La escuela se me había hecho más aburrida, pesada y tediosa de lo normal. Yo estaba ansioso por ver a Betty y escuchar su respuesta.
El timbre sonó, guarde el libro que estaba sobre mi mesa y corrí por el pasillo sin esperar a que me dieran el permiso, mis compañeros y profesor solo me vieron alejarme. Llegué a la fuente, miré mi reloj y me di cuenta que había llegado 10 minutos antes de la hora. No quería verme tan impaciente, mucho menos que Betty notará lo entusiasmado que estaba por verla, así que decidí sentarme a la orilla y cruzarme de piernas como siempre, como si nada a mi alrededor me importara, tranquilo y relajado. - ¡Hola, Thomas! Espero no haberte echo esperar mucho tiempo - Dijo al llegar. - No, no. Acabo de llegar - Respondí sonriendo - Bien pues, supongo que ya pensante tu respuesta - Dió un largo suspiro - Ay Tom yo... No puedo aceptar, me siento tan mal. Ya tuviste una confrontación con Julious, no quiero que te involucres más. Eres mi alumno y solo te deberían importar las clases, no mis problemas personales - - No digas más. Si lo hago es porque me interesas. Digo, yo me refiero a que como persona me importas - Tragué saliva, esperando no haberme escuchado tan directo. - Pero... - - Hagamos algo... Yo te prestaré el dinero y cuando tú tengas para pagarme, pues me lo devuelves. Igual puedes irme pagando poco a poco, por mi no hay problema - - ¿En verdad? Bueno eso me suena más razonable. Gracias Thomas - Tomó mi mano y la junto a su mejilla, parecía un pequeño gatito, sin ver al lobo feroz. Caminamos por un par de horas en busca del lugar perfecto para que ella lo habitara. Vimos un par de lugares, ella pretendía alquilar un lugar frío y de mal aspecto, pero pude convencerla para quedarse con algo mejor. Por fin encontramos una pequeña casa con baño, cocina, sala de estar y una habitación. El precio era accesible, un poco más caro de lo que ella quería pero ya estaba amueblada así que a mí me pareció perfecto. Lo mejor es que estaba no tan lejos del castillo, en realidad no sabía porque eso me alegraba, pero sinceramente era una de las razones por las que deseaba que viviera ahí. Después de pensarlo un rato, ella acepto y cerro el trato. Pague por 2 meses de alquiler por adelantado y le ayude a llevar poco a poco sus pertenencias. No eran muchas, solo llevaría sus libros, ropa y objetos indispensables. Aprovechamos que su padre se encontraba en un viaje de negocios. Ya más tarde me dirigí al castillo. La noche ya había caído sobre Inglaterra. - ¿Thomas? ¿Dónde estabas? - Preguntó mi madre. - Amm... Yo, tenía algunas dudas de la escuela y decidí ir a preguntarle a mi profesora de regularización. Me ayudó con la tarea - Respondí rápidamente. - Bien. Espero que no me estés mintiendo y te hayas escapado para hacer alguna travesura. Sabes que estás castigado - Señaló molesta. - Estoy hablando en serio ¿No me crees? Pregúntale a ella misma. Lo confirmará - Suspiró. - Está bien. Ve a descansar - Pasaron un par de días. Me sentía ansioso, quería preguntarle a Betty que tal se sentía en su nuevo hogar. Pero decidí darle su espacio, tampoco es como que quisiera verla todo el tiempo o me estuviera enamorando. De vuelta a casa, justo antes de entrar al castillo, uno de los guardias de aquel día me detuvo. - Joven Thomas, lo estaba buscando - - ¿Que sucede? - - Ese hombre, el del otro dia... - - ¿Hablas de Julious? - - Si, si. Él... Ha sido liberado - - ¿Que? ¿Porque? - - Pues vera, solo lo detuvimos por armar disturbios, no pudimos procesarlo bajo ningún otro cargo ya que no golpeó a nadie, tampoco teníamos como comprobar que el estaba haciendo algo ilícito o ilegal - - ¡Maldición! El muy infeliz buscará a Betty para vengarse - Murmuré. - Debe tener cuidado, el tipo tenía ojos de loco y es probable que busque problemas - - Si, lo tendré. Gracias por el aviso - No podía permitirlo, debía buscar una solución y pronto, de lo contrario buscaría a mí profesora y le haría daño. Esperé hasta el atardecer para escapar por mi ventana como ya lo había hecho antes. Fui a la fábrica dónde Julious era dueño, debía confrontarlo. Aguardé ahí por unos minutos, quizá fueron un par de horas, no lo sé exactamente, pero estaba seguro que se encontraba ahí. Me aseguré de que ya todos los trabajadores se habían marchado. Entré y me dirigí a la inmunda oficina del asqueroso dueño. Cerré la puerta detrás de mi. - ¿Que? ¿Quien carajos eres? - Preguntó. Pude notar una botella de ron recién abierta en el escritorio que se encontraba lleno de papeles desordenados. El sujeto no estaba ebrio, pero si tenía una apariencia desalineada, talvez así era como lucía todos los días. - ¿Tan rápido te olvidaste de mi? - - ¡Aaah! Eres aquel muchacho - Se levantó de su asiento - Por tu culpa dormí dos noches tras las rejas, pero esto no se va a quedar así - - Será mejor que te alejes de Betty, te lo advierto. No te conviene hacerme enojar - Rió a carcajadas - No me hagas reír niño tonto. No me importa si eres hijo del rey del mundo. Te daré una lección - Se abalanzó sobre mí tratando de darme un golpe, pero detuve su puño sobre el aire con mi mano - Tendrás que hacer más que eso para poder hacerme daño - Dije mirándolo de frente. - ¡Aaggh! - Me tomó fuertemente por la chaqueta - Así que estás enamorado de tu profesora ¿Eh? - Dijo antes de soltar una gran risa burlona. - ¡Vete al diablo! - Exclamé. - Ella pronto será mía. Además, una mujer como ella jamás se fijaría en un mocoso como tú ¡Piénsalo! - - Eso es lo que tú crees, pero soy mejor que tú - - ¡Idiota! - Exclamó antes de arrojarme sobre el escritorio. Caí del otro lado, los papeles volaron por toda la oficina. Sonriendo caminó hacia donde me encontraba tumbando en el suelo, me jaló de la camisa para intentar levantarme. - Te dejaré ir solo si... - Interrumpí sus palabras con un golpe que llegó justo en su boca. Retrocedió un par de pasos, tomé su rostro con ambas manos para darle un fuerte topé con la cabeza. No pudo evadirlo y cayó en el suelo. Me acerque para seguir golpeándolo con toda la furia que ya hacía dentro de mí, pero el muy desgraciado jalo un enorme librero de madera haciéndolo caer sobre mi espalda. - Eso es lo que te mereces - Dijo jadeando. Dió media vuelta y camino a la puerta. Pero saque todo el coraje que pude y me levanté de entre los escombros. Sorprendido miro hacia atrás. Lo miré directo a los ojos por unos segundos y después de eso... La oscuridad se apoderó de mi, era como sentir la sangre hervir dentro de mi con tal odio, como si un demonio estuviese tomando mi cuerpo contra mi voluntad. Sólo pude ver sus ojos abrirse con temor, sus manos subieron hasta su pecho queriendo evitar mi presencia. Pero poco me importo, no iba a detenerme. Lo tomé por la camisa, arrojándolo por la ventana. Su cuerpo viajo 5 pisos abajo hasta chocar con el suelo. Baje las escaleras. Observé su cuerpo inerte en el pavimento que poco a poco estaba manchando de sangre, miré a ambos lados asegurándome que nadie estuviese viendo. Busqué entre sus bolsillos las llaves de su coche, subí el cuerpo y conduje lo más lejos posible, a las afueras de la ciudad, dónde se encontraba un desierto totalmente solitario. Ya ahí, prendí fuego al coche, caminé unos metros y escuché el automóvil explotar. Era obvio que las evidencias habían quedado calcinadas en ese lugar. Caminé de regreso por lo menos 5 horas. Estaba cansado, desfallecido. Mi cuerpo estaba maltratado, tenía golpes, raspones y moretones en toda la espalda. Pero tenía que darle la noticia, decirle que por fin era una mujer libre...Estaba tan sediento, tan agotado, los pies y los golpes de la espalda me mataban. Al entrar a la ciudad sabía que mi tormento estaba a punto de terminar. No quería ir a casa, aún me sentía con la emoción en las venas, me sentía alterado. Además todavía no había pensado en que le diría a mis padres con respecto a mis heridas. Sólo pensaba en una cosa: ver a Betty. Debía decírselo, contarle que yo solo había acabado con el monstruo, con el malvado dragón que la tenía prisionera, que ya no tenía que preocuparse más por Julious. Claro que tampoco iba a decirle que lo había asesinado, lo que menos deseaba era asustarla y alejarla de mi. No sé porque estaba pensando tanto en ella últimamente, me negaba a aceptar que realmente me sentía atraído, si quizá solo era eso, era una mujer hermosa y necesitaba la protección de un caballero, y yo en mi papel de príncipe, quería a alguien a quien proteger. Finalmente llegué hasta su casa, toque la puerta con gran fuerza. Un par de minutos después s
"Cada vez que intentes hacerme daño, solo conseguirás hacerme más fuerte". - Se preguntarán, como todos los demás ¿Por qué ese hombre es tan malvado? Pues verán, así es la vida - Se encoge de hombros, como si no importase la respuesta - Yo no solía ser mala persona, por el contrario, amaba la vida, amaba a mis padres, a mis hermanos... Bueno - sonríe sarcásticamente - era un idiota, siendo positivo, brincando y saltando como un pequeño gatito con los ojos vendados, sin poder ver al feroz lobo llamado "vida" - pone una expresión de molestia - Pero claro, ustedes quieren saber la verdadera razón. Para eso están aquí no?... Pues se las contaré -Y así es como inicia está historia:- Comenzaré diciendo que era un niño muy listo, más que mi hermano Terrence, obviamente - dice orgulloso con una sonrisa de oreja a oreja - Al ser hijo de William y Phillipa, el rey y la reina de Inglaterra, debíamos asistir a una prestigiosa escuela privada, dónde solo asistían pocos niños, aunque todos de bu
Me encontraba tan a gusto charlando con aquella bonita mujer, era bastante linda y al ser mayor que yo pude imaginar que sabría besar mejor que las otras chicas. Le lancé un par de piropos, noté como le gustaba escuchar a un caballero como yo, decirle cosas bonitas al oído. Era evidente que ya estaba enganchada.De pronto escuché una voz - ¿Thomas? -Voltee la mirada y ahí estaba mi primer cita - ¡Ah! hola - Volví mi cabeza y apunté la mirada hacia la chica de las flores.- ¿Que crees que haces? ¿Por qué me ignoras de esa manera? -- Lo lamento pero ahora estoy ocupado - Fuí breve.- ¿Que?! Eres un patán! Sabes que... ¡Terminamos! - Dió media vuelta y caminó a toda prisa lejos de mi.Sonreí incrédulo - No le hagas caso. Ni siquiera la conozco -Le propuse dejar ahí el puesto encargado con alguien más y me acompañara a dar un corto paseo. Acepto encantada, la tomé de la mano cuál dama.Pero tan solo caminamos unos cuantos pasos y nuevamente fuimos interrumpidos - ¿Thomas? - Alguien pro
Era hora de hacer algo más por mi. Quería cuidar mi físico así que busqué con que ayudarme. Pensé por un momento en la esgrima, pero recordé que Terrence ya asistía a esa clase así que lo olvidé, lo que menos quería era tener a ese hablador cerca de mi. Aún que muy de vez en cuando lo ayudaba a entrenar, y vaya que lo hacía con entusiasmo.Al final me inscribí en artes marciales, capoeira y equitación. No me decidía en cuál quedarme así que pensé en probar las tres y al final quedarme en la que más me agradará.Igual no había mucho que hacer los fines de semana y aunque mi hermano era un imbécil, tenía razón en una cosa. Debía alejarme un poco de las chicas. Sabía que era un hombre irresistible... Bueno... aún lo soy. Pero después de perder a un amigo por dejarme seducir pues quería tomarme un tiempo para mí y despejar mi mente.Pasaron unos meses, al final solo había asistido a equitación unas 5 o 6 semanas, me había quedado con las artes marciales tres días a la semana y la capoeira
Terrence y yo nos detuvimos. Nuestras miradas buscaron al dueño de aquella aguda voz. Era nuestra madre furiosa al ver tal escena de salvajismo.- ¿Que rayos está sucediendo aquí? -Ambos nos levantamos, nos separamos uno del otro, acomodando y sacudiendo nuestras ropas.- Madre, lamento que hayas tenido que ver esto - Dijo mi hermano agachando la mirada.- ¡Madre! Todo ha sido culpa de Terrence -- ¡¿Que?! - Exclamó él.- Eres un traidor - Respondí mirándolo con recelo.- Claro que no! Es tu culpa -De nuevo la discucion no se hacía esperar, tenía tanto que decirle.- Basta! - Exclamó nuestra madre - Terrence ve a tu habitación, no quiero que vuelvas a pelear con tu hermano -- Está bien madre - Dió la vuelta sin mirar atrás.- Y tu Thomas, tu padre y yo ya nos enteramos de lo que recientemente hiciste. A partir de mañana comenzarán tus clases de regularización -- ¡Pero madre! -- Nada de "peros" Ya está dicho. Espero que esto te sirva de lección y comiences a ser un hombre serio. E
El día tan odiado había llegado, desperté y fui directo a desayunar. Una vez en la mesa creí que si hablaba con mis padres ellos me retirarían el castigo. Pero al pedírselo ellos se negaron rotundamente.- Pero esa vie... Digo, mi profesora se irá. No le veo sentido seguir con las clases -- Traerá a alguien de confianza - Respondió mi padre.- Es su nieta. No dudo que sea igual de buena e inteligente que ella. Debes tratarla bien, con respeto y poner atención a sus clases - Agregó mi madre.- ¡No puede ser! - Dije en voz baja.Fui a darme una ducha en la tina, totalmente desanimado.Llego la hora de la clase y como cada fin de semana, mi maestra hablaba sin parar, yo estaba que me dormía del aburrimiento. Después de 5 largas y tediosas horas, miró su reloj y se levantó de su asiento - Joven Thomas, me marcho, ya es la hora de irme. Pero no sin antes presentarle a mi nieta, que debe estar afuera esperando -Abrió la puerta y ahí estaba parada con la mano arriba, como si estuviese a pu
Betty llegó, yo ya me encontraba en la oficina más que listo.- Joven Thomas, que puntual - Dijo sonriente.- ¡Claro! Mi padre me enseñó a que nunca se debe dejar esperando a una dama -Me lanzó una sonrisa y se sentó del otro lado del escritorio.- Bueno joven Thomas, sé que estoy aquí como sucesora de mi abuela, y que usted está aquí como castigo. En realidad mi abuela no me dió muchos detalles, pero supongo que son más duros con usted por ser el príncipe -- Aammm... - Agaché la cabeza, no quería decir nada. Era mejor que no se enterará.- Sé muy bien lo que es pasar por esa edad. Y también se que aún le falta mucho para ser libre de estás clases extras así que, yo prefiero tomar otro método, nada parecido a mi abuela, yo soy más comprensiva -- ¿En verdad? Uufff - Expresé.- Sí. Creo que salir un poco no le haría nada mal. Tendremos clase de artes, música, cultura general, entre todo lo aburrido -- ¡Wow! Me parece maravilloso -- ¡Bien! Entonces comencémos -Abrió su bolso y sacó
Ya en la escuela, estaba más despistado de lo normal, no lograba concentrarme. Pensaba en la bella Lizzie, sus hermosos cabellos pelirrojos, sus delicadas curvas, las pecas de su nariz esos grandes y brillantes ojos jade, en fin... Toda su humilde belleza.Pero no solo pensaba en eso, también pensaba en que esa hermosa sonrisa escondía una gran tristeza. Quizá su interior estaba lleno de depresión, soledad y mucho dolor, algo que su dulzura quería evadir a toda costa.La campana del receso sonó sin entrar por mis oídos. Cuando reaccioné, voltee a ver a mi alrededor pero yo era el único que seguía dentro del aula. Me levanté, pero una chica entro al aula cerrando detrás de ella la puerta.- Hola Thomas - Dijo caminando hacia mí.- Aamm... Hola... ¿Te conozco? - Pregunté confundido.- Sí. Bueno en los pasillos siempre te saludo pero nunca he podido hablar contigo. Siempre estás rodeado de chicas -- ¡Oh! Pues lo siento mucho - Sonreí de lado.- No te preocupes. En realidad, varias de el