Capítulo 10

La escuela se me había hecho más aburrida, pesada y tediosa de lo normal. Yo estaba ansioso por ver a Betty y escuchar su respuesta.

El timbre sonó, guarde el libro que estaba sobre mi mesa y corrí por el pasillo sin esperar a que me dieran el permiso, mis compañeros y profesor solo me vieron alejarme.

Llegué a la fuente, miré mi reloj y me di cuenta que había llegado 10 minutos antes de la hora. No quería verme tan impaciente, mucho menos que Betty notará lo entusiasmado que estaba por verla, así que decidí sentarme a la orilla y cruzarme de piernas como siempre, como si nada a mi alrededor me importara, tranquilo y relajado.

- ¡Hola, Thomas! Espero no haberte echo esperar mucho tiempo - Dijo al llegar.

- No, no. Acabo de llegar - Respondí sonriendo - Bien pues, supongo que ya pensante tu respuesta -

Dió un largo suspiro - Ay Tom yo... No puedo aceptar, me siento tan mal. Ya tuviste una confrontación con Julious, no quiero que te involucres más. Eres mi alumno y solo te deberían importar las clases, no mis problemas personales -

- No digas más. Si lo hago es porque me interesas. Digo, yo me refiero a que como persona me importas - Tragué saliva, esperando no haberme escuchado tan directo.

- Pero... -

- Hagamos algo... Yo te prestaré el dinero y cuando tú tengas para pagarme, pues me lo devuelves. Igual puedes irme pagando poco a poco, por mi no hay problema -

- ¿En verdad? Bueno eso me suena más razonable. Gracias Thomas - Tomó mi mano y la junto a su mejilla, parecía un pequeño gatito, sin ver al lobo feroz.

Caminamos por un par de horas en busca del lugar perfecto para que ella lo habitara. Vimos un par de lugares, ella pretendía alquilar un lugar frío y de mal aspecto, pero pude convencerla para quedarse con algo mejor.

Por fin encontramos una pequeña casa con baño, cocina, sala de estar y una habitación. El precio era accesible, un poco más caro de lo que ella quería pero ya estaba amueblada así que a mí me pareció perfecto. Lo mejor es que estaba no tan lejos del castillo, en realidad no sabía porque eso me alegraba, pero sinceramente era una de las razones por las que deseaba que viviera ahí.

Después de pensarlo un rato, ella acepto y cerro el trato. Pague por 2 meses de alquiler por adelantado y le ayude a llevar poco a poco sus pertenencias. No eran muchas, solo llevaría sus libros, ropa y objetos indispensables. Aprovechamos que su padre se encontraba en un viaje de negocios.

Ya más tarde me dirigí al castillo. La noche ya había caído sobre Inglaterra.

- ¿Thomas? ¿Dónde estabas? - Preguntó mi madre.

- Amm... Yo, tenía algunas dudas de la escuela y decidí ir a preguntarle a mi profesora de regularización. Me ayudó con la tarea - Respondí rápidamente.

- Bien. Espero que no me estés mintiendo y te hayas escapado para hacer alguna travesura. Sabes que estás castigado - Señaló molesta.

- Estoy hablando en serio ¿No me crees? Pregúntale a ella misma. Lo confirmará - Suspiró.

- Está bien. Ve a descansar -

Pasaron un par de días. Me sentía ansioso, quería preguntarle a Betty que tal se sentía en su nuevo hogar. Pero decidí darle su espacio, tampoco es como que quisiera verla todo el tiempo o me estuviera enamorando.

De vuelta a casa, justo antes de entrar al castillo, uno de los guardias de aquel día me detuvo.

- Joven Thomas, lo estaba buscando -

- ¿Que sucede? -

- Ese hombre, el del otro dia... -

- ¿Hablas de Julious? -

- Si, si. Él... Ha sido liberado -

- ¿Que? ¿Porque? -

- Pues vera, solo lo detuvimos por armar disturbios, no pudimos procesarlo bajo ningún otro cargo ya que no golpeó a nadie, tampoco teníamos como comprobar que el estaba haciendo algo ilícito o ilegal -

- ¡Maldición! El muy infeliz buscará a Betty para vengarse - Murmuré.

- Debe tener cuidado, el tipo tenía ojos de loco y es probable que busque problemas -

- Si, lo tendré. Gracias por el aviso -

No podía permitirlo, debía buscar una solución y pronto, de lo contrario buscaría a mí profesora y le haría daño.

Esperé hasta el atardecer para escapar por mi ventana como ya lo había hecho antes. Fui a la fábrica dónde Julious era dueño, debía confrontarlo. Aguardé ahí por unos minutos, quizá fueron un par de horas, no lo sé exactamente, pero estaba seguro que se encontraba ahí. Me aseguré de que ya todos los trabajadores se habían marchado. Entré y me dirigí a la inmunda oficina del asqueroso dueño. Cerré la puerta detrás de mi.

- ¿Que? ¿Quien carajos eres? - Preguntó.

Pude notar una botella de ron recién abierta en el escritorio que se encontraba lleno de papeles desordenados. El sujeto no estaba ebrio, pero si tenía una apariencia desalineada, talvez así era como lucía todos los días.

- ¿Tan rápido te olvidaste de mi? -

- ¡Aaah! Eres aquel muchacho - Se levantó de su asiento - Por tu culpa dormí dos noches tras las rejas, pero esto no se va a quedar así -

- Será mejor que te alejes de Betty, te lo advierto. No te conviene hacerme enojar -

Rió a carcajadas - No me hagas reír niño tonto. No me importa si eres hijo del rey del mundo. Te daré una lección -

Se abalanzó sobre mí tratando de darme un golpe, pero detuve su puño sobre el aire con mi mano - Tendrás que hacer más que eso para poder hacerme daño - Dije mirándolo de frente.

- ¡Aaggh! - Me tomó fuertemente por la chaqueta - Así que estás enamorado de tu profesora ¿Eh? - Dijo antes de soltar una gran risa burlona.

- ¡Vete al diablo! - Exclamé.

- Ella pronto será mía. Además, una mujer como ella jamás se fijaría en un mocoso como tú ¡Piénsalo! -

- Eso es lo que tú crees, pero soy mejor que tú -

- ¡Idiota! - Exclamó antes de arrojarme sobre el escritorio.

Caí del otro lado, los papeles volaron por toda la oficina. Sonriendo caminó hacia donde me encontraba tumbando en el suelo, me jaló de la camisa para intentar levantarme.

- Te dejaré ir solo si... - Interrumpí sus palabras con un golpe que llegó justo en su boca.

Retrocedió un par de pasos, tomé su rostro con ambas manos para darle un fuerte topé con la cabeza. No pudo evadirlo y cayó en el suelo. Me acerque para seguir golpeándolo con toda la furia que ya hacía dentro de mí, pero el muy desgraciado jalo un enorme librero de madera haciéndolo caer sobre mi espalda.

- Eso es lo que te mereces - Dijo jadeando.

Dió media vuelta y camino a la puerta. Pero saque todo el coraje que pude y me levanté de entre los escombros. Sorprendido miro hacia atrás. Lo miré directo a los ojos por unos segundos y después de eso... La oscuridad se apoderó de mi, era como sentir la sangre hervir dentro de mi con tal odio, como si un demonio estuviese tomando mi cuerpo contra mi voluntad. Sólo pude ver sus ojos abrirse con temor, sus manos subieron hasta su pecho queriendo evitar mi presencia. Pero poco me importo, no iba a detenerme. Lo tomé por la camisa, arrojándolo por la ventana. Su cuerpo viajo 5 pisos abajo hasta chocar con el suelo.

Baje las escaleras. Observé su cuerpo inerte en el pavimento que poco a poco estaba manchando de sangre, miré a ambos lados asegurándome que nadie estuviese viendo. Busqué entre sus bolsillos las llaves de su coche, subí el cuerpo y conduje lo más lejos posible, a las afueras de la ciudad, dónde se encontraba un desierto totalmente solitario. Ya ahí, prendí fuego al coche, caminé unos metros y escuché el automóvil explotar. Era obvio que las evidencias habían quedado calcinadas en ese lugar.

Caminé de regreso por lo menos 5 horas. Estaba cansado, desfallecido. Mi cuerpo estaba maltratado, tenía golpes, raspones y moretones en toda la espalda.

Pero tenía que darle la noticia, decirle que por fin era una mujer libre...

Continue lendo no Buenovela
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Digitalize o código para ler no App