Macey había vendido su departamento para irse a vivir con sus hermanas a la casa que era de sus padres, se negó al principio, pero al final cedió, el lugar era impresionantemente grande, así que el espacio para las tres, no era problema. –Bueno, para los cuatro-.
En el gran comedor de aquella mansión a la afueras de la ciudad, Megan leía las noticias en su IPad, mientras daba un sorbo a su café, Mason, su esposo, estaba haciendo lo mismo que ella.
― ¿Sabías que tu hermana ha traído de nuevo un hombre a la casa? ―dijo Mason retirando su mirada de su IPad que tenía en su mano. Megan torció el labio, luego miró a su esposo con una sonrisa.
―No puedo decirle que no lo haga, es su casa también así como si vida privada. ―Mason negó lentamente.
―Tu padre debió de casarla también... ―susurró regresando su mirada a la pantalla del IPad, pero ese comentario le fastidió a Megan, dejó caer el aparato en la superficie de la mesa haciendo un ruido que atrajo la mirada de su esposo.
―Si tanto te puede que mi padre nos casara, soy abogada y puedo empezar el trámite de nuestro divorcio, querido mío, al cabo, será rápido, sería voluntario, no pelearíamos por los bienes ni por manutención. ―Megan siguió sonriendo, Mason negó e ignoró su comentario.
―No arruinemos nuestro día con el tema del divorcio. ―Megan estaba harta de aquel matrimonio, Mason la había embarazado, pero lamentablemente en la noche de bodas, ella había tenido un aborto espontaneo, cuando Eloy se enteró, había sufrido por su nieto y su hija, Megan y él se habían negado a divorciarse, ya que tenían sentimientos el uno por el otro, pero después de tres años de matrimonio, todo se enfrió, el trabajo de ambos los mantenía más alejados que juntos y llegó la costumbre de ambos. Pero los comentarios estaban pasando el límite.
―Deberíamos de separarnos. ―Mason sonrió y negó al mirar hacia a ella.
―Cariño, sabes que no lo haremos. ―este tomó un largo sorbo a su café. ―Deberías de decirle a Mina que debería de enviar a sus amantes por la puerta trasera de la casa, ¿Y si hay fotógrafos acechando?
―Quiero separarme, ―Megan borró su sonrisa. ―Así que ve buscando un lugar a donde irte. Podrías por el momento usar nuestro departamento en la quinta avenida, te queda cerca de la empresa. ―Mason arrugó su ceño, Megan estaba hablando en serio.
― ¿Qué? ―susurró Mason.
―Eso que acabas de escuchar…
―Buenos días, ―dijo Mina sentándose a lado de su hermana, notó la tensión en el ambiente. ― ¿Qué? ¿Ya están peleando? Uff que flojera con ustedes dos, ―dijo mirando a ambos. ―Lo que deberían de hacer es relajarse, ¿Por qué no salen de vacaciones? ¿Una segunda luna de miel? Hace más de dos años que no salen juntos…―Mina agradeció a la mujer del servicio al ponerle su taza de café bien cargado, como solía tomarlo desde que se había mudado a la mansión.
―Hablaremos más tarde, tengo que irme. ―anunció Mason sin quitarle la mirada a Megan, tomó su americana que colgaba en el respaldo de su silla, la tomó de mala gana y recogió sus cosas para marcharse, desapareció por la puerta principal, Megan y Mina se miraron en silencio por un breve momento.
― ¿Todo bien? ―preguntó Mina.
―Sí, ―soltó un largo suspiro. ―No es vacaciones lo que necesitamos, es distancia entre los dos.
― ¿Quieres revivir la llama? O ¿Divorciarte? ―preguntó su hermana.
―El divorcio. Creo que este matrimonio ha llegado a su caducidad…
Macey estaba bajando los escalones principales cuando se encontró con un hombre muy atractivo, no llevaba camisa puesta, pudo notar el cuerpo bien formado y…entendió que era otro –amigo- de Mina. El hombre con el sonrojo en sus mejillas, salió como alma que se llevaba el diablo, cerrando la puerta detrás de él, Macey negó. Al llegar al gran comedor, sus dos hermanas ya estaba tomando el desayuno, al verla entrar y tomar lugar dónde anteriormente estaba sentado Mason, miró a Mina.
―Acaba de irse tu amigo…―Mina sonrió, le ofreció un plato de fruta picada, Macey lo tomó y comenzaron a desayunar las tres.
― ¿Qué tiene de malo que disfrute de mi sexualidad? No es nada del otro mundo, además, a nuestros casi treinta años, hay que seguir disfrutando, el mundo se acaba, nenas. ―alzó sus manos y comenzó a bailar sin música, sus dos hermanas rieron.
―Hablando de nuestros casi treinta años, nuestro padre dejó todo listo para festejarlos. ―dijo Megan, Macey y Mina la miraron con sorpresa, se hizo un largo silencio, recordando las fiestas de cumpleaños que su padre les festejaba, imaginando que Michelle estaba con ellas, viendo como crecían, así que ese evento se había hecho en grande.
― ¿Sería apropiado? Han pasado solo dos meses desde su fallecimiento y…―comenzó a decir Mina, pero su hermana terminó por ella
―…Pareciera que fue ayer que murió en su sillón favorito de su despacho…―susurró Megan con dolor, se llevó su mano a su boca para callar el sollozo. Mina y Macey la miraron con preocupación, ella era la más sensible de las tres.
―Tranquila, tranquila, ―dijeron ambas en apoyo a su hermana. Megan agradeció y luego se limpió las mejillas.
―Gracias, ha pasado tan rápido el tiempo, que pareciera que fue ayer…―otro silencio se hizo en la mesa, las tres repasaron momentos con su padre.
― ¿Y cómo sabes que ha dejado eso? ―preguntó Mina.
Megan tomó aire y lo soltó lentamente.
―Me llamaron anoche para informar que el chef que se iba a encargar de la cena de esa noche, ha sido cambiado, pero que era el mismo menú, he preguntado confundida de que hablaban, que habían intentado comunicarse con nuestro padre pero no habían podido, él había dejado mi número aparte del suyo …―su voz se quebró por un momento. ―Él dejó todo listo para esa noche, no dejó ni un cabo suelto…
―Es muy conmovedor de su parte el hacerlo, no quiere que perdamos la tradición de nuestro cumpleaños…
―Festejar nuestras vidas y el último suspiro de nuestra madre. ―susurró Macey, se limpió las orillas de sus ojos.
― ¿Qué sorpresa traerá ahora este evento? ―preguntó Mina intentando no quebrarse, ―El año pasado estuvo la banda británica Coldplay…
―No me dijeron más, pero hoy investigaré e informaré lo que ha pasado…
― ¿Lo festejaremos? ―preguntó Macey.
―Sí lo ha dejado preparado, deberíamos. Quizás y pensó que no llegaría a festejarlo con nosotras…
Las tres volvieron al silencio unos minutos después, Mina habló:
―Cambiando por un momento el tema, ―Mina se aclaró la garganta. ―mis contactos me ha informado que ha llegado el hijo de Pierce, ―Megan y Mina miraron a Macey, quien tenía a medio camino a su boca la cuchara, ella abrió sus ojos mucho más al escuchar el apellido Pierce, su corazón latió a toda prisa, bajó la cuchara e intentó no ir ahí, John Pierce era el hijo único de Byron Pierce, el dueño de JP Cosmetic, la competencia de las Crawford.
― ¿Y? ―dijo Macey retomando su desayuno.
Mina y Megan seguían con su mirada en ella, Macey y John tenían una historia en el pasado, cuando estaban en la universidad, ambos se habían ocultado quienes eran sus familias, hasta que John la había visto en un evento a lado de sus hermanas y a su padre. Byron se enteró que su hijo estaba enamorado de la hija de su enemigo de los negocios, así que había ejercido presión para que John terminara con Macey, y este se encargó de romper en pedazos su corazón.
―Supongo que ahora que saben que estamos las tres al mando de MC Cosmetic, quiere intentar sabotearnos de alguna manera. ―Macey apretó su mandíbula, recordar a John aun le afectaba, ella realmente se había enamorado de él, fue su primer amor y su primero en todo, ella solo quería ser la Macey y no la hija del enemigo de su padre.
―Hay que investigar. ―soltó Macey sorprendiendo a sus hermanas. ―Si están preparando algo para atacarnos, hay que estar listas para contratacar.
Esa mañana, en JP Cosmetic, John Pierce tenía sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón de vestir, lució un impecable traje de marca italiana en color gris, miró por el ventanal de la oficina de su padre distraído con muchas cosas en su cabeza, una de esas, Macey Crawford. Sabía que no podía volver a acercarse a ella, lo tenía prohibido. Su padre era un paranoico ya que seguía pensando que podría sacarle información de JP Cosmetic, pero era absurdo para John, en el pasado siguió sus órdenes al pie de la letra, a pesar de estar enamorado hasta los huesos por la dulce Macey, tenía que romper su corazón y alejarse, pero ahora a sus treinta y dos años, sabía diferenciar la ficción de la realidad.―Te dije que esperaras en la casa, tu madre espera verte para comer los tres.John soltó un largo y cansado suspiro, ape
Las puertas del elevador del piso veinte se abrieron ante él, las personas que estaban pasando por ahí se detuvieron al verlo, John ignoró sus miradas y siguió su camino hasta llegar a un escritorio con una mujer ya mayor pero elegante al mismo tiempo.― ¿Le puedo ayudar en algo, señor? ―dijo ella educadamente.―Busco a la señorita Macey Crawford.― ¿Tiene alguna cita? ―él negó.―Soy John Pierce de JP Cosmetic. ―la mujer se tensó, ¿Era aquel el hombre que le había roto el corazón a Macey?La mujer se aclaró la garganta y tomó el teléfono, al hacerlo, John no esperó y se adelantó a la futura negativa que tendría de parte aquella mujer, aunque su corazón latió frenéticamente con este impulso, no quería simplemente dejarlo pasar y avanzar. Escuchó a la mujer detr&aa
Al terminar la cena, se fueron a casa, mientras tanto, Mason esperaba afuera en la entrada, caminó de un lado a otro pensando donde estaba su esposa, por qué aun no llegaba y por qué las tres tenían el celular apagado. Vio las luces de varios autos, dedujo de inmediato que eran las tres, y efectivamente se asomó la Rover de Macey, el convertible BMW de Mina y por último el Bentley de Megan.Se bajaron de sus autos y usó su sarcasmo con Mina, al ser la primera en acercarse a la entrada.― ¿Y no traes hoy un hombre contigo? ―Mina se detuvo frente a él, soltó un largo suspiro, puse su mano en el hombro de este y negó lentamente.―Pronto no tendrás que mirarlos más. ―caminó a la entrada desapareciendo de la vista de Mason, quien estaba tenso, preocupado y su estómago hecho un nudo. Macey saludó sin decir una palabra y siguió al interio
Mina se cruzó de brazos mientras observó desde la ventana de su habitación a Mason subir sus maletas a la parte trasera de su auto, pensó que Megan había puesto definitivamente un fin a un matrimonio de cinco años.―En fin…―se giró hacia su cama, en ella había un hombre joven de unos veintitrés años, en ropa interior, a primera vista uno pensaría que era un modelo, de esos que tienen su abdomen con cuadros bien marcados y un rostro de chico malo, pero era el chico del valet parking del restaurante dónde había cenado con sus dos hermanas.― ¿Todo bien? ―Mina asintió y sonrió, comenzó a desvestirse lentamente hasta dejar caer todo a sus pies, ―Eres una mujer hermosa, ¿Lo sabías? ―Arthur preguntó en un tono de voz seductor.―Lo sé, todo el tiempo me lo dicen, pero… ¿Sabes que tienes el
Por la mañana en MC Cosmetic, Mina, Megan y Macey estaban en una reunión importante, estaban a poco de lanzar la nueva colección de maquillaje y una línea de sombras, habían sido unos meses intensos, aunque las tres tenían todo los conocimientos del negocio, fue un poco difícil adaptarse a nuevas áreas aparte de las que tenían ya, Macey era la directora de finanzas, y se encargaba de todo lo administrativo, ahora, tenía el área de recursos, él último lugar para saber si una persona sería contratada, ella era quien tenía la última palabra. Megan era la encargada de todo lo legal, así como los permisos, contratos para nuevas adquisiciones, y ahora, también todo el piso de publicidad estaría como jefa. Y por último, Mina, ella era la cabeza de la empresa y había decidido que antes de hacer cualquier movimiento, tomaría e
Macey al escuchar las palabras de John, le había provocado una opresión en su pecho. Era una molestia que no podría describir. ¿Qué es lo que le pasaba? ¿Por qué seguía esperando que John siguiera sintiendo algo por ella a pesar de haberle roto el corazón? Era claro que no era así, de alguna manera quería hacer las paces con el pasado para poder avanzar…con otra mujer. No con ella.Macey bajó la mirada a su taza de café.―Después de tantos años…―Macey levantó lentamente su mirada hacia a él, ―Vas y te apareces a mi oficina, das gracias por ayudar a los Cox, luego te vas, me llamas en la noche para pedirme que tomemos un café, me niego y esta mañana cuando acepto ese arreglo gigantesco, decido venir… ¿Y me dices que solo quieres avanzar? ―John repasó sus palabras rápidamente confundid
Megan tenía las manos sobre el mármol del lavamanos de su oficina, tenía su mirada en el reflejo del espejo.―Es lo mejor, Megan. ―se dijo a sí misma, ―Tienes que sacarlo de tu vida.Escuchó la puerta abrirse ya que la del baño la tenía así.― ¿Señorita Crawford? ―se miró de nueva cuenta y salió. Su asistente estaba cerca de la puerta, tenía la tableta contra su pecho.―Dime…―Megan caminó hasta su silla.―El señor Jones avisó que el señor Warren va a llegar dentro de diez minutos, que se ha atascado en el tráfico de la ciudad.―Bien, gracias. Avíseme cuando llegué…―la asistente asintió y luego salió de la oficina. Megan se dejó caer en su silla y la giró para el panorama a su espalda, había edificios vecinos, el cielo azul, era las nueve y cu
Megan miró a Mina que estaba distraída y que se estaba tardando para ordenar la comida, miró a Macey quien también la miró algo, ansiosa.― ¿No pedirás lo de siempre? ―preguntó Megan, Mina alzó la mirada del menú.―No podría ya que no está en el nuevo menú. ―Mina era la única que siempre pedía lo mismo. ―Debería de quejarme con el dueño. ―Macey soltó un largo suspiro.―Hazlo en otro momento, estamos muriendo de hambre y sabes que ordenamos al mismo tiempo, prueba algo nuevo, anda. ―Macey dejó el menú frente a ella empezando a irritarse por el hambre y ni se diga Megan.―Bien, ya, dejen de mirarme así. ―Mina revisó de nuevo y pidió al final una ensalada sencilla, para su sorpresa notó que su mesero era de nuevo, Arthur. Este le sonrió con emoción, ella solo neg&oa