Ethan dormía plácidamente en su cabaña, disfrutando de la calma de la madrugada, cuando, de repente, su parte lobuna comenzó a inquietarse. Se despertó de golpe, sintiendo una oleada de sensaciones a través de sus sentidos.Fijo su vista en el reloj que tenía en la mesa y este marcaba las 4. Fue cuando un delicioso aroma invadió su ser, como el perfume de flores nocturnas mezclado con la frescura del rocío de la mañana. Era una fragancia embriagadora, dulce y seductora, que parecía envolver su mente y su corazón. Ethan respiró profundamente, dejando que el aroma llenara sus pulmones y despertara cada fibra de su ser.«Compañera» fue el primer pensamiento que cruzó su mente.Sin perder tiempo, se vistió rápidamente y salió de la cabaña, transformándose en su forma de lobo. Comenzó a perseguir el aroma, guiado por la intensidad de la fragancia que no estaba lejos de su casa. Sus patas se movían con gracia y agilidad, impulsadas por la urgencia de encontrar la fuente del aroma.Sin embar
En el Reino de Lycandar, la noche estaba en calma, solo interrumpida por el suave susurro del viento. De repente, un aullido resonó a través del aire, rompiendo la serenidad. Katrina, en su habitación, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Sin pensarlo dos veces, salió corriendo en busca de su hermano Aldric.Aldric, saliendo de su propia habitación, fue sorprendido por la presencia de Katrina, que se le acercaba agitada. —¡¿Lo has escuchado?! —le gritó, su voz llena de urgencia.Aldric la abrazó para calmarla y asintió lentamente, sus ojos reflejando la misma mezcla de esperanza y preocupación que sentía su hermana.Katrina, eufórica, se apartó un poco y lo miró con determinación.—Estoy segura de que ese aullido es de nuestra hermana, Aldric. Puedo sentirlo, incluso mi loba me lo ha dicho.Aldric la miró fijamente, comprendiendo la intensidad de sus palabras. Aunque siempre había sido escéptico sobre las corazonadas, sabía que la conexión entre Katrina y su loba era fuerte, así
A la mañana siguiente, Aldric fue despertado por los toques en la puerta. Al abrir los ojos y mirar la hora, se dio cuenta de que se había levantado tarde, demasiado tarde para lo que solía madrugar. Dormir con su pequeña hermana le había dado un descanso reparador y profundo que ni cuenta se dio cuando amaneció. Miró a su lado y vio a Katrina aún dormida, con una expresión angelical en su rostro. Sin embargo, no pudo evitar recordar que su hermana no era ningún angelito, sobre todo cuando se enojaba, se convertía en todo un demonio.Aldric salió de la habitación con cuidado para no despertarla y se dirigió a la puerta, donde encontró a sus amigos esperándolo. Sus rostros reflejaban una mezcla de emoción y seriedad.—Tenemos noticias —dijo Kael, con voz urgente.Aldric los condujo a su estudio, donde podrían hablar con mayor privacidad. Una vez allí, sus amigos comenzaron a explicar lo que habían descubierto.—Hemos logrado ubicar de dónde vino el aullido que escuchamos anoche —dijo
Pasaron algunos días y Ylva finalmente comenzó a despertar. Abrió los ojos lentamente, notando que se encontraba en una acogedora cabaña. Una intravenosa estaba conectada a su brazo, suministrándole líquidos. Antes de que pudiera reaccionar bien, sus fosas nasales fueron invadidas por un intenso aroma, desconocido, pero irresistiblemente atractivo, como un hechizo que la hacía sentir atraída hacia él, como una polilla a la llama.El aroma la envolvió como una segunda piel. Era una mezcla embriagadora de madera, especias exóticas y algo más, una esencia intangible que despertaba sus sentidos de una manera que nunca había experimentado. Su cuerpo reaccionó de inmediato, sus músculos tensándose y su corazón acelerándose. Podía sentir cada latido resonar en sus oídos, y su respiración se volvió más profunda. Ese aroma despertó en ella un deseo primitivo y salvaje. Era un aroma que la hacía sentir viva, que la conectaba con algo más profundo que ella misma.Su parte lobuna, sin que ella p
Ethan observó a Ylva con una sonrisa tranquilizadora y decidió presentarse.—Soy Ethan. Te encontré desmayada en el bosque hace una semana —dijo, omitiendo la parte en que la encontró desnuda para no avergonzarla—. Has estado durmiendo desde entonces.Ylva trató de levantarse, pero Ethan rápidamente la detuvo, colocándole una mano suave, pero firme en el hombro.—Espera, primero necesitas comer algo. Has estado dormida y tu cuerpo solo ha recibido nutrientes por vía intravenosa, pero eso no es suficiente. Necesitas energía para recuperarte, especialmente teniendo en cuenta que estamos casi a mitad del bosque —explicó con paciencia.Ylva, aunque confundida, entendió la lógica de sus palabras y asintió. Su estómago gruñó ligeramente, recordándole que efectivamente tenía hambre. Ylva, un poco avergonzada esperando que el gruñido de su estómago no fuera escuchado por el guapo hombre que tenía delante, decidió presentarse.—Soy Ylva —dijo con una voz suave pero firme.Ethan asintió, mostr
Ylva, aun en estado de shock, negó con la cabeza.—Eso no es posible. Yo vivo en Vermont. Entré al bosque que está detrás de mi casa y solo me perdí en el camino. ¿Cómo carajos me puede decir que estamos en Maine? —dijo, su voz reflejando la incredulidad y confusión que sentía.Ethan la miró con comprensión, sabiendo que debía manejar la situación con delicadeza.—Sé que es difícil de creer, pero estamos en Maine. No sé cómo llegaste hasta aquí, pero te aseguro que no estás cerca de tu casa. Ylva trató de procesar la información. Sentía un torbellino de emociones y pensamientos en su mente. Sabía que había corrido mucho en su forma lobuna, pero no podía decirle eso a un extraño, ¿o sí?«No puedo decirle. Pensará que estoy loca… pero, ¿cómo es posible que haya llegado tan lejos solo corriendo?», pensó, tratando de encontrar una explicación lógica.La confusión era palpable en su rostro, pero decidió mantenerse en silencio por el momento, observando a Ethan con una mezcla de desconfian
De regreso a la cabaña, Ethan se dispuso a preparar la cena mientras Ylva lo observaba desde la mesa. La cocina estaba impregnada con los aromas de las hierbas frescas y el crepitar del fuego en la estufa. Ethan se movía con facilidad y destreza, demostrando su habilidad culinaria.Ylva no pudo evitar observarlo con detenimiento. La manera en que se movía, la concentración en su rostro… todo la fascinaba. Sentía una mezcla de admiración y curiosidad. Sin embargo, su mirada no pasó desapercibida para Ethan, quien, sintiendo sus ojos sobre él, decidió retomar las preguntas.—Ylva, hay algo que sigo sin entender —dijo Ethan, mientras cortaba vegetales—. ¿Por qué no quieres llamar a tu familia? ¿Acaso estás escondiendo algo?Ylva sintió un nudo en el estómago. Sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar esas preguntas, pero aún no estaba lista para compartir toda la verdad.—No, no estoy escondiendo nada… es solo que… —comenzó a decir, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. M
Al día siguiente, Ethan se resignó a la idea de que tendría que compartir su espacio con la hermosa mujer que había invadido su cabaña. Después de un desayuno sustancioso, que incluía huevos, tocino y tostadas, Ethan decidió que era hora de establecer algunas reglas.Era principios de septiembre, y el aire comenzaba a enfriarse, señalando la llegada del otoño. Ylva había estado a punto de empezar sus clases en la universidad, y el semestre académico ya había comenzado, pero obviamente es algo que ella no podría realizar. —Bueno, Ylva, si vas a quedarte aquí, hay algunas cosas que necesito que me ayudes a hacer en la cabaña —dijo Ethan mientras recogía los platos del desayuno.Ylva asintió, dispuesta a colaborar.—Claro, ¿en qué puedo ayudar?Ethan sonrió, agradecido por su disposición.—Aquí, en medio del bosque, hay muchas tareas que deben hacerse para mantener todo en orden. Primero, necesitamos recolectar la leña. El invierno se acerca, y es importante tener suficiente para manten