Capítulo quince

A la mañana siguiente, Aldric fue despertado por los toques en la puerta. Al abrir los ojos y mirar la hora, se dio cuenta de que se había levantado tarde, demasiado tarde para lo que solía madrugar. Dormir con su pequeña hermana le había dado un descanso reparador y profundo que ni cuenta se dio cuando amaneció.

Miró a su lado y vio a Katrina aún dormida, con una expresión angelical en su rostro. Sin embargo, no pudo evitar recordar que su hermana no era ningún angelito, sobre todo cuando se enojaba, se convertía en todo un demonio.

Aldric salió de la habitación con cuidado para no despertarla y se dirigió a la puerta, donde encontró a sus amigos esperándolo. Sus rostros reflejaban una mezcla de emoción y seriedad.

—Tenemos noticias —dijo Kael, con voz urgente.

Aldric los condujo a su estudio, donde podrían hablar con mayor privacidad. Una vez allí, sus amigos comenzaron a explicar lo que habían descubierto.

—Hemos logrado ubicar de dónde vino el aullido que escuchamos anoche —dijo
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