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​​​​​​​*—Antonella:

Llegaron empapados a los establos, jadeando y riendo entre dientes. Phil los recibió con un regaño, recordándoles que les había dicho que volvieran antes, pero al ver a Tormenta moviendo la cola con felicidad, simplemente le dio una palmada a Max y lo dejó pasar. Sin embargo, Max no parecía prestarle atención. Con un agarre firme, tomó la mano de Antonella y, sin perder tiempo, se despidió rápidamente de los demás antes de tirar de ella hacia la casa principal.

Dentro, algunos empleados conversaban en el comedor, mientras que la mayoría de los clientes ya habían desaparecido, dejando el ambiente tranquilo. Antonella apenas tuvo tiempo de despedirse con un gesto rápido antes de que Max la guiara fuera de la estancia, dirigiéndola hacia su vehículo. La lluvia no había cesado del todo, y estaban aún más empapados que antes.

Cuando llegaron al todoterreno, Max abrió la puerta del copiloto con urgencia. Antonella dudó un momento, preocupada por mojar y ensuciar el lujos
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