Capítulo 46. Preocupaciones.

Jimena salió de su habitación en dirección a la cocina. La cabeza le dolía de tanto que había puesto en funcionamiento el cerebro. Buscaba una solución factible para su situación.

Después de la discusión con Tomás, este se marchó de casa sin haber regresado aún. Conversó por teléfono con David, pero prefirió mantener en secreto lo hablado con el hombre para no empeorar las cosas.

Él quería enfrentarlo, aunque ella había notado que Tomás no estaba bien. Esa actitud siempre tosca, nerviosa y solitaria, así como su empeño en conservar cada cosa de su madre en el lugar donde se hallaba antes de su muerte y de pensar en ella con la misma intensidad de hacía seis años, no era sano.

O estaba en medio de una depresión colosal o de algún otro problema mental más serio. No podía acrecentar su furia, sino hallar una forma de ayudarlo a salir de allí y encontrar paz.

Por otro lado, necesitaba que las cosas se calmasen en el pueblo. Aún era desconocido el paradero de los atacantes que esa mañana l
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