Eleonor.
—No quiero, no puedo estar simplemente sentado, el no saber cómo están ambos, me carcome.
Byron había leíd
La camilla dónde iba acostada Macey cruzó con el personal de enfermeros directamente hasta el quirófano dónde sería preparada para el trasplante, ella solo escuchaba ruido, rostros borrosos y una luz que cayó encima de ella, era lento su parpadeo, se llevó una mano a su vientre y rogó por no perderlo.— ¿Dónde está la cirujana neonatal? Tiene que estar…—Macey escuchó la voz de una mujer a lo lejos.—Aquí estoy, —se acercó a Macey. —Soy la doctora Walsh, yo me aseguraré que el bebé esté bien, —Macey apenas podía entender lo que decía, la mujer comenzó a dar órdenes a un grupo de enfermeros, Macey cerró los ojos perdiéndose en la oscuridad.John caminó de un lado a otro en la sala de espera, luego se sentó, Mina estaba sen
Meses después de la operación.Las yemas de los dedos de Macey, acariciaron aquella línea que se encontraba en su pecho, recordó con nostalgia lo sucedido, Byron había dado su corazón para que ella siguiera viviendo y que su nieto naciera con bien. A veces, lo sueña con una gran sonrisa mientras se aleja descalzo caminando por la orilla de la playa, cuando despierta, lloraba contra su almohada sin que John se diera cuenta.Macey siguió mirándose en el espejo, se veía bastante repuesta desde su operación, las ojeras habían desaparecido, los disimulados huecos de sus mejillas habían sido rellenados en el camino de su embarazo. ¿Cómo no estar tan agradecida infinitamente con él? Bajó la mirada a su vientre abultado de ocho meses y medio, ya no tardaba en llegar el pequeño John.— ¿Todo b
Tres años después…— ¡Me voy a comer estos cachetes regordetes! —exclamó juguetona Mina mientras cargaba a Byron en brazos, besó sus cachetes haciendo reír al pequeño, su risa era mágica, llena de vida.— ¿Estás lista? —preguntó Macey a Mina, esta asintió.—No sabía que quería una familia hasta que este pequeño llegó a nuestras vidas. —susurró nostálgica, se miró en los ojos del pequeño Byron, luego suspiró, dejó un último beso en su mejilla arrancando más risa, Macey se acercó para tomar en brazos al pequeño, este levantó sus brazos para que irse con su madre.— ¿Cómo me veo? —preguntó Mina a su hermana, ella sonrió feliz.—Eres la novia más
Eloy Crawford caminó de un lado a otro rezando para que su esposa Michelle, tuviese un parto seguro y que sus trillizas, nacieran sanas y completas. Se habían hecho estudios constantes para ver que todo estuviese bien, las vitaminas prenatales, la buena alimentación, así como la misma salud de Michelle para llevar ese camino sin problemas, Eloy rogaba a los cielos para que ninguna de sus niñas tuviese la herencia de su enfermedad, aunque los ultrasonidos no mostraban una señal de ello, temió por primera vez. Eloy no era de los que temían, era un hombre feroz en los negocios, un hombre romántico con su esposa y en este parto, tenía la vida en un hilo, ¿Y si le pasaba algo a su esposa? ¿A sus hijas?―Estará todo bien, jefe. ―Raymond intentó consolar a su jefe, nunca lo había visto así.―Más les vale que cuiden de mi familia…―gr
Macey olió la americana de su padre de nuevo, estaba en aquel escondite que solía ocultarse cuando jugaba con sus dos hermanas, sus dedos apretaron con fuerza la tela. Recordó la tarde de ayer, lo notó algo más pálido de lo normal, Eloy había insistido que estaba cansado y que solo quería dormir por el resto del día, Macey cerró sus ojos con fuerzas, las lágrimas salieron y volvió a llorar su muerte debajo de aquellos trajes elegantes colgando, escuchó la puerta abrirse, luego su nombre susurrar. Se limpió rápidamente las mejillas, no le gustaba que la vieran llorar, prefería hacerlo a solas.― ¿Macey? ―escuchó de nuevo su nombre, la ropa se movió y vio a su hermana, Mina, ella presionó sus labios al ver que su hermana intentaba ocultar su dolor, esta se quitó las zapatillas de aguja, y gateó un poco para entra
Macey había vendido su departamento para irse a vivir con sus hermanas a la casa que era de sus padres, se negó al principio, pero al final cedió, el lugar era impresionantemente grande, así que el espacio para las tres, no era problema. –Bueno, para los cuatro-.En el gran comedor de aquella mansión a la afueras de la ciudad, Megan leía las noticias en su IPad, mientras daba un sorbo a su café, Mason, su esposo, estaba haciendo lo mismo que ella.― ¿Sabías que tu hermana ha traído de nuevo un hombre a la casa? ―dijo Mason retirando su mirada de su IPad que tenía en su mano. Megan torció el labio, luego miró a su esposo con una sonrisa.―No puedo decirle que no lo haga, es su casa también así como si vida privada. ―Mason negó lentamente.―Tu padre debió de casarla también... ―susurró regresando su mirada
Esa mañana, en JP Cosmetic, John Pierce tenía sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón de vestir, lució un impecable traje de marca italiana en color gris, miró por el ventanal de la oficina de su padre distraído con muchas cosas en su cabeza, una de esas, Macey Crawford. Sabía que no podía volver a acercarse a ella, lo tenía prohibido. Su padre era un paranoico ya que seguía pensando que podría sacarle información de JP Cosmetic, pero era absurdo para John, en el pasado siguió sus órdenes al pie de la letra, a pesar de estar enamorado hasta los huesos por la dulce Macey, tenía que romper su corazón y alejarse, pero ahora a sus treinta y dos años, sabía diferenciar la ficción de la realidad.―Te dije que esperaras en la casa, tu madre espera verte para comer los tres.John soltó un largo y cansado suspiro, ape
Las puertas del elevador del piso veinte se abrieron ante él, las personas que estaban pasando por ahí se detuvieron al verlo, John ignoró sus miradas y siguió su camino hasta llegar a un escritorio con una mujer ya mayor pero elegante al mismo tiempo.― ¿Le puedo ayudar en algo, señor? ―dijo ella educadamente.―Busco a la señorita Macey Crawford.― ¿Tiene alguna cita? ―él negó.―Soy John Pierce de JP Cosmetic. ―la mujer se tensó, ¿Era aquel el hombre que le había roto el corazón a Macey?La mujer se aclaró la garganta y tomó el teléfono, al hacerlo, John no esperó y se adelantó a la futura negativa que tendría de parte aquella mujer, aunque su corazón latió frenéticamente con este impulso, no quería simplemente dejarlo pasar y avanzar. Escuchó a la mujer detr&aa