¡Hemos llegado! Ya estamos pisando tierra estadounidense. Mientras íbamos hacia el aeropuerto más cercano Jedrek y Bogdan ya se encontraban un poco mejor y nos han dado un poco la tabarra. Nos decían que no los podíamos llevar con ellos, que era secuestro, pero cuando les hemos dicho que los dejábamos en medio de la carretera, se han mantenido callados, sin decir ni una sola palabra. Aunque a veces cuando iban a decir algo Rafal frenaba de improvisto y volvían a mirar por la ventanilla que tuvieran al lado.
En estos instantes, acabábamos de aterrizar en Detroit, estábamos poniendo todo lo que traíamos —que no era mucho —en el maletero de unos taxis.
Estábamos debatiendo haber quienes iban con quienes en cada uno de los taxis y al parecer no nos decid
Hace apenas diez minutos me había levantado de la comodidad de mi cama. Siempre me ha costado levantarme voluntariamente, pero no sé si es porque deben estar al caer mis padres y bisabuelo, que me encuentro de los nervios.Cuando ya me había vestido y estaba listo, Sali de mi habitación rumbo a la planta baja de palacio.No sé el porqué, pero siempre me encuentro los pasillos y las estancias vacías y parece como si estuviera solo, aunque ese no es mi caso. Recorro los corredores a un paso bastante lento, como si no tuviera prisa por desayunar.Me estaba muriendo de hambre, pero también de sueño e iba como un zombie andando por los pasillos.Al llegar a la escalera, me agar
—No te preguntare nada más entonces, te dejaré solo. Si necesitas ayuda, estaré cerca, solo grita —me dice mientras deja la cocina cerrando la puerta.Me quito la mochila y la dejo en la encimera a mi lado, abro la cremallera de ella y saco con cuidado los huevos y los dejo a un lado.Oigo como hierve el agua y es hora de poner los huevos con sumo cuidado. Antes de hacer algo mal, voy a por las pinzas. Abro uno de los cajones donde deben estar guardadas, rebuscando un poco en el cajón, las encuentro al fondo de este.—¡Ya te tengo!Ya con las pinzas en la mano, me giro y me pongo delante del fuego donde está la olla hirviendo.
Desde aquel mediodía, mi bisabuelo no ha sido el mismo, su rostro se ha vuelto más tristón, casi no nos regala sonrisas y tampoco habla en exceso. Casi todo lo que dice son frases cortas y vuelve a su silencio.Solo los que estábamos en palacio fuimos al velatorio y a cementerio. Queríamos hacerlo en "familia" y que no hubieran muchas personas.Pasaron los días, los meses y Cibor seguía completamente igual, ahora no solo es que no hablara, se negaba a comer.Al principio le dejábamos tranquilo, pero poco a poco estaba quedándose más delgado y así no podía seguir, así que mi madre lo "obligó" a comer. Solamente le decía: "te dejare el plato aquí, come". Al princ
En la bonita ciudad de La Haya, que se situaba al oeste de los Países Bajos, se encontraba un grupo de amigos paseando por las calles de la ciudad. La avenida por la que deambulaban se encontraba casi desierta, no había ni un alma. A ninguno les pareció extraño: las personas, al ser conscientes de lo que pasaría dentro de unas horas, preferirían quedarse en casa y reunirse con sus seres queridos. ¿Ellos? Ellos vivían en un piso a dos calles de donde se encontraban.La sensación que se apoderaba de sus cuerpos era rara, como si no tuvieran que estar ahí metidos.—¿Y si aceleramos el paso? No quiero desaparecer antes de tiempo —el chico del pelo blanco miraba con terror en todas las direcciones y hacia las que su cuello dejaba mover su cabe
Me acabo de despertar y no reconozco la habitación en la que me encuentro —en la que estoy ahora mismo es una suite demasiado colorida—. Aunque la sensación era extraña, me sentía como en casa.¿Qué ha sucedido en estas pocas horas?Miro el reloj digital que descansa en la mesita de noche —que se encontraba al lado derecho de la gran cama —, que marcaba las ocho y media de la mañana.Echo las sábanas a un lado para poder salir de ahí. Mis ojos recorren toda la suite. ¡Es enorme la habitación! Mi cuarto comparado con este es un cuchitril. Bajo del mullido colchón, mis pies descalzos tocan las baldosas frías del suelo.No sabía que hacer, todo lo que hay dentro de esta suite no me pertenecía en lo absoluto, era un intruso en este lugar. Debía salir de ahí y eso hice. Con zancadas largas llego a la inmensa puerta par p
Estoy con los ojos como dos platos de grande, sin poder llegar a creer lo que está pasando. Conforme voy leyendo van saliendo las letras por arte de "magia".—Con tu voz has activado la carta. Eso quiere decir que antes no ha aparecido nada más ya que no lo habías hecho.—No tengo ni la menor idea de lo que dices, solamente he visto aparecer unas letras así por así. ¿Sois brujos? —abro los ojos y esperando la respuesta de mis amigos.—No, pero tus familiares son descendientes —me empieza a explicar Bogdan —tu familia es la más poderosa y con una gran suma de dinero.—¿Os creéis que me voy a tragar esa ridiculez? ¡Estáis majaras! —Julek niega con la cabeza y se cruza de brazos mirándome con reproche.—Chicos, nos advirtieron que esto podía llegar a pasar —les dijo Eunika.—Sí Cibor
—¿Y dónde se encuentra el libro original? —pregunto.—Escondido —dice firme Aleksy. Obviamente eso ya lo sospechaba, lo que quería saber era en qué lugar estaba.—¿En qué lugar? —sé que no me lo van a querer decir por ahora.—Todavía no te vamos a revelar donde está, muchas personas lo están buscando y a ti también y uno de ellos es Florián—No entiendo algo…Sí Florián es el hermano de mi bisabuelo, ¿por qué busca el libro? Debería tener acceso a él y saber dónde está.—Le denegaron esa acción cuando traicionó a esta familia.—Sigo pensando que os estáis reservando información.Por sus caras a lo que me están contando me he dado cuenta que el libro no es que este perdido, está en un lugar d
—Su cuerpo se está adaptando.—¿Adaptando a qué? —pregunta Bogdan.—Parece mentira que cada uno de vosotros haya pasado este proceso y no sabéis como va esto —reprocha en voz baja Minka.—¿Está adquiriendo todo el poder?—Exactamente eso es lo que os quiero decir — ¿adquiriendo poder? No tengo ni la menor idea de lo que hablan.De pronto mis ojos empiezan a escocer y dejo de escuchar todo de lo que hablan y solo me concentro en el escozor. Hasta que mis ojos se abren de par en par sin previo aviso. Intento parpadear, pero no puedo. El dolor en mis ojos empieza a descender, hasta que por fin puedo parpadear y cierro los ojos para poder descansarlos.¿Qué ha sido eso?—¿Todo el mundo ha visto eso? —Bogdan hablaba anonadado y eso lo sabía por el tono de su voz —. Sus ojos eran de un rojo esc