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Capitulo 5: La Decisión de Valeria

El sol se estaba poniendo y el aire fresco de la tarde colaba por la ventana abierta, creando un ambiente perfecto para una conversación larga y profunda. Valeria se encontraba sentada en la cama de su amiga Camila, quien había sido su confidente desde que eran niñas. A pesar de los años que habían pasado, la amistad entre ellas seguía tan fuerte como siempre.

—Camila, necesito que me escuches —dijo Valeria, mirando al suelo con los ojos llenos de preocupación.

Camila, que estaba sentada a su lado, la miró atentamente, percibiendo la tensión en su amiga. Sabía que algo grave la preocupaba. Sus cabellos, normalmente bien cuidados, caían desordenadamente sobre su rostro, reflejando la tormenta interna que la acosaba.

—Claro, Valeria. Sabes que siempre estoy aquí para ti. ¿Qué pasa? —preguntó Camila, con un tono suave, pero lleno de interés.

Valeria suspiró profundamente, como si estuviera acumulando el valor necesario para compartir algo que llevaba tiempo en su mente.

—Tengo miedo, Camila. Tengo miedo de lo que está por venir. Mi familia ha decidido que me case con Nicolás… y no quiero hacerlo. No lo amo. No quiero pasar mi vida con él.

Camila la observó en silencio durante unos segundos, buscando las palabras adecuadas. Nicolás era el joven que su familia había elegido para ella, el hombre que había sido considerado un buen partido debido a su estatus, pero Valeria nunca había sentido ninguna chispa de amor hacia él. En los últimos días, la presión había sido aún más insoportable, ya que sus padres insistían en que la boda debía celebrarse pronto.

—¿Pero qué puedes hacer, Valeria? ¿Acaso ya no lo has hablado con ellos? —preguntó Camila, sabiendo que Valeria había intentado en vano expresar sus deseos, sin lograr cambiar la opinión de su familia.

Valeria se pasó una mano por el cabello, sintiendo cómo sus dedos temblaban al recordar los últimos intentos de hablar con sus padres.

—He hablado, pero no entienden. Ellos dicen que es lo mejor para mí. Que Nicolás es un hombre decente, que puede darme una vida segura, que con él no me faltará nada. Pero no es lo que quiero. No quiero vivir una vida en la que no soy feliz, donde todo está decidido por otros.

La voz de Valeria se quebró mientras hablaba, y sus ojos brillaron con una mezcla de frustración y tristeza. Había llegado a un punto en el que sentía que no podía más con la presión de tener que ser alguien que no era.

Camila se inclinó hacia ella, colocando una mano sobre su hombro.

—Sé que te sientes atrapada, pero ¿has considerado lo que te haría realmente feliz? Quiero decir, si pudieras hacer lo que quisieras, ¿cómo sería tu vida?

Valeria cerró los ojos, imaginando por un momento una vida libre, una vida en la que no tuviera que seguir los pasos trazados por su familia. Se vio a sí misma viajando, explorando el mundo, conociendo nuevas personas y viviendo sin ataduras. Nicolás no formaba parte de esa visión.

—Quiero escapar, Camila. Quiero salir de aquí, tomar mis propias decisiones, vivir mi vida. Pero no sé cómo hacerlo. Si me voy, perderé todo. Mi familia me rechazaría, me quedarían sin recursos… y si no me caso con Nicolás, ellos me verían como una traidora.

La angustia en la voz de Valeria era palpable. Sabía que sus padres nunca aprobarían una decisión tan radical. Había sido criada con una idea muy clara de lo que se esperaba de ella, y romper esas expectativas parecía una tarea imposible.

Camila la miró con una mezcla de admiración y tristeza.

—Lo que estás diciendo no es fácil, Valeria. Pero también te entiendo. Nadie debería obligarte a vivir una vida que no deseas. No se trata solo de ti, se trata de tu felicidad. ¿Y si escaparas? ¿Qué te detiene?

Valeria miró a su amiga con los ojos brillantes, como si esa idea fuera la única salida posible. Escapar… ¡Era lo que había estado pensando desde hacía meses! Huir de la opresión, de la boda, de una vida que no quería.

—No sé cómo hacerlo, Camila. No tengo a dónde ir, no tengo dinero suficiente para vivir por mi cuenta. Si me voy, no me ayudarán. Pero… ¿y si encontramos una manera? ¿Y si tú me ayudas?

Camila la miró fijamente, como si estuviera pensando profundamente en lo que acababa de decir.

—Sabes que te ayudaría con lo que fuera, pero no podemos ser imprudentes. Necesitamos un plan. Lo primero es que debes pensar en lo que realmente quieres hacer. ¿Escapar por un tiempo y luego ver qué pasa? ¿O quieres irte definitivamente y empezar de nuevo? Eso cambiará todo.

Valeria reflexionó sobre esas palabras. Un plan. Tenía que hacerlo. Tenía que encontrar la forma de escapar sin perderlo todo. Si se iba sin pensar en las consecuencias, perdería a su familia, a su hogar, y quizá la oportunidad de conseguir un futuro cómodo. Pero, ¿era realmente ese futuro el que quería?

—Quiero empezar de nuevo, Camila. Quiero escapar de esta vida, aunque signifique que tendré que luchar por todo. Pero… tengo miedo. No sé cómo lo haré.

Camila tomó las manos de su amiga, mirándola con firmeza.

— No tienes que hacerlo sola. Te ayudaré. Juntas encontraremos la manera. Tal vez no sea fácil, pero si es lo que necesitas, lo conseguiremos. Y recuerda, tu felicidad es lo más importante.

Las palabras de Camila fueron un bálsamo para Valeria, y por primera vez en mucho tiempo, sintió una chispa de esperanza. A pesar de los riesgos, de la incertidumbre, tenía una oportunidad. Podía escapar. Podía tomar las riendas de su vida.

—Gracias, Camila. No sé qué haría sin ti— susurró Valeria, con una sonrisa tímida.

—No es nada, amiga. Sabes que siempre estaré aquí, pase lo que pase. Ahora, vamos a pensar en un plan. Esto recién comienza.

Valeria se sintió más ligera, como si un peso se hubiera levantado de sus hombros. A partir de ese momento, empezaría a luchar por lo que realmente quería. Y, por primera vez, no temía al futuro.

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