Capítulo 60. Un bálsamo reconfortante.

David tuvo que soportar por varios minutos, con rabia y frustración, una desagradable conversación con los socios y abogados de Leonel Acosta en relación a la extensa herencia que el hombre estaba por dejar.

Su hermano Danilo se mantuvo en todo momento a su lado. Se había autoproclamado protector de sus intereses. Federica Castillo también estuvo presente, seguía con seriedad e interés la discusión.

Amanda la acompañaba, pretendía servirle de apoyo a su tía, aunque aprovechó la ocasión para lanzarle a David miradas llenas de reproches y acusaciones, lo que hizo que él se sintiera aún más incómodo.

Cuando al fin logró que le permitieran el paso a la terapia intensiva, el que caminaba por el largo y aséptico pasillo era un hombre destruido, enojado con la hipócrita realidad que lo rodeaba.

A todas aquellas personas lo único que le importaba era determinar la justa repartición de los bienes del moribundo, incluso, antes de que este muriera. Así, si era precisa su firma para algún documen
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