Capítulo 51. Palabras que conmueven.

Al marcharse el sujeto, David suspiró hondo y fue a la cocina, preparó un té caliente para Leonel antes de sentarse en el sillón ubicado frente al hombre. Iba a atender su conversación mientras le lanzaba una dura mirada.

—¿Qué pasa?

Leonel dio primero un trago a su bebida sintiendo alivio por su calor. David aumentó la calefacción para intentar darle más alivio.

—Gonzalo está de camino a Londres.

Aquella noticia impactó a David. Se frotó los ojos con una mano demostrando cansancio. Debió suponer que Gonzalo haría eso.

Cuando se levantó de la cama esa mañana y notó que su amigo no estaba, se preocupó.

Lo llamó miles de veces al móvil sin recibir respuestas, finalmente tuvo que informar de la novedad a la policía de la zona, por miedo a que hubiera sido atrapado por los sujetos que lo perseguían, y llamó a Caracas para notificar el hecho a su familia, en caso de que en medio de una borrachera hubiera ido a dormir a su casa y no a la cabaña.

—Armando, su padre, me llamó para darme la no
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