​​​​​​​*—Antonella:

Había estado teniendo el mejor momento de su vida. Un día entero junto a su amado, sin que nadie los interrumpiera, alejados del bullicio y las responsabilidades, disfrutando de su compañía sin reservas. Todo había sido perfecto. Hasta que, en el instante en que el calor entre ellos había comenzado a subir, la lluvia llegó como un enemigo inesperado, arruinando el momento que tanto había esperado.

Cuando la tormenta los sorprendió en la cima de la colina, justo cuando sus cuerpos comenzaban a calentarse, él maldijo y se apartó de ella con brusquedad, como si el simple contacto con su piel lo quemara. Antonella intentó refugiarse bajo el frondoso árbol, pero la lluvia caía con furia, empapándola en cuestión de segundos. Max, siempre protector, le cedió su sombrero en un intento de cubrir su cabeza, pero no sirvió de mucho; ya estaba mojada hasta los huesos.

Sin más opción, montaron a Tormenta y cabalgaron bajo la lluvia torrencial, el agua golpeándolos con fuerza. M