Era hora de hacer algo más por mi. Quería cuidar mi físico así que busqué con que ayudarme. Pensé por un momento en la esgrima, pero recordé que Terrence ya asistía a esa clase así que lo olvidé, lo que menos quería era tener a ese hablador cerca de mi. Aún que muy de vez en cuando lo ayudaba a entrenar, y vaya que lo hacía con entusiasmo.
Al final me inscribí en artes marciales, capoeira y equitación. No me decidía en cuál quedarme así que pensé en probar las tres y al final quedarme en la que más me agradará. Igual no había mucho que hacer los fines de semana y aunque mi hermano era un imbécil, tenía razón en una cosa. Debía alejarme un poco de las chicas. Sabía que era un hombre irresistible... Bueno... aún lo soy. Pero después de perder a un amigo por dejarme seducir pues quería tomarme un tiempo para mí y despejar mi mente. Pasaron unos meses, al final solo había asistido a equitación unas 5 o 6 semanas, me había quedado con las artes marciales tres días a la semana y la capoeira los fines. Me sentía un poco más tranquilo, mis calificaciones subieron notoriamente, pero las hermosas mujeres no querían alejarse de mi, me seguían, me llamaban, me buscaban. Un día me encontraba caminando hacia el baño y una bella damita me detuvo en el pasillo. Su tez blanca y rizos negros me atrajeron. - Hola Thomas ¿Me recuerdas? - - La verdad... - Negué con la cabeza. - Te ví en clase de equitación. Vaya que eras bueno, aprendiste muy rápido - - Si, claro - Respondí observándola de arriba a bajo. - No sabía que asistías a ésta escuela - - Si, lo hago ¿Y tú? - - Pues pronto iré a la universidad - - ¡Ah! Perfecto - Nos miramos a los ojos y ella mordió su labio con sensualidad. No sé cómo pasó, pero cuando me di cuenta ya estábamos besándonos cerca de la entrada de los sanitarios. Y de pronto, se me ocurrió la genial idea de meternos al sanitario de los varones, bueno creo tenía que aprovechar las circunstancias del momento. La arrastre poco a poco sin despegar mis labios de los suyos, cerré la puerta por dentro y una vez seguros, pasé mis manos por su cintura hasta llegar a sus caderas y di un fuerte apretón a sus nalgas con ambas manos acercando su pelvis hacia mi. La giré por completo, tiré de sus cabellos y besé su cuello hasta erizar su piel. Con mi otra mano comencé a explorar bajo su falda. Subí por su muslo hasta encontrar sus bragas, froté su intimidad y comencé a sentir como su pulso se aceleraba, se ponía húmeda y sus gemidos se hacían oír. Metí mi mano dentro de sus pantis y comencé a estimularla hasta que su clítoris se puso duro. Introduje dos dedos dentro de ella. Me fascinaba ver cómo se retorcía de placer cuál sirena nadando en lo ancho del mar. Saque mi mano de entre su interior y la empiné para recargarla en los lavabos. Levanté hasta la cintura su falda para dejar ver sus contorneadas nalgas y le di una fuerte palmada en una de ellas, dejándola totalmente colorada. - Vamos. Debemos irnos - Dije acomodando su vestido. No pretendía llegar al siguiente nivel en un baño escolar. Abrí la puerta y extendí mi brazo invitándola a salir. Se acomodo el cabello y cruzó la puerta, miró sobre su hombro y moviendo su mano se despidió feliz. Yo le regalé una media sonrisa y me lleve a la boca el par de dedos que introduje dentro de su cuerpo chupándolos y pasando mi lengua en medio de ellos, guiñando un ojo. Sonrió y sonrajada agachó la cabeza y continúo caminando. Mire hacia otra dirección y ahí estaba él. Mi pequeña aventura me había dejado tan entusiasmado que jamás lo ví ahí parado casi frente a mi. Terrence me miró serio y solo movía la cabeza negando. Con esto, era más que seguro que iba a ir corriendo a decirle a mis padres. Vaya que tenía mala suerte, pero eso no era todo. Crucé el marco de la puerta hacia afuera y para evitar a mi hermano, caminé hacia otra dirección. Pero ahí estaba el director, con las manos puestas en la cintura me dijo - Debemos hablar en mi oficina jovencito - No me lo esperaba. Quedé algo asustado e impactado. Voltee la cabeza para ver a mi hermano y solo se quedó observando como me llevaban como un prisionero a la dirección. - Tome asiento señor Thomas - Dijo el director. Tragué saliva y esperé a que hablara - Bueno, pues acabo de ver lo que pasó y esto debería ameritar una expulsión. Pero seré comprensible, sé que es el príncipe de Inglaterra, pero este tipo de situación no deben pasar en esta escuela - - Señor director no es lo que... - - Basta! - Interrumpió - No lo niegue joven Thomas. Sé de su reputación así que es imposible negarlo. No le daré un gran castigo, solo le diré a sus padres que debe tomar clases de regularización los fines de semana - - ¿Que? Es imposible. Estoy tomando clases de capoeira los fines de semana - - Es eso o ser expulsado. Usted decida - - ¡No puede ser, si me expulsan mis padres me matarán! - Dije poniendo mis manos sobre mi cabeza y pensando un poco - ¡Está bien, está bien! - - Bien pues entonces les recomendaré a una gran maestra. Con eso se mantendrá ocupado y sus calificaciones no volverán a descender - Me levanté y caminé hacia la puerta. El director la abrió y yo continuaba incrédulo ante tal situación. - Vaya directo a su salón joven Thomas, y no cometa más errores. De no ser por su hermano, no se estaría usted salvando de arruinar su vida - No podía creer lo que mis oídos habían escuchado. - ¿Que dijo? - Giré para ver al director de frente -¿Fué Terrence quien le aviso que yo estaba en el baño? - Pregunté asombrado. - Así es. Pero lo hizo porque se preocupa por usted. Así que no lo arruine - Asenté con la cabeza y sin decir más, caminé por los pasillos lleno de rabia. Mi propio hermano me había entregado, me sentía traicionado. Por meses me esforcé y subí mis calificaciones tan solo por seguir su consejo. Darme unos minutos con una bella chica no era nada, solo sería por esta ocasión y quizá dentro de algunos días o semanas con otra, claro sin dejar de lado mis deberes como antes solía hacerlo pero no, el tenía que llegar y arruinar el momento. Llegó la hora de ir a casa y fui directo a confrontar a mi querido hermano. Para mí suerte había llegado antes que yo, lo ví caminar por el gran pasillo que separaba nuestras habitaciones de la sala principal. - ¡Terrence, maldito traidor! - - ¿Que diablos te pasa? - - Has arruinado mis planes! - - ¡Tu mismo lo has hecho! - - De no ser por tu gran boca, nada de esto habría pasado. Ahora tendré que dejar la capoeira y pasar los fines de semana aburrido, siendo el esclavo de algún odioso maestro extra - - Lo lamento hermano, pero es por tu bien - No pude evadir la furia y me abalance sobre él, tirándole un golpe. Le dí justo en el rostro y retrocedió un par de pasos atrás. Después de levantar su mirada se arrojo encima de mi y ambos caímos rodando por el suelo. De pronto una voz resonó entre el enorme pasillo como eco. - ¡Terrence! ¡Thomas! Paren ya! -Terrence y yo nos detuvimos. Nuestras miradas buscaron al dueño de aquella aguda voz. Era nuestra madre furiosa al ver tal escena de salvajismo.- ¿Que rayos está sucediendo aquí? -Ambos nos levantamos, nos separamos uno del otro, acomodando y sacudiendo nuestras ropas.- Madre, lamento que hayas tenido que ver esto - Dijo mi hermano agachando la mirada.- ¡Madre! Todo ha sido culpa de Terrence -- ¡¿Que?! - Exclamó él.- Eres un traidor - Respondí mirándolo con recelo.- Claro que no! Es tu culpa -De nuevo la discucion no se hacía esperar, tenía tanto que decirle.- Basta! - Exclamó nuestra madre - Terrence ve a tu habitación, no quiero que vuelvas a pelear con tu hermano -- Está bien madre - Dió la vuelta sin mirar atrás.- Y tu Thomas, tu padre y yo ya nos enteramos de lo que recientemente hiciste. A partir de mañana comenzarán tus clases de regularización -- ¡Pero madre! -- Nada de "peros" Ya está dicho. Espero que esto te sirva de lección y comiences a ser un hombre serio. E
El día tan odiado había llegado, desperté y fui directo a desayunar. Una vez en la mesa creí que si hablaba con mis padres ellos me retirarían el castigo. Pero al pedírselo ellos se negaron rotundamente.- Pero esa vie... Digo, mi profesora se irá. No le veo sentido seguir con las clases -- Traerá a alguien de confianza - Respondió mi padre.- Es su nieta. No dudo que sea igual de buena e inteligente que ella. Debes tratarla bien, con respeto y poner atención a sus clases - Agregó mi madre.- ¡No puede ser! - Dije en voz baja.Fui a darme una ducha en la tina, totalmente desanimado.Llego la hora de la clase y como cada fin de semana, mi maestra hablaba sin parar, yo estaba que me dormía del aburrimiento. Después de 5 largas y tediosas horas, miró su reloj y se levantó de su asiento - Joven Thomas, me marcho, ya es la hora de irme. Pero no sin antes presentarle a mi nieta, que debe estar afuera esperando -Abrió la puerta y ahí estaba parada con la mano arriba, como si estuviese a pu
Betty llegó, yo ya me encontraba en la oficina más que listo.- Joven Thomas, que puntual - Dijo sonriente.- ¡Claro! Mi padre me enseñó a que nunca se debe dejar esperando a una dama -Me lanzó una sonrisa y se sentó del otro lado del escritorio.- Bueno joven Thomas, sé que estoy aquí como sucesora de mi abuela, y que usted está aquí como castigo. En realidad mi abuela no me dió muchos detalles, pero supongo que son más duros con usted por ser el príncipe -- Aammm... - Agaché la cabeza, no quería decir nada. Era mejor que no se enterará.- Sé muy bien lo que es pasar por esa edad. Y también se que aún le falta mucho para ser libre de estás clases extras así que, yo prefiero tomar otro método, nada parecido a mi abuela, yo soy más comprensiva -- ¿En verdad? Uufff - Expresé.- Sí. Creo que salir un poco no le haría nada mal. Tendremos clase de artes, música, cultura general, entre todo lo aburrido -- ¡Wow! Me parece maravilloso -- ¡Bien! Entonces comencémos -Abrió su bolso y sacó
Ya en la escuela, estaba más despistado de lo normal, no lograba concentrarme. Pensaba en la bella Lizzie, sus hermosos cabellos pelirrojos, sus delicadas curvas, las pecas de su nariz esos grandes y brillantes ojos jade, en fin... Toda su humilde belleza.Pero no solo pensaba en eso, también pensaba en que esa hermosa sonrisa escondía una gran tristeza. Quizá su interior estaba lleno de depresión, soledad y mucho dolor, algo que su dulzura quería evadir a toda costa.La campana del receso sonó sin entrar por mis oídos. Cuando reaccioné, voltee a ver a mi alrededor pero yo era el único que seguía dentro del aula. Me levanté, pero una chica entro al aula cerrando detrás de ella la puerta.- Hola Thomas - Dijo caminando hacia mí.- Aamm... Hola... ¿Te conozco? - Pregunté confundido.- Sí. Bueno en los pasillos siempre te saludo pero nunca he podido hablar contigo. Siempre estás rodeado de chicas -- ¡Oh! Pues lo siento mucho - Sonreí de lado.- No te preocupes. En realidad, varias de el
Ambas me tomaron por los brazos y me jalaron fuertemente haciéndome pasar.- Ven Tommy, siéntate ¿Quieres tomar algo? - Preguntó una de las chicas.- ¿Quieres algo de comer? - Preguntó la otra, acercándome un racimo de uvas.- Gracias preciosas. Que atentas son -Ambas se miraron, sabía que tramaban algo. Se sentaron una a cada lado mío y entrelazaron sus dedos por mis cabellos jugando con el.- Nos gustas mucho Thomas - Dijeron en coro.- Y ustedes a mí - Sonreí.Una de ellas comenzó a lamer el exterior de mi oído, mordisqueaba mi lóbulo, provocando que mi piel se erizara, mientras la otra desabrochaba mi chaqueta haciendo que resbalara por mis hombros, hasta caer en el sofá.Debo admitir que me puse algo nervioso. Ambas mujeres se habían puesto de acuerdo para hacerme caer ante sus provocaciones, y yo realmente me estaba desplomando.Bajó lentamente de mi oído a mi cuello, las partes más sencibles de mi ser. La otra dama, más atrevida, lamió mis labios haciéndome perseguirlos para q
El fin de semana llegó y Betty estaba lista para empezar las clases. -Muy buen día joven Thomas - Atravesó la puerta saludando. - ¡Hey! Ya habíamos hablado respecto a las formalidades - Dije. - Aamm... Si, lo siento es solo que no quiero que se mal interprete lo que pasó en la colina - Agachó la mirada sonrojada. - No, no para nada. Espero que no pienses mal de mi - En realidad había sido mi culpa, no quería hacerla sentir mal - Mejor olvidemos eso y dime... ¿Que haremos hoy? - - ¡Ah! Pues hoy veremos cultura general así que iremos a las calles para averiguar lo que la gente compra y vende en los pequeños puestos de la plaza - - Me parece muy interesante - Caminamos por las calles, nos detuvimos en algunos puestos armables con mesas, vendían de todo, desde vestidos lindos, zapatos, comida casera hasta dulces hechos en casa. Me encantan las golosinas así que me detuve ahí para poder probar algunas. Compré un macarrón, son mis favoritos, es un dulce realizado con leche de cabra
La escuela se me había hecho más aburrida, pesada y tediosa de lo normal. Yo estaba ansioso por ver a Betty y escuchar su respuesta.El timbre sonó, guarde el libro que estaba sobre mi mesa y corrí por el pasillo sin esperar a que me dieran el permiso, mis compañeros y profesor solo me vieron alejarme.Llegué a la fuente, miré mi reloj y me di cuenta que había llegado 10 minutos antes de la hora. No quería verme tan impaciente, mucho menos que Betty notará lo entusiasmado que estaba por verla, así que decidí sentarme a la orilla y cruzarme de piernas como siempre, como si nada a mi alrededor me importara, tranquilo y relajado.- ¡Hola, Thomas! Espero no haberte echo esperar mucho tiempo - Dijo al llegar.- No, no. Acabo de llegar - Respondí sonriendo - Bien pues, supongo que ya pensante tu respuesta -Dió un largo suspiro - Ay Tom yo... No puedo aceptar, me siento tan mal. Ya tuviste una confrontación con Julious, no quiero que te involucres más. Eres mi alumno y solo te deberían impo
Estaba tan sediento, tan agotado, los pies y los golpes de la espalda me mataban. Al entrar a la ciudad sabía que mi tormento estaba a punto de terminar. No quería ir a casa, aún me sentía con la emoción en las venas, me sentía alterado. Además todavía no había pensado en que le diría a mis padres con respecto a mis heridas. Sólo pensaba en una cosa: ver a Betty. Debía decírselo, contarle que yo solo había acabado con el monstruo, con el malvado dragón que la tenía prisionera, que ya no tenía que preocuparse más por Julious. Claro que tampoco iba a decirle que lo había asesinado, lo que menos deseaba era asustarla y alejarla de mi. No sé porque estaba pensando tanto en ella últimamente, me negaba a aceptar que realmente me sentía atraído, si quizá solo era eso, era una mujer hermosa y necesitaba la protección de un caballero, y yo en mi papel de príncipe, quería a alguien a quien proteger. Finalmente llegué hasta su casa, toque la puerta con gran fuerza. Un par de minutos después s