El fin de semana llegó y Betty estaba lista para empezar las clases.
-Muy buen día joven Thomas - Atravesó la puerta saludando. - ¡Hey! Ya habíamos hablado respecto a las formalidades - Dije. - Aamm... Si, lo siento es solo que no quiero que se mal interprete lo que pasó en la colina - Agachó la mirada sonrojada. - No, no para nada. Espero que no pienses mal de mi - En realidad había sido mi culpa, no quería hacerla sentir mal - Mejor olvidemos eso y dime... ¿Que haremos hoy? - - ¡Ah! Pues hoy veremos cultura general así que iremos a las calles para averiguar lo que la gente compra y vende en los pequeños puestos de la plaza - - Me parece muy interesante - Caminamos por las calles, nos detuvimos en algunos puestos armables con mesas, vendían de todo, desde vestidos lindos, zapatos, comida casera hasta dulces hechos en casa. Me encantan las golosinas así que me detuve ahí para poder probar algunas. Compré un macarrón, son mis favoritos, es un dulce realizado con leche de cabra. Lo tomé con mi mano y lo acerqué delicadamente a la boca de Betty, me miró a los ojos y dudo un poco pero al final accedió abriendo la boca. - Mmm... - Lo saboreó - Wow Tom, está delicioso. Ahora veo porque son tus preferidos - - Así es - De pronto alguien Interrumpió bruscamente. Tomó por el brazo a Betty y le dió un fuerte jalón hacia él, así es... Era Julious. - ¡Aaah! - Sollozó la pelirroja. - Le había dicho a tu padre que quería hablar contigo. Necesitamos fijar una fecha lo antes posible. De lo contrario les quitaré hasta la ropa que traen puestos - Su aliento era repulsivo, de él emanaba una nube de alcohol. Pero eso no me asustó, como siempre, me puse valiente y me enfrenté a él. - ¡Suéltala de inmediato! - La bella dama me miró con asombro. - ¿Y tú quien diablos te crees que eres? - Dijo el horrible hombre. - ¡Tranquilo! Joven Thomas no se preocupe. Julious yo, iré contigo solo si me sueltas - - ¡Yo voy a tratarte como quiera! Pronto serás mi esposa - Dijo mientras tiraba de ella. - Acaso ¿No me oíste? Dije que la soltarás - Exclamé. Lo tomé por la camisa, logrando que soltará a Betty. El semblante de ella parecía preocupado, creo que estaba algo asustada. El muy infeliz intentó darme un golpe, pero por su estado de ebriedad, sus movimientos eran bastantes torpes, así que fácilmente lo esquivé. - ¡Ven aquí maldito mocoso! - - ¡Basta Julious! - Gritó aterrada mi querida profesora. - ¿Quien es este imbécil? ¿Es tu alumno? O ¿Te acuestas con un mocoso? - - ¡No te atrevas a decir eso! - Eso quebró a Betty, rompiendo en llanto. La gente asustada por el caos, llamaron a algunos guardias. - ¿Que está pasando aquí? - Dijo uno de los uniformados - Señores, éste individuo está molestando a la dama, quiero que se lo lleven de aquí - - Claro, joven - Dos guardias tomaron de los brazos a Julious y lo llevaron a rastras a la comisaría. - ¿Pero que diablos? ¿Cómo pueden hacerle caso a ese maldito niño? - Reclamó. - Ese niño es el príncipe Thomas, hijo del rey William - Respondió uno de los guardias. - ¡¿Que?! - Miró sobre su hombro. El sujeto estaba asombrado. Me lanzó una mirada de esas en dónde sabes que has ganado un nuevo enemigo. Pero yo jamás me arrepiento de lo que hago, así que poco me importo en ese momento, ya que me había vuelto en el salvador, en el héroe de esa bella damisela. La había rescatado de las llamas de esa fea bestia, de ese dragón. - Thomas, yo... Estoy tan avergonzada - Ni siquiera quería mirarme a los ojos. - No digas nada. Espero que nunca más vuelva. Odiaría ver una vez más que te maltrate - - Lo detesto, pero mi padre hizo un trato con él y... - Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas. - Lo se... Lo sé todo - Dije mientras le daba un reconfortante abrazo. Ella era una pequeña y frágil mujer. A pesar de ser mayor, me llegaba justo a la altura del pecho, no media más de 1.60. Volvimos al castillo. Ella debía recoger su bolso y yo tenía que hacer anotaciones acerca de lo que vimos hoy en las calles. Nos detuvimos justo antes de entrar, frente a la puerta. Me tomó del brazo. - Tom yo... No quiero perder mi empleo, mucho menos recién comenzando pero, se que lo que sucedió hoy fue reprobable y... - - Tranquila. Esto será un secreto entre nosotros. No diré nada - Abrió sus ojos y por un par de segundos quedó boquiabierta - ¡Thomas! Gracias, en verdad te agradezco tanto - Dijo antes de lanzarse sobre mi y abrazarme tan cálidamente. Después de marcharse me dirigí a mi habitación, me recosté sobre la cama y pensé en todo lo sucedido, fue algo emocionante debo decir. Pero algo me inquietaba, aún me sentía intrigado por aquel hombre. Pero traté de no pensar demaciado, quería sentirme feliz por ella, por fin sería libre. Creí que al estar en la cárcel Julious, la deuda de su padre ya no debía ser pagada. Al día siguiente todo marchó bien, la note un poco menos estresada y más concentrada. Mientras corrían las horas le hice unas que otras preguntas, era mi hábito. Le comenté que quizá era una buena idea qué rentara por lo menos una pequeña habitación, porque si su padre ya lo hizo una vez, era probable que nuevamente la metería entre sus sucias apuestas. - Tienes razón. Pero no puedo hacerlo justo en este momento. Yo, no cuento con dinero. Recién comencé a trabajar aquí y bueno pues, no tengo lo necesario. Quizá en unos de meses... - Interrumpí. - Yo puedo ayudarte. Digo, quizá solo pueda pagarte un par de meses y después tú pagues tu propia renta - - ¿Que? No, claro que no. No puedo permitirlo... - - Sería como una ayuda. Recuerda que soy el príncipe y bueno, pues creo que eso es lo que hacemos ¿No? Apoyar a los demás - No podía ni hablar, quedó tan sorprendida que las palabras no salían de su labios. - Mira, dejaré que lo pienses, pero solo hasta mañana. Te veo después de clases en la fuente del parque para que me digas que si - Se sonrojó y sonrió después de mi mal chiste. Sabía que diría que si, si no, igual la persuadiría. Era su mejor opción.La escuela se me había hecho más aburrida, pesada y tediosa de lo normal. Yo estaba ansioso por ver a Betty y escuchar su respuesta.El timbre sonó, guarde el libro que estaba sobre mi mesa y corrí por el pasillo sin esperar a que me dieran el permiso, mis compañeros y profesor solo me vieron alejarme.Llegué a la fuente, miré mi reloj y me di cuenta que había llegado 10 minutos antes de la hora. No quería verme tan impaciente, mucho menos que Betty notará lo entusiasmado que estaba por verla, así que decidí sentarme a la orilla y cruzarme de piernas como siempre, como si nada a mi alrededor me importara, tranquilo y relajado.- ¡Hola, Thomas! Espero no haberte echo esperar mucho tiempo - Dijo al llegar.- No, no. Acabo de llegar - Respondí sonriendo - Bien pues, supongo que ya pensante tu respuesta -Dió un largo suspiro - Ay Tom yo... No puedo aceptar, me siento tan mal. Ya tuviste una confrontación con Julious, no quiero que te involucres más. Eres mi alumno y solo te deberían impo
Estaba tan sediento, tan agotado, los pies y los golpes de la espalda me mataban. Al entrar a la ciudad sabía que mi tormento estaba a punto de terminar. No quería ir a casa, aún me sentía con la emoción en las venas, me sentía alterado. Además todavía no había pensado en que le diría a mis padres con respecto a mis heridas. Sólo pensaba en una cosa: ver a Betty. Debía decírselo, contarle que yo solo había acabado con el monstruo, con el malvado dragón que la tenía prisionera, que ya no tenía que preocuparse más por Julious. Claro que tampoco iba a decirle que lo había asesinado, lo que menos deseaba era asustarla y alejarla de mi. No sé porque estaba pensando tanto en ella últimamente, me negaba a aceptar que realmente me sentía atraído, si quizá solo era eso, era una mujer hermosa y necesitaba la protección de un caballero, y yo en mi papel de príncipe, quería a alguien a quien proteger. Finalmente llegué hasta su casa, toque la puerta con gran fuerza. Un par de minutos después s
"Cada vez que intentes hacerme daño, solo conseguirás hacerme más fuerte". - Se preguntarán, como todos los demás ¿Por qué ese hombre es tan malvado? Pues verán, así es la vida - Se encoge de hombros, como si no importase la respuesta - Yo no solía ser mala persona, por el contrario, amaba la vida, amaba a mis padres, a mis hermanos... Bueno - sonríe sarcásticamente - era un idiota, siendo positivo, brincando y saltando como un pequeño gatito con los ojos vendados, sin poder ver al feroz lobo llamado "vida" - pone una expresión de molestia - Pero claro, ustedes quieren saber la verdadera razón. Para eso están aquí no?... Pues se las contaré -Y así es como inicia está historia:- Comenzaré diciendo que era un niño muy listo, más que mi hermano Terrence, obviamente - dice orgulloso con una sonrisa de oreja a oreja - Al ser hijo de William y Phillipa, el rey y la reina de Inglaterra, debíamos asistir a una prestigiosa escuela privada, dónde solo asistían pocos niños, aunque todos de bu
Me encontraba tan a gusto charlando con aquella bonita mujer, era bastante linda y al ser mayor que yo pude imaginar que sabría besar mejor que las otras chicas. Le lancé un par de piropos, noté como le gustaba escuchar a un caballero como yo, decirle cosas bonitas al oído. Era evidente que ya estaba enganchada.De pronto escuché una voz - ¿Thomas? -Voltee la mirada y ahí estaba mi primer cita - ¡Ah! hola - Volví mi cabeza y apunté la mirada hacia la chica de las flores.- ¿Que crees que haces? ¿Por qué me ignoras de esa manera? -- Lo lamento pero ahora estoy ocupado - Fuí breve.- ¿Que?! Eres un patán! Sabes que... ¡Terminamos! - Dió media vuelta y caminó a toda prisa lejos de mi.Sonreí incrédulo - No le hagas caso. Ni siquiera la conozco -Le propuse dejar ahí el puesto encargado con alguien más y me acompañara a dar un corto paseo. Acepto encantada, la tomé de la mano cuál dama.Pero tan solo caminamos unos cuantos pasos y nuevamente fuimos interrumpidos - ¿Thomas? - Alguien pro
Era hora de hacer algo más por mi. Quería cuidar mi físico así que busqué con que ayudarme. Pensé por un momento en la esgrima, pero recordé que Terrence ya asistía a esa clase así que lo olvidé, lo que menos quería era tener a ese hablador cerca de mi. Aún que muy de vez en cuando lo ayudaba a entrenar, y vaya que lo hacía con entusiasmo.Al final me inscribí en artes marciales, capoeira y equitación. No me decidía en cuál quedarme así que pensé en probar las tres y al final quedarme en la que más me agradará.Igual no había mucho que hacer los fines de semana y aunque mi hermano era un imbécil, tenía razón en una cosa. Debía alejarme un poco de las chicas. Sabía que era un hombre irresistible... Bueno... aún lo soy. Pero después de perder a un amigo por dejarme seducir pues quería tomarme un tiempo para mí y despejar mi mente.Pasaron unos meses, al final solo había asistido a equitación unas 5 o 6 semanas, me había quedado con las artes marciales tres días a la semana y la capoeira
Terrence y yo nos detuvimos. Nuestras miradas buscaron al dueño de aquella aguda voz. Era nuestra madre furiosa al ver tal escena de salvajismo.- ¿Que rayos está sucediendo aquí? -Ambos nos levantamos, nos separamos uno del otro, acomodando y sacudiendo nuestras ropas.- Madre, lamento que hayas tenido que ver esto - Dijo mi hermano agachando la mirada.- ¡Madre! Todo ha sido culpa de Terrence -- ¡¿Que?! - Exclamó él.- Eres un traidor - Respondí mirándolo con recelo.- Claro que no! Es tu culpa -De nuevo la discucion no se hacía esperar, tenía tanto que decirle.- Basta! - Exclamó nuestra madre - Terrence ve a tu habitación, no quiero que vuelvas a pelear con tu hermano -- Está bien madre - Dió la vuelta sin mirar atrás.- Y tu Thomas, tu padre y yo ya nos enteramos de lo que recientemente hiciste. A partir de mañana comenzarán tus clases de regularización -- ¡Pero madre! -- Nada de "peros" Ya está dicho. Espero que esto te sirva de lección y comiences a ser un hombre serio. E
El día tan odiado había llegado, desperté y fui directo a desayunar. Una vez en la mesa creí que si hablaba con mis padres ellos me retirarían el castigo. Pero al pedírselo ellos se negaron rotundamente.- Pero esa vie... Digo, mi profesora se irá. No le veo sentido seguir con las clases -- Traerá a alguien de confianza - Respondió mi padre.- Es su nieta. No dudo que sea igual de buena e inteligente que ella. Debes tratarla bien, con respeto y poner atención a sus clases - Agregó mi madre.- ¡No puede ser! - Dije en voz baja.Fui a darme una ducha en la tina, totalmente desanimado.Llego la hora de la clase y como cada fin de semana, mi maestra hablaba sin parar, yo estaba que me dormía del aburrimiento. Después de 5 largas y tediosas horas, miró su reloj y se levantó de su asiento - Joven Thomas, me marcho, ya es la hora de irme. Pero no sin antes presentarle a mi nieta, que debe estar afuera esperando -Abrió la puerta y ahí estaba parada con la mano arriba, como si estuviese a pu
Betty llegó, yo ya me encontraba en la oficina más que listo.- Joven Thomas, que puntual - Dijo sonriente.- ¡Claro! Mi padre me enseñó a que nunca se debe dejar esperando a una dama -Me lanzó una sonrisa y se sentó del otro lado del escritorio.- Bueno joven Thomas, sé que estoy aquí como sucesora de mi abuela, y que usted está aquí como castigo. En realidad mi abuela no me dió muchos detalles, pero supongo que son más duros con usted por ser el príncipe -- Aammm... - Agaché la cabeza, no quería decir nada. Era mejor que no se enterará.- Sé muy bien lo que es pasar por esa edad. Y también se que aún le falta mucho para ser libre de estás clases extras así que, yo prefiero tomar otro método, nada parecido a mi abuela, yo soy más comprensiva -- ¿En verdad? Uufff - Expresé.- Sí. Creo que salir un poco no le haría nada mal. Tendremos clase de artes, música, cultura general, entre todo lo aburrido -- ¡Wow! Me parece maravilloso -- ¡Bien! Entonces comencémos -Abrió su bolso y sacó