Los días pasaban, pero nada en a casa cambió, excepto que hallaban tres personas más merodeando por aquí, tres bocas más que alimentar, aunque eso no supuso ningún problema, a Minka le fascinaba cocinar. Apenas había hablado con las mujeres que conformaban mi familia, mi madre y mi hermana, sin embargo, con mi padre, sí. Después de desayunar, los cinco días que llevaban con nosotros, me llamaba para ir a la biblioteca a hablar y explicarme cosas que eran necesarias que supiera.En estos precisos momentos me encontraba en frente de la puerta de la biblioteca, antes de tocar la puerta oigo voces que vienen de dentro del despacho. Acerco más mi cuerpo para escuchar mejor lo que se habla del otro lado. Me pica bastante la curiosidad de saber quién es el que se encuentra dentro con mi padre y de que charlan.—Que cotilla Zarek, escuchando detrás de las puertas… —nie
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