El día tan odiado había llegado, desperté y fui directo a desayunar. Una vez en la mesa creí que si hablaba con mis padres ellos me retirarían el castigo. Pero al pedírselo ellos se negaron rotundamente.
- Pero esa vie... Digo, mi profesora se irá. No le veo sentido seguir con las clases - - Traerá a alguien de confianza - Respondió mi padre. - Es su nieta. No dudo que sea igual de buena e inteligente que ella. Debes tratarla bien, con respeto y poner atención a sus clases - Agregó mi madre. - ¡No puede ser! - Dije en voz baja. Fui a darme una ducha en la tina, totalmente desanimado. Llego la hora de la clase y como cada fin de semana, mi maestra hablaba sin parar, yo estaba que me dormía del aburrimiento. Después de 5 largas y tediosas horas, miró su reloj y se levantó de su asiento - Joven Thomas, me marcho, ya es la hora de irme. Pero no sin antes presentarle a mi nieta, que debe estar afuera esperando - Abrió la puerta y ahí estaba parada con la mano arriba, como si estuviese a punto de tocar. Realmente no era lo que esperaba. Me comí cada una de mis horribles palabras. Tragué saliva y totalmente sorprendido me levanté de mi asiento, inmóvil. Esperando escuchar una sola palabra salir de esos rosados y carnosos labios. - ¡Oh, Betty! Llegas a tiempo. Pasa Adelante - Ella cruzó la puerta y sonrió. Era como ver a un ángel pelirrojo sonreír. - Señor Thomas, le presento a su nueva profesora de pedagogía. Mi nieta Betty - Estire mi brazo y le di la mano lanzando una sutil sonrisa de medio lado - Es un gran honor, señorita - Dije antes de besar el dorso de su mano. - El honor es mío, príncipe Thomas - Solté su mano poco a poco. No quería que mal interpretarán mi saludo y mi castigo aumentara. Claro que había visto su belleza y frescura, pero era una mujer en toda la extensión de la palabra. Jamás se fijaría en un puberto como yo. - Bueno pues me despido - Dijo la anciana - Espero que sus clases de regularización le ayuden a ser un hombre de bien - - Es lo que más deseo - Dije para quedar bien con la bella dama. - Y ojalá un día nos volvamos a ver - - Ajá si, claro, eso espero - Dije sonriendo, esperando que no notarán el sarcasmo en mis venas. - Hasta luego joven Thomas. Nos veremos el próximo fin de semana - Habló la pelirroja dando media vuelta y saliendo detrás de su abuela. - La espero con ansias - Alcance a decir antes de que la puerta cerrara. Me senté y recargue mi cabeza sobre mi mano. Suspiré pensando en su belleza, en sus ojos color esmeralda, era como ver reflejados a los míos en sus pupilas. Tenía que despertar de este sueño, no podía cometer un error más. No debía pensar si quiera en tratar de conquistar a mi nueva profesora o mi castigo sería peor al que ya tenía. Me levanté y fui a echarme agua en la cara. Después me dió hambre y caminé a la cocina, dónde ya se encontraba Terrence junto a Jane. Al parecer ya estaban saliendo juntos y trataban de cocinar algo. - Hola Thomas ¿Que tal van las clases de regularización? - Preguntó Terrence. No sé si se estaba burlando de mí o solo quería hacer las pases conmigo. - Bien. De echo, mejor que nunca. Han mejorando bastante - Respondí con una gran sonrisa de oreja a oreja. - Me alegra saber que ya no se te complican - - No. Es más, te agradezco todo - Tomé una manzana, le di una mordida y salí de ahí. Ambos se miraron sin entender, pero siguieron con lo suyo. La semana en la escuela está marchando más lento que otras veces, en verdad era una molestia. Esta vez quería que el fin de semana llegara pronto para ver la belleza de aquella mujer. Aunque tampoco me la estaba pasando tan mal. Las chicas seguían tras de mi, no podían resistirse a mis encantos. Era un seductor natural, tan solo con una sonrisa las hacía suspirar. Claro que sabía que debía tener extrema precaución, así que se me ocurrió la gran idea de ir detrás de las jardineras del patio a practicar algunos buenos besos. Llevé a dos... O quizá a tres chicas en esos días. La última de ellas era más atrevida. Mientras nuestras lenguas se encontraban jugando la una con la otra, tomo mi mano y la dejo entrar por debajo de su blusa. Toqué su sostén con mis dedos y pensé en que me estorba. Lo hice a un lado y masajee sus pequeños senos, mientras que con mi otra mano apretaba sus nalgas y jalaba sus caderas hacia mi firme erección. Unos minutos después me despegue de ella, le di media vuelta y le di una pequeña palmada en sus glúteos - Ya es hora de ir a clases. Vamos, no queremos meternos en problemas ¿verdad? - Sin cuestionar, me lanzó una sonrisa y se marchó. Yo salí de atrás de aquella jardinera un par de pasos después. Me iba limpiando la humedad de los labios, pero justo iba pasando mi tan molesto hermano - Espero que no sea lo que estoy imaginando - Dijo alzando una ceja. - ¡Aaaggh! - Gruñé volteando los ojos y sentándome un momento en la jardinera, cruzado de piernas. - Me enteré que mañana tendrás nueva maestra en tus clases de regularización - - Si, así es - Respondí mirando mi reloj, como si no me importara su charla. - Bien, pues espero que te vaya bien. Yo saldré mañana con Jane, nos estamos entendiendo muy bien, creo que pronto le pediré que sea mi novia - Dijo con una gran sonrisa. Realmente parecía entusiasmado. - !Felicidades¡ me alegro por ti - Dije mirándolo a la cara y regalandole una de mis sonrisas - - Gracias hermano - - Por un momento creí que eras gay - Obviamente mis felicitaciones eran una clase de sarcasmo que él no había entendido. Torció la boca sin responder - Tengo algo de curiosidad, dime ¿Que se siente estar enamorado? - - Amm... Pues - Terrence se sonrojó, subió su mano y rasco su nuca - Creo que es el más bello sentimiento, es como sentirte pleno, feliz. Cómo tener un motivo para despertar cada día. Quierer ser mejor persona, poder proteger... - Interrumpí. Subí mi mano en señal de alto. - ¡Basta! Ya, ya, ya entendí - Me puse de pie frente a él - ¡Wow! Gracias hermano. Has provocado que me dé náusea. Que cursi eres - Di media y caminé sin mirar atrás, dejándolo ahí parado completamente avergonzado, o quiza enojado. La verdad no me interesaba mucho. Al fin, el sábado llegó. Me levanté temprano. Me fui a desayunar y rápidamente fui a ducharme. Me cepille el cabello, me mire al espejo y me perfume. No sé, pero inexplicablemente me sentía tan motivado, quizá las clases extras ya me estaban agradando ¿quién sabe?Betty llegó, yo ya me encontraba en la oficina más que listo.- Joven Thomas, que puntual - Dijo sonriente.- ¡Claro! Mi padre me enseñó a que nunca se debe dejar esperando a una dama -Me lanzó una sonrisa y se sentó del otro lado del escritorio.- Bueno joven Thomas, sé que estoy aquí como sucesora de mi abuela, y que usted está aquí como castigo. En realidad mi abuela no me dió muchos detalles, pero supongo que son más duros con usted por ser el príncipe -- Aammm... - Agaché la cabeza, no quería decir nada. Era mejor que no se enterará.- Sé muy bien lo que es pasar por esa edad. Y también se que aún le falta mucho para ser libre de estás clases extras así que, yo prefiero tomar otro método, nada parecido a mi abuela, yo soy más comprensiva -- ¿En verdad? Uufff - Expresé.- Sí. Creo que salir un poco no le haría nada mal. Tendremos clase de artes, música, cultura general, entre todo lo aburrido -- ¡Wow! Me parece maravilloso -- ¡Bien! Entonces comencémos -Abrió su bolso y sacó
Ya en la escuela, estaba más despistado de lo normal, no lograba concentrarme. Pensaba en la bella Lizzie, sus hermosos cabellos pelirrojos, sus delicadas curvas, las pecas de su nariz esos grandes y brillantes ojos jade, en fin... Toda su humilde belleza.Pero no solo pensaba en eso, también pensaba en que esa hermosa sonrisa escondía una gran tristeza. Quizá su interior estaba lleno de depresión, soledad y mucho dolor, algo que su dulzura quería evadir a toda costa.La campana del receso sonó sin entrar por mis oídos. Cuando reaccioné, voltee a ver a mi alrededor pero yo era el único que seguía dentro del aula. Me levanté, pero una chica entro al aula cerrando detrás de ella la puerta.- Hola Thomas - Dijo caminando hacia mí.- Aamm... Hola... ¿Te conozco? - Pregunté confundido.- Sí. Bueno en los pasillos siempre te saludo pero nunca he podido hablar contigo. Siempre estás rodeado de chicas -- ¡Oh! Pues lo siento mucho - Sonreí de lado.- No te preocupes. En realidad, varias de el
Ambas me tomaron por los brazos y me jalaron fuertemente haciéndome pasar.- Ven Tommy, siéntate ¿Quieres tomar algo? - Preguntó una de las chicas.- ¿Quieres algo de comer? - Preguntó la otra, acercándome un racimo de uvas.- Gracias preciosas. Que atentas son -Ambas se miraron, sabía que tramaban algo. Se sentaron una a cada lado mío y entrelazaron sus dedos por mis cabellos jugando con el.- Nos gustas mucho Thomas - Dijeron en coro.- Y ustedes a mí - Sonreí.Una de ellas comenzó a lamer el exterior de mi oído, mordisqueaba mi lóbulo, provocando que mi piel se erizara, mientras la otra desabrochaba mi chaqueta haciendo que resbalara por mis hombros, hasta caer en el sofá.Debo admitir que me puse algo nervioso. Ambas mujeres se habían puesto de acuerdo para hacerme caer ante sus provocaciones, y yo realmente me estaba desplomando.Bajó lentamente de mi oído a mi cuello, las partes más sencibles de mi ser. La otra dama, más atrevida, lamió mis labios haciéndome perseguirlos para q
El fin de semana llegó y Betty estaba lista para empezar las clases. -Muy buen día joven Thomas - Atravesó la puerta saludando. - ¡Hey! Ya habíamos hablado respecto a las formalidades - Dije. - Aamm... Si, lo siento es solo que no quiero que se mal interprete lo que pasó en la colina - Agachó la mirada sonrojada. - No, no para nada. Espero que no pienses mal de mi - En realidad había sido mi culpa, no quería hacerla sentir mal - Mejor olvidemos eso y dime... ¿Que haremos hoy? - - ¡Ah! Pues hoy veremos cultura general así que iremos a las calles para averiguar lo que la gente compra y vende en los pequeños puestos de la plaza - - Me parece muy interesante - Caminamos por las calles, nos detuvimos en algunos puestos armables con mesas, vendían de todo, desde vestidos lindos, zapatos, comida casera hasta dulces hechos en casa. Me encantan las golosinas así que me detuve ahí para poder probar algunas. Compré un macarrón, son mis favoritos, es un dulce realizado con leche de cabra
La escuela se me había hecho más aburrida, pesada y tediosa de lo normal. Yo estaba ansioso por ver a Betty y escuchar su respuesta.El timbre sonó, guarde el libro que estaba sobre mi mesa y corrí por el pasillo sin esperar a que me dieran el permiso, mis compañeros y profesor solo me vieron alejarme.Llegué a la fuente, miré mi reloj y me di cuenta que había llegado 10 minutos antes de la hora. No quería verme tan impaciente, mucho menos que Betty notará lo entusiasmado que estaba por verla, así que decidí sentarme a la orilla y cruzarme de piernas como siempre, como si nada a mi alrededor me importara, tranquilo y relajado.- ¡Hola, Thomas! Espero no haberte echo esperar mucho tiempo - Dijo al llegar.- No, no. Acabo de llegar - Respondí sonriendo - Bien pues, supongo que ya pensante tu respuesta -Dió un largo suspiro - Ay Tom yo... No puedo aceptar, me siento tan mal. Ya tuviste una confrontación con Julious, no quiero que te involucres más. Eres mi alumno y solo te deberían impo
Estaba tan sediento, tan agotado, los pies y los golpes de la espalda me mataban. Al entrar a la ciudad sabía que mi tormento estaba a punto de terminar. No quería ir a casa, aún me sentía con la emoción en las venas, me sentía alterado. Además todavía no había pensado en que le diría a mis padres con respecto a mis heridas. Sólo pensaba en una cosa: ver a Betty. Debía decírselo, contarle que yo solo había acabado con el monstruo, con el malvado dragón que la tenía prisionera, que ya no tenía que preocuparse más por Julious. Claro que tampoco iba a decirle que lo había asesinado, lo que menos deseaba era asustarla y alejarla de mi. No sé porque estaba pensando tanto en ella últimamente, me negaba a aceptar que realmente me sentía atraído, si quizá solo era eso, era una mujer hermosa y necesitaba la protección de un caballero, y yo en mi papel de príncipe, quería a alguien a quien proteger. Finalmente llegué hasta su casa, toque la puerta con gran fuerza. Un par de minutos después s
Nuestro beso era cada vez más intenso. Bajé mi mano hasta llegar a sus hombros y sentir la suave tela de su bata, la cual fuí quitando de su cuerpo poco a poco, como si el tiempo se fuese deteniendo, no teníamos prisa. Mis labios y los suyos seguían conectados, y nuestras lenguas sincronizaban a la par, como si fuesen piezas de rompecabezas que encajaban a la perfección. Tomé delicadamente con mis dedos, los tirantes de su camisón y los baje hasta dejar al descubierto sus hermosos y perfectos senos. Por un momento temí al pensar en que pondría resistencia, pero en realidad me sentía agradecido por estar viviendo está experiencia y que ella me permitiera hacerla mía. Me puse de pie, jalandola hacia mí. El fino camisón de satín resbaló por sus caderas hasta llegar al suelo. La levanté por los aires y la cargué entre mis brazos, llevándola a la cama. La recosté suavemente, admiré su bello cuerpo por un breve instante. Estaba casi desnuda frente a mis ojos que la comían por completo con
Atravesé la puerta de la escuela corriendo. Y de pronto me encontré en los pasillos al que menos deseaba ver.- Hey Tom ¿Dónde has estado? Esta mañana no te ví en el comedor del castillo - Dijo Terrence.- Aamm... Es que... - Rasque mi nuca - Se me hizo tarde, no me dió tiempo de desayunar, corrí a la escuela y bueno, aquí estoy -- Si bueno... Oye pero ¿Que te pasó? Tienes golpes en el rostro - Acercó su mano a mi rostro.Retrocedí para que no me tocara, aún me dolían - No es nada, me tengo que ir -Di media vuelta y entre a mi aula. Aún no sabía que decir respecto a mis heridas, pero tenía que pensar en una historia que convenciera, tarde o temprano Terrence le diría a mis padres o ellos mismos lo notaría. Quizá los raspones y cortadas de la espalda podría esconderlos, pero los golpes del rostro era imposible.En clases no me sentía aburrido, estaba totalmente feliz, no me importaba toda esa habladuría barata de los profesores. Estaba ahí sentado, recordando cada segundo junto a Bet