Estaba tan sediento, tan agotado, los pies y los golpes de la espalda me mataban. Al entrar a la ciudad sabía que mi tormento estaba a punto de terminar.
No quería ir a casa, aún me sentía con la emoción en las venas, me sentía alterado. Además todavía no había pensado en que le diría a mis padres con respecto a mis heridas. Sólo pensaba en una cosa: ver a Betty. Debía decírselo, contarle que yo solo había acabado con el monstruo, con el malvado dragón que la tenía prisionera, que ya no tenía que preocuparse más por Julious. Claro que tampoco iba a decirle que lo había asesinado, lo que menos deseaba era asustarla y alejarla de mi. No sé porque estaba pensando tanto en ella últimamente, me negaba a aceptar que realmente me sentía atraído, si quizá solo era eso, era una mujer hermosa y necesitaba la protección de un caballero, y yo en mi papel de príncipe, quería a alguien a quien proteger. Finalmente llegué hasta su casa, toque la puerta con gran fuerza. Un par de minutos después salió envuelta en su bata de dormir. Una Betty asustada por el ruido salió a recibirme. - ¿Thomas? - Dijo con los ojos aún entre cerrados. Estaba adormilada, era de esperarse, ya era de madrugada - Pero ¿Que te ha pasado? - Me observo por unos minutos y se percató dr mi estado, estaba sucio, lleno de golpes y raspones en el rostro, y mi ropa estaba algo manchada de líquido vital. Me tomó del brazo y me permitió entrar. - Es una larga historia - Respondí sin querer dar tantos detalles. - Ven, ven. Siéntate ¡Oh por Dios! Estás muy lastimado ¿Que fue lo que te paso? - - Julious... Él, salió de prisión. Más bien, jamás estuvo en ella. No pudieron detenerlo - Dije mientras ella corría por un botiquín de primeros auxilios. - ¡No me digas que él fué el que te hizo esto! - - Sí - - Tienes tanta sangre. Voy a quitarte la camisa. Tengo que curar tus heridas - La miré a los ojos, tragué saliva y asentí. Estaba algo avergonzado porque me viera en ese estado - Tuve que ir a confrontarlo - - ¿Que? ¿Porque hiciste eso? Mira como te ha dejado - Exclamó mientras me ayudaba a quitar la chaqueta y después la camisa. - ¡Aaaay! ¡Aaaggh! - Exclamé al sentir el pañuelo rosando mi piel lesionada. - L-lo siento - Se disculpó y continuó limpiando las heridas de mi espalda para después seguir con las de mi rostro. Sus delicadas manos limpiaban con suavidad. - Tranquila, él terminó peor. Bueno, ambos terminamos mal heridos pero debo decir que él recibió la peor parte al final. Yo creo que se asustó tanto que se largo de Inglaterra - - ¿Estás seguro? - - ¡Si! Lo estoy. Ya no tendrás de que preocuparte. Eres libre - Dije seguro, mientras la tomaba por los hombros. - Y si... ¿Solo fingió estar asustado y vuelve a cobrar venganza? - Dijo en un tono preocupado. - No. No lo hará. Te lo prometo. Yo mismo lo ví subir sus cosas a su auto y marcharse. Me dijo que no volvería nunca más - Le aseguré acariciando su mejilla. Sus ojos brillaban como un par de luciérnagas en primavera, era como si su mirada deslumbrara al saber que era libre, que ya no tenía que entregarse a alguien que en vez de amar, despreciaba con tanta fuerza. Tomó mi mano que aún se encontraba sobre la tersa piel de su rostro, sabía que se sentía segura conmigo. Mis ojos se desviaron hacia sus rosados labios, pero está ocasión no lo pensé mucho, está vez no retrocedería. Mis labios iban en dirección a los suyos, tenían tantas ganas de juntarse que era casi imposible evitarlo. Era como si ella fuese el hierro y yo el imán que quiere chocar hasta crear tal fricción. Sus mejillas se tornaron carmesí, podía notar su ganas por besarme, eran las mismas que yo sentía. Nuestras bocas se juntaron, sus labios eran tan suaves y cálidos. Permanecimos quietos, sintiendo el aliento del otro por unos segundos, hasta que no me resistí más, la sangre me hervía, necesitaba probar un poco más de ella, debía probar su sabor y salir de esta enorme duda ¿Solo me gusta esta mujer o por vez primera estoy enamorado? Pasé la mano que aún tenía libre por detrás, entrelazando mis dedos por sus sedosos rizos pelirojos. No permitiría que escapara de mí. Abrí lentamente mis labios, era evidente que ella también estaba disfrutando del momento, al sentir como imitaba mis movimientos. Introduje mi lengua hasta tocar la suya, comencé a moverla lento, de arriba a bajo, de un lado a otro. Podía escuchar como unos leves jadeos salía de su interior, al mismo tiempo que nuestra saliva hacia el sonido de un río corriendo por nuestras bocas hasta llegar y mojar nuestra intimidad, haciendonos caer sobre el, hasta casi ahogarnos de placer. Poco a poco la llama ferviente de nuestro beso se iba apagando. Tomé su rostro con ambas manos, le di un par de besos inocentes antes de dejar mi frente pegada a la suya. La punta de nuestra nariz estaba unida y yo solo podía reflejarme ante sus bellos ojos color esmeralda. - ¿Que estamos haciendo? - Preguntó con la mirada angustiada. - Algo que ambos deseamos - Dije sin dejar de verla a los ojos. - Pero no está bien. Tu... Tu eres mi alumno, además, eres el príncipe de Inglaterra y yo soy solo... - Interrumpí sus palabras - Olvídate de eso por ahora - - Es que ¡Es imposible! Además ¡Soy mucho mayor que tú! Tu aún... - - No - Dije poniendo un dedo sobre su boca para callar sus palabras - Voy a demostrarte que ya no soy un niño, soy un hombre - Cerré los ojos mientras una vez más me perdía en la satisfacción de probar de sus deliciosos labios. Estaba seguro que su preocupación solo era perder su empleo, ser descubiertos y que la gente hablara mal de ella. Pero que me rechazara porque realmente no se siente atraída hacia mí, jamás. Me estaba correspondiendo porque ella también lo deseaba, lo disfrutaba."Cada vez que intentes hacerme daño, solo conseguirás hacerme más fuerte". - Se preguntarán, como todos los demás ¿Por qué ese hombre es tan malvado? Pues verán, así es la vida - Se encoge de hombros, como si no importase la respuesta - Yo no solía ser mala persona, por el contrario, amaba la vida, amaba a mis padres, a mis hermanos... Bueno - sonríe sarcásticamente - era un idiota, siendo positivo, brincando y saltando como un pequeño gatito con los ojos vendados, sin poder ver al feroz lobo llamado "vida" - pone una expresión de molestia - Pero claro, ustedes quieren saber la verdadera razón. Para eso están aquí no?... Pues se las contaré -Y así es como inicia está historia:- Comenzaré diciendo que era un niño muy listo, más que mi hermano Terrence, obviamente - dice orgulloso con una sonrisa de oreja a oreja - Al ser hijo de William y Phillipa, el rey y la reina de Inglaterra, debíamos asistir a una prestigiosa escuela privada, dónde solo asistían pocos niños, aunque todos de bu
Me encontraba tan a gusto charlando con aquella bonita mujer, era bastante linda y al ser mayor que yo pude imaginar que sabría besar mejor que las otras chicas. Le lancé un par de piropos, noté como le gustaba escuchar a un caballero como yo, decirle cosas bonitas al oído. Era evidente que ya estaba enganchada.De pronto escuché una voz - ¿Thomas? -Voltee la mirada y ahí estaba mi primer cita - ¡Ah! hola - Volví mi cabeza y apunté la mirada hacia la chica de las flores.- ¿Que crees que haces? ¿Por qué me ignoras de esa manera? -- Lo lamento pero ahora estoy ocupado - Fuí breve.- ¿Que?! Eres un patán! Sabes que... ¡Terminamos! - Dió media vuelta y caminó a toda prisa lejos de mi.Sonreí incrédulo - No le hagas caso. Ni siquiera la conozco -Le propuse dejar ahí el puesto encargado con alguien más y me acompañara a dar un corto paseo. Acepto encantada, la tomé de la mano cuál dama.Pero tan solo caminamos unos cuantos pasos y nuevamente fuimos interrumpidos - ¿Thomas? - Alguien pro
Era hora de hacer algo más por mi. Quería cuidar mi físico así que busqué con que ayudarme. Pensé por un momento en la esgrima, pero recordé que Terrence ya asistía a esa clase así que lo olvidé, lo que menos quería era tener a ese hablador cerca de mi. Aún que muy de vez en cuando lo ayudaba a entrenar, y vaya que lo hacía con entusiasmo.Al final me inscribí en artes marciales, capoeira y equitación. No me decidía en cuál quedarme así que pensé en probar las tres y al final quedarme en la que más me agradará.Igual no había mucho que hacer los fines de semana y aunque mi hermano era un imbécil, tenía razón en una cosa. Debía alejarme un poco de las chicas. Sabía que era un hombre irresistible... Bueno... aún lo soy. Pero después de perder a un amigo por dejarme seducir pues quería tomarme un tiempo para mí y despejar mi mente.Pasaron unos meses, al final solo había asistido a equitación unas 5 o 6 semanas, me había quedado con las artes marciales tres días a la semana y la capoeira
Terrence y yo nos detuvimos. Nuestras miradas buscaron al dueño de aquella aguda voz. Era nuestra madre furiosa al ver tal escena de salvajismo.- ¿Que rayos está sucediendo aquí? -Ambos nos levantamos, nos separamos uno del otro, acomodando y sacudiendo nuestras ropas.- Madre, lamento que hayas tenido que ver esto - Dijo mi hermano agachando la mirada.- ¡Madre! Todo ha sido culpa de Terrence -- ¡¿Que?! - Exclamó él.- Eres un traidor - Respondí mirándolo con recelo.- Claro que no! Es tu culpa -De nuevo la discucion no se hacía esperar, tenía tanto que decirle.- Basta! - Exclamó nuestra madre - Terrence ve a tu habitación, no quiero que vuelvas a pelear con tu hermano -- Está bien madre - Dió la vuelta sin mirar atrás.- Y tu Thomas, tu padre y yo ya nos enteramos de lo que recientemente hiciste. A partir de mañana comenzarán tus clases de regularización -- ¡Pero madre! -- Nada de "peros" Ya está dicho. Espero que esto te sirva de lección y comiences a ser un hombre serio. E
El día tan odiado había llegado, desperté y fui directo a desayunar. Una vez en la mesa creí que si hablaba con mis padres ellos me retirarían el castigo. Pero al pedírselo ellos se negaron rotundamente.- Pero esa vie... Digo, mi profesora se irá. No le veo sentido seguir con las clases -- Traerá a alguien de confianza - Respondió mi padre.- Es su nieta. No dudo que sea igual de buena e inteligente que ella. Debes tratarla bien, con respeto y poner atención a sus clases - Agregó mi madre.- ¡No puede ser! - Dije en voz baja.Fui a darme una ducha en la tina, totalmente desanimado.Llego la hora de la clase y como cada fin de semana, mi maestra hablaba sin parar, yo estaba que me dormía del aburrimiento. Después de 5 largas y tediosas horas, miró su reloj y se levantó de su asiento - Joven Thomas, me marcho, ya es la hora de irme. Pero no sin antes presentarle a mi nieta, que debe estar afuera esperando -Abrió la puerta y ahí estaba parada con la mano arriba, como si estuviese a pu
Betty llegó, yo ya me encontraba en la oficina más que listo.- Joven Thomas, que puntual - Dijo sonriente.- ¡Claro! Mi padre me enseñó a que nunca se debe dejar esperando a una dama -Me lanzó una sonrisa y se sentó del otro lado del escritorio.- Bueno joven Thomas, sé que estoy aquí como sucesora de mi abuela, y que usted está aquí como castigo. En realidad mi abuela no me dió muchos detalles, pero supongo que son más duros con usted por ser el príncipe -- Aammm... - Agaché la cabeza, no quería decir nada. Era mejor que no se enterará.- Sé muy bien lo que es pasar por esa edad. Y también se que aún le falta mucho para ser libre de estás clases extras así que, yo prefiero tomar otro método, nada parecido a mi abuela, yo soy más comprensiva -- ¿En verdad? Uufff - Expresé.- Sí. Creo que salir un poco no le haría nada mal. Tendremos clase de artes, música, cultura general, entre todo lo aburrido -- ¡Wow! Me parece maravilloso -- ¡Bien! Entonces comencémos -Abrió su bolso y sacó
Ya en la escuela, estaba más despistado de lo normal, no lograba concentrarme. Pensaba en la bella Lizzie, sus hermosos cabellos pelirrojos, sus delicadas curvas, las pecas de su nariz esos grandes y brillantes ojos jade, en fin... Toda su humilde belleza.Pero no solo pensaba en eso, también pensaba en que esa hermosa sonrisa escondía una gran tristeza. Quizá su interior estaba lleno de depresión, soledad y mucho dolor, algo que su dulzura quería evadir a toda costa.La campana del receso sonó sin entrar por mis oídos. Cuando reaccioné, voltee a ver a mi alrededor pero yo era el único que seguía dentro del aula. Me levanté, pero una chica entro al aula cerrando detrás de ella la puerta.- Hola Thomas - Dijo caminando hacia mí.- Aamm... Hola... ¿Te conozco? - Pregunté confundido.- Sí. Bueno en los pasillos siempre te saludo pero nunca he podido hablar contigo. Siempre estás rodeado de chicas -- ¡Oh! Pues lo siento mucho - Sonreí de lado.- No te preocupes. En realidad, varias de el
Ambas me tomaron por los brazos y me jalaron fuertemente haciéndome pasar.- Ven Tommy, siéntate ¿Quieres tomar algo? - Preguntó una de las chicas.- ¿Quieres algo de comer? - Preguntó la otra, acercándome un racimo de uvas.- Gracias preciosas. Que atentas son -Ambas se miraron, sabía que tramaban algo. Se sentaron una a cada lado mío y entrelazaron sus dedos por mis cabellos jugando con el.- Nos gustas mucho Thomas - Dijeron en coro.- Y ustedes a mí - Sonreí.Una de ellas comenzó a lamer el exterior de mi oído, mordisqueaba mi lóbulo, provocando que mi piel se erizara, mientras la otra desabrochaba mi chaqueta haciendo que resbalara por mis hombros, hasta caer en el sofá.Debo admitir que me puse algo nervioso. Ambas mujeres se habían puesto de acuerdo para hacerme caer ante sus provocaciones, y yo realmente me estaba desplomando.Bajó lentamente de mi oído a mi cuello, las partes más sencibles de mi ser. La otra dama, más atrevida, lamió mis labios haciéndome perseguirlos para q