Betty llegó, yo ya me encontraba en la oficina más que listo.
- Joven Thomas, que puntual - Dijo sonriente. - ¡Claro! Mi padre me enseñó a que nunca se debe dejar esperando a una dama - Me lanzó una sonrisa y se sentó del otro lado del escritorio. - Bueno joven Thomas, sé que estoy aquí como sucesora de mi abuela, y que usted está aquí como castigo. En realidad mi abuela no me dió muchos detalles, pero supongo que son más duros con usted por ser el príncipe - - Aammm... - Agaché la cabeza, no quería decir nada. Era mejor que no se enterará. - Sé muy bien lo que es pasar por esa edad. Y también se que aún le falta mucho para ser libre de estás clases extras así que, yo prefiero tomar otro método, nada parecido a mi abuela, yo soy más comprensiva - - ¿En verdad? Uufff - Expresé. - Sí. Creo que salir un poco no le haría nada mal. Tendremos clase de artes, música, cultura general, entre todo lo aburrido - - ¡Wow! Me parece maravilloso - - ¡Bien! Entonces comencémos - Abrió su bolso y sacó un pequeño libro. - Bien pues, hoy te leeré un poco de el Marqués de Sade - Se aclaró la garganta y leyó en voz alta - Está novela se titula "Los crímenes del amor"... "Juliette y Rounai o la conspiración de Amboise. No bien hubo de vuelto la paz de Cateaou-Cambrésis a la Francia en 1559..." - Betty y... ¿Que edad tienes? - Interrumpí - ¿Ah? Tengo 25 joven Thomas - Aclaró una vez más su garganta para dejar salir su melodiosa voz. "La tranquilidad de que una multitud innumerable de enemigos la privaba desde hacía casi treinta años, cuando disensiones intestinas..." - Y ¿Tienes novio? O quizá ¿Eres casada? - - Amm... No joven Thomas. No tengo tiempo para tener novio. No hace mucho me gradué, así que este es mi primer empleo real - - Entonces... No eres casada eh? - Reafirmé. De pronto su rostro se torno diferente, toda esa energía que cargaba consigo se marchó. Parecía tan triste. - No, pero mi padre pretende arreglarme un matrimonio. Quizá no tenga escapatoria y no me quedé más que obedecer, porque eso hacen los hijos ¿no? - Dijo mientras miraba hacia la nada. - ¡Pero eso es terrible! - - Lo sé. Pero olvidemoslo y sigamos con la lectura - "Más peligrosas que la guerra, vinieron a acabar de perpetuar su seno. La diversidad de cultos que en ella reinaba..." - ¿Cuál es tu comida favorita? - Ella sonrió. - Joven Thomas, si me sigue interrumpiendo jamás terminaré de leer este libro y debo terminarlo por lo menos en tres semanas para continuar con otro. Además, de ésta lectura usted me entregara un breve reporte acerca de lo que entendió - - No te preocupes, estoy poniendo atención - Okey, mentí. Pero fue para no preocuparla - Por cierto, no necesitas tanta formalidad, no me digas "joven" ni me hables de usted. Soy solo Tom ¿de acuerdo? - - Bien, si con eso me dejaras continuar, lo haré. Te diré Tom, así... Simple - - ¡Perfecto! - La clase continúo, y como lo prometí, no interrumpí más. Cuando llegó la hora de marcharse, me levanté de mi asiento, tomé su mano y la beso sobre el dorso. - Ponte algo cómodo mañana, iremos a la colina a crear arte. Amo pintar sobre lienzo así que te enseñaré un poco - - Muy bien ¡Por fin saldré de esta prisión! - Exclamé feliz. - Así es. Con permiso, Tom - Se despidió haciendo una reverencia. Fuí directo a comer y después a descansar a mi habitación ¡Mañana sería un día grandioso! Estar en este encierro por 10 meses era ya suficiente castigo. Tomar un poco de aire fresco era todo lo que pedía. De pronto recorde lo que mencionó ¿Cómo era que su padre le estaba organizando un matrimonio arreglado? ¡Eso era tan retrógado! En estos tiempos, ya ni siquiera en la realeza se hacía eso, al menos ya no con tanta frecuencia. Me sentía molesto, asqueado e impotente al respecto. Estaba triste por ella al recordar su rostro cuando me habló acerca de eso. A la mañana siguiente Betty me llevó a un campo donde había una pequeña colina. Me explico un poco acerca de los métodos de pintar en lienzo. Ella acomodó su caballete lista para hacer una obra de arte. Dijo que yo podía pintar lo que yo quisiera, así que después de pensarlo bien me decidí. - A mi me encanta estar en el exterior, sentir el viento soplando sobre mi cara me hace sentir libre. Eso me inspira - - Ya veo. Así que tienes más cualidades que descubrir - Sonrió. - Me gustan muchas cosas, ya lo verás. Pronto te enseñaré un poco de música - - ¿Es en serio? ¿Sabes tocar algún instrumento? O ¿Cantas? - - Un poco de ambas - Dijo con algo de orgullo. - Wow! Cada minuto me impresionas más - - Gracias joven Thomas, me sonroja - Literalmente estaba sonrojada. Aún no había echo nada, ni siquiera estaba cerca de ella pero al parecer mis alagos le llegaron directo al corazón, o quizá solo le gustaba que elogiara su trabajo, sus habilidades como persona. - Bien, ya he terminado. Te mostraré mi cuadro y después tú me muestras el tuyo para calificarlo - Volteó su pintura ya finalizada. Era un hermoso paisaje, de exactamente dónde nos encontramos. La bellas flores estaban bien definidas, inclusive las hojas que se levantaban del suelo con la fuerza del viento. - Vamos ahora tu muéstrame el tuyo - Giré mi cuadro. Su sonrisa se torno a un estado de gran sorpresa. La dejé boquiabierta, y no era porque fuera un experto. En realidad era por lo que estaba grabado en el frío lienzo: su bello rostro. - ¡Wow Thomas! - Dijo llevando sus manos a la boca. - ¿Te gusta? - Pregunté poniéndome de pie junto a ella. - ¡Me fascina! Que gran talento tienes y bueno... No se diga del detalle que tuviste al dibujarme. ¡Que lindo! - Ambos volteamos a vernos a la cara, nuestras miradas se cruzaron. Mis ojos bajaron un poco apuntando a sus labios, yo solo pensaba en una cosa. Tragué saliva y lo pensé un poco más, no quería precipitarme tan rápido. Al final ella decidió interrumpir el momento. - Aaamm... La clase a terminado. Debemos irnos - Dijo dando media vuelta. Cerré los ojos y me mordí los labios antes de decir que si con la cabeza y guardar todo.Ya en la escuela, estaba más despistado de lo normal, no lograba concentrarme. Pensaba en la bella Lizzie, sus hermosos cabellos pelirrojos, sus delicadas curvas, las pecas de su nariz esos grandes y brillantes ojos jade, en fin... Toda su humilde belleza.Pero no solo pensaba en eso, también pensaba en que esa hermosa sonrisa escondía una gran tristeza. Quizá su interior estaba lleno de depresión, soledad y mucho dolor, algo que su dulzura quería evadir a toda costa.La campana del receso sonó sin entrar por mis oídos. Cuando reaccioné, voltee a ver a mi alrededor pero yo era el único que seguía dentro del aula. Me levanté, pero una chica entro al aula cerrando detrás de ella la puerta.- Hola Thomas - Dijo caminando hacia mí.- Aamm... Hola... ¿Te conozco? - Pregunté confundido.- Sí. Bueno en los pasillos siempre te saludo pero nunca he podido hablar contigo. Siempre estás rodeado de chicas -- ¡Oh! Pues lo siento mucho - Sonreí de lado.- No te preocupes. En realidad, varias de el
Ambas me tomaron por los brazos y me jalaron fuertemente haciéndome pasar.- Ven Tommy, siéntate ¿Quieres tomar algo? - Preguntó una de las chicas.- ¿Quieres algo de comer? - Preguntó la otra, acercándome un racimo de uvas.- Gracias preciosas. Que atentas son -Ambas se miraron, sabía que tramaban algo. Se sentaron una a cada lado mío y entrelazaron sus dedos por mis cabellos jugando con el.- Nos gustas mucho Thomas - Dijeron en coro.- Y ustedes a mí - Sonreí.Una de ellas comenzó a lamer el exterior de mi oído, mordisqueaba mi lóbulo, provocando que mi piel se erizara, mientras la otra desabrochaba mi chaqueta haciendo que resbalara por mis hombros, hasta caer en el sofá.Debo admitir que me puse algo nervioso. Ambas mujeres se habían puesto de acuerdo para hacerme caer ante sus provocaciones, y yo realmente me estaba desplomando.Bajó lentamente de mi oído a mi cuello, las partes más sencibles de mi ser. La otra dama, más atrevida, lamió mis labios haciéndome perseguirlos para q
El fin de semana llegó y Betty estaba lista para empezar las clases. -Muy buen día joven Thomas - Atravesó la puerta saludando. - ¡Hey! Ya habíamos hablado respecto a las formalidades - Dije. - Aamm... Si, lo siento es solo que no quiero que se mal interprete lo que pasó en la colina - Agachó la mirada sonrojada. - No, no para nada. Espero que no pienses mal de mi - En realidad había sido mi culpa, no quería hacerla sentir mal - Mejor olvidemos eso y dime... ¿Que haremos hoy? - - ¡Ah! Pues hoy veremos cultura general así que iremos a las calles para averiguar lo que la gente compra y vende en los pequeños puestos de la plaza - - Me parece muy interesante - Caminamos por las calles, nos detuvimos en algunos puestos armables con mesas, vendían de todo, desde vestidos lindos, zapatos, comida casera hasta dulces hechos en casa. Me encantan las golosinas así que me detuve ahí para poder probar algunas. Compré un macarrón, son mis favoritos, es un dulce realizado con leche de cabra
La escuela se me había hecho más aburrida, pesada y tediosa de lo normal. Yo estaba ansioso por ver a Betty y escuchar su respuesta.El timbre sonó, guarde el libro que estaba sobre mi mesa y corrí por el pasillo sin esperar a que me dieran el permiso, mis compañeros y profesor solo me vieron alejarme.Llegué a la fuente, miré mi reloj y me di cuenta que había llegado 10 minutos antes de la hora. No quería verme tan impaciente, mucho menos que Betty notará lo entusiasmado que estaba por verla, así que decidí sentarme a la orilla y cruzarme de piernas como siempre, como si nada a mi alrededor me importara, tranquilo y relajado.- ¡Hola, Thomas! Espero no haberte echo esperar mucho tiempo - Dijo al llegar.- No, no. Acabo de llegar - Respondí sonriendo - Bien pues, supongo que ya pensante tu respuesta -Dió un largo suspiro - Ay Tom yo... No puedo aceptar, me siento tan mal. Ya tuviste una confrontación con Julious, no quiero que te involucres más. Eres mi alumno y solo te deberían impo
Estaba tan sediento, tan agotado, los pies y los golpes de la espalda me mataban. Al entrar a la ciudad sabía que mi tormento estaba a punto de terminar. No quería ir a casa, aún me sentía con la emoción en las venas, me sentía alterado. Además todavía no había pensado en que le diría a mis padres con respecto a mis heridas. Sólo pensaba en una cosa: ver a Betty. Debía decírselo, contarle que yo solo había acabado con el monstruo, con el malvado dragón que la tenía prisionera, que ya no tenía que preocuparse más por Julious. Claro que tampoco iba a decirle que lo había asesinado, lo que menos deseaba era asustarla y alejarla de mi. No sé porque estaba pensando tanto en ella últimamente, me negaba a aceptar que realmente me sentía atraído, si quizá solo era eso, era una mujer hermosa y necesitaba la protección de un caballero, y yo en mi papel de príncipe, quería a alguien a quien proteger. Finalmente llegué hasta su casa, toque la puerta con gran fuerza. Un par de minutos después s
Nuestro beso era cada vez más intenso. Bajé mi mano hasta llegar a sus hombros y sentir la suave tela de su bata, la cual fuí quitando de su cuerpo poco a poco, como si el tiempo se fuese deteniendo, no teníamos prisa. Mis labios y los suyos seguían conectados, y nuestras lenguas sincronizaban a la par, como si fuesen piezas de rompecabezas que encajaban a la perfección. Tomé delicadamente con mis dedos, los tirantes de su camisón y los baje hasta dejar al descubierto sus hermosos y perfectos senos. Por un momento temí al pensar en que pondría resistencia, pero en realidad me sentía agradecido por estar viviendo está experiencia y que ella me permitiera hacerla mía. Me puse de pie, jalandola hacia mí. El fino camisón de satín resbaló por sus caderas hasta llegar al suelo. La levanté por los aires y la cargué entre mis brazos, llevándola a la cama. La recosté suavemente, admiré su bello cuerpo por un breve instante. Estaba casi desnuda frente a mis ojos que la comían por completo con
Atravesé la puerta de la escuela corriendo. Y de pronto me encontré en los pasillos al que menos deseaba ver.- Hey Tom ¿Dónde has estado? Esta mañana no te ví en el comedor del castillo - Dijo Terrence.- Aamm... Es que... - Rasque mi nuca - Se me hizo tarde, no me dió tiempo de desayunar, corrí a la escuela y bueno, aquí estoy -- Si bueno... Oye pero ¿Que te pasó? Tienes golpes en el rostro - Acercó su mano a mi rostro.Retrocedí para que no me tocara, aún me dolían - No es nada, me tengo que ir -Di media vuelta y entre a mi aula. Aún no sabía que decir respecto a mis heridas, pero tenía que pensar en una historia que convenciera, tarde o temprano Terrence le diría a mis padres o ellos mismos lo notaría. Quizá los raspones y cortadas de la espalda podría esconderlos, pero los golpes del rostro era imposible.En clases no me sentía aburrido, estaba totalmente feliz, no me importaba toda esa habladuría barata de los profesores. Estaba ahí sentado, recordando cada segundo junto a Bet
... Llegamos a la orilla del río, era un día hermoso y soleado, el paisaje era perfecto, lleno de paz. Betty acomodó su caballete, se colocó al frente del arroyo y se sentó a crear. Yo no podía quitarle los ojos de encima, me gustaba pintar, pero me gustaba más ella, por encima de todo. Me levanté y me acerque por detrás. Besé su cuello haciendo erizar su piel - ¡Tom! Por Dios, aún estamos en clase - - Lo se, pero es imposible no verte. Eres hermosa - Bajó el pincel, giró y me miró a los ojos. Yo solo deseaba besar sus labios, nos perdimos en una húmeda y cálida pelea de lenguas, que aumentaba cada vez más su efervescencia. La tomé por la espalda y la pegué hacia mi cuerpo. Su pecho estaba comprimido al mío, podía sentir sus latidos, su corazón vibrando. Era como leer sus pensamientos, sabía que ese beso la estaba calentando. Poco a poco levanté su falda, se que ella podía sentirlo pero no me detuvo. Metí mis manos por debajo acariciando sus muslos, llegué hasta sus preciosos glút