Macey al escuchar las palabras de John, le había provocado una opresión en su pecho. Era una molestia que no podría describir. ¿Qué es lo que le pasaba? ¿Por qué seguía esperando que John siguiera sintiendo algo por ella a pesar de haberle roto el corazón? Era claro que no era así, de alguna manera quería hacer las paces con el pasado para poder avanzar…con otra mujer. No con ella.
Macey bajó la mirada a su taza de café.
―Después de tantos años…―Macey levantó lentamente su mirada hacia a él, ―Vas y te apareces a mi oficina, das gracias por ayudar a los Cox, luego te vas, me llamas en la noche para pedirme que tomemos un café, me niego y esta mañana cuando acepto ese arreglo gigantesco, decido venir… ¿Y me dices que solo quieres avanzar? ―John repasó sus palabras rápidamente confundid
Megan tenía las manos sobre el mármol del lavamanos de su oficina, tenía su mirada en el reflejo del espejo.―Es lo mejor, Megan. ―se dijo a sí misma, ―Tienes que sacarlo de tu vida.Escuchó la puerta abrirse ya que la del baño la tenía así.― ¿Señorita Crawford? ―se miró de nueva cuenta y salió. Su asistente estaba cerca de la puerta, tenía la tableta contra su pecho.―Dime…―Megan caminó hasta su silla.―El señor Jones avisó que el señor Warren va a llegar dentro de diez minutos, que se ha atascado en el tráfico de la ciudad.―Bien, gracias. Avíseme cuando llegué…―la asistente asintió y luego salió de la oficina. Megan se dejó caer en su silla y la giró para el panorama a su espalda, había edificios vecinos, el cielo azul, era las nueve y cu
Megan miró a Mina que estaba distraída y que se estaba tardando para ordenar la comida, miró a Macey quien también la miró algo, ansiosa.― ¿No pedirás lo de siempre? ―preguntó Megan, Mina alzó la mirada del menú.―No podría ya que no está en el nuevo menú. ―Mina era la única que siempre pedía lo mismo. ―Debería de quejarme con el dueño. ―Macey soltó un largo suspiro.―Hazlo en otro momento, estamos muriendo de hambre y sabes que ordenamos al mismo tiempo, prueba algo nuevo, anda. ―Macey dejó el menú frente a ella empezando a irritarse por el hambre y ni se diga Megan.―Bien, ya, dejen de mirarme así. ―Mina revisó de nuevo y pidió al final una ensalada sencilla, para su sorpresa notó que su mesero era de nuevo, Arthur. Este le sonrió con emoción, ella solo neg&oa
Porter terminó el platillo como todo un profesional en la cocina, los empleados se habían quedado sorprendidos al ver que se había puesto una filipina y se hizo un espacio libre para cocinar a lado de ellos. Se retiró rápidamente la filipina y se lavó las manos para llevar el platillo personalmente, sonrió discretamente, pero luego se detuvo en la salida de la cocina cuando ellas estaban saliendo del local, la sonrisa desapareció lentamente, los meseros lo esquivaron al ver que no se movió de su lugar, Arthur estaba regresando con la charola con los platos vacíos a excepción de la ensalada que estaba intacta, vio a su jefe regresando al interior de la cocina, al entrar del otro lado, notó que tenía en la charola el platillo, Porter y &eac
Mina y Macey vieron a Mason irse de la empresa sin que este las viera, entraron a la oficina de Megan quien pareció no haber pasado por aquel huracán de ira con su ex.― ¿Quieres hablar? ―preguntó Mina sentándose frente al escritorio, Macey se quedó de pie, descansando sus manos en el respaldo de la silla.―Tenemos trabajo. Se acerca un lanzamiento, mi abogado se encargará de todo. No hay más que hablar por el momento. ―Macey y Mina entendieron que debían de dejarla sola, y así fue, ambas se fueron.Después de un par de horas, Megan estaba en un rincón de su oficina sentada en el suelo, una botella de whisky, el favorito de su padre, esta dio un largo sorbo a su copa de cristal, iba a cumplir treinta años, pronto sería una mujer divorciada, sin hijos y sola. ¿Eso era lo que había planeado a futuro? A esta edad ella quería hij
John colgó la llamada con su persona de confianza que radicaba en Italia, había dado órdenes de encargarse de hacer prioritaria de sus cosas personales y enviarla a New York, negó vender, mejor dejaría la casa cuando necesitara tomar vacaciones o alejarse de su padre, lo cual no descartaba ya que sabía que en algún futuro tendría que alejarse.― ¿Ya terminaste? ―John se giró a la puerta del despacho de su padre, su madre tenía en sus manos una charola de plata. Él asintió y sonrió al verla, ella entró y dejó en la mesa del centro de la sala la charola. ―Finalmente podré disfrutar de la presencia de mi único hijo. ―John sonrió y se acercó para saludar a su madre, dejó un beso en su frente y la abrazó, pero era de esos abrazos que podían llegar hasta el alma, así se quedaron por unos momentos m&aacu
Mina y Macey abrieron sus ojos como platos al escuchar a su hermana Megan.―Creo que es hora de irnos. ―dijo Macey, Jack asintió.―Necesitarán ayuda. ―no era pregunta, era una confirmación al ver el estado de Megan, aun sintió aquella electricidad cuando ella lo tocó, Megan de repente comenzó a reír entre dientes, los tres se detuvieron para mirarla. ―Si gustan recoger sus cosas y…―Haremos esto, ―comenzó a decir Mina mirando a Jack, ―Solo ayúdanos a subirla al auto de ella, ―se refirió a Macey, ya que en su deportivo BMW no iban a poder ir las tres, al solo tener dos asientos. No podría manejar y cuidar al mismo tiempo a su hermana que en ese estado, era impredecible. Incluso, era extraño verla reír como lo estaba haciendo.―Bien, ―Macey recogió las cosas de su hermana y luego bajaron hasta el estacionamiento escuchado a Megan contar chi
Después de semanas de arduo trabajo, las trillizas estaban preparándose para el evento de la noche, su padre antes de morir, había dejado todo preparado para festejar el cumpleaños de sus hijas, no había ningún detalle que pudiese pasar por alto. El evento era en un salón de uno de los hoteles de más prestigio y de lujo en New York: El Four Seasons.Megan se miró de nuevo en el espejo de cuerpo completo, estaba enfundada en un elegante vestido con un escote discreto en color azul eléctrico, que solo dejaba ver una línea de piel desde su clavícula a la cadera, la tela colgaba de su cintura en caída libre hasta la duela oscura, tenía que levantar un poco el vestido para evitar tropezar ya que tenía un poco de cola, su cabello estaba recogido perfectamente en un moño cerca de su nuca, joyería discreta para no empañar el diseño del ves
Macey estaba dando un pequeño sorbo a su copa de champagne, mientras veía bailar a los invitados, había dado un recorrido por cada mesa con sus hermanas para agradecer que vinieran al festejo, recibieron felicitaciones junto con esos abrazos de sentido pésame por el fallecimiento de Eloy Crawford. Después del recorrido, cada una se fue, pero se volverían a juntar cuando cortaran el pastel. Macey soltó un largo suspiro, sus pies le dolían a un par de horas de haber empezado todo, sus dedos se metieron a la tela del cuello para tocar aquella parte que estaba dando picazón. Distraída, dio otro trago a su copa y la dejó en la mesa que compartía con sus hermanas.―Hola, Micy. ―Macey se tensó al escuchar aquella voz detrás de ella, se giró lentamente con el ceño arrugado, vio a un John Pierce elegante y atractivo en un traje de etiqueta, con una son