Ya en la escuela, estaba más despistado de lo normal, no lograba concentrarme. Pensaba en la bella Lizzie, sus hermosos cabellos pelirrojos, sus delicadas curvas, las pecas de su nariz esos grandes y brillantes ojos jade, en fin... Toda su humilde belleza.
Pero no solo pensaba en eso, también pensaba en que esa hermosa sonrisa escondía una gran tristeza. Quizá su interior estaba lleno de depresión, soledad y mucho dolor, algo que su dulzura quería evadir a toda costa. La campana del receso sonó sin entrar por mis oídos. Cuando reaccioné, voltee a ver a mi alrededor pero yo era el único que seguía dentro del aula. Me levanté, pero una chica entro al aula cerrando detrás de ella la puerta. - Hola Thomas - Dijo caminando hacia mí. - Aamm... Hola... ¿Te conozco? - Pregunté confundido. - Sí. Bueno en los pasillos siempre te saludo pero nunca he podido hablar contigo. Siempre estás rodeado de chicas - - ¡Oh! Pues lo siento mucho - Sonreí de lado. - No te preocupes. En realidad, varias de ellas me han dicho que... Eres muy ardiente - Se colgó de mi cuello con ambos brazos. - Vaya... Te han dado muy buena información por lo visto - - Así es - Decía mientras juguetes a con mi cabello y se mordía el labio coqueta. Juntó sus labios con los míos. Ambos abrimos la boca un poco, lo suficiente para darle permisos a nuestras lenguas a danzar al ya conocido baile de la pasión. Con mis manos acaricié su espalda y recorrí su cintura muy despacio. Se separó de mi poco a poco mordisqueando mi labio inferior. Con una mirada pícara, comenzó a desabrochar el botón de mi pantalón, seguido de la cremallera. Después me dió un ligero empujón, haciéndome volver a mi asiento. Caí de golpe. - ¿Que haces? - Pregunté, aunque la verdad ya sabía la respuesta. - Algo que se que disfrutaras - Mencionó mientras desabrochaba mi cinturó, después mi botón y al final el zipper. Metió su mano dentro de mi pantalón, y mi miembro comenzó a tener una erección. Pude ver su cara de satisfacción al sentir tal virilidad, era obvio. Su mano se escabulló dentro de mi boxer y lo acariciarlo por unos segundos. Lo sacó por completo y ahí fue donde empezó a estimularme. - ¡Oh, por Dios! - Exclamé recargando mi cabeza hacia atrás, mirando al techo. Sabía cuál era el siguiente paso, se estaba preparando para hacerme sexo oral. Pero como un flash back en mi cabeza, pude ver ante mis ojos a Lizzie, mirándonos como un par de tontos sobre aquella colina, llena de flores de colores y el viento en nuestros rostros. - Pero ¿Por qué estaba pensando en ella en este momento? ¿Por qué en este preciso momento? - Me dije a mi mismo. Incómodo por mis revelaciones, me levanté de golpe haciendo caer a la dama sobre sus asentaderas. Guardé mi miembro en su lugar y abroche mi pantalón. - ¡Auch!... Oye ¿Que te pasa? - - Lo siento yo... No sé, pero no puedo - Dije mientras acomodaba mis cabellos. Di media vuelta y salí de ahí lo más rápido posible. Me dirigí a la jardinera abandonada que se había vuelto mi cómplice de travesuras, a pensar un poco. Después de darle tantas vueltas había pensado en un plan para saber quién era el tipo con el que la delicada Lizzie estaba obligada a pasar sus días. Estaba por salir de mi escondite cuando un par de chicas me abordaron. Si así es... Eran aquellas chicas que unas semana atrás estaban peleando por mi. Al parecer ya habían arreglado sus diferencias. - Hola guapo ¿Que haces aquí tan solito? - - Aamm... Pues, estaba estudiando un poco - Les lancé una de mis cautivadoras sonrisas y dije - Veo que ya se llevan bien, me alegro por ustedes - - Sí. Todo gracias a ti - Respondió una. - Que bien - - Creemos que tienes razón. Hemos hablado y creo que es posible compartir -Dijo la otra. No sabía cómo responder a eso. Solo mire a ambas, de un lado a otro. - Fíjate que mis padres no estarán mañana, saldrán por cosas del trabajo, negocios ya sabes. Llegarán en unos días. Y bueno pues haremos una pijamada juntas ¿Quieres venir con nosotras? - Mencionó una de las chicas, mientras acomodaba la corbata del uniforme en mi cuello. Por cómo me miraban sabía lo que realmente querían de mi. No era como que yo me entregara a cualquiera, en verdad no era tan fácil, pero debía relajarme, dejar de pensar tanto en esa mujer. Era hermosa si pero igual era mucho mayor que yo, era imposible, era inalcanzable y algo importante: estaba comprometida. Más bien, me tenía preocupado su situación. Quería ayudarla a toda costa. Si, seguro eso era. Al final, soy un príncipe y me preocupo por la comunidad o ¿no? - Claro. Mañana en tu casa - Dije antes de seguir mi camino. Voltee a ver a ambas y les dediqué un beso. Al llegar a casa fuí directo al comedor. La cocinera acercó los platos sobre la mesa. Mis padres tenían algunos asuntos pendientes, muchas diligencias, así que ese día estuvieron ausentes. Solo Terrence y yo estábamos ahí sentados. - ¿Que pasa hermano? ¿Que te sucede? - Preguntó. - Ah?... ¿De que hablas? - - No has acabado tu sopa. Solo estás dando vueltas a la cuchara. Te noto pensativo por eso pregunté - - No es nada. Bueno si. Yo... - Dude en contarle, quizá creia que pretendía conquistar a mi profesora de regularización. - ¿Que? - - Yo tenía una duda con algo que ví en clase. Pero mejor le pregunto a mi maestra - - ¡Vaya! Así que por fin están dando efecto esas clases ¿Eh, hermanito? Me alegro por tí. Que bueno que ya te esté agradando la escuela - Dijo felizmente. Parecía burla, pero dudo que realmente lo estuviese diciendo como sarcasmo. Terrence era bastante ñoño, todo un nerd en la escuela. Al día siguiente, ya se estaba ocultando el sol. Me duche y me arregle para ir a mi cita con ese par de fogosas chicas. Sabía que tenía prohibido salir por mi castigo, pero la mentira piadosa que le dije a Terrence me serviría muy bien para escapar esta noche. En la puerta de mi habitación había puesto un gran letrero con la leyenda "no molestar, estoy estudiando", mi familia con tal de que estudiara me dejarían tranquilo. Ya tenía preparada una escalera sobre mi ventana. Me dirigí a la casa donde ya me esperaban mis admiradoras. Toqué la puerta y ambas encantadoras damiselas me recibieron.Ambas me tomaron por los brazos y me jalaron fuertemente haciéndome pasar.- Ven Tommy, siéntate ¿Quieres tomar algo? - Preguntó una de las chicas.- ¿Quieres algo de comer? - Preguntó la otra, acercándome un racimo de uvas.- Gracias preciosas. Que atentas son -Ambas se miraron, sabía que tramaban algo. Se sentaron una a cada lado mío y entrelazaron sus dedos por mis cabellos jugando con el.- Nos gustas mucho Thomas - Dijeron en coro.- Y ustedes a mí - Sonreí.Una de ellas comenzó a lamer el exterior de mi oído, mordisqueaba mi lóbulo, provocando que mi piel se erizara, mientras la otra desabrochaba mi chaqueta haciendo que resbalara por mis hombros, hasta caer en el sofá.Debo admitir que me puse algo nervioso. Ambas mujeres se habían puesto de acuerdo para hacerme caer ante sus provocaciones, y yo realmente me estaba desplomando.Bajó lentamente de mi oído a mi cuello, las partes más sencibles de mi ser. La otra dama, más atrevida, lamió mis labios haciéndome perseguirlos para q
El fin de semana llegó y Betty estaba lista para empezar las clases. -Muy buen día joven Thomas - Atravesó la puerta saludando. - ¡Hey! Ya habíamos hablado respecto a las formalidades - Dije. - Aamm... Si, lo siento es solo que no quiero que se mal interprete lo que pasó en la colina - Agachó la mirada sonrojada. - No, no para nada. Espero que no pienses mal de mi - En realidad había sido mi culpa, no quería hacerla sentir mal - Mejor olvidemos eso y dime... ¿Que haremos hoy? - - ¡Ah! Pues hoy veremos cultura general así que iremos a las calles para averiguar lo que la gente compra y vende en los pequeños puestos de la plaza - - Me parece muy interesante - Caminamos por las calles, nos detuvimos en algunos puestos armables con mesas, vendían de todo, desde vestidos lindos, zapatos, comida casera hasta dulces hechos en casa. Me encantan las golosinas así que me detuve ahí para poder probar algunas. Compré un macarrón, son mis favoritos, es un dulce realizado con leche de cabra
La escuela se me había hecho más aburrida, pesada y tediosa de lo normal. Yo estaba ansioso por ver a Betty y escuchar su respuesta.El timbre sonó, guarde el libro que estaba sobre mi mesa y corrí por el pasillo sin esperar a que me dieran el permiso, mis compañeros y profesor solo me vieron alejarme.Llegué a la fuente, miré mi reloj y me di cuenta que había llegado 10 minutos antes de la hora. No quería verme tan impaciente, mucho menos que Betty notará lo entusiasmado que estaba por verla, así que decidí sentarme a la orilla y cruzarme de piernas como siempre, como si nada a mi alrededor me importara, tranquilo y relajado.- ¡Hola, Thomas! Espero no haberte echo esperar mucho tiempo - Dijo al llegar.- No, no. Acabo de llegar - Respondí sonriendo - Bien pues, supongo que ya pensante tu respuesta -Dió un largo suspiro - Ay Tom yo... No puedo aceptar, me siento tan mal. Ya tuviste una confrontación con Julious, no quiero que te involucres más. Eres mi alumno y solo te deberían impo
Estaba tan sediento, tan agotado, los pies y los golpes de la espalda me mataban. Al entrar a la ciudad sabía que mi tormento estaba a punto de terminar. No quería ir a casa, aún me sentía con la emoción en las venas, me sentía alterado. Además todavía no había pensado en que le diría a mis padres con respecto a mis heridas. Sólo pensaba en una cosa: ver a Betty. Debía decírselo, contarle que yo solo había acabado con el monstruo, con el malvado dragón que la tenía prisionera, que ya no tenía que preocuparse más por Julious. Claro que tampoco iba a decirle que lo había asesinado, lo que menos deseaba era asustarla y alejarla de mi. No sé porque estaba pensando tanto en ella últimamente, me negaba a aceptar que realmente me sentía atraído, si quizá solo era eso, era una mujer hermosa y necesitaba la protección de un caballero, y yo en mi papel de príncipe, quería a alguien a quien proteger. Finalmente llegué hasta su casa, toque la puerta con gran fuerza. Un par de minutos después s
"Cada vez que intentes hacerme daño, solo conseguirás hacerme más fuerte". - Se preguntarán, como todos los demás ¿Por qué ese hombre es tan malvado? Pues verán, así es la vida - Se encoge de hombros, como si no importase la respuesta - Yo no solía ser mala persona, por el contrario, amaba la vida, amaba a mis padres, a mis hermanos... Bueno - sonríe sarcásticamente - era un idiota, siendo positivo, brincando y saltando como un pequeño gatito con los ojos vendados, sin poder ver al feroz lobo llamado "vida" - pone una expresión de molestia - Pero claro, ustedes quieren saber la verdadera razón. Para eso están aquí no?... Pues se las contaré -Y así es como inicia está historia:- Comenzaré diciendo que era un niño muy listo, más que mi hermano Terrence, obviamente - dice orgulloso con una sonrisa de oreja a oreja - Al ser hijo de William y Phillipa, el rey y la reina de Inglaterra, debíamos asistir a una prestigiosa escuela privada, dónde solo asistían pocos niños, aunque todos de bu
Me encontraba tan a gusto charlando con aquella bonita mujer, era bastante linda y al ser mayor que yo pude imaginar que sabría besar mejor que las otras chicas. Le lancé un par de piropos, noté como le gustaba escuchar a un caballero como yo, decirle cosas bonitas al oído. Era evidente que ya estaba enganchada.De pronto escuché una voz - ¿Thomas? -Voltee la mirada y ahí estaba mi primer cita - ¡Ah! hola - Volví mi cabeza y apunté la mirada hacia la chica de las flores.- ¿Que crees que haces? ¿Por qué me ignoras de esa manera? -- Lo lamento pero ahora estoy ocupado - Fuí breve.- ¿Que?! Eres un patán! Sabes que... ¡Terminamos! - Dió media vuelta y caminó a toda prisa lejos de mi.Sonreí incrédulo - No le hagas caso. Ni siquiera la conozco -Le propuse dejar ahí el puesto encargado con alguien más y me acompañara a dar un corto paseo. Acepto encantada, la tomé de la mano cuál dama.Pero tan solo caminamos unos cuantos pasos y nuevamente fuimos interrumpidos - ¿Thomas? - Alguien pro
Era hora de hacer algo más por mi. Quería cuidar mi físico así que busqué con que ayudarme. Pensé por un momento en la esgrima, pero recordé que Terrence ya asistía a esa clase así que lo olvidé, lo que menos quería era tener a ese hablador cerca de mi. Aún que muy de vez en cuando lo ayudaba a entrenar, y vaya que lo hacía con entusiasmo.Al final me inscribí en artes marciales, capoeira y equitación. No me decidía en cuál quedarme así que pensé en probar las tres y al final quedarme en la que más me agradará.Igual no había mucho que hacer los fines de semana y aunque mi hermano era un imbécil, tenía razón en una cosa. Debía alejarme un poco de las chicas. Sabía que era un hombre irresistible... Bueno... aún lo soy. Pero después de perder a un amigo por dejarme seducir pues quería tomarme un tiempo para mí y despejar mi mente.Pasaron unos meses, al final solo había asistido a equitación unas 5 o 6 semanas, me había quedado con las artes marciales tres días a la semana y la capoeira
Terrence y yo nos detuvimos. Nuestras miradas buscaron al dueño de aquella aguda voz. Era nuestra madre furiosa al ver tal escena de salvajismo.- ¿Que rayos está sucediendo aquí? -Ambos nos levantamos, nos separamos uno del otro, acomodando y sacudiendo nuestras ropas.- Madre, lamento que hayas tenido que ver esto - Dijo mi hermano agachando la mirada.- ¡Madre! Todo ha sido culpa de Terrence -- ¡¿Que?! - Exclamó él.- Eres un traidor - Respondí mirándolo con recelo.- Claro que no! Es tu culpa -De nuevo la discucion no se hacía esperar, tenía tanto que decirle.- Basta! - Exclamó nuestra madre - Terrence ve a tu habitación, no quiero que vuelvas a pelear con tu hermano -- Está bien madre - Dió la vuelta sin mirar atrás.- Y tu Thomas, tu padre y yo ya nos enteramos de lo que recientemente hiciste. A partir de mañana comenzarán tus clases de regularización -- ¡Pero madre! -- Nada de "peros" Ya está dicho. Espero que esto te sirva de lección y comiences a ser un hombre serio. E