Zarek Chlebek, un chico con dieciocho años recién cumplidos, tras la fantástica madrugada que pasó, se despertó en una suite. A partir de ese instante nada volvió a ser igual. ¿Se descubrirá el secreto que despertó después de su cumpleaños?
Leer másEn la bonita ciudad de La Haya, que se situaba al oeste de los Países Bajos, se encontraba un grupo de amigos paseando por las calles de la ciudad. La avenida por la que deambulaban se encontraba casi desierta, no había ni un alma. A ninguno les pareció extraño: las personas, al ser conscientes de lo que pasaría dentro de unas horas, preferirían quedarse en casa y reunirse con sus seres queridos. ¿Ellos? Ellos vivían en un piso a dos calles de donde se encontraban.La sensación que se apoderaba de sus cuerpos era rara, como si no tuvieran que estar ahí metidos.—¿Y si aceleramos el paso? No quiero desaparecer antes de tiempo —el chico del pelo blanco miraba con terror en todas las direcciones y hacia las que su cuello dejaba mover su cabe
Desde aquel mediodía, mi bisabuelo no ha sido el mismo, su rostro se ha vuelto más tristón, casi no nos regala sonrisas y tampoco habla en exceso. Casi todo lo que dice son frases cortas y vuelve a su silencio.Solo los que estábamos en palacio fuimos al velatorio y a cementerio. Queríamos hacerlo en "familia" y que no hubieran muchas personas.Pasaron los días, los meses y Cibor seguía completamente igual, ahora no solo es que no hablara, se negaba a comer.Al principio le dejábamos tranquilo, pero poco a poco estaba quedándose más delgado y así no podía seguir, así que mi madre lo "obligó" a comer. Solamente le decía: "te dejare el plato aquí, come". Al princ
—No te preguntare nada más entonces, te dejaré solo. Si necesitas ayuda, estaré cerca, solo grita —me dice mientras deja la cocina cerrando la puerta.Me quito la mochila y la dejo en la encimera a mi lado, abro la cremallera de ella y saco con cuidado los huevos y los dejo a un lado.Oigo como hierve el agua y es hora de poner los huevos con sumo cuidado. Antes de hacer algo mal, voy a por las pinzas. Abro uno de los cajones donde deben estar guardadas, rebuscando un poco en el cajón, las encuentro al fondo de este.—¡Ya te tengo!Ya con las pinzas en la mano, me giro y me pongo delante del fuego donde está la olla hirviendo.
Hace apenas diez minutos me había levantado de la comodidad de mi cama. Siempre me ha costado levantarme voluntariamente, pero no sé si es porque deben estar al caer mis padres y bisabuelo, que me encuentro de los nervios.Cuando ya me había vestido y estaba listo, Sali de mi habitación rumbo a la planta baja de palacio.No sé el porqué, pero siempre me encuentro los pasillos y las estancias vacías y parece como si estuviera solo, aunque ese no es mi caso. Recorro los corredores a un paso bastante lento, como si no tuviera prisa por desayunar.Me estaba muriendo de hambre, pero también de sueño e iba como un zombie andando por los pasillos.Al llegar a la escalera, me agar
¡Hemos llegado! Ya estamos pisando tierra estadounidense. Mientras íbamos hacia el aeropuerto más cercano Jedrek y Bogdan ya se encontraban un poco mejor y nos han dado un poco la tabarra. Nos decían que no los podíamos llevar con ellos, que era secuestro, pero cuando les hemos dicho que los dejábamos en medio de la carretera, se han mantenido callados, sin decir ni una sola palabra. Aunque a veces cuando iban a decir algo Rafal frenaba de improvisto y volvían a mirar por la ventanilla que tuvieran al lado.En estos instantes, acabábamos de aterrizar en Detroit, estábamos poniendo todo lo que traíamos —que no era mucho —en el maletero de unos taxis.Estábamos debatiendo haber quienes iban con quienes en cada uno de los taxis y al parecer no nos decid
El humo salía denso pero con potencia fuera de mi cuerpo sin control alguno. Siento a Alenka, Witold, Julek y Rafal, acercarse demasiado a mí. ¡Se pegan como unas lapas!—No os va a pasar absolutamente nada. Quedaos tranquilos.No tengo ni la menor idea si esas palabras les va a tranquilizar, seguramente que no. Ya que es la típica respuesta que se da en estos casos.—Si intentas que alguien se serene, no es el momento. Te voy a decir algo; los cuatro estamos a punto de tener un ataque —que manera de exagerar las cosas. No es para tanto.No hago mucho caso a las palabras de Julek, puesto que tengo en mis manos a Jedrek, Bogdan y por último y casi más importante...a Flori&aacut
El animal se coloca a un costado de mí para que yo pueda avanzar y llegar hasta el árbol. Antes de avanzar a cualquier parte, me doy la vuelta y me fijo en Rafal, que tiene una cara de espanto al ver a semejante animal.—Rafal mantente sereno. No va a pasarme nada —Alzo bastante la voz para que pueda oírme. Aparte de que está a una distancia considerable, hay que añadir el viento.Veo que él hace muecas raras a la vez que asiente. Sé que no está muy conforme con lo que voy a hacer y a la vez estará pensando que es una maldita pirada de olla.—Solo te pediré algo —Chilla. Yo asiento para que prosiga —, ve con cautela.Sé que no es
Quizás unos meses atrás me hubiera carcomido por dentro al hacer lo que acabo de hacer apenas hace unas horas; dejar a una persona en contra de su voluntad atada.Miloslaw sin decirle nada, pensó rápidamente y cogió la lanza para que cuando llegara Florián y sus hombres no la encontraran.Nos encontrábamos en una furgoneta todos, lo que no sabía era de donde la habían cogido. ¿Eran capaces de robar una furgoneta? ¿Sería prestada? Y si es esa la opción, ¿Quién nos la prestaría? Yo en este lugar no conozco a nadie.Como me conocía casi a la perfección y no se me iba a quitar la duda de la cabeza, preferí preguntarles.
—¿Estas bien?Mi frente estaba pegada a la pared, respiraba regularmente. Mi hermana se encontraba detrás de mía. La había escuchado.—¿Estas bien? —Pregunta de nuevo, al ver que no le respondo —Te estamos esperando.Carraspeo, para que la poca tos que tengo se vaya y pueda hablar a la perfección.—Sí, me encuentro bien Alenka. Ahora me reúno con vosotros en unos instantes —como conocía muy bien a mi hermana, sabía perfectamente que no se iba a mover hasta que yo me moviera del sitio.—¿Vienes? — ¿Para que debía ir? Yo ya sabía porque estab